Partida Rol por web

-¿Por qué no vuelves con tu ama?. Aquí no sois bienvenidos- Con un buen equilibrio el hombre de telas moradas salta el bajo muro para colocarse tras el pajarraco.

Mientras avanza extrae e instala rápidamente una flecha en su arco y la suelta en el momento en el que percibe un punto flanco en el enemigo.

Tras el certero ataque hecha un par de miradas hacia adelante y hacia detrás para ver donde se encuentra el mediano de los "musculitos" y a que distancia se encuetra la otra criatura voladora, la cual se encuentra en un combate contra Caesar.

 A pesar de sus heridas, Querelar no puede desoir la petición de auxilio del maltrecho arquero que resta en vida, protegiendo a su caído capitán.

El valletano se desliza por el gujero que usó en su momento el trasgo para adentrarse en el pueblo y se lanza en combate contra la bandida. El acero de Querelar la pone en guardia mientras prepara la rodela para protegerse en el caso de que decida atacarle. Su ataque logra alcanzar a la figura, el filo se ve recubierto por una partícula verdosa a lo largo de la cimitarra el cual impacta en la mujer, dibujándole una línea en diagonal sobre su pecho hasta darle alcance a su yugular. La mujer solo puede poner ambas manos para tapar la sangre que se esacapa a borbotones.

Gárret avanza agazapado con sus armas enfundadas para hacer el menos ruido posible. Desde su escondite ve como un hombre de tez oscura y corpulento da muerte a la mujer bandida, la cual cae degollada al terreno, manchando con su propia sangre la fina manta de hierba. Mientras tanto, Caesar se sorprende al ver como la criatura que tiene enfrente no solo vuelve a detener su golpe ,si no que, también observa como el ave se va descomponiendo en cenizas hasta que desaparece por completo. Lo mismo ocurre con las otras dos aves.

Racalín siente como sus músculos vuelven a la normalidad, y la fatiga hace mella en él. Su visión se borra, se nubla.. no sabe bien lo que ocurre.... pero parece que todo ha terminado.

 Gárret se percata de como a su alrededor, los enemigos iban cayendo uno a uno, y una vez la hechicera cayó muerta, se dio la vuelta para recoger al soldado herido y cargarlo sobre sus hombros con un aparente gran esfuerzo. Caminó hacia la puerta de la ciudad, destrozada por la acción de los trasgos y orcos y se dispuso a cruzarla en busca de algún monasterio donde pudieran curar al guardia herido y al pájaro que ahora se acurrucaba en uno de los grandes bolsillos de su capa que a penas unos minutos antes le había dado la oportunidad que hizo que matara a la entera manada de gnolls.

Acércate despacio y sin trucos, las manos quietas, o te prometo que acabarás con una de mis flechas entre los ojos dice con voz autoritaria a la maga aún apuntándole con el arco y sin apartar los ojos de ella por un instante.

Hima, tienes una cuerda con la que atarle? si no en mi mochila hay una, puedes alcanzarla?

 Querelar mira con rostro apagado como la vida se escapa de la bandida, a pesar de que esta ha esparcido muerte a diestro y siniestro en lo que se ha convertido en un improvisado campo de batalla, no deja de ser la primera vez que se ha visto forzado a terminar con una vida humana y, lo peor, a una mujer. De repente siente como lo embriaga una sensación de abatimiento, mientras su maltrecho cuerpo va recuperando la entrecortada respiración fruto del esfuerzo que la batalla ha reportado.

 Ya habrá un momento para lamentarse y descansar, aún se me requiere. Piensa el guerrero mientras pasea la mirada por el campo de batalla, repleto de cuerpos sin vida.

 Su mirada se posa en el menudo mediano que intenta trasladar a uno de los pocos valientes guardias que permanece con vida. Sin dudarlo acude hasta ellos para ayudarles a la vez que guarda su cimitarra, tras quitarle la sangre de su víctima del filo.

 - Dejad que os ayude.

Al ver que la bandida cae a manos de Querelar el hechicero no puede pensar otra cosa más que en la belleza que ha perdido el mundo. Es una lastima, esperaba convencerla de...

 Gárret se detiene un momento al escuchar como el hombre que había acabado con la hechicera le pide permiso para ayudarle a transportar a los heridos, en ese momento, el mediano deja el cuerpo en el suelo, busca entre los bolsillos de su caba y muestra un cuervo herido, a plena luz de las antorchas.

Creo que éste pájaro está entrenado y pertenece a algún ciudadano de este lugar, ¿lo habías visto alguna vez? -Dice poniéndoselo casi en la cara.

Oh mi diosa, ARGUS!!! El mago, quien creía que su amigo se había ido a refugiar a algún lado, corre al ver las terribles heridas que luce su fiel cuervo, enseguida lo toma de manos de Gárret y pregunta en celestial. Bayts’ ynkern e hank’i ov e Dzez het patahel, k’ani vor duk’ aydk’an ts’av?

Izvini ljubov, no vidov deka momčeto e vo nevolJa i ne možev da za da se izbegne letaat, mislev deka nema da ima problem, no Jas ne može da dobie napravi da se borat na moeto ... Contesta el malherido animal.

En los ojos del hechicero se perfilan algunas lagrimas sin embargo Caesar es capaz de evitar que estas afloren, Oh poderosa Mystra, observa como incluso mi buen amigo es un fiel sirviente tuyo, no ha sido necesario que yo le ordene ayudar, el ha arriesgado su vida simplemente para demostrar que sigues con nosotros, ayudalo por favor a mantenerse en esta senda...

Enseguida la energía sanadora fluye por las manos del clérigo quien ayuda a su fiel amigo a recuperarse un poco de sus heridas.

Gracias por tus dones madre mía....

 Gárret, aún no siendo desconocedor del poder de la magia, se sorprende de como el cuerpo del cuervo que le había ayudado vuelve a su estado inicial, tal y como estaba cuando atacó al gnoll hechicero, frenando su hechizo que podría haber sido muy dañino para el mediano.

-Confío en que estarás orgulloso de haber criado tan noble criatura, no pudiste hacer mejor trabajo con ella. 

Tras de una corta frase de agradecimiento, continuó trasladando al guardia que había resultado herido defendiendo la ciudad, trasladándolo hacia el templo más cercano.

-Dime soldado, ¿cuál es tu nombre y rango militar?- Pregunta al malherido guardia mientras busca un emplazamiento donde puedan tratarle como bien merece.

 Querelar ayuda a transportar al soldad malherido. De hecho, tras intentar ayudar al mediano, desiste por la desigualdad de tamaños y finalmente, el valletano, decide cargarse a los hombros al guardia.

 - Vayamos al templo de Silvanus, allí serás atendido adecuadamente.

La escasa lluvia, incapaz de borrar los restos de sangre que cubre la mayor parte del campo, se deja caer, vencida. Alrededor yacen esparcidos multitud de cuerpos, testimonios de la cruenta batalla librada. Tímidos rayos de un sol naciente bañan la escena, creando un ambiente de irrealidad. El último había sido un duro rival, más por su crueldad, fuerza o poder que por su valentía y empeño. Finalmente, la estocada fue letal. La hoja se hundió fácilmente, imparable, directa al corazón. Methgar, una valiente elfa salvaje, se encuentra frente a la traidora Dama que ha perjudicado a todo un pueblo por su reservado comportamiento. La mujer se encuentra débil, no por su estado fisíco, si no mentalmente. Así pues, Hima lanza una cuerda de seda amarrada en su cinto al aire para que aterrice a los pies de Methgar. Sólo tiene que atar a la Dama y todo habrá acabado.

Hicieron su aparición los clérigos del Templo de Silvanus; Tres mujeres lideradas por Grifo observaron la crueldad que había dejado la batalla. Sin perder tiempo, dieron comienzo a sus oraciones para curar a todo guardia que esté al borde de la muerte, y seguidamente transportaron al inconsciente Capitán sobre una camilla al interior del pueblo.

La lluvia cesó, como dando por terminada la cruenta batalla. A lo lejos todavía se escuchaba algún quejido agónico de orcos y trasgos, que terminaba repentinamente tras un golpe seco. Escasos guardias que habían tenido la orden de proteger el interior del pueblo ayudan a transportar los cadaveres tanto de orcos, trasgos o humanos para incinerarlos como es costumbre. Incluso algunas mujeres se animan a cruzar la puerta para pisar el campo de batalla y buscar con la mirada a sus maridos caídos.

Querelar y Gárret ayudan a un valiente guardia para transportarlo hasta el Templo. Caesar ha tenido un reencuentro muy especial para él ya que Argus está vivo. Con la ayuda de la misteriosa Diosa cura sus heridas y el cuervo vuelve a mover sus alas con libertad. Methgar termina por atar a la Dama de Fuego con la cuerda para cumplir el objetivo de Hima. Racalín por su parte cae mareado al piso, cualquiera diría que está muerto pero pronto se escuchan unos leves ronquidos que indican que está durmiendo.

-Todo ha terminado. Ahora he de..- Otea el horizonte pero antes de partir por la senda de la sombra se detiene y escucha unos leves ronquidos. Deduce que serán del pequeño mediano que se encontraba en apuros y acude hasta la esquina del muro.

Se arrodilla y coge el pequeño cuerpo con sus brazos. No puede evitar esbozar una sonrisa al ver tal escena -Eres grande, pequeño. Y muy valiente. Cuando despiertes todo habrá terminado- 

-Arturo. Mi nombre es Arturo. Pertenezco al cuerpo de caballería- Con uno de sus brazos presiona la herida de las costillas y consigue levantarse con la ayuda de Querelar y Gárret. Trata de dar pasos por si mismo pero su cuerpo da la impresión de que no aguantará de pie.

-Graci...- Antes de que pueda daros las gracias, el guardia pierde el conocimiento. Por suerte Querelar consigue cogerle antes de que tropiece contra el suelo y cargarlo a sus hombros.

Tienes a la Dama atada, a Hima luchando contra la trampa a tus espaldas pero parece estar consciente de sus acciones.

Todo parece estar mas o menos en normalidad, hasta que, unos sonoros ruidos tras los árboles te llama la atención y observas la silueta de alguien montado en un corcel negro. Esa silueta sabe de tu presencia, lo que no sabe es que acabas de descubrir su escondite..

El mediano  se acerca hacia el cuerpo del soldado herido cuando ve que su caída al suelo es inminente, sin embargo, el humano que se había ofrecido a ayudarle antes estaba más cerca y detuvo su caída.

No me extraña su estado, cuando le encontré estaba rodeado de cuerpos sin vida, la mayoría de ellos llenos de quemaduras, causadas por la bruja que tu mataste. Dime, ¿por qué nombre debo llamaros?

Gárret agarra por las piernas al soldado para dejarlo suavemente en el suelo y que los clérigos hagan su trabajo.

Caesar ayuda a los caídos en lo posible usando sus conjuros menores para ayudar a estabilizarlos, Argus es de gran ayuda localizando los cuerpos que de otro modo se perderían en el fango y la lluvia. Enseguida camina hasta donde callo la bella mujer con que combatiera antes y se agacha a verla... Y revisar sus pertenencias.

 Querelar, que procura trasportar lo mejor posible el guardia mira al menudo mediano.

 - Querelar, me llamo Querelar, el Místico. Durante el combate estuve apoyando con el arco des de los muros. Me has sorprendido, acabaste tú solo contra todos aquellos gnolls, eres un bravo guerrero.¿Como te puedo llamar?