Partida Rol por web

¡Bien, bien! ¡Al fin vamos a movernos! Estaba esperando más información, pero no puedo quejarme. Tal vez si juego bien mis cartas, o sea me hago el tonto con los anarquistas a los que vamos a ver, pueda conseguir yo mismo algunos chismes sobre todo esto. Me dirijo rápidamente a la camioneta manejada por Lucrecia. Aunque no me mata entablar una relación con ella, prefiero estar en su compañía que en la de Quesada.

Selina se dirigió hasta la chata, abrió la puerta y se sentó en el asiento del copiloto; quería ir con el Che.
 

Sebas sigue a Valentín a la furgoneta con que este dirige.

Los motores se encienden y arrancan. Lucrecia toma por una calle lateral y de inmediato enfila al Oeste, a los suburbios, mientras que Valentín lo hace al Este, hacia el centro. El Che da la vuelta y sale por el otro lado, encarando hacia el Norte.

Tras pensarlo un momento el porqué de esta precaución es evidente, así no pueden sorprender a todos a la vez. Además, se presentaran desde distintos puntos y tiempos, apartando sospechas que podrían surgir de caer juntos. 

La lluvia en la ciudad es fuerte. Repiquetea sobre todos ustedes al salir, empapándolos. El agua no distingue entre mortales o vampiros, y brinda un trasfondo si se quiere aún más triste a la lóbrega noche. ¿Qué deparara la reunión?

Lucre sale pisando fuerte, mientras Eliana toca el estéreo, y pone música directamente de un usb.

Notas que las dos te miran por el retrovisor, en silencio. La rubia baja su espejito y aparenta revisar que el maquillaje esté en orden, pero realmente está vigilándote.

A pesar de la Vaulderie, todavía no se fían. Otra nota la da al abrir la guantera. De un golpecito, se revela un doble fondo. Saca una 22 corta, un revolver pequeño pero fácilmente ocultable. Caes en que no pediste un arma para… posibles eventualidades.

Apenas se deben repartir te mandan atrás. Mejor que no estes ni cerca del volante, comenta el rubio con sorna, y Pablo le da la razón. Fabiana rie te hace lugar a su lado. No hay mal que por bien no venga, podes pensar al mirar su escote.

Un toque al estereo y estan en marcha, enfilando para la zona centrica de Buenos Aires. A medida que pasan las cuadras mejora el nivel, de las casas y edificios, como asi tambien la densidad de gente. Tantos... y huelen tan bien. 

Si te quedara saliva quizas babearias. ¿Como hacen para aguantarse esta gente en una ciudad de 14 millones de bolsas de sangre, calentita y rica? Los chicos miran por las ventanas al igual que vos, pero sus ojos son mas serios, casi nostalgicos dirias en algun punto...

Agustín se tira como un rey a descansar en la parte posterior de la vieja y blindada chata.

El Che no hace comentarios de tu compañía, justo en el mismo asiento que ayer mismo te diera el recorrido. Solo pone la reversa y sale por un lado diferente, enfilando rápido al Norte de la ciudad.

Como si se acordara, prende la vieja radio, poniendo un tema a su gusto. Cabecea asintiendo cuando localiza unos acordes a su gusto, dejándolos correr.

-Vamos a demorarnos algo. +te avisa entonces.+ Quiero acercarme un poco a la zona del Tigre. Capaz encontremos a Yona o Sandra y de paso los alzamos.

Sebas cuenta el paso de cuadra tras cuadra, contando el número de bolsas con las que se van cruzando. "Debo pensar en otra cosa"

Intentó centrarse el la belleza que tenía al lado, pero tras la noche pasada, no era lo más adecuado, asi que intentó generar una conversación en la furgoneta.

- Entonces que pensáis de la reunión de esta noche. ¿Sacaremos algo en positivo?

Después de la manera en como llegue al grupo no era de sorprender que las dos mujeres no se fiaran de mí. A decir verdad yo tampoco me fiaba de ellas, y si había decidido ir con Lucrecia había sido más una cuestión de un capricho momentáneo que un asunto de confianza. Yo no estaba ahí para hacer amigos sino para encontrar al maldito que había hecho desaparecer a mi manada, y que también parecía responsable de que Cristóbal y aquellos otros dos vampiros no hubiesen llegado con bien al refugio improvisado de Quesada.

Ante tamañas muestras de desconfianza prefiero mantenerme tranquilo (estoy en desventaja númerica, con dos mujeres locas y armadas) y hacerme el que no se ha fijado en nada. Apoyó el mentón en el posabrazos de una de las puertas traseras y me quedó mirando afuera, como si estuviera muy concentrado en la lluvia que caía en el exterior. No me conviene buscarme problemas con estas dos, y más aún cuando, aunque no sea de mi gusto, dependo de ellas y de Quesada y los suyos para dilucidar lo que está pasando aquí.

-Bien, tal vez los encontremos. dijo pensativa, -¿crees que el tipo de las alcantarillas tenía razón y la camarilla no sabe nada?

 Niega con la cabeza, mirando al frente, mientras la lluvia se escurre por las ventanillas.

-Si no supieran nada no andarían preocupados… Algo husmean. Lo que sí creo es que puede que anden tan perdidos como nosotros sobre lo que se cuece. Eso no es bueno.

Se muerde el labio inferior, soltándolo en un chasquido. Tras una breve pausa, te mira de reojo con un gesto algo cansado, estudiándote.

-¿Qué sabes sobre los Otros? +y la forma en que lo dice suena diferente, con otro énfasis+ Los clanes que no son de las sectas, y las otras cosas además de vampiros…

-¿Qué tal estuvo el paseo anoche?

La pregunta llega así de la nada, cortando a mitad un tema. Lucrecia no ha cambiado un centímetro la postura, manejando y mirando al frente con atención, necesaria dado el camino lluvioso y cada vez peor iluminado.

-Me comentaron que la visita al bicho bola estuvo tensa. ¿Algún hueso roto o fue aspavientos nomas? Se las da de duro a veces el rarito ese…

-Si te portas bien y no nos vendes a todos, capaz… jaja.  +rie el rubio al volante, mientras acomoda los limpiaparabrisas y mira la acera, un par de chicas que pasan apuradas bajo sus paraguas, a alguna parte. Luego vuelve la vista al frente.

-Ya, enserio, pórtate bien y capaz saques algo. En el grupito de Ramiro creo que había una pirada linda, una de lentes… proba a hablarle. Entre locos se entienden...

-Tambien habia una entre las chicas de Kaos. +asiente, acomodandose la remera a su figura.+ Pero es una pelotuda. Anda obsesa con los colores de la musica y alguna gilada asi... Una vez me amenazo y todo, por gritar en un concierto y perturbar "su vibra"... Flashea. La del Ramiro es mejor, mas formalita parece, aunque no la trate. La tengo de vista. Aunque ojo... no vayas a tener celos en casa despues jajaja.

-Sé muy poco. dijo recostándose un poco, subió uno de los pies hasta el asiento y abrazó la rodilla. -Con Maira pasé casi todo el tiempo aprendiendo a cazar y... a divertirme. Ella me enseñó muy bien a soportar el dolor. Pero me explicó muy pocas cosas, sólo lo general.

Escucha las referencias de sus compañeros de viaje sobre sus hermanos de clan y tras sus palabras contesta a Valentín sobre los locos

- Si todos los locos no entendiésemos, habría menos locura y más comprensión de los problemas a los que nos enfrentamos.  Gracias por las referencias, probaré a hablar con ellos por si pudieran contarnos algo interesante.

Con una sonrisa sincera se dirije en voz baja a Fabiana:

- ¿Celos? Debería? .Vos sabéis que ocupáis un gran hueco en mi inerte corazón. Si corro el riesgo de perderos estoy disuesto a compartiros, pero nunca a renunciar a vos...- Haciendo una referencia a lo acaecido la noche anterior- Aunque pruebe nuevas fuentes de placer, siempre volveré a querer beber de vos, si es que vos seguis interesada, claro ...- En estas últimas palabras intenta mostrar un poco de arrepentimiento finjido por lo sucedido.

La pregunta de Lucrecia me toma tan fuera de base que miró en dirección al asiento de piloto con mirada atontada, parpadeando varias veces. No sabía si realmente se preocupaba o sólo quería sacarme tema de conversación, o más bien me estaba estudiando. Cualquiera fuera el caso, mejor guardar la compostura.

- Fue aspavientos. Nos hizo jugar con sus ratas un rato, pero cuando empezamos a herirlas dio el brazo a torcer y aceptó colaborar con nosotros, aunque no nos dijo mucho. Lo único que hizo fue hacernos perder el tiempo.

Te explica en breves palabras, mientras la ciudad se hace menos densa a vuestro alrededor, como si desapareciera al convertirse en suburbios.

-Hay otros, además de la Camarilla. Que yo sepa son 4 clanes independientes, y otros como líneas de sangre. Hay algunos que nunca he visto realmente, o solo los escuche mencionar, y ni se cuántos son exactamente. No importa.

Se rasca el bigotito con una mano, para luego bajar la radio, asi lo escuchas mejor. Su tono es muy serio.

-De los independientes, los más jodidos en Argentina son el clan Giovanni y los Setitas. Alexandria odia a las víboras, así que nunca vemos uno por Buenos Aires. Pero los tanos son otro tema… Esos hijos de puta tienen mucha movida en Uruguay y acá son dueños de varias firmas legales, mucha plata. Hace unos años ya tuvimos roces. Nos amenazaron con tirar la barriada abajo si no nos conteníamos, porque un boludito de entonces mato a una de sus empleadas. Hasta mandaron un par de fantasmas al refugio a reforzar la idea… no sabes el puto quilombo que hicieron... Le tuve que clavar una estaca al pendejo y ponerlo al sol para que se vayan. 

Lo dice con cierta amargura en la voz, pero determinacion en el semblante. Sacrifico a uno de los suyos por el bien comun. Esa, es la clase de hombre que es Ernesto.

Entrecierra los ojos en una media sonrisa, sin tragarse ese hueso.

-Plz, a mi no... Bien que gritabas anoche con la muñeca gallega. Esta bien, esta muy tiernita, bien armada y es nueva como vos. +la analiza con objetividad, a pesar de la sonrisa que exhibe+ Disfruta. Pero por ella es que te digo los celos... Dicen que las gallegas son muy temperamentales. 

Se acomoda el largo pelo rubio, pensativa.

-Capaz yo tambien deba probar al otro nuevo... Lucas, ¿no? Es seriote, pero seguro una sonrisa le saco. Capaz que algo más... jajajaja +rie, lamiendose el labio superior con anticipacion.

-Dios... vayan a un telo. +comenta desde el asiento del acompañante, sujetandose la frente+ Despues de la reunion. No se si ustedes dos, con los otros dos nuevos, o quien sea, pero saquense esas ganas... que mania de pensar con la argolla o la pija, che.

Valentin no puede menos que reir al escucharlo desde el asiento del conductor y por su risa recibe un puñetazo en el brazo, como si supiera algo más que concierne...