Partida Rol por web

La Ira de los Justos - La incursión de la Herida del Mundo

3-1. El Corazón del Defensor

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20/02/2015, 20:22
Narración

Como había dicho Anevia, la posada no quedaba muy lejos. Era un edificio a caballo entre una fortaleza y una vivienda. Probablemente lo habían diseñado así de cara a una cruzada, aunque lo más seguro era que no hubiesen imaginado jamás que algo como lo que estaba ocurriendo pasaría.

En las ventanas había apostados guardias con ballestas, y la puerta había sido fortificada y la vigilaban con celo. Su llegada aumentó las suspicacias, pero tan pronto como vieron a Anevia abrieron la puerta. La sala principal había sido despejada para permitir las maniobras de la guarnición. Junto a la barra había una gran escalera por la que vieron bajar a una semiorca embutida en armadura, tan corpulenta como un hombre.

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20/02/2015, 20:26
Irabeth Tirabade

-¡Anevia! -gritó la paladina, tan alto que su potente voz retumbó en todas las paredes.

Saltó los últimos escalones y corrió a reunirse con su esposa. La levantó sin esfuerzo, estrechándola contra su fría coraza, y la cubrió de besos.

-¡Sabía que estabas viva! Gracias a Iomedae... Gracias a los dioses...

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21/02/2015, 12:04
Ioseph Merrion

Cuando reconoció a la paladina Ioseph cogió delicadamente a Aravashnial del brazo, liberando a Anevia, que había sido su guía hasta el momento, para que se reuniera con su esposa.

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21/02/2015, 12:05
Anevia Tirabade

Anevia se sintió un poco culpable al no ir directamente a la casa de Horgus, pero era cierto lo que habían dicho los demás, la posada era mejor idea y además estaba más cerca. Caminó o más bien cojeó los últimos metros con el corazón en un puño, esperando...

Se mostraron a los guardias con ballestas y no hicieron ningún movimiento brusco, los demonios podían cambiar de forma y estaba segura que los defensores estarían a la que saltara. Pero en cuanto la vieron les permitieron acercarse.

Y nada más atravesar las reforzadas puertas, un caballo salvaje la atropelló, uno que la estrujó entre sus brazos y la levantó en el aire. —Beth... me estás aplastando— era tremendo volver a sentirla tan cerca. —No pares...— tenía algo húmedo en las mejillas y eran lágrimas. Devolvió el abrazo a su esposa y la besó con toda la fuerza que quedaba en su cuerpo, todos los besos que tenía pendientes. Le daba igual que la aplastara contra su coraza. Esa coraza protegía a su esposa y era una coraza buena, que debía llevar siempre encima, sobre todo con tanto demonio suelto. Menudas tonterías piensas, Anevia, esta mujer te anula la capacidad para razonar. 

—Beth... caímos a los túneles bajo la plaza... y ha sido una odisea llegar hasta aquí. Encontré la carta en casa... tenemos que contarte tantas cosas... —Era cierto, soltaba algunas cosas entre besos pero había muchísimo que contar. Los templarios, la espada de Daniel, las casas francas, presentar a sus compañeros, el templo de Shelyn, la casa de Horgus... ver si se podían transladar a la gente de la otra posada hasta aquí... —Vaya, te estaría besando todo el día...

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21/02/2015, 12:53
Irabeth Tirabade

Irabeth apoyó los labios en su cabeza y aspiró el aroma de su pelo antes de soltarla. Fue entonces cuando reparó en la presencia de los otros viajeros y en la pierna rota de Anevia.

-¿Has venido hasta aquí con eso? Oh, cariño... -Le acarició la cara con expresión preocupada antes de volverse hacia los demás-. Os doy mis más sinceros agradecimientos por haber acompañado a mi esposa hasta aquí. Estaréis cansados y hambrientos...

Su mirada se posó en Ioseph, a quien estrechó la mano primero.

-Paladín Merrion, no os hacía aquí. Casi no os reconozco; habéis crecido mucho.

Pasó a Horgus y a Aravashnial, a quien saludó de la misma manera, especialmente apenada al ver la herida del elfo. Saludó a Coriander y Anais con curiosidad, a Liliana con familiaridad y a Kevveon con suspicacia. Lo miró de una manera que Ioseph reconocía porque era la misma que usaba para Detectar el mal. Al no descubrir maldad evidente, la paladina comentó:

-No imaginaba que quedasen tiflins en la ciudad que quisieran luchar contra los demonios. Pero mi padre era un orco bondadoso, así que tampoco debo juzgar.

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21/02/2015, 14:40
Liliana Drauss

-Por lo menos uno queda, pero vale por muchos -dijo Liliana, mirando a Kevveon con una sonrisa -. Sin Kevveon no creo que hubiésemos llegado hasta aquí. Es un honor conoceros, paladina Tirabade, de una devota de la Heredera a otra. Yo soy Liliana Drauss, y soy una simple escritora que se ha visto arrastrada muy lejos de su zona de confort.

Le estrechó la mano a la semiorca.

-¿Puedo preguntar cómo está la situación? Lamento informaros de que el templo a Iomedae fue arrasado. Yo y otros tratamos de fortificarnos ahí en cuanto empezó el ataque, pero fue un objetivo prioritario para los demonios -dijo con una expresión entre triste y avergonzada.

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21/02/2015, 17:14
Ioseph Merrion

Ioseph estuvo a punto de ruborizarse cuando Irabeth le reconoció. Su familia había participado en todas las cruzadas, y era natural que le conocieran aunque se hubiera pasado casi toda su vida fuera. Aún así, Irabeth Tirabade era lo más parecido a Iomedae encarnada que Iospeh conocía. Sentía por la paladina una gran admiración, y saber que le conocía le causaba una satisfacción que no era nada apropiada para el momento.

-Tenemos noticias primero -interrumpió Ioseph, lanzándole una mirada de disculpa a Liliana-. Hemos... Hemos descubierto que hay cultistas a demonios ocultos entre los cruzados, hemos entablado contacto con los mestizos que viven bajo Kenabres y desean ayudar en la cruzada, y también hemos recuperado la espada de Yaniel -dijo, mostrándole a Resplandor. De pronto se detuvo y miró alrededor. Estaba deseando ir a rescatar a su hermana y al resto de supervivientes que había enviado al subterráneo, pero debían hablar con los líderes de la resistencia cuanto antes-. Creo que es mejor que nos sentemos antes de contároslo todo.

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23/02/2015, 00:21
Kevveon Gunn

-Saludos. Me llamo Kevveon Gunn, estudioso de las artes arcanas. Este es Sir Alas Negras, mi compañero y familiar. Podéis juzgar todo lo que queráis mi señora, es algo raro ver a uno de los de mi especie a este lado de la línea de batalla y la verdad es que estoy bastante acostumbrado a los insultos y menosprecios...

El cuervo grazno, interrumpiendole.

-Cierto, a lo que veníamos. Por favor, contadnos que tal está el frente por aquí. Venimos a ayudar en todo lo que podamos. Al fin y al cabo esta es mi ciudad.

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23/02/2015, 00:30
Irabeth Tirabade

Aunque Irabeth se mostró costernada al escuchar algunas de las noticias que les traían los recién llegados, levantó una mano acallando sus explicaciones por el momento.

-Es mejor que no me lo contéis aquí. Venid a uno de los salones cerrados.

La paladina los condujo a los reservados de la posada. Atravesaron el ala oeste de la planta baja, repleta de refugiados y militares que cuchicheaban, descansaban y preparaban sus armas. Como posada de lujo, el Corazón del Defensor contaba con numerosos reservados de tamaños diversos. Irabeth comprobó que el que pretendían usar estuviera vacío antes de entrar y cerró la puerta tras de sí. La mesa era tan larga que sentados en ella cabían al menos quince personas. Alguien había guardado allí unas cajas con comida y otras provisiones, pero por lo demás estaba limpia y despejada. Sentados allí casi podían fingir que afuera no se había desatado el infierno.

Irabeth ayudó a Anevia a sentarse y a extender la pierna sobre una segunda silla a su lado. En la cabecera, la paladina ocupó el asiento haciendo crujir la madera.

-Debo explicaros qué está ocurriendo en la ciudad, al menos hasta donde yo sé. Por el momento la Guardia del Águila está bajo mi control por ser la oficial de más alto rango presente. Nos encontramos a la espera de que llegue el ejército mendevio, que no dudo esté de camino. Nerosyan y las otras ciudades cercanas han sufrido ataques, aunque no tan bien coordinados como este. Gracias a los dioses.

La piedra custodia de Kenabres y la Cometa1 han sido destruidas. Es probable que la explosión fuese lo que destruyera el templo de Iomedae, Liliana. -La expresión de la semiorca se tornó en grave tristeza-. Por suerte, parece que la piedra de Nerosyan no se ha visto afectada. Los demonios están atacándola desorganizadamente, gracias a Iomedae. Si no fuese así, estaríamos perdidos. No obstante, la pérdida de esta piedra ha afectado al campo de fuerza de las otras piedras custodias de la zona.

La paladina tomó la mano de Anevia como si necesitase su fuerza.

-Ahora bien, me decís que os habéis aliado con los Primeros Descendientes de Neatholm. ¡Eso es fantástico! Enviaré a unos caballeros de la Guardia del Águila para que aseguren el trato. Gracias. Lo que me habéis dicho sobre los cultistas... Sí, tienen espías por todas partes. Debe de haber sido así durante décadas, aunque hace poco que hemos podido encontrar pruebas de su presencia. Yo me las arreglé para descubrir a uno de sus miembros,  el líder de un grupo llamado los Martillos del Paraíso. Todos admirábamos a Staunton Vhane como el cruzado modélico, pero descubrí que ha estado trabajando para los demonios durante años. Existe evidencia de que él fuera el que traicionara a Drezen2 hace 75 años. Me armaron caballero por ese descubrimiento, y aún no sé por qué. Se me escapó de entre los dedos y sigue por ahí causando problemas... -Irabeth sacudió la cabeza con pesar-. Si os encargáis de limpiar esas casas francas y de eliminar a los cultistas, os estaríamos muy agradecidos. Estoy segura de que Yaniel y su Resplandor os ayudarán.

Notas de juego

1- La Cometa era la fortaleza sobre la cual descansaba la piedra custodia.

2- Drezen era un símbolo del poderío cruzado que fue arrasada por demonios iniciando así la Segunda Cruzada.

Ganáis 3500 px.

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23/02/2015, 01:17
Kevveon Gunn

El tiflin se dejó caer en una silla, cansado.

-Haremos todo lo que esté a nuestro alcance, eso no lo dude. ¿De cuantas casas francas estamos hablando? ¿Contaremos con el apoyo de su guardia del Águila? En cuanto a lo de los espías ¿Contáis con la lealtad de todos vuestros hombres? No quiero menospreciaros pero, ¿confiáis en todos ellos?

Notas de juego

Lvl Up.

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23/02/2015, 01:43
Irabeth Tirabade

-Vosotros sabéis cuáles son esas casas francas, no yo. Y confío en todos los hombres que están aquí, así es. No me han dado ningún motivo para dudar. En cuanto al apoyo de la Guardia... Yo misma os acompañaré.

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23/02/2015, 14:18
Ioseph Merrion

Ioseph estaba asintiendo, encantado de estar hablando con Irabeth y escuchando sus historias. Estaba agotado y necesitaba descansar, comer caliente y lavarse antes de ponerse en marcha, pero estaba dispuesto a limpiar Kenabres él mismo si era necesario.

-Pasando la entrada está la guarida de los cultistas. Unos cuantos hombres y mujeres se han refugiado allí. Nosotros estaremos encantados de seguiros a las guaridas de los cultistas -dijo, y tras un momento de duda se inclinó hacia Irabeth-. ¿Sabéis que ha pasado con el templo de Shelyn?

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23/02/2015, 14:28
Irabeth Tirabade

-Como todos los templos de dioses bondadosos, ha recibido la atención de los demonios para mal. No ha sido destruido como el de Iomedae, pero los refugiados que llegan desde esa parte de Viejo Kenabres hablan de un templo destrozado. Lo siento, Ioseph.

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23/02/2015, 14:40
Ioseph Merrion

Recibió la noticia como un mazazo en el estómago. Dio las gracias con un susurro y se dejó caer en la silla.

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24/02/2015, 17:53
Irabeth Tirabade

-Estoy segura de que querréis descansar. Casi todas las habitaciones están ocupadas, pero me encargaré de que tengáis una para vuestro uso. También podéis comerciar con los refugiados. Entre los supervivientes hay bastantes mercaderes que han podido traer consigo parte de sus mercancías.

Irabeth se levantó, dando por terminada la reunión, y fue a terminar las diligencias.

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24/02/2015, 18:05
Narración

Tal como había dicho, Irabeth les consiguió unas habitaciones para que compartieran. La cama estaba limpia, había comida caliente (aunque sin el toque hogareño de la posada de los Gunn) y mucha compañía. Pudieron pasar el resto del día cambiando su tesoro por oro con el que reabastecerse, hablando con el resto de refugiados para hacerse una idea de lo que había ocurrido en Kenabres. Había muchos relatos de horror y muerte, muchas predicciones de más dolor. La perspectiva no era muy buena.

Pero había un par de bardos extranjeros al que el ataque había sorprendido en Mendev que veneraban a Shelyn y tocaban armoniosamente. Cuando lo hacían, la pesadumbre se aliviaba. Mientras hubiera vida, había esperanza, e Irabeth había asegurado que el ejército estaba en camino.

Tanto Coriander como Anaïs se habían retraído y apenas hablaban con el resto. Cuando se comentó la idea de salir al día siguiente, la aasimar advirtió que no pretendía volver a separarse de su pupila ni a ponerla en peligro. Por más que intentaron convencerla, su intención era firme. Así pues, poco había que hacer.

A la mañana siguiente, mucho más descansados y concienciados con la tarea que tenían por delante, Irabeth se reunió con ellos en la planta inferior. Anevia estaba a su lado. Le habían escayolado la pierna como era debido y se había lavado los restos de sangre y polvo de andar por los subterráneos.

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24/02/2015, 18:14
Anevia Tirabade

Anevia no parecía muy contenta al ver a su esposa separarse de nuevo de ella. La noche de paz había sido muy corta. Pero sabía que se había casado con una paladina que ponía su deber por encima de casi todo. Irabeth sólo sería feliz en primera línea de batalla. Hasta que pudiera acompañarla, debía concentrarse en ponerse mejor.

-Será mejor que cuidéis de Beth -advirtió.

Tras esto, se colgó del cuello de la paladina y le dio un beso apasionado que tuvo que obligarse a romper.

-¡Traedla de vuelta! -exclamó mientras se iban.