Partida Rol por web

-Alhana Starbreeze es  la madre de Silvanoshei, el Elegido del Uno para reinar sobre los elfos. A pesar de mi limitada inteligencia, conocía bien los nombres de esos elfos pues los ogros luchaban constantemente contra los silvanesti. Al ver como los ojos de mis compañeros se abrían de asombro reí por lo bajo. -Nunca los he visto pero Kladivo me enseñó un poco sobre los líderes enemigos.

Tomé la caja y la sacudí un poco mientras la acercaba a mis oidos. -¿Si es importante por qué la hicieron tan delicada? Luego de darle un par de vueltas, la regresé a las manos de Anubis. -Elfos. Agregué en un tono poco halagador.

Revisáis la caja por un lado y por otro, incluso las toscas manos del ogro tocan el delicado instrumento. Finalmente llegáis a la conclusión de que no tienen ningún recoveco secreto.

Atendí a las explicaciones acerca de la historia de Ansalon, a través de la figura de Alhana Starbreeze. Yo no era ningún erudito en la historia del mundo, más allá de lo evidente. Tras cada invierno llegaba una nueva primavera, y tras ella un verano que recibiría al otoño, y así sucesiva e irremediablemente, sin que la historia de los hombres o los elfos pudiera impedirlo o entorpecerlo en modo alguno. De modo que toda aquella historia no suponía mucho para mí, era nuevo y no tenía claro si algo de ello podía sernos útil.

Hasta que la anciana se refirió a los textos que intentaba traducir, advirtiéndome del único lugar que conocía donde hubiera existido la posibilidad de que alguien supiera interpretarlos. En un principio, tan sólo me centré en la negativa a que encontrase lo que estaba buscando, pero frunciendo el ceño fui dándome cuenta de un pequeño detalle.

Elevé mi mirada, comprobando que Anubis parecía más centrado en encontrar algo en la caja que en la historia que nos estaban contando. Okodar mostraba contar con mayor conocimiento que yo acerca de los nombres del pasado, pero tampoco parecía haberle llamado la atención lo que a mí me parecía podía ser tan importante. Finalmente, crucé una rápida mirada con la clérigo de Mishakal, pareciéndome que en su expresión había algo que la había llamado la atención. ¿Sería lo mismo que a mí?

Templo destrozado...

Llevad la llave a las ruinas destrozadas, a través de la arena y por encima de las dunas...

Enterrado en las arenas del desierto...

Buscad respuestas en las arenas del tiempo...

E-espere un instante... -Traté de llamar la atención de la anciana, precipitadamente. ¿Qué posibilidades había de que fuera una mera coincidencia?- ¿Dónde está ese... templo de Hurim? ¿Qué puede decirnos de ese lugar?

Mis ojos se mantenían muy abiertos, expresando la expectación y la sorpresa. ¿Era posible que nuestro destino se desvelase en aquel instante, mostrándonos el camino que se esperaba que recorriéramos?

Terminamos dando con una anciana elfa, que como yo seguía los dogmas de Mishakal. Me hubiera gustado toparme con ella en otras circunstancias para poder charlar tranquilamente, a buen seguro tenía muchas cosas interesantes que contar, y que enseñar; pero nuestro presente estaba marcado por aquella caja de la que debíamos averiguar más.

Y seguramente también nuestro futuro.

La anciana conocía la caja, y nos habló de ella y de la última vez que la había visto, ante lo que Lobo Blanco en seguida preguntó en busca de más detalles. También quiso preguntar por la traducción de aquellos textos, que si bien no parecían tener nada que ver con el asunto que nos ocupaba, terminaron resultando importantes; y es que además de hablarnos de Alhana, antigua dueña de la caja, la anciana mencionó un lugar que llamó mi atención.

"Llevad la llave a las ruinas destrozadas…", "A través de la arena y por encima de las dunas…" Podría tratarse de ese templo.

Mientras Anubis seguía centrado en la caja y Okodar nos informaba sobre lo que sabía de Alhana, Lobo Blanco parecía estar pensando lo mismo que yo. El druida tomó la palabra y preguntó por el templo, queriendo saber más sobre este.

- Cualquier pequeño detalle que recuerde nos interesa. – añadí tras Lobo Blanco, antojándoseme crucial cualquier información sobre el lugar. – Y sobre Silvanoshei… ¿Qué sabe de él?

Si la caja pertenecía a la realeza élfica y pasaba de generación en generación, la caja debía estar ahora en manos de aquel elfo o su descendencia, pero por algún motivo no era así.

El templo de Hurim se encuentra al otro lado del desierto, cerca de las Ardenas ardientes.  Pero la entrada al templo fue sellada hace años, nadie ha conseguido entrar en siglos, y sus historias se pierden en las arenas del desierto. Puede que las tribus nómadas que habitan esos lares aun recuerden algo de ella.

La historia de Silvanoshei es trágica y funesta, nadie sabe dónde se encuentra. Si es que sigue vivo. En la noche de la Gran Tormenta fue llevado a la nación de Silvanesti atravesando el escudo que rodeaba la ciudad. Al conocer su linaje fue llevado a Silvanost y nombrado Portavoz de las Estrellas. Entonces se enamoró de Mina, la profeta del Dios Único. A instancias de Mina, destruye el escudo de la ciudad permitiendo a los Caballeros de Neraka invadir y conquistar a los elfos. Eso significo el fin de nuestra bella nación. La mirada de la anciana, hasta ese momento calidad se volvió gélida y llena de tristeza. Luego Silvanoshei siguió a Mina hasta Sanction.

Permanecí silenciosamente pensativo, tras las explicaciones de la anciana acerca del templo de Hurim. El resto de la historia, lo relativo a Silvanoshei, me resultaba poco interesante y útil. Por supuesto, podía equivocarme, pero mi tendencia habitual a ignorar la historia de los hombres me arrastraba a ello.

La coincidencia es tal, que parece haber una mano tras ella. Los vagos indicios que se nos han revelado parecen confluir, como los afluentes que llevan sus aguas a un río mayor en su camino hacia el mar. -Indiqué a mis compañeros, con aire solemne. Intentaba hablar siempre con la seriedad adecuada, cuando me refería a la obra de los dioses. Especialmente, cuando intuía que era la de Chislev la que podía estar detrás de todo aquello. No en vano, era en busca de sus enseñanzas druídicas que había terminado embarcado en todo aquel asunto, y parecía que el origen de los escritos a través de los que debía alcanzarlas me guiaba a su vez por ese sendero- Creo que debemos viajar a ese lugar, encontrar la forma de localizar la entrada, y explorar esas ruinas en busca de respuestas. -Propuse- Tal vez pueda entenderme bien con esos nómadas. Yo mismo procedo de una tribu nómada de las llanuras, y son comunes sus tratos con los druidas. -Expuse, esperanzado- Díganos, Angelyn... ¿Por qué fue sellado el templo? ¿Qué fue lo que sucedió allí?

Del templo no sabes nada, es la primera vez que tienes noticias sobre él.

En cuanto a Silvanoshei y Alhana Starbreeze sabes lo mismo que ha contado la anciana pero con otras palabras.

El templo no fue sellado apropósito, fue el cataclismo. Cuando el cataclismo asolo Ansalon el acantilado que daba paso al templo quedo bloqueado por la caída de grandes piedras. Contesto la anciana a las palabras de Lobo Blanco. Pero yo soy una simple elfa del bosque, las historias de más allá del desierto son simples rumores que llegan a mis odios.

 Al escuchar a la anciana elfa, le pregunté:

 - ¿Y sabe de alguien que pudiera informarnos más al respeto acerca del tema?. Algún sacerdote o erudito, por ejemplo...

Supongo que las tribus del desierto sepan más sobre el templo. La anciana parecía cansada, pero aun así, continuaba contestando a vuestras preguntas por cortesía. Hasta que finalmente decidisteis que ya habíais obtenido todo el conocimiento que la pobre anciana os podía proporcionar y la dejasteis ir a descansar. Descanso que vosotros también necesitabais.

Mientras duermes tienen un extraño sueño:

De pronto se abrieron las puertas y entraron dos soldados que arrastraban con violencia a un prisionero. Empujando a los compañeros a un lado, arrojaron al prisionero al suelo. Se trataba de una mujer. Llevaba el rostro cubierto con velos y vestía una falda larga y una pesada capa. Durante unos segundos se quedó tendida en el suelo como si se hallase demasiado cansada o abatida para levantarse. Después, hizo un gran esfuerzo para conseguirlo, sin éxito. Obviamente nadie iba a ayudarla. El señor se la quedó mirando con expresión torva y ceñuda. El draconiano que estaba tras él se había puesto en pie y la contemplaba interesado. La mujer a duras penas podía moverse pues se tropezaba con sus largas vestiduras.

Un segundo después Sturm estaba a su lado. El caballero había contemplando horrorizado el insensible trato que estaba recibiendo. Le lanzó una mirada a Tanis y vio al cauto semielfo sacudir la cabeza, pero la imagen de aquella mujer haciendo un denodado esfuerzo por levantarse era demasiado para él. Al avanzar hacia la dama uno de los soldados se interpuso en su camino.

Si quieres puedes matarme, pero voy a ayudar a la prisionera.

El guardia parpadeó y dio un paso atrás, mirando a su señor a la espera de órdenes. El señor negó levemente con la cabeza. Tanis, que lo observaba atentamente, contuvo la respiración. Le pareció ver que el señor sonreía, cubriéndose rápidamente la boca con la mano.

Señora mía, permitidme que os ayude. Dijo Sturm con suma cortesía sujetándola con sus fuertes manos y ayudándola a ponerse en pie.

Sería mejor que no me hubieses ayudado, caballero .Dijo la mujer. A pesar de que sus palabras apenas fueron audibles debido al velo que cubría su rostro, Tanis y Gilthanas dieron un respingo y se miraron el uno al otro. No sabes lo que has hecho… has arriesgado tu vida…

Es un privilegio haberlo hecho Dijo Sturm haciendo una reverencia y permaneciendo junto a ella sin apartar la mirada de los guardias.

¡Es una elfa de Silvanesti! Le susurró Gilthanas a Tanis .  ¿Qué debe estar haciendo aquí? Silvanesti está muy lejos…

Puede que… Comenzó a decir Tanis, pero uno de los soldados le dio un golpe en la espalda para que guardase silencio pues el señor se disponía a hablar.

Princesa Alhana Dijo éste en un frío tono de voz, se os comunicó que abandonaseis la ciudad. La última vez que os presentasteis ante mí fui misericordioso porque veníais en misión diplomática, y en Tarsis aún observamos el protocolo. No obstante, os dije entonces que no esperarais que os ayudásemos y os di veinticuatro horas para partir, pero veo que aún seguís aquí.

Alhana... Murmuró Tanis para sí. Luego se dirigió a Gilthanas. ¿Por qué me resulta tan familiar ese nombre?

¿Has estado alejado de nuestra gente tanto tiempo que ya no reconoces ese nombre? Sólo una de nuestras primas de Silvanesti se llamaba así. Alhana Starbreeze, hija del Orador de las Estrellas, princesa y única heredera de su padre, ya que no tiene hermanos.

¡Alhana! Exclamó Tanis recordando. Los elfos se habían separado cientos de años atrás, cuando Kith-Kanan guió a muchos de ellos a la tierra de Qualinesti tras las guerras de Kinslayer. Pero sus dirigentes se habían mantenido en contacto a la misteriosa manera de los elfos quienes, se dice, pueden leer mensajes en el viento y hablar el idioma de Solinari. Ahora recordaba a Alhana —que tenía la reputación de ser la más bella de todas las mujeres elfas, y tan distante como la luna plateada que brilló la noche que nació.

Muralasa la llamaban los elfos, princesa de la Noche. Su cabello, negro y suave como el viento nocturno, estaba sujeto por una red tan fina como una tela de araña, y cuajado de pequeñas joyas que titilaban como estrellas. Su piel era del tono pálido de Solinari; sus ojos del profundo púrpura del cielo nocturno, y sus labios del mismo color que las sombras de Lunitari.

A la mañana siguiente o lo que suponéis que es la mañana, debajo de tierra no hay amaneceres ni anocheceres y solo el cambio de actividad de los elfos indica el paso de las horas.

Shaylin vuelve a recibiros en su tienda. Mis queridos amigos, siento la indisposición de ayer. Comenta con una radiante sonrisa de dientes perlados. Ahora podré contestar a las preguntas que queráis hacerme.

Una de las primeras preguntas en pronunciarse, dicha a la vez por los cuatro aventureros de forma simultánea y casi atropellándose uno a los otros fue:  ¿Qué son las ruinas destrozadas, que sabe del templo de Hurim?

En las ruinas de Hurim antes había un templo construido en honor a Paladine y los dioses de la luz. La leyenda habla de una gran traición por parte de uno de los sumos sacerdotes del templo, que traicionó a su gente ante un despiadado señor de la guerra ogro. El templo cayó, y el valle en el que estaba fue maldito y evitado por las tribus de Khur. Cuando llegó el Cataclismo, se cree que el valle quedó sellado para siempre. Ahora creemos que lo que pasó en el "templo destrozado" fue una profecía del Cataclismo. Sin embargo, actualmente existen presagios de que el valle ha vuelto a abrirse.

El resto de información que os proporciona es exactamente la misma que Angelyn Canto estelar os proporcionar, el pueblo elfo es un pueblo apacible que tramite sus conocimientos de unos a otros sin que haya secretos¹.

Me mostré de acuerdo con Lobo Blanco cuando propuso viajar hasta aquel lugar y buscar en el templo las respuestas que necesitábamos. Había tratado de hacer memoria, pues había dedicado largas horas a estudiar la historia de Ansalon, pero no logré recordar nada más del pueblo élfico a parte de lo que la anciana compartió con nosotros. En cuanto al templo, tampoco conseguí recordar nada relacionado con él, era la primera vez que tenía noticias de su existencia.

Cuando terminamos de hablar con Angelyn nos retiramos, pudiendo comer algo y descansar. Al día siguiente continuamos con nuestro objetivo de desentrañar aquel misterio, yendo al encuentro de Shaylin, quien nos dijo lo que sabía sobre las ruinas de Hurim y sobre otros temas ya tratados con aquella anciana elfa tan amable.

- ¿Podría hablarnos de esos presagios, dama Shaylin? – pedí a la elfa con voz suave, sacando después la caja de música, la cual había pedido custodiar tras abandonar el lugar en el que habíamos descansado. – También me gustaría saber qué cree que significan esos sueños que ha tenido, y si esta caja salía en ellos. -  le dije mostrándosela, tras lo cual la abrí con cuidado.

Finalmente, aquella conversación con la anciana elfa había ofrecido una nueva perspectiva a nuestra situación. Teníamos algunas indicaciones, una pista acerca del camino a seguir, aunque yo aún arrastraba serias dudas acerca de los motivos por los que nos encontrábamos en ello, así como el fin último de la tarea que se estaba depositando sobre nuestros hombros. Era aún un druida muy joven, demasiado joven e inexperto, carente de la sabiduría que permitía a los grandes maestros atisbar el futuro en la forma en que las hojas caían de los árboles en otoño, o en las briznas de hierba que despuntaban sobre un campo verde despejado. Tan sólo era un lobezno que había aprendido a morder y buscaba su espacio en la manada, en el orden natural de las cosas.

¿Cómo podía aspirar a comprender los designios de los dioses?

Porque esa impresión me daba, y no quería pecar de orgulloso y arrogante, asumiendo que mi dios se comunicaba conmigo mediante mensajes secretos, solicitando de mí un servicio cuya naturaleza aún no tenía del todo clara.

Aún así, el descanso me vino muy bien para despejar la mente y verlo todo de forma más clara. El pueblo elfo subterráneo nos brindó una tienda en la que cobijarnos durante las horas de sueño, un pequeño espacio que compartimos como una manada de lobos en su lobera particular. Y al despertar, pude sentir que no sólo mis fuerzas se habían renovado, sino también que la conexión que sentía con las fuerzas de la naturaleza era ligeramente mayor.

Ya en la tienda de Shaylin Luna Naciente, fue la clérigo de Mishakal quien tomó la palabra en primer lugar, solicitando más detalles acerca de aquellos presagios, así como su propia interpretación. Finalmente, le mostró la caja de música.

Esa caja es lo que unió nuestros caminos en primer lugar. -Expliqué a la elfa- Cayó en nuestras manos en la posada de los Cinco Dragones, de un hombre que murió calcinado tras decir incoherencias que podrían no ser tales. Parecía que tenía visiones, tal como las suyas, y poco después el propio Anubis habló palabras que no eran suyas. Da la impresión de que todo gire en torno a ella, por ello sospechábamos que pudiera tratarse de la llave de la que hablan esos presagios. -Me atreví a compartir mis conjeturas- Así mismo, sospechamos que el lugar del que hablan sus presagios, las ruinas destrozadas, a través de la arena y por encima de las dunas, podría ser el Templo de Hurim. Se encuentra al otro lado del desierto, cerca de las Arenas Ardientes, y su acceso fue sellado durante el Cataclismo. ¿Qué opináis? ¿Sería posible?

Podría hablarnos de esos presagios, dama Shaylin?

Mucho se ha hablado de los presagios que los dioses mandaron al príncipe de los sacerdotes,  pero de nada sirvieron. El príncipe de los sacerdotes continuo con su locura y le reclamos a los dioses que le entregaran la divinidad. Los dioses enfurecieron y lanzaron una montaña de fuego sobre el príncipe de los sacerdotes que causó el hundimiento de algunas tierras bajo el océano, al mismo tiempo que otras tierras emergieron del mar. Pero estas son historias antiguas de otras eras, presagios de otras épocas que no fueron escuchados en su momento y ahora son inútiles.

También me gustaría saber qué cree que significan esos sueños que ha tenido, y si esta caja salía en ellos.

Mi niña. Los sueños son como conversaciones lejanas escuchadas en un abarrotado salón de fiestas, algunos detalles son claros con el agua y algunos tan difusos como las noches de Nuitari. En mis sueños hay un “algo”, una “llave”, pero no soy capaz de ver su forma. En los sueños se habla de una "llave" que aparece en tiempos de gran necesidad. Todo lo que se realmente es que la "llave" debe abrir algo muy importante, algo que ha estado perdido desde la Era de los sueños. La Era de los sueños a la que se refería  Shaylin era una época de mitos y leyendas, donde poderosos héroes del bien lucharon contra el mal y la gente aprendió lecciones que serían importantes para eras posteriores.

¿Qué opináis? ¿Sería posible?

Claro que creo que podría ser posible mi joven lobo, y yo os ayudare a llegar. Los elfos creemos en las profecías y la magia, y esto no parece una simple casualidad. Conocemos un pasadizo secreto que fue construido durante la Guerra de la lanza como un medio para sacar a gente de la villa y también para entrar artículos de contrabando mientras el ejército de los dragones verdes ocupaba la tierra. Cuando estéis preparados, uno de nuestros guardianes os llevará al pasadizo y desde ahí podréis llegar a las ruinas de Hurim.

 - ¿Entonces Alhana Starbreeze y su gente no saben nada de eso?. - Pregunté. - ¿ No tienen los Silvanesti o el linaje del Orador de las Estrellas algo que ver con ese templo después de todo?. Porque si esta caja, que resultó que si le perteneció a ella, resulta si estar relacionada con ese templo de alguna forma, deberíamos de averiguar como...

Palabras, palabras, palabras.. Debía reconocer que los pakehai eran amables incluso con un medio-ogro, y dado el ancestral odio entre nuestras razas era asombroso, pero hablaban mucho y me costaba seguir una conversación tan larga, más aun cuando lo que más quería era salir de la tienda y practicar con Klad. Si él no ejercita se pone de mal humor..

A pesar de eso, lograba comprender que lo que allí se decía era importante así que me obligué a permanecer en silencio y sin expresar molestia más allá de unos pocos resoplidos mientras intentaba entender lo que escuchaba; no lograba comprender el porqué haríamos caso a sueños pero mis compañeros parecían creer que las palabras del ghasharkogar y las visiones de la oshumas tenían pista para encontrar "la llave", fuese lo que fuese. Incluso yo sabía que la llave no tenía que tener forma de llave y que podía ser otra cosa. El cofre del comandante Gukur se abría con su collar..

Lo otro que sabía era que los desiertos son calientes. Si debemos buscar un templo en un desierto tendré que cubrir mi cabeza con tela y llevar agua, mucha agua..

Los presagios eran un asunto complejo y espinoso, eso estaba claro. La mención a cómo antiguos presagios habían sido ignorados con terribles consecuencias, no hacía sino incrementar mi inquietud. ¿Qué consecuencias traerían los errores que cometiéramos? Lancé una furtiva mirada a mis compañeros, pensativo. Todos éramos jóvenes, aún inexpertos en el largo camino de la vida. Ninguno era un sabio veterano en que apoyar nuestras decisiones con conocimiento y experiencia.

Y Shaylin se remontaba a tiempos del Cataclismo, y hablaba de tiempos de tiempos de gran necesidad...

Sin embargo, la elfa estaba de acuerdo con las pesquisas que manejábamos por el momento. De ese modo, nos ofreció una salida segura de la ciudad, a través de antiguos túneles de contrabando, para poder viajar hasta ese lugar, ese templo, e investigar sus ruinas en busca de más información.

Quizás porque mi mente trabajaba más en los asuntos más primarios, como un animal hacía en su instintiva búsqueda de lo más necesario e inmediato, pasé inmediatamente a meditar acerca de lo que nos esperaba en ese camino que se abría ante nosotros. En cambio, para mi sorpresa, el mago insistió en indagar en cuestiones acerca de las que Shaylin ya había dicho que desconocían más detalles de los que ya había compartido. Parpadeé un par de veces, reaccionando únicamente cuando un resoplido de Okodar me sobresaltó ligeramente.

¿A qué distancia está ese templo? -Pregunté, tanto a la elfa como a cualquiera de los presentes si es que contaban con conocimientos de geografía que a mí me faltaban. Para mí, todo el bosque era bosque, y toda la llanura era llanura. Poco me importaba a partir de qué árbol o río dejaba de pertenecer la tierra a un reino o a otro, pues toda tierra pertenecía a Chislev- Debemos calcular los víveres que necesitamos para alcanzar nuestro destino. En territorio boscoso, la naturaleza nos puede proveer, pero en el desierto la cosa será muy diferente...

Al mostrarle la caja de música a la elfa, el druida intervino para explicar cómo había llegado hasta nuestras manos y lo que habíamos vivido junto a ella, terminando por compartir nuestras conjeturas sobre lo que significaba; queriendo obtener su opinión al respecto.

Shaylin en seguida respondió a nuestras preguntas, dejando claro que además de pensar que otros presagios nada aportaban a lo que nos ocupaba, no había visto en sus sueños aquella caja. La idea de una llave estaba presente en ellos, pero en ningún momento se advertía forma alguna.

La idea de que la llave aparecía en tiempos de necesidad hizo que llevara mi mano a mi medallón de fé, que ahora se encontraba aferrado a mi vestido, cerca de mi corazón. Ayudar a los demás no sólo era mi propósito en la vida, sino para lo que había nacido, o más bien, renacido. La dama celeste me había salvado aquel día con un claro propósito, estaba más que convencida de ello, con lo que cada vez estaba más segura que era ella quien había guiado mis pasos hasta aquella caja de música.

La elfa no sólo creía posible lo que Lobo Blanco le había planteado, sino que dijo que nos ayudarían a dar con aquel lugar. Al parecer existía un pasadizo que nos ayudaría a salir de Pashin y llegar a aquellas ruinas.

- Gracias, dama Shailyn, se lo agradecemos profundamente. – le dije a la mujer con una sonrisa, contenta porque todo aquel asunto comenzara a tomar algo de forma.

Anubis continuó tratando de indagar sobre el pueblo élfico, percatándome de los resoplidos que de vez en cuando dejaba escapar Okodar.

- Tranquilo, acabaremos en seguida. – le hice saber al semiogro en voz baja, antes de girar mi rostro hacia el druida, que comenzaba a tratar temas más prácticos. – Me temo que desconozco a qué distancia se encuentra ese templo.  - lamenté, quedándome pensativa ante las cuestiones de la comida y el agua. – No sé cuánta comida necesitaremos, pero aún me quedan algunas raciones. En cuanto al agua… Suponiendo que nos dirigiríamos al desierto he orado para poder invocar algo de agua en caso de necesidad, pero deberíamos llevar la que podamos. – Entonces recordé algo más, sonriendo al druida – A lo mejor puedo ayudarte con esos escritos. Creo que podrían ser importantes.

¿Entonces Alhana Starbreeze y su gente no saben nada de eso?

La dama Shaylin contesta a la pregunta del túnica blanca relatando la historia que ya había contado la anciana Angelynpero con palabras más floridas. Parecía que tendrían que recurrir a otras fuentes para encontrar más información sobre Alhana Starbreeze.

¿A qué distancia está ese templo?

No temáis por el viaje, en mis sueños también había una muchacha que os servía de guía. Entonces se escucha revuelo fuera de la tienda, y con pasos ligeros la dama elfa se levanta para salir de la tienda. Debe de ser ella.