Partida Rol por web

Lentamente, el Zook y Thalosius descendieron las escaleras y durante un instante las sombras los envolvieron. Poco a poco, su vista se fue acostumbrando a la negritud del lugar y la habitación volvió a cobrar forma a su alrededor. De nuevo aquel olor dulzón invadió sus fosas nasales y se dibujó alrededor aquella sala circular llena de libros, estanterías, cajas y barriles.

- ¡Albricias! Boto a tal que este lugar es pintoresco. ¿Y dices que el ser se oculta tras las cajas y barriles? –

El silencio era sepulcral, nada parecía romper aquella quietud que os invadía. El hipótido se acercó al mago.

- Demasiados lugares desde donde recibir un ataque. Debemos pensar cómo actuar –

Sin embargo, mientras el capitán hablaba, Zook prestaba atención a lo que le rodeaba y aunque fue crujido, sus atentos oídos lo captaron. A la derecha desde donde estaban, al lado de un escritorio, tras tres barriles apoyados contra una columna de piedra cuadrada, parecía haber algo. Ocultándose. Thalosius vio la expresión de Zook e intuyó lo que pasaba.

- ¿Has visto algo? -

Sin decir ni una palabra a Hipotido, pero considerando que mis actos fueran aun mas claros que mis palabras de mis labios surgieron unas palabras ...- piro lumis .... - y una chispa de fuego surgio de mis dedos, que de forma increible se convirtio en una especie de virote de llama que se lanzo sobre lo que vi sin dudarlo .... , sin embargo en el suelo habia algo y mi flecha se alza hacia el cielo iluminando la sala durante un instante y casi por poco cayendome ....- MIERDA  ..... esta al lado del escritorio detras del barril joder ..... -

Suponía que Llell y Nekaram no aprobarían lo que pensaba hacer, pero no podía evitarlo -Solo esta asustada, protegía su territorio, nosotros somos los intrusos, tiene hambre- miro a la pantera y se acerco muy despacio, levantando las manos para que entendiese que no la iba a atacar otra vez -¿podéis conseguir algo, peces?- le dijo a ambos -igual tiene crías o... solo tiene hambre, no voy a atacarla- y siguió acercándose lentamente, mirándola a los ojos.

La criatura parecia mas asustada que furiosa... Y por lo visto a Sarahbi no le parecia bien matarla estando indefensa. La verdad era que a mi tampoco me gustaba pelear si no me quedaba mas remedio. 

- Simplemente volvamos con el resto. Las telarañas se disolverán en un rato, si no se suelta antes. - Le dije a la mujer felina. - Si volvemos con mas gente dudo que intente atacarnos. Y ella podrá irse con sus crias o cazar en algun otro lado. 

Cargué a Nekaram entre mis brazos. - Vamos. 

Negó con la cabeza -no, no quiero arriesgarme, después podríamos lamentarlo y además buscábamos un sitio para los demás, no podemos dejar este sitio, dudo que haya otro igual en la isla, pero quizás si ve que vamos con buena intención, podamos convivir con ella- fue hacía el agua -seguro que puedo coger algunos peces y llevárselos, como muestra de buena fe- miro a la pantera.

Se me da bastante mal el cazar en zonas slavajes, casi tanto como apaciguar bestias salvajes. Tal vez el zorro inconsciente sabria hacerlo, tal vez no. 

- Como quieras. Aqui te espero, por si amenaza con soltarse, podria lanzarle otra vez la telaraña... Pero si me ataca, me defenderé. - Le dije, agitando la pata de mesa rota de una de mis manos. Me alejé un poco para dejar el cuerpo inconsciente de Nekaram en el suelo apoyado en un arbol, y volví hacia el gran felino. Manteniendome a una distancia prudencial. 

- Que te parece... nos han dejado aqui para que nos hagamos amigos. - Le dije a la bestia, sin saber si me podria entender si quiera. 

Mientras Sarahbi está pescando, aprobecho el momento de soledad para sacar el colgante de la cabala e intentar ponerme en contacto con ellos. A ver si tengo algun mensaje en el colgante, o si puedo enviar uno... 

Se metió en el lago, y concentrándose y estando completamente quieta, cerrando los ojos para notar el mínimo movimiento cercano a ella ne el agua, cunado estuvo preparada con dos movimientos rápido con sus manso desnudas cogió dos peces sacándolos del agua y tirándolos a tierra firme, para hacer un poco después un movimiento idéntico sacando otros dos.

Volvió donde Llell y la pantera, y puso los cuatro peces a los pies de esta -Si quieres aléjate, la voy a soltar- le dijo a Llell y con sus uñas fue partiendo las hebras de la telaraña.

La bola de fuego estalló contra la cúpula de la sala y la explosión desprendió grandes trozos de piedra que se precipitaron contra el hipótido. El grito de Zook le puso en alerta, pero no fue lo suficientemente rápido. Aunque Thalosius se abalanzó rápidamente sobe la zona que le indicó el gnomo, un cascote le golpeó en el hombro desestabilizándolo lo que provocó que se derrumbara sobre los barriles.

El guardian, al ver como el enorme capitán se caía sobre él, dio un ágil salto y aprovechando la inercia de la caída de Thalosius, hizo una pirueta sobre él para evitar ser cogido. Sobre la piedra que había golpeado al capitán, finalmente pudieron ver quien era el guardián y no pudieron más que sorprenderse de lo que tenían delante. Una humana.

- Iayla, Omeiga Yantuthauei -

Una simple humana se erguía mientras gritaba palabras ininteligibles, mirando al mago mientras flexionaba las piernas y de un salto se abalanzaba sobre él. Su mirada, sin embargo, parecía puesta en las escaleras que subían

Mientras aguardaba junto a la pantera, Llell jugueteó con el colgante de la cábala. Un objeto mágico que siempre le había ayudado a no sentirse solo pues le permitía comunicarse con la orden de magos y sabios para la que trabajaba.

Comúnmente, tocarla le transmitía calor y familiaridad, sin embargo, ahora se sentía fría, inerte. Le dio varias vueltas y se concentró, pero el silencio fue su única respuesta. Esto no le gustaba porque arrojaba más preguntas ¿Dónde estaban? ¿El silencio se debía a un mal funcionamiento? ¿Al lugar donde estaba?

Frustrado, decidió volverse sobre la criatura y observó su comportamiento, su forma de moverse y rugir. No era un experto, pero podía asegurar que la criatura parecía bien alimentada y que el ataque no venía marcado por el hambre. ¿Defensa de territorio?

Mientras Llell cavilaba sobre todas sus dudas, Sarabhi apareció con dos pescados que lanzó frente a la pantera. Tras un aviso, se aproximó a la telaraña que aun lo mantenía atado y se alejó varios pasos. Ambos aventureros contuvieron el aliento.

La pantera, al verse liberada, se sacudió para quitarse la poca telaraña que aun la mantenía atrapada y una vez suelta, miró de manera amenazadora a las dos personas que tenía delante y luego los dos pescados que tenía en frente. Volvió a mirar las dos figuras y les mostró sus dientes, agitó el rabo y se inclinó, casi parecía que iba a volver a atacar. Durante unos segundos la tensión era palpable en el ambiente, rompiéndose de golpe cuando el felino tomo los pescados en su boca, dio marcha a tras y se alejó a la carrera. Justo antes de desaparecer entre la maleza, se giró y con los peces aun en la boca, y rugió. De entre las plantas pudieron ver dos pequeñas panteras que saltaban torpemente. Entonces se internaron en la selva y no se les vio más.

Tras ver el comportamiento de la pantera, miré a Sarahbi. - Parece que tenias razón. - Le dije. Cargué al hombre zorro inconsciente entre mis brazos y miré en dirección de donde veniamos. - Volvemos? A ver si hay algun sanador entre los otros naufragos que se ocupe de este tipo... Y volvemos con mas gente para echar esa puerta abajo. - Le sugerí a la felina. 

Sonrió satisfecha tras ver que tenia razón respecto a las crías y la pantera -Era hembra, no era de extrañar- le dijo a Llell -si deberíamos volver con los demás e informar para traerlos aquí, de seguro necesitaran un descanso agua y algo de alimento- se encamino de vuelta a la playa donde estaban los demás, miro algo preocupada al zorro, esperaba que alguien supiese como sanarlo.

- Joder mierda ... habra que ser mas convincente para que se rinda .... Rindete ya de una vez ..., levantese Thalosius - vuelvo a entonar el conjuro del virote de fuego ....

La mujer miró hacia la salida esperanzada y solo tenía un pequeño ser delante de ella por lo que envalentonada, se avalanzó contra la salida. Sin embargo, aquel enjuto ser tenía mucho más de lo que sus ojos mostraban y su poder era grande y no pensaba volver a fallar. Canalizando la magia a través de sus dedos, Zook lanzó una bola de fuego esta vez perfectamente dirigida contra la escapista que, encontrándose tan cerca y no esperándoselo, no pudo hacer nada más que recibir todo el impacto.

En un intento por mitigar el ataque, cruzó los brazos delante de su rostro, pero aunque esto protegió su cara, quemó sus muñequeras de quero y parte de su piel que tomó un tono negruzco. Y tras el ataque, todo quedó en silencio, Thalosius mirando hacia atrás, aun en el suelo, Zook con las manos levantadas hacia el objetivo por si este volvía a moverse y la extraña mujer con su rostro aun tapado por sus brazos en alto. Entonces, cayó de rodillas contra el suelo y comenzó a gritar por el dolor. Grandes lagrimones resbalaban por su rostro mientras bajaba los brazos y se los miraba horrorizada.

Zook dio un paso y la mujer reculó aterrorizada. El hipótido se levantó rápidamente y se avalanzó sobre la joven, levantándola con sus fuertes brazos.

- Vaya, vaya. ¿Así que tu eres la causante de todo este revuelo pequeñaja? Tranquilízate. –

La voz de Thalosius sonaba tranquilizadora y la joven paró de agitarse. Fue entonces cuando el capitán se giró hacia el mago.

- Voy a llevarla al campamento para que la curen. No parece un peligro, sino más bien alguien asustado. Deben tratarle las quemaduras que le has provocado – Cuando dijo esto último, en su tono se podía apreciar que no aprobaba el uso de fuerza tan letal contra una amenaza como aquella – Revisa todo a ver si puedes averiguar que ha pasado aquí y como hemos llegado. ¡Señor Mida! – Dijo alzando la mirada, recibiendo como respuesta una cabeza que se asomaba en las alturas cuando Cornius atendió la llamada – Baje por favor a ayudar a nuestro amigo. El peligro ha pasado –

Corinus, que había esperado pacientemente fuera, temió lo peor cuando sintió el temblor de tierra provocado por el primer hechizo de Zook pero ahora que oía la voz del hipótido llamándole, se relajó. Cuando este le invitó a entrar, no se hizo esperar y de un salto comenzó a descender. Al ver la pequeña figura que tenía Thalosius entre sus brazos sonrió.

- ¿Y tu eres quien tantos problemas nos has causado? Ahora me siento avergonzado – Y sonrió animadamente. – Es curioso Zook, parece que te tiene pavor –

Y era cierto, la mujer no perdía de vista al gnomo y el miedo podía verse reflejado en su mirada. Cornius vio como el capitán hacia un saludo y salía de aqul lugar, dejando a los dos estudiosos en la sala para investigar cuanto quisieran. El mida se giró hacia el mago.

- Bueno ¿Por donde empezamos? –

Miedo. Habían estado corriendo durante no sabían ya cuanto tiempo, sin mirar atrás sin saber hacia dónde. Lo único importante era alejarse de aquellas cosas. Solo dos figuras avanzaban todo lo rápido que les permitían sus piernas mientras pequeñas ramas y hojas les provocaban cortes en la cara, en los brazos, en las piernas. El dracónido iba delante, detrás una enana. Esta última tropezó con una rama que sobresalía y calló pesadamente contra el suelo. El dracónido le ayudó a levantarse, estaban agotados, pero solo se miraron a los ojos un momento y volvieron a correr. El horror era un buen combustible para mantenerlos a la carrera.

Mientas avanzaban entre la maleza, los recuerdos volvían, recuerdos de un despertar en una tierra extraña, los rostros de extraños tan confundidos como ellos, el siseo incesante, la sensación de que les observaban… y el chillido. Un sonido que se clavó en sus oidos al tiempo que una enorme criatura alada de negro pelaje, enormes alas, ojos rojos y expresión malvada se abalanzaba sobre ellos. Mal descrito se podría decir que parecía un murciélago gigante, pero su cuello era mayor, sus dientes más afilados y su voracidad terrible. A esta criatura le siguieron una marabunta de extraños cánidos de aspecto huesudo, sin pelaje, como descarnados y mirada negra, vacía. Y comenzaron a atacar a los que allí se encontraban. Confundidos y sin nada, solo pudieron hacer una cosa, correr. Mientras lo hacían, los gritos de auxilio se clavaban en sus oídos, retorciendo su alma.

Y de eso hacía ya varias horas, pero no habían dejado de correr, no se atrevían a mirar atrás. Solo querían avanzar, alejarse de aquel peligro lo más que pudieran. Sus piernas estaban cansadas, su corazón desbocado el aliento apenas les alcanzaba.

De pronto, el camino por el que corrian desapareció y se convirtió en una ladera que no supieron ver a tiempo, ambos calleron rodando por ella, desplomándose y golpeando contra piedras y ramas. Finalmente sus cuerpo se detuvieron con un golpe seco, su cuerpo estaba dolorido y al alzar la vista, vieron que, frente a ellos, 3 personas se alzaban con mirada confusa.

Un Arania que cargaba con un Kitsune inconsciente, y una Felínida.

Tras ver marchar a la pantera con sus crías, los aventureros pusieron rumbo de vuelta a la playa donde el grupo aguardaba. Mientras que el viaje de ida lo habían echo confundidos y llenos de temor, la vuelta era ahora mucho más alegre y esperanzadora. Casi se atrevían ha hablar animadamente entre ellos. Sabían que seguían en problemas, perdidos en una tierra a la que no sabían ni como habían llegado, pero al menos ahora, tomaban la situación entre sus manos y todo parecía ir bien.

Sin embargo, mientras caminaban, al pasar junto a una frondosa ladera, el sonido de ramas rompiéndose les llegó a sus oídos y cuando se giraron, vieron dos cuerpos caer pesadamente. Un dracónido y una enana. Ambos parecían magullados y exhaustos y el miedo parecía verse reflejado en su cara mientras fijaban sus miradas en ellos.

- No me ha dejado otra opcion, a noqueado a Thalosius, y ya me estaba cansando ... por desgracia la magia no tiene medias tintas ... tiene todo o nada, por eso cuesta tanto sobrevivir ... nunca se sabe donde esta las amenazas y sabemos que el leve movimiento de una mano puede ser nuestro fin, JEJEJE, o el comienzo de un vanquete claro, JIJIJIJ - en ese momento Zook comenzo a frotarse las manos como si huberia descubierto un gran tesoro, documentos y papeles por doquier y parecia que en toda aquella refriega no habian sufrido demasiado daños ... - comencemos a buscar mi fiel compañero ... - dijo mientra comenzaba a investigar ... - lamentaba no tener su libro donde podria hacer el ritual de detectar maguia, pero esa ralgo que deberia solucionar mas adelante ...