Partida Rol por web

El traslado a la isla había sido normal, lo que se cabría esperar, sin comodidades, esposados y en algunos casos especialmente “revoltosos” incluso agredidos o puede que incluso dormidos. Era otoño en el país nipón y aunque no es un país especialmente frio, se notaba la humedad y el frio del ambiente, el viento soplaba de forma desagradable y el sonido de las olas del mar resonaba por todas partes.

Realmente no fueron conscientes de cómo llegaron donde estaban ya que fueron dormidos un poco antes de dirigirse a la isla, pero allí estaban, con ropa de calle normal sin duda no especialmente preparada para el frio y la humedad, pero al menos no eran ropas de preso a la que algunos ya se habían acostumbrado. El lugar en donde se encontraban era un lugar desolado, un descampado donde la vegetación estaba demasiado alta y a su alrededor podían ver a su espalda una muralla bastante alta tras la cual se encontraba el mar, justo al lado de este un edificio pequeño que podría haber sido un colegio de educación primeria, a su lado los restos de un instituto y junto a este los armazones casi destruidos de dos edificios de viviendas.

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Allí en ese descampado con el viento húmedo soplando y las olas sonando se encontraban los 12 chicos y frente a ellos había 4 personas, tres de ellos con aspecto de militares y un hombre elegantemente vestido, el hombre les observaba unos instantes para con un tono de voz neutro decir mientras todos pueden ver como a su alrededor hay un circulo pintado en el suelo que les rodea:

• Lo primero es daros la bienvenida a la isla, como podéis ver no tenéis esposas ni nada por el estilo, eso aquí no nos gusta, una vez terminemos aquí sois libres de moveros por donde queráis, mientras tanto no podéis abandonar ese círculo de ahí.

El hombre entrelaza sus manos en su espalda para a continuación decir:

• Mi nombre o no os importa, solo os debe importar que aquí mando yo y no me gusta que me desobedezcan… habéis sido tirados aquí por vuestros respectivos países porque sois menos que escoria y no os quieren en ningún lado, pero no os preocupéis aun os quedan esperanzas… aunque visto lo visto no demasiada…

El hombre sonríe levemente y mira su lujoso reloj mientras dice:

• Bien… son las 10 de la mañana, a las 10 de la noche tendréis que darme un nombre de uno de vuestros compañeros, ¿para qué? No os importa, mientras… como digo sois libres de andar por la isla, y no os recomiendo intentar salir de aquí… ¿alguna duda?

Un poco desorientada, tal vez por el efecto de una droga reaccionó Esmeralda antes de reconocer al interlocutor que le estaba hablando a ella y otros 11 jóvenes mas o menos de su misma edad, después de haber vestido varios uniformes de prisión se sorprendió de repente vestir una traje negro de algo parecido al velcro ajustado y unos tenis anti-derrapantes magnéticos con lo que ella vestía cuando la detuvieron, es mas ... con el mismo peinado ondulado con el cual parecía que tenía caireles rojos y los pupi-lentes azules que ocultaban el registro ocular de sus ojos verdes... entonces pensó:

- Otra vez me lavaran el cerebro y me reclutaran para hacer lo que les pega la gana, maldita sea!

Cuando terminó de hablar el guapo hombre con lujoso traje y tres guarda-espaldas frente a ellos, a la chica le asaltaron un montón de preguntas que hacerle que le bloquearon la mente y le dieron un enorme dolor de cabeza antes de poder escupir en su nativo ruso y posteriormente en un insipiente y limitado inglés lo siguiente:

" Yo me llamo Esmeralda Romanov ... o siquiera creo que ese era mi nombre ... si alguien mas se presenta así todos podremos terminar la primer tarea de esta escuelita de chicos malos para agilizar el proceso ... porque las dos anteriores supongo que tampoco me sirvieron .. o tal vez si ... no lo se o no lo recuerdo bien señor "

Al llegar aún me dolía la cabeza, seguía algo confuso por el viaje. Aún así, poder estirar las piernas fue un alivio. Observé con entusiasmo la isla, de arriba abajo, para finalmente acabar con la vista en el resto de chicos que estaban a mi lado.

-Así que estos son la calaña con la que tendré que convivir, qué divertido. -Pensé. Vistos desde fuera, aquel grupo tan variopinto era bastante gracioso, si no se consideraba que eran de los peores criminales de cada uno de sus respectivos países.

Pocos momentos después, un hombre trajeado empezó a hablarnos. Era el jefe, era obvio. Solo el jefe hablaría con tanta prepotencia. El discurso era claro, él mandaba y nosotros obedecíamos. Solo la parte final arrojó sobre mí ciertas dudas, pero cuando terminó de hablar y me disponía a hacer una pregunta, la chica rusa se me adelantó.

La escuché detenidamente. Aquello era como un documental. Había que analizar a las diferentes especies, aprender sus hábitos y costumbres, así sería más fácil cazarlos... si fuese necesario, claro. Dejaba volar mi imaginación, quizá me estaba haciendo más expectativas de las que debería y resultaba que aquello solo era un internado más, aunque su fama le precedía.

-Que entretenido va a ser esto... -Fue lo primero que pasó por mi mente al escuchar el discurso de la soviética. Solo con una frase ya había dejado claro que era bastante rarita.

Una vez terminó, fui yo el siguiente en pronunciarme.

-Muy buenas a todos, mes camarades. -Dije con un tono cálido, a modo de presentación -Mi nombre es Pierre... Pierre de la Croix -Sonreí y me ruboricé ligeramente, me sentía ridículo presentándome, pues tenía en frente a lo peor de lo peor y no quería empezar con mal pié, aquello no era una clase de primaria. Después me dirigí al señor que nos había hablado en primer lugar. -Señor, no es por ser entrometido, pero... ¿Alguna pista sobre el criterio a seguir a la hora de elegir el nombre o simplemente le damos uno al azar? -Había visto un par de películas y leído algún libro en el que grupos de gente como reclusos o cosas por el estilo tenían que elegir a algún compañero para que éste fuese castigado o algo así. -¿Será esto cómo Gran Hermano? -Pero volvía a ser la imaginación la que se apoderaba de mí, ojalá aquello acabase siendo tan divertido como pintaba.

-Guau, que jaqueca que tengo ¿Donde mierdas estoy?- esos son mis primeros pensamientos cuando me despierto de pie, en medio de unas ruinas de edificios, junto con otros 11 chavales con 3 militares y un trajeado delante. -Ah, si, la isla correccional... ¿en serio me han enviado aquí?- pienso con más claridad y miro alrededor -Pues esto parece más una película de zombies que un correccional... aunque tampoco sé como es un correccional, la verdad- y veo tambien al grupo -¿Y estos somos los 12 chavales más peligrosos del mundo? ¿Y yo soy uno de ellos, en serio?- no me puedo imaginar el porque estan cada uno de ellos aquí, y tampoco es que me interese. Voy con mi chaqueta negra, mi camiseta gris, mis vaqueros, y mis zapatillas -Al menos me han dejado con la ropa puesta-.

Intento escuchar lo que dice el trajeado -Blablabla, iros donde os de la gana... Blablabla, aqui manda mi po... Blablabla, nombre de alguno antes de las 10 a lo Jigsaw ¿Dudas?...- eso es con lo que consigo quedarme, me preocupa más mi jaqueca que él.

" Yo me llamo Esmeralda Romanov ... o siquiera creo que ese era mi nombre ... si alguien mas se presenta así todos podremos terminar la primer tarea de esta escuelita de chicos malos para agilizar el proceso ... porque las dos anteriores supongo que tampoco me sirvieron .. o tal vez si ... no lo se o no lo recuerdo bien señor "

 No he entendido nah de la primera parte en ¿ruso?, no se, solo he entendido que se llama Esmeralda y que nos presentemos, lo demas, cero; aunque esta potente la pelirroja. Ademas, otro chaval se presento, un tío "demasiado feliz" por estar aquí, en mi opinion -Raaaaro- solo se me pasa eso por la cabeza. -Meh, pues vale, yo tambien me presento- es lo primero que digo con mi típico tono confiado -Soy William Horace, aunque prefiero "Jester", y antes de seguir- me dirijo a mister trajeado -¿Donde esta el baño? Creo que llevo todo el viaje aguantandome... y no creo que esté en uno de esos edificios ¿verdad?-

La cabeza me duele horrores, estoy mareada y en cualquier momento echaré lo que tengo en el estómago, osea nada. El viaje ha sido horrible, no esperaba menos. Me drogan antes de llegar. Qué bien, a ver qué os encontrais cuando me despierte. Pero, al despertarme, consigo controlar mi estómago. Por fin bajamos. Miro a mi alrededor. He visto sitios peores. El trajeado habla, y yo sonrio cuando acaba. Voy a hablar, pero se me adelantan. Vaya, otra rusa. Luego un francés, un... americano, inglés, qué mas da. Me adelanto.

Svetlana Semiónov. Así qué usted es el mayorrrdomo y estos las amas de llave de este sitio, ¿no? Bien, esperrro que mí rrropa esté limpia y planchada por la mañana digo, con marcado acento ruso. Pero quien coño te crees que eres. Cuando salga de aquí ya te haté una visita, a tí y a tu familia. Hablarme así A MÍ. Realmente estoy furiosa, y mi mirada lo refleja.

Aquel viaje había sido de lo más movidito, después de todo me habían arrastrado hasta la otra punta del mundo donde se suponía que enviaban a los jóvenes que rondaban una edad cercana a la mía o al menos eso decían ellos y su maravillosa publicidad. Por si fuera poco aun sentía algo de sueño como si me hubiesen anestesiado antes de sacarme de la celda, o al menos algo así recordaba aunque no podría decirlo a ciencia cierta. -Bueno, al menos tengo la ropa que me gusta y no me han decolorado mi maravilloso azul. -Pensé al ver que no llevaba el traje de la prisión y mi pelo seguía manteniendo su color artificial. -Aunque espero que quien me haya cambiado la ropa no haya sido el imbécil ese que tanto me miraba, ¡como si fuese a dejar que me tocase! -La verdad es que aquella duda ahora me había puesto un tanto nerviosa.

Dejando a un lado todo aquello escuché lo que tenía que decir aquel hombre trajeado, y bastante elegante, aunque más o menos se resumía a  hacer alguna pregunta y nombrar a alguien una vez llegasen las diez de la noche como si se tratase de un juego de eliminación. -Espera, espera, espera... ¿Libertad de movimiento? ¿Me estás diciendo que una vez terminen las presentaciones cada uno a su bola? Joder, a ver si esto va a ser mejor de lo que pensé. Bueno, siempre y cuando encuentre un lugar decente para descansar entre toda esta basura. -Si bien aquella noticia de campar a mis anchas era algo bueno también tenía su parte mala puesto que no parecía que hubiese algún lugar que sirviese como refugio o vivienda.

-En fin... -Viendo que todos se iban presentado decidí unirme a ellos de una forma educada, después de todo lo mejor era evitar los conflictos por ahora. -Un placer, soy Hannah Solber, ¿hay algún lugar por aquí donde pueda acomodarme adecuadamente mientras permanezca por aquí? No es por desconfiar pero me da que nuestras vecinas deben de ser varios miles de cucarachas y no me hace mucha gracia tener que compartir piso con ellas. -Tan solo hacía falta ver el estado de los edificios para hacerse una idea.

Joel era silencios. Discreto. Se mantenía quieto. Muy quieto. Con los brazos cruzados y taciturno. La capucha de su sudadera le cubría la cabeza y gran parte de la cara. El único gesto que hizo fue sentarse en el suelo tras mirar a su alrededor a ver el terreno de matujos. Había soportado cosas peores que estar de plantón 12 horas. Se agachó con paciencia, procurando no poner el culo encima de algo ... ignominioso.

- Joel. 16 años. 345.543.123-KKL.

Fue su única frase. Se había presentado como un prisionero de guerra. Así es como se sentía. Es lo que era. Su lucha no terminaba más que con la muerte, y no dejaría de pelear, por estar en una islita. En su voz se pudo entender una pizca de odio y resentimiento. El mismo que tendría un tigre encerrado en una jaula demasiado observada por los mirones que pagaban por el espectáculo.

Bajo su capucha parpadeaba intensamente. - Menos mal que la tela me cubre de parte de esta intensa luz. O eso pensaba. No sabía como había llegado allí, pero su próxima intención era salir, así que había que averiguar como. - ¿Esto es una escuela, un centro de readiestramiento psicológico o simplemente una cárcel?

Vaya ... No nos recomiendas salir de aquí verdad hijo de puta ... ¿Desde cuando sigo los consejos de mis enemigos?

Partí de Inglaterra bastante bien escoltado por militares en una especie de yet privado. Paró a repostar en Grecia, Afganistan y China. Y como destino final el aeropuerto de Nagasaki.Un día completo de viaje.
Los militares ingleses querrían asegurarse que llegaba a mi destino pues me escoltaron desde el aeropuerto hasta un helicóptero, no sé donde, pero según el reloj del Jeep a una hora y media de camino del aeropuerto. Una vez en el helicóptero tan sólo tardamos 5 minutos en llegar a esta isla. Y luego me metieron en este círculo. Y parecen querer jugar a un juego. Pues jueguen a su juego ... yo me iré de aquí.

Permanezco de pie y con la manos metidas en los bolsillos, escuchando a mis compañeros, buscando la oportunidad de poder hablar. Aprovecho después de Joel y digo para todos.

-Hi, I am Darby Shelby.

Capte la atención de la mayoría, pero sólo una persona me interesaba ... el señor del traje. En cuanto me sostuvo la mirada me dirigí a él sin llegar a salir del círculo y le dije.

-Sí. Disculpe. No entendí muy bien su acento. Y me quedó una duda que me gustaría que me aclarase.
¿Cada uno de nosotros le dará un nombre a las 10? o ¿tan sólo uno de nosotros en representación del conjunto le dará un nombre a las 10?, en cuyo caso ¿Quién será el encargado de darle el nombre? 

- Dios ha querido que aquí me vea, seré sus ojos, seré su voz... - rezaba mientras trataba de entender qué hacía allí, despertándome aún del sueño del viaje. Me santigüé mirando al cielo mientras mis ojos enfocaban aquel lugar desolado y a los compañeros de aventura que sabiendo de dónde venían... podría encontrarme de todo, estaba preparado para ello.

Las palabras de aquel hombre trajeado no eran para nada amables, era justo a lo que tenía que acostumbrarme. Trataré de seguir las reglas... - nombre de algún compañero, 10 de la noche... - susurré con intención de recordarlo.

Ahora escuchaba como algunos, los más impulsivos hacían gracias, se presentaban o hacían alardes de algún tipo de grosería o valentía que Dios les había concedido. Yo, mucho más modesto... mientras buscaba mi crucifijo de madera colgado en el pecho me presenté cordialmente... - mi nombre es Peter Donotti, provengo del Vaticano. Me alegra contar con vuestra compañía... estaría bien que nos apoyáramos, ya que preveo que esto no será sencillo.

Así que mi castigo era convivir con un inglés esos cabrones se habían pasado.

-Me llaman Mike y soy irlandés, no sé que narices hacéis y aquí pero tampoco me importa.

Al termina escupo al suelo y pateo una de las piedras que hay en el suelo.

Joel miró Asombrado a Donotti. - Un pater ¿Qué porras hace aquí uno de los descendientes? Enseguida recuperó su postura y no dudó en ponerse en pie y acercarse a él. Al ponerse en frente, al igual que los cristianos se santiguan, hace su equivalente antiguo, de tres cruces concéntricas. Tras esto le alarga la mano para chocársela.

¿Cómo me ha podido durar tanto el mareo?, que extraño no recuerdo nada del momento del secuestro.

Me recompuse y me mantuve callado, escuchando a los demás y joder, esto fastidia, esta isla es famosa por albergar los peores delincuentes del mundo. ¿Qué es esta agrupación de super modelos, todos ellos son los delincuentes mas famosos de cada país? Parece que tienen buen rollo,digno de los ''delincuentes'' más ''peligrosos''. Suelto una pequeña sonrisa mientras miro a los ojos a quien se supone que es nuestro ''supervisor''.

-​ ¿No crees que ese es un traje bastante caro para una persona que trabaja en esta isla cochambrosa? El dinero sucio busca más dinero sucio, y esto parece un vertedero.

Después de esta frase, pensé en presentarme, no sin antes mirar las caras de mis compañeros, en especial me llamo la atención ese tal Darby, daba miedo pero a la vez imponía respeto.

- Mi nombre es Yago, si pensáis que esto va a ser unas vacaciones olvidadlo y si olvidáis quienes sois, estoy seguro de que habéis perdido.

Hay que mantenerse siempre en alerta.

Mientras se iban presentando el hombre permanece callado, tras la intervención de Yago carraspea unos segundos y dice en un tono neutral:

• Yo no os he dicho que os presentéis… ya se quienes sois…

Mira a Pierre que le había preguntado por un criterio y dice:

• Eso es cosa vuestra el criterio o no que toméis, el azar es un criterio valido como otro cualquiera

Ante la pregunta de William sonríe levemente y dice:

• Quien sabe… antes fueron casas habitadas por personas así que alguno debe haber por ahí chico

Ante el comentario de Svetlana sonríe y dice:

• Claro y podrá encontrarla en su habitación no se preocupe

Mira a Hanna y dice mientras abre los brazos señalando el lugar con una leve sonrisa:

• Ahí tiene dos bloques de pisos, un instituto y un colegio de primaria, y si no le gusta puede ir a cualquier otra parte dentro de la isla, seguramente algún lugar pueda ser de su agrado

Tras la pregunta de Darby asiente y dice:

• Si, cada uno de ustedes me dará un nombre, el hacerlo de forma secreta o no es asunto suyo

Tras lo dicho por Yago le observa unos momentos y dice:

• Da por hechas muchas cosas, bueno, creo que ha llegado el momento de marcharme.

El hombre se gira y en ese momento empieza a descender un avión de despegue vertical, se posa con tranquilidad en el suelo justo al lado del hombre que comienza a caminar hacia su interior, a su lado los militares suben, para girarse y decir:

• Nos veremos en unas horas

La nave levanta el vuelo con un fuerte rugido de sus motores dejándoles allí solos.

"Ahora sí que la has cagado bien, Óscar."

Dice una voz en su cabeza cuando ve el lugar en el que ha terminado su negro culo. Normalmente, aquella voz tenía un sospechoso parecido a la de su hermana pequeña, Teresa. Ella era mucho más lista que él, siempre lo había sido, y por eso jamás acabaría llevando la vida que había llevado él.

Su padre estaba bajo tierra, su madre y su hermana eran lo único auténtico y puro que quedaba en la vida de Óscar Salazar. Con 18 años casi recién cumplidos le pillaron tratando de desvalijar una joyería de un barrio pijo de Madrid. Iba a ser un golpe seguro, eso le habían dicho. Le habían mentido. Y después de eso...

"Si ni siquiera eres un asesino ni un violador, no eres un psicópata ni un serial. ¿Cómo has terminado entre lo peor de lo peor de este jodido mundo? Se te van a comer vivo, negrito. Y luego escupirán tus huesos."

Óscar sabía usar armas, sabía robar y sabía pegar. Y ahí terminaba su impecable currículum. No había arrebatado vidas, no era un mafioso a gran escala, ni traficaba con drogas o se dedicaba a la trata de blancas. Había muchísima gente peor que él. 

Y sin embargo allí estaba. En el agujero más hondo e infecto donde se podían arrojar jóvenes vidas sin rumbo para que... ¿Para qué? Para rehabilitarlos.

¿En serio? ¿Eso iban a hacer con ellos? ¿Aquello no era entonces una condena si no una oportunidad? Viendo aquel lugar costaba creerlo.

Óscar no habló porque no le salían las palabras, así de acojonado estaba. Intentaba no demostrarlo, claro. Como siempre, en su vida había pasado mucho miedo, muchos momentos jodidos en los que realmente creyó que no saldría con vida, sin embargo, había aprendido a ocultar sus verdaderos sentimientos y pensamientos al resto del mundo. Óscar era infranqueable, inescrutable, irreconocible, indómito. Era muchas cosas y algunas de ellas ni siquiera hubiera sabido pronunciarlas.

Pero sí sabía que tenía miedo. Que delante de aquel tipo de la ropa cara y la mirada fría como el hielo, no mojó los pantalones solo por puro orgullo y por su manía de no demostrar sentimientos. Pero ante él mismo se reconocía humano, débil y un poco idiota. Por fuerza debía serlo, de otro modo no habría terminado allí. ¿Verdad? 

El tío del traje se largó como había llegado. A lo grande, como solo sabían hacerlo las estrellas de cine, los cantantes famosos y los que estaban podridos de pasta. Para él ellos debían ser poco menos que cucarachas; sin embargo Óscar había escuchado en algún sitio, que tras un holocausto nuclear, serían precisamente las cucarachas las únicas supervivientes. 

Y aquella puta isla sin duda parecía haber sufrido precisamente eso: Una bomba atómica en pleno centro. Óscar dio una vuelta sobre sí mismo observando aquel desolado paisaje. Estaban jodidos. Jodidos de verdad.

Puto gilipollas. Ya hablaremos tú y yo cuando salga de aquí. Miro alrededor. Qué coño se supone que debemos hacer?

Miro al grupo. Ni esperrro agrrradarrros, ni esperrro que me agrrradeis. Perrro lo prrrimerrro es verrrrr donde estamos. Yo voy a irrr a las casas aquellas. Sí alguien viene, bien para él. Me encamino a una de las casas, la más cercana.

Menuda panda de perdedores. Pero igual alguno podría valerme cuando salga y vuelva a organizar mis negocios. Tendré que ver de qué pasta están hechos.

Ir a los edificios no me hacía gracia, pero me concentré en que estábamos solos en esa cárcel para tranquilizar mi corazón. Quien no teme nada, está muerto.

Aquello no le habia gustado. En ningun momento opuso resistencia, en ningun momento fue agresiva. Su apariencia era en todo momento, la de una chica asustada, asiatica, con largo cabello castaño y recorriendo todo con ojitos de animal perdido. Como si todo aquello no fuera lo que se merecia, sino que hubiera llegado por error. Iba vestida con casi ropa escolar asiatica. Una falda de tablas azul, con sus lineas blancas y una camisa a juego. Al menos le habian dejado escoger la ropa antes de abandonar el centro psiquiatrico rumbo al avion. Incluso lloró levemente durante el vuelo, ya que ella no estaba demasiado drogada al ser una pasajera muy pacifica. 
Al bajar a tierra, se mantuvo apartada del resto, abrazandose a si misma y contemplando alrededor, cada detalle, cada edificio. Sus ojos se mantuvieron llorosos, pero realmente valoró todas las posibilidades del entorno, cada rincon. Las plantas, las ventanas. Todo estaba ahi, casi intacto tras el paso de los años. Y las instrucciones habian sido claras. Se quedo con uno de los nombres bien memorizado, de entre todos. Seria el que diria por la noche. 

Sus ojos rasgados recorrieron a los presentes, buscando posibles aliados y posibles enemigos en los que funcionara su fachada de niña inocente, de alguien que no sabia por que estaba ahi. Veia dos posibles sujetos que actuarian como machos protectores, y una chica mas o menos pacifica, pero todo era algo a valorar. No podia fiarse de nadie. Sus calculadores ojillos, se centraron en las personas que se iban, dejandolos a su suerte. 
Se secó torpemente las lagrimas, sin decir su nombre. Ella no iba a ser tan tonta como el resto. Quizás los hombres de negro mataran a la persona mas nombrada, o fuera a pasarle algo malo. Todos habian dicho sus nombres, menos un par. Habria donde escoger. 
Para disimular, dijo un par de palabras en coreano, suponiendo que nadie la entenderia y miró alrededor con fingida confusion, como si no hubiera entendido nada de lo que el hombre trajeado les habia dicho. Se apretó el pañuelo que colgaba de su cuello y se alejó corriendo del grupo, rumbo hacia la escuela primaria. Era el sitio idoneo. Habian enfermerias, en las cocinas deberian haber productos enlatados, podria tener armas a su disposicion... Con un arco le bastaba, ella practicó tiro con arco hacia tiempo. 

Creo que yo también iré a explorar..

Se va sin decir palabra 

Cuando el avión despego y se encontraba mediamente lejos, le hago un buen corte de mangas acompañado de una peineta.

Hijo de puta, espero que te estrelles y mueras ahogado en tu propia sangre perro.-grito en irlandés.

Justo después de eso me marcho en dirección al instituto con suerte habría alguna máquina expendedora con algo de comer tenía hambre. 

-Bueno, al menos hay un par de lugares para revisar... Espero que realmente sean habitables porque dormir al aire libre en este sitio es lo último que me apetece. -Al ver que la chica rusa, Svetlana creo que dijo, se dirigía a una de las casas decidí acompañarla y así quitarme al menos la parte de buscar un techo. -Iré contigo si te parece bien, quiero tener un lugar donde dormir tranquilamente esta noche. -Dije en cuanto la alcancé.

Aproveché también para echar un vistazo alrededor del lugar para memorizar el sitio y hacerme un pequeño mapa mental puesto que conocer el lugar sería bastante útil en un futuro, además nunca se sabía que podía terminar pasando en aquella isla. -Mierda, debí de preguntar también al tipo ese si nos van a traer comida o bien vamos a tener que buscárnosla nosotros en este sitio, aunque si no es pescando dudo que haya mucho más.