Partida Rol por web

Creo que me atore un poco, saliendo por la ventana de atras de la casa...

Preparó la lanza y se concentró para acabar con los gigantes. Que hablaran si querían, pero eran segundos que él aprovecharía para que Tejedestinos cumpliera su cometido. La ironia de la situación no se le escapaba, pero le intrigaba el saber a donde llegaba todo esto. ¿Era realmente posible parar el Ragnarok?

Hilda, tu y Eckhart sois los que más cerca estáis de los gigantes, y parece que la atención la tiene Hilda. Van derechos a vosotros y estáis a distancia de cuerpo a cuerpo en este turno. Ian está todavía saliendo por la ventana, por lo que es más difícil de alcanzar, y James está en el tejado, fuera del alcance de los gigantes.

Eckhart se lanzó hacia los gigantes, esgrimiendo su Reliquia contra esos seres. Su primer ataque fue un corte lateral a un Gigante, haciendole una herida fea, para continuar el movimiento con otro corte, más profundo. Atacó al más rápido para impedir que pudiera hacer nada y así permitir a sus compañeros menos rápidos la oportunidad de encararse con otros que fueran más lentos que ellos.

- ¡Honor a los hijos de los Aesir! Moriréis hoy, bestias inmundas...

El gigante armado con la pala es el primero en lanzarse al combate, y va directo a por Hilda

- ¡Que preciosidad! ¡No te preocupes cariño, no te estropearé mucho la cara!

Levanta la pala y describe un arco lateral para golpear a Hilda. Sin embargo, Hilda simplemente ya no está ahí, antes incluso de que el gigante empezase a moverse. La mujer ha rodado hacia un lado con una velocidad inaudita y ha esquivado por completo el ataque. El gigante se queda aturdido unas décimas de segundo, instante que Eckhart aprovecha para atacarle por un lateral. Consigue colocar el primer golpe, que atraviesa la gruesa piel del gigante y le provoca un corte leve. Sin embargo, ese golpe solo era para despistar al gigante; girando sobre si mismo, Eckhart consigue colocar un segundo golpe en un punto mucho más vulnerable, abriendo una profunda herida en el costado del gigante.

Tras el ataque del primer giganta hacia mi compañera Hilda sale de mi una gran ira -Vosotros estúpidos gigantes, venid a por mi si os atrevéis- digo con una fuerte voz proveniente de lo mas profundo de mi garganta preparandome para parar el ataque de un primer gigante y esquivar los posibles siguientes.

Uno de los gigantes armados con bates, viendo lo que Eck le había hecho a su compañero, juzgó que quizás el tipo de la lanza fuese más peligroso que la rubia. Balanceando su bate, corrió hacia Eckhart, listo para darle una buena tunda. De repente, la voz de Hagger resuena en la calle con una reverberación escalofriante, y los gigantes parecen sentirse incómodos. El gigante que va a por Eckhart vacila un poco al oir el desafió de Hagger, y eso le sirve a Eckhart para detener el bate de su enemigo sin problemas. 

Como esperaba, recordarles a los gigantes la muerte de su compañero hace que vengan a por mi. Dejad que vengan, no saben a qué se están enfrentando.

El primero se acerca y me ataca con una pala. Grande, pesado, fuerte... y lento. Lo cierto es que si llega a alcanzarme podría haberme hecho bastante daño, pero o se esmera un poco más o va a ser complicado que me golpee. Miro un momento a los otros dos gigantes, valorando si podría evitar un ataque coordinado de los tres. Sonrío.

Eckhart ataca dos veces al mismo gigante. Una buena táctica para enemigos más rápidos, pero en este caso prefiero hacer un ataque más certero. Esquivando rápidamente el golpe, me dirijo hacia su espalda. Ehiwad parece susurrar en mi mano. No me gustan los gigantes... A quemarropa, el cañón de mi arma casi toca el cuerpo del gigante cuando aprieto el gatillo. La detonación de la pistola contrasta con el silencioso ataque cuerpo a cuerpo de la lanza de mi compañero, pero también parece hacerle más daño.

Preparándome rápidamente para un nuevo ataque, observo los efectos de mi disparo sin dejar de sonreir.

El disparo a quemarropa de Hilda atraviesa al gigante de un lado a otro. Tiene una fea herida en el estómago, que sangra abundantemente y que deja al gigante considerablemente debilitado y sujetándose la herida con una mano.

- Mierda... ¡Esto no debería estar pasando!

Suelta la pala y se dispone a huir

- ¡Ya verás si me atrevo o no!

El último gigante se lanza a por Hagger, dispuesto a hacer un home run con su cabeza. Hagger espera hasta el último momento para evitar el golpe; simplemente agacha la cabeza, y el bate pasa rozándole la cabeza.

Tomo posición en el tejado de la casa y localizo a un Gigante (en nº 1). Permanezco apuntándolo un rato hasta tener un Blanco Perfecto.

- Un poco más. Tan sólo un poco más. - pienso mientras el dedo se empieza a afianzar en el Gatillo.

Viendo que sus heridas eran demasiado graves, el gigante que llevaba la pala empieza a correr en dirección a donde habían dejado aparcado su vehículo.

- ¡Me largo! ¡Estos tíos son demasiado duros!

- ¡Gallina!

Aunque trata de alejarse todo lo posible, todavía no ha salido de vuestra vista, ya que su paso es algo lento por culpa de las heridas