Partida Rol por web

Pese a lo complicado de la situación, conseguimos que caigan un par de bichos por mi flanco, pero la satisfacción desaparece y el pánico llega cuando nos atacan. Era justo lo que temia. La primera sacudida la aguanto y me preparo para las maniobras del conductor.

Sargento, tenemos que salir de este trasto, somos un blanco ideal!!

Justo en ese instante recibimos un impacto y noto como voy salgo despedido. Creo que choco contra un compañero antes de dar con mi cabeza en el suelo.

Mi euforia se transformo en frustación y luego en pánico a medida que fui disparando sin darle a casi nada, al igual que mis compañeros. El colmo fue que un ataque de plasma nos dio de lleno y choque fue tal que termine toda despatarrada y con un dolor de mil demonios en todo el cuerpo -seguro me he roto algo- pensaba mientras me reincorporaba y 

El vehículo recibe un fuerte impacto y sufre una buena sacudida. Frank recibe un golpe en la cabeza, pero la tiene suficientemente dura como para aguantarlo. Claro que tendrá dentro pocas horas un chichón de tamaño considerable. Tras esto, no duda en disparar a los enemigos que rodean el vehículo.

El impacto había sido muy fuerte, muchos yacían ahora en el suelo mientras otros incluso yacían inconscientes. En el impacto, los aun consientes tuvieron la sensación de que el vehículo había derrapado sin control varios metros; incluso ahora se notaba muy inclinado hacia el frente.

-Algo se ha dañado en la cabina. Sargento Frost, solicito que me proporcione asistencia con sus hombres mas capacitados para realizar reparaciones al vehículo. Los demás probablemente tendrán que cubrirnos tanto en aire como en tierra mientras salimos al exterior-. Clamó el piloto del Gecko, dejando en claro que al menos de momento, estaban irremediablemente varados. Fuera la batalla continuaba, al igual que el bombardeo enemigo; estar allí dentro, en un vehículo dañado, no parecía una idea muy inteligente; si los bichos tenían algo de astucia, pronto atacarían el vehículo.

El bombardeo por parte de la artillería de las fuerzas conjuntas de la federación habían cesado al notar que las fuerzas de ataque se quedaban irremediablemente rezagadas. Sin el apoyo de artillería, el enemigo los tenia a su merced si no lograban reagruparse pronto. Para colmo de males, el avance se había detenido ya por completo pues de los agujeros hechos por aquellos malditos gusanos empezaban a salir numerosos bichos guerreros. Incluso, desde la lejanía frente a ellos, se veía avanzar a numerosos bichos en los que lo primero que se lograban ver era tanques.

-Atención todos, el alto mando ha ordenado detener el avance para reagruparnos. Nos brindarán fuego de cobertura mientras nos encargamos de los bichos y reanudamos el avance-. Gritó el teniente a través del canal de comunicación de la compañía.

Vandel paseó el arma y optó por abrir fuego a los chinches que se acercaban por el flanco derecho del vehículo, intentando que esos malditos bichos no se acercaran en demasía. Tenía que intentar acabar con todos los que pudiera por lo sucedido ese mismo día- Morid malditas -dijo entre dientes mientras disparaba su hawkeye intentando detener a todos los bichos posibles.

La morita siguió escupiendo metal durante una fracción de segundo más. Más concentrado en mantener a ralla a aquellos bichos voladores que de lo que ocurría dentro del habitaculo del Gecko. Apretó los dientes, volviendo a apuntar hacia el exterior cuando vio que comenzaban a salir warriors de aquellos agujeros.

Joder ¿Dónde esta la artillería?

Su mano derecha se cerró entorno al arma, y con un rápido vistazo miró a su alrededor. No eran pocos los que estaban en el suelo, ni pocos los que no parecían siquiera moverse. Entre ellos, el Cabo y la Soldado de Primera. No puede ser. Ante una situación así, lo primero que pasó por su cabeza es que habían muerto.

Pensar que, alguien con quien había hablado, reido, había compartido cigarros, comida y munición ahora estuviera muerto, delante suyo le heló la sangre más de lo que cualquier ventisca podría haber hecho. No pueden estar muertos. No, no... Abrió ligeramente los ojos, con un nudo en la garganta y miró una vez más al exterior. Aprovechó entonces, que sus compañeros estaban disparando, para clavar una rodilla en el suelo y comprobar que la persona que tenía más cerca seguía viva: Llorens.

Puso la mano en el pecho, comprobando de forma baja que este aun se hinchaba para respirar. No tardó en tener confirmación, lo que le arrancó un fuerte suspiro de alivio, asumiendo que los demás estarían en similar estado. - ¡Cabo! - Alzó la voz. - ¡Llorens despierte! - Y con más bien poca delicadeza, golpeó con la mano abierta el casco, con un golpe seco para despertarlo, como si lo abofeteara.

- ¡Llorens, despierte, no es momento para la siesta! ¡Vamos! - Se quejó, repitiendo el gesto con menos fuerza. Apretó los dientes, agarrandolo de la pechera y sacudiendolo.

Abro los ojos y me encuentro en una extraña posición y la cabeza se sacude de un lado para el otro y no logro entender nada. La vista está turbia y los oídos me zumban, de nuevo otra sacudida de un lado al otro, algo está golpeando mi casco y con mucha fuerza. ¿Bichos? No, ellos no golpean, parten al medio.

Tras unos instantes logro enfocar la vista y comienzo a entender lo que escucho.

- ¡Llorens, despierte, no es momento para la siesta! ¡Vamos! -

Es el causante de mis repetidas sacudidas de la cabeza, rápidamente las ideas comienzan a agolparse pero se frenan cuando la cabeza me estalla por el dolor cuando me incorporo. No hay tiempo para un dolor de cabeza. - Gracias Stukov. - Tomo mi arma y salgo disparado del vehículo al notar que estamos formando un cerco defensivo. Casi de forma automática giro sobre mis talones y apunto al mismo lado donde está abriendo fuego Rivas y para no ser menos disparo una certera ráfaga a los bichos que se nos ciernen por todos lados.

-Algo se ha dañado en la cabina. Sargento Frost, solicito que me proporcione asistencia con sus hombres mas capacitados para realizar reparaciones al vehículo. Los demás probablemente tendrán que cubrirnos tanto en aire como en tierra mientras salimos al exterior-

El gecko era un desastre, más de la mitad del escuadrón había salido volando, chocando entre ellos, sus cuerpos y armas desperdigados de manera caótica. Incluso los costosos trajes que llevaban no habían podido protegerlos del impacto: como guantes de boxeo, reduciendo el daño físico a los tejidos y huesos, aumentando sacudón cerebral y la posibilidad de nocaut. Frost no tardó en levantarse, por un momento los brazos no le respondieron, pero la adrenalina comenzó a correr por su cuerpo y le permitió estar activo completamente.

-Entendido, en cuanto tenga al escuadrón activo comenzaremos con las reparaciones. Aquí atrás las cosas no se ven muy bien- respondió al piloto mientras se movía de un lado a otro verificando que le sucedía a García que no había respondido a su orden. El cuerpo de la infante yacía en el suelo, al igual que el del cabo Llorens que estaba siendo sacudido por el zapador Stukov.

- Tarcus, quiero a García operativa ¡Ahora! - aun intentando mantener la calma, el médico del escuadrón lo ponía nervioso, en el enfrentamiento anterior había actuado cobardemente y desobedeciendo toda las órdenes dadas cuando áun era el cabo de la Gatling. Era claro que no le caía simpático y no era alguien que pudiese disimular ese tipo de cosas. Esa frase había terminado con un grito un tanto chillón que le hubiese caído mal a cualquiera.

Junto a él se encontraba Rivas, aún aferrando su rifle, se movía un poco, muy lentamente, no parecía estar muy consciente de lo que sucedía a su alrededor. Ya Vandel continuaba disparando, lo cual le parecía perfecto. Tomó al soldado rivas del brazo con la mano derecha mientras levantaba su rifle con la izquierda. Lo sacudió velozmente mientras hablaba -McNillon, a la puerta; Haggar, en tu lado, el izquierdo; maten a todo lo que se acerque por allí- 

Continuó moviendo a Rivas sin detenerse -Warriors, miles de ellos; más nos vale apurarnos-. Tragó saliva, le supo amarga, no quería imaginarse como repararían ese Gecko sin ser alimento para sus enemigos.

McNillon se vio tumbado y en una posición nada premeditada en el interior del Gecko. A juzgar por las reacciones de sus compañeros de escuadrón y el aviso del piloto, el fusilero no perdió en conocimiento en ningún momento a pesar de los golpes recibidos en su descontrolado bamboleo. Tampoco pareció haber recibido un daño del que su armadura no lo pudiera proteger. Pero ello no libró de sentirse un tanto mareado y de esforzarse por recuperar el equilibrio. Y ese esfuerzo tuvo que ser inmediato pues enseguida escuchó las órdenes del Sargento Frost mientras trataba de incorporarse. 

Una vez de pie, Jenkins echó mano de su morita. -¡A la orden, mi sargento!- Exclamó al recibir las indicaciones del excabo. Con rapidez y decisión, el soldado se apresuró a tomar posición en la puerta del transporte para asegurar la zona. Se habían quedado a medio avanzar encerrados en una gigantesca lata a merced de los arácnidos que surgían tras el bombardeo. Así que si tenían alguna oportunidad de poner aquel vehículo en marcha, debían hacer todo lo posible para hacer que ocurra.

Siento movimiento y me despierto totalmente tenso.

Sargento-digo como reacción, aunque mi cuerpo no reacciona igual. El cuello me duele y me provoca un feo dolor de cabeza que hace que tenga que entrecerrar los ojos muy incómodo por la luz de la información que recibo en mi visor.

No se que ha pasado, pero sin duda alguna Frost me ha estado despertado ya que parece asegurarse de que estoy con él.

¿Nos han dado?-pregunto mientras me incorporo con dificultad y bastante desequilibrado revisando mi equipo, por si he perdido algo con el impacto.

Necesito un instante para serenarme, incluso me llevo los dedos a la frente chocando contra el casco.

-Joder...¿ordenes?-mi voz suena bastante floja, pero viendo cómo se mueve todo a mi alrededor, cómo todos se preparan, creo que tengo que ponerme en marcha cuanto antes, como sea, ya que sin duda la cosa no debe pintar bien, así que me sitúo en un puesto de tiro imitando a otros y disparo a lo primero que se mueva.

El flanco es mío, no dejare pasar ningun bicho! - respondió con energía, la situacion lo requeria, estaban jodidos muy jodidos a merced de esas inmundas criaturas, si no consegyian arreglar el gecko y afianzarse en una buena posicion, ademas que la mitad del escuadron se hubiera caido o desmayado no ayudaba precisament, por suerte algunos ya empezaban a recobrar el sentido, y sobre todo la cabeza del escuadron estaba operativa, un soldado skin ordenes es un soldado muerto. Sin mas miramientos disparo rafagas supresivas sobre una zona para intentar mantener a las cucarachas a raya.

Taylor ocupa su puesto. Ahora la situación era realmente crítica y no podían fallar. Apunta a los bichos que tiene mas cerca de su zona, y dispara una potente ráfaga contra ellos. Esperaba que con eso sus compañeros tuvieran tiempo para arreglar el vehículo. 

En medio del caos que ahora se gestaba, las fuerzas de la federación intentaban reagruparse al tiempo que el enemigo les asediaba de forma constante y rompía sus lineas una y otra vez. Muchos bichos tigres y guerreros inundaban ya el campo de batalla dificultando con ello las operaciones de las fuerzas de ataque quienes no contaban con que algo así sucediera. Si ese había sido el plan del imperio arácnido, había funcionado a la perfección.

Los Gecnos de los escuadrones Eco y Gatling se encontraban varados en medio de la nieve como solitarias islas rodeadas de un mar de tiburones. Aunque no eran los únicos, otros de los Geckos habían sufrido averías e incluso había algunos que ya estallaban en llamas a la distancia. Si no se daban prisa correrían la misma suerte.

Por ello, el artillero con la Twin Fifty Cannon disparaba sin control con el riesgo de que el arma se sobrecalentara. El piloto a su vez, había salido ya para estudiar el problema y así pronto poder seguir en pie de lucha. Aunque en el fondo, aun con el vehículo en movimiento, no parecía que fuera sensato continuar el ataque.

-Aquí el teniente Hammer, cambio de planes. Inteligencia parece haber descubierto algo importante y solicita que todas las fuerzas de ataque se reagrupen y retrocedan cuanto antes. Pronto iniciaran un fuego de cobertura para proteger la retirada-.

La cálida oscuridad que envolvía a Mia se torna súbitamente en la fría y cruda realidad por obra de Tarcus. La Consejero Táctico recuperó la consciencia de una, lo que le provocó naúseas y una fuerte jaqueca. - Gracias Doc... - murmuró, contiendo las ganas de vomitar mientras apretaba los ojos y dientes por el fuerte dolor de cabeza. - creo... creo que me he llevado un buen golpe, ¿verdad? - Le dedicó la mejor sonrisa que pudo dada las circunstancias e intentó incorporarse apoyándose en los asientos.

No había terminado de levantarse cuando el Teniente Hammer le transmitió nuevas órdenes por la radio. Nuevas órdenes que le terminaron de devolver a la realidad: había que retirarse. - Recibido, Teniente. - Con dificultad cambió la frecuencia de la radio para comunicarse con Frost y el resto del escuadrón , mientras maldecía para sí al piloto, a los arácnidos, a los mandos de la Federación y a los muertos de todos ellos. - Sargento... estoy operativa de nuevo... Hammer me acaba de transmitir nuevas órdenes: cambio de planes. Hay que reorganizarse y prepararse para salir de aquí. Nos quieren reagrupar porque inteligencia ha descubierto algo importante... no me ha dicho el qué. Tendremos fuego de cobertura. - Tras una pausa por la jaqueca, Mia añadió: Escuadrón... ¿qué ha ocurrido?

Aparatosamente, Mia recogió su equipo y volvió a su posición, mientras sus compañeros disparaban al enemigo o salían al exterior.