Partida Rol por web

Vicnan se sentó y escuchó a Julieth con atención. Alguien que se sentía tan segura hablando de conspiraciones debía tener no uno, sino varios ases bajo la manga o, en este caso, su corsé.

Cuando terminó miró a Ildyra y tomó la palabra.

- Queremos tres cosas - dijo, tratando de sonar tan seguro como su anfitriona - Primero, averiguar si el vampiro arruinó la imagen de la Hermandad en esta ciudad. Qué piensan los nobles, qué se escucha en la calle. ¿Todavía confían en nosotros y en nuestros valores los habitantes de Norul? -

Hizo una pausa y continuó: - La segunda tiene relación con la primera. Si nuestra imagen fue dañada, ¿a quién tenemos que impresionar para que esa imagen mejore? ¿A quién tenemos que silenciar para que los falsos rumores se detengan? -

El joven inquisidor se detuvo en ese punto. Todavía faltaba mencionar el asunto de la Iglesia de Iomedae, pero prefirió dejar ese tema en manos de su compañera.

Las palabras de Balthor provocaron que Julieth lo observara con una sonrisa pícara en sus labios. Sin duda disfrutaba provocando aquel efecto en los hombres. Por otra parte cuando Agatosh introdujo el motivo de su visita está adoptó un rostro más serio y profesional; sin embargo cuando este terminó su rostro se tornó de nuevo pícaro y seductor. 

—Me encanta cuando te pones serio cariño— dijo pasados unos segundos en los solo miro fijamente al alquimista—. Por supuesto que os ayudare. La información que me has dado me sirve como el pago del anterior favor. Para cuando este juego de sombras termine, me encantaría saber quien es el vampiro y todos sus siervos. 

» Zalgrán Grigory vive en la periferia de los barrios nobles, una de las casas de la Plaza de los Recuerdos. Lugar protegido por una guardia mucho mejor formada y equipada que las de estos lares— añadió poco después con voz calmada—. Si lográis sortearla, la mansión Grigory no tiene ningún soldado que custodie sus paredes, tan solo personal de servicio, el cual es bastante reducido. Desde que sus padres murieron, Zalgrán ha intentado esconder la losa de la pobreza con gran esfuerzo; sin embargo todo se sabe.

Mientras la hermosa madame dejaba cabalgar su dulce voz, Caidus aprovechó aquellos momentos de tranquilidad para observar a su alrededor; sin embargo lo que le llamó la atención no fue lo que vio, sino lo que oyó. Juraría que el suelo de madera cercano a Julieth había chirriado levemente. ¿Había alguien más en la sala? 

—Normalmente le gusta frecuentar la taberna de Lym. Quizás decir que le gusta quedarse corto. Es un alcohólico empedernido vestido con buenas galas que gasta sus ahorros en emborracharse cada día— añadió poco después con una mueca de desagrado—. A pesar de ello tendría mucho cuidado con él, pues aún estando borracho es un oponente formidable. Más de un burgués o noble han encontrado su final al retarle a un duelo.

Puso su mejor cara de poker, o al menos intentó hacerlo. Esa mujer le enervaba, con esa posición, ese estilo... Era lo opuesto a ella, ¿no? O quizás había un punto de envidia, esa mujer era dueña de si misma, Aerin también lo era, pero de una manera extremadamente distinta, mucho más controlada, menos natural quizás, la diferencia entre una grácil hoja aparentemente mecida por el viento y una roca que aguantaba la tempestad.

- Ya, me imagino que mi amigo ya te ha pagado lo de la última vez. Verás, se me ha perdido algo en la torre arcana, y me gustaría saber como colarme dentro. El cambio de archimago me ha supuesto ciertas... pérdidas, y me gusta acabar mis proyectos.

Ildyra entró en el pueblo en silencio, nerviosa pero decidida. Había tenido en su mente decenas de conversaciones en este lugar, pero al llegar se quedó en blanco. Aquella mujer parecía una experta, por lo que practicamente la totalidad de sus conversaciones iban a acabar mal para ella. Eliminando aquellos pensamientos se decidió a tantear el terreno poco a poco.

-También nos gustaría obtener información contrastada, o al menos pistas con cierto fundamento sobre los nobles, adinerados y templos de la ciudad. Si nosotros, extranjeros, nos hemos enterado, seguro que los verdaderos entendidos saben mucho más.

-Si no se nos ocurre otra cosa, puedo ser una de sus chicas nuevas, a los nobles suele encantarles la carne fresca, sobretodo si es algo que no pueden tomar.

Mercer estaba maravillado por la belleza de la mujer, no podía evitar que sus ojos cayeran en la tentación de ver los generosos atributos de la bailarina y eso le avergonzaba, haciendo que sus mejillas se sonrojen. Afortunadamente su capucha ocultaba el rubor de su rostro, pues no quería demostrar que no estaba del todo concentrado en lo importante en su primera misión.

Se había jurado que lograría convertirse en un hermano juramentado, tal como quienes lo acompañaban, por eso debía evitar seguir cayendo en distracciones. Es por eso que aprovechando que Aerin parecía tener la situación bajo control se acercó a Abelgos. —¿Algo que te llame la atención? — Se imaginaba la respuesta que recibiría así que añadió. —Aparte de la bailarina. —

"¿Hacerse pasar por cortesana?" A simple vista el semielfo no aprobaba el plan, pero por respeto a Ildyra no dijo nada. Prefirió agregar algo sobre la Iglesia.

- Además tenemos sospechas de que el Templo de Iomedae podría estar controlado por ghouls del vampiro. ¿Han habido rumores al respecto? -

Aquella confirmación le hizo soltar el aire, aliviado, aún sin saber que lo tenía contenido. También le devolvió la sonrisa al rostro, una gesto sincero y pícaro también que dirigido a la mujer, quien en seguida empezó a hablar. Escuchó todo lo que dijo, guardando esa imagen para si, y cuando acabó de contar lo que sabía se puso en pie.

—¿Nos podrías indicar? Prefiero no ir preguntando por ahí —Esperó a que así lo hiciera y asintió al final—. Gracias por la información. Si nadie más tiene preguntas, deberíamos irnos ya; será mejor que hablemos de nuestro próximo paso en otro lugar, así no involucramos a nadie demasiado. —Guiñó un ojo a Julieth—. Si todo sale bien, nos veremos pronto de nuevo.

Ya a solas los cuatro, tras haberse despedido sutilmente, con un simple cabeceo, de los demás Vigilantes, y tras asegurarse de que nadie escuchaba (o al menos tener la sensación de que así era), se volvió hacia sus compañeros y se llevó una mano a la barba, pensativo.

—Tenemos que decidir si colarnos en su mansión o pillarle borracho en la taberna. Para cualquiera de las dos cosas, imagino que nos vendría bien esperar a la noche —dijo en voz baja.

El estoicismo habitual de Caidus le permitió no reaccionar ante su hallazgo en la habitación de Julieth. Cuando estuvo en la mesa con sus compañeros, tras haber ignorado deliberadamente al resto de Vigilantes, habló después Agatosh, imitando su discreto tono:

—Había algo o alguien más en esa habitación. No he podido averiguar nada más y las posibles implicaciones abarcan demasiadas posibilidades como para tenerlas todas previstas.—empezó—Sobre lo otro, ya que nuestro objetivo es hacérselo saber al nuevo ocupante—no quería mencionar a Shandall allí sabiendo que Julieth ocultaba cartas, y esperaba hacerse entender—, y nuestro tiempo es limitado como para planear algo complejo. Creo más factible buscarlo en la taberna. Allí uno de nosotros, podrá provocarle y terminar retándole o siendo retado a un duelo. Una vez solos, puedo intentar dormirle. Si eso falla, entre los 4 deberíamos poder reducirlo y amordazarlo o engrilletarlo. ¿Tenéis alguno grilletes? ¿Otra sugerencia?

La mujer era increíblemente bella, pero por su forma de hablar sin duda era una comerciante. A Cylina le costaba mucho confiar en otros y por eso no tenía muy claro porque lo hacían tan a la ligera con esa mujer, habían propuesto usar ese lugar como punto de reunión y le hablaban sobre su objetivo sin tapujos. Vio como Mercer se acercaba a Abelgos para decirle algo y ella hizo lo propio, puesto que el si la había conocido antes.

—¿Hasta qué punto confiamos en esta mujer?— dijo susurrando a ambos hombres. —Porque de primeras parece alguien cuyos principios dependen de la cantidad de monedas que tenga delante.

Julieth era un prodigio, les dio la información sin pestañear en un momento, Balthor estaba deseando llevarla a una cabaña y quitarle ese vestido que seguro que es muy incomodo... parpadeó fuertemente, estaba divagando y estaban ahora mismo a otra cosa.

- Muchas gracias señora, espero verla de nuevo pronto, cuando hayamos solucionado todo claro, no por otra cosas, o por que este deseando venir aquí por que sí- Balthor parecía un adolescente demasiado hormado, sería tierno si no fuera un mastodonte.

Una vez fuera todos andaban discutiendo sobre el plan.

- Seguro que había alguien más en la habitación, una mujer como esa necesita seguridad, y cariño también... pero seguro que es por seguridad, y por tener grabado lo que hemos hablado.- se estaban animando para ir a la taberna, pero Balthor no lo veía claro - pero los nobles, no suelen ser gente que tiene apoyos, si le damos de ostias en público los mismo los guardias nos ostian ha nosotros. No somos nadie en la ciudad, si la mansión anda tan vacía puede ser mejor sitio.

Poco o nada. -Respondí rápidamente en el mismo tono de voz bajo, aunque cuchichear entre los tres quizá fuese de mal gusto. -Lo mismo que en cualquier persona de la ciudad teniendo en cuenta el control mental y como la telaraña estaba extendida cuando llegamos. Si que lo parece, y si que confío en que el beneficio que ella pueda sacar con nosotros sea suficiente al igual que confío en el criterio de Aerin que hasta ahora a demostrado ser... bueno.

¿Quieres aportar algún plan alternativo de ultimo momento?

Julieth escuchó en silencio las peticiones de Vicnan e Ildyra. En el proceso miraba a ambos Vigilantes. Los ojos de la mujer danzaban de un rostro a otro, sin duda observando sus perfilados y hermosos rasgos. 

—El rescate del anterior archimago a través de violencia y asesinato es algo que ha sembrado la semilla de la duda en mas de un habitante de Norul. Por el momento el supuesto vampiro no ha causado ningún tipo de daño en vuestra imagen, tan solo las acciones que realizasteis aquí—comenzó a explicar—. La mayoría de las familias de origen humilde aún creen en vuestra causa. No han olvidado todavía el acoso del hambre en sus estómagos y el miedo a dormir por las noches por un posible ataque de unos malnacidos; sin embargo muchos nobles y burgueses del lugar no lo ven así. Consideran que los Vigilantes se están extralimitando al realizar el papel de verdugo, obviando su función principal: proteger

» Realmente no es más que la típica indignación de los poderosos al ver limitados sus derechos como entidades “superiores”, buscando por ello cualquier excusa para desacreditaros y así recuperar parte de su poder perdido. Al menos es lo que creo—añadió con voz seria—. Si queréis mejorar la situación, solucionar el tema del vampiro cuanto antes. Mientras tanto yo recordaré ciertos momentos del pasado a las gentes de Norul,  para que recuerden los beneficios de estar protegidos por la hermandad. 

Cuando Ildyra comentó la posibilidad de convertirse en una de las chicas de la hermosa madame, esta sonrió de manera lobuna. 

—Si quieres confirmar lo que os he comentado y sabes bailar o cantar, puedes trabajar en este lugar. Eres hermosa, sin duda más de un ricachón reclamara tus servicios— respondió finalmente tras unos segundos de reflexión—. El problema de tu plan es que los miembros de la iglesia tienen prohibido entrar a este sitio que llama al pecado. Los pocos miembros que quiebran sus votos de manera temporal al venir, no es que sean habladores precisamente. Si queréis información del templo de Iomedae me temo que no puedo ayudaros. 

» Vuestros compañeros ya han utilizado el término ghoul, no se que es— puntualizó antes las palabras de Vicnan—. No se como reconocerlos ni nada, entonces no puedo ayudaros en esa parte.

Julieth arrugó el gesto al ver como tres del grupo se apartaban ligeramente y comenzaban a susurrar entre ellos. A pesar de ello la hermosa madame no dijo nada, pues casi toda su atención estaba centrada en Aerin. 

—¿Entrar en la torre arcana eh?— preguntó con sorna—. Existe una manera, aunque quizás no os acabe de gustar. El personal de la Espita Dorada se encargaba de suministrar diferentes víveres a la torre arcana; sin embargo con el cambio de archimago el personal humano ha sido sustituido por un constructor. Este se encarga de empacar las provisiones y de llevarlas a la escuela de magia. 

» Uno de los estudiantes cree que esta creación es excepcionalmente extraña, ya que al parecer tiene consciencia. Es decir, no es una mole de metal irracional. El problema es que en algún punto de su creación hubo una falla, creándose entonces un constructor con tendencias sádicas. Mi contacto descubrió este suceso cuando el golem se deleito al ver un gato agonizar al ser aplastado por la rueda de un carromato— explicó con voz relajada—. Este es mi plan. Podríais colaros en la torre dentro de las cajas, desviando atención del golem con un suceso donde algo muera con gran sufrimiento. ¿Otro gato quizás? 

Mientras la hermosa mujer dejaba cabalgar su dulce voz, Abelgos aprovechó aquellos momentos de tranquilidad para observar a su alrededor; sin embargo lo que le llamó la atención no fue lo que vio, sino lo que oyó. Juraría que el suelo de madera cercano a Julieth había chirriado levemente. ¿Había alguien más en la sala?

Julieth asintió antes las palabras de Balthor y explicó a Agatosh que La Plaza de los Recuerdos se encontraba en el centro del barrio aristócrata. Con eso debería bastar al grupo de Vigilantes, pues la seductora mujer no podía abandonar su negocio. Además aún tenía que hablar con el resto de sus compañeros. 

Sin prisa, pero sin pausa, el grupo abandonó El Beso de la Driade y se cobijó bajo el lóbrego abrazo del callejón. Lugar en el que pudieron tener una conversación privada, lejos de miradas indiscretas. 

—Tal como dijo la señorita Julieth, el joven caballero es un brillante espadachín. Por ello creo que deberíamos retarlo antes a un duelo de bebida o algo similar. Cuando más embriagado este, menos riesgo correremos— dijo el anciano con una voz cargada de una resonancia particular—. Después esperaría a que regrese a su casa para luchar con él. Tal y como dice Balthor no es algo que podamos hacer en público. Además de que un posible duelo marcial sin duda atraerá a los curiosos. De modo que está completamente descartado a mi parecer. 

» Otra opción es que mientras uno le reta a un duelo de bebida, los demás nos infiltremos en su casa, preparemos una emboscada y de paso preparemos la carta con el emblema de la familia Grigory— sugirió Nalen´Dag poco después.

- Gracias, estoy seguro que si actuamos con mesura reforzaremos la buena imagen - dijo Vicnan a modo de autocrítica. Y agregó: - por ahora tendríamos que encargarnos de investigar el Templo. ¿Llegan peregrinos de otros pueblos? tal vez podemos hacernos pasar por una pareja de sirvientes de Iomedae -

- Yo soy un servidor de Sarenrae - admitió con orgullo - pero he leído suficiente sobre La Dama del Valor como para hacerme pasar por uno de sus seguidores. ¿Qué opinas Ildyra? -

El plan le gusta mas bien poco, no por el hecho de sacrificar o no un animal que tampoco era muy partidario si no por que un acto sádico como ese si era asociados a la hermandad pues tendría consecuencias negativas para la frágil popularidad que ya hubiese.

El tema empezaba a ser cargante, como descendiente accidental de un drow en muchos lugares he sufrido animadversión y rechazo por razones obvias y mi respuesta ante esas situaciones fue siempre la de ignorarlo o incluso disfrutar a veces de ello. Pero ahora no podía adoptar esa política y eso era lo cargante.

Entonces es cuando oye ese crujido, tan propio de los tablones de madera cuando se le pone peso y cede. Valoré mil opciones en un fugaz instante y todas eran malas o peores. Así qué sin preámbulo alguno me desplacé un pocos pasos a un lado para que mis compañeros no me estorbasen, con un grácil gesto me llevé mi arco a la mano y de forma fluida con la otra cargué dos flechas que salieron de inmediato disparadas al aire, ahí donde creía que había crujido la madera.

Dada la respuesta del Abelgos no entendía la confianza que otros de su grupo parecían depositar en esa mujer, el plan que esta les proponía parecía bastante fácil, demasiado fácil y eso nunca era bueno. Por otro lado si la cosa se torcía, un golem era normalmente un enemigo a tener en cuenta y uno que podía pensar no sonaba nada bien.

Estaba sopesando las posibilidades cuando el semi-drow sacó su arco para atacar a nadie, no sabía que le pasaba ni porque lo hacía, pero por puro instinto empezó a bajarse la capucha a la espera de lo que pudiera pasar.

No sabía si era por seguridad o alguien les había estado espiando, pero en cualquier caso, ya era tarde para darle vueltas; lo que tuviera que ser, sería, y en ese momento solo quedaba tomar una decisión. Los consejos de Nalen'Dag respecto a eso fueron bien recibidos, y Agatosh asintió con una sonrisa.

—Parece que tenemos un plan, ahora si que si. Si no os importa, yo me encargaré de esa competición de bebida, vosotros id a colaros en la casa y preparadlo todo. Nos veremos allí más tarde.

Se notaba que era una mujer dura y sin escrúpulos, una enemiga peligrosa en cierta forma, un paso en falso y se verían en problemas. No era algo que no hubiese hecho en otras ocasiones. Sin embargo, los miembros de la hermandad eran algunos más pusilánimes. Al menos el grupo estaba bien escogido. La peliblanca parecía tener su genio y no importarle hacer alguna barbaridad, ya había visto como se las gastaba el semidrow y Mercer... no lo conocía aún para aventurarse, pero parecía sólido.

Su mente fantaseo con meterla a ella en la caja muerta, pero descartó la posibilidad en el momento. Iba a responderla cuando el mestizo decidió asaetar a algo... - Disculpe el disparo, mi compañero es eficaz en el trabajo, no creo que suponga ningún problema, no iba contra usted - Cualquier otro se hubiese alterado, pero ella sabía que estaba en una mesa de negociaciones y puso su mejor cara de poker. Mostrar debilidad ahora mismo era un riesgo, sobretodo con una mujer así. Confiaba en que si había un polizón o algo ellos pudiesen detenerlo, el momento de tomar una posición de fuerza era ahora. Sólo esperaba que no fuese un miembro del establecimiento y se ofendiese - ¿Tiene usted gatos, madame? No sé por qué, pero le pegaría. ¿Podríamos tomar prestado el que tiene la flecha clavada o es de la casa?

Su familiar se agitó en el zurrón. No, prefería que no supiese cuan profunda era su relación aún. Esperaba que no la liase, pero la mención a los gatos le había incomodado.