Partida Rol por web

La Maldición de Strahd

Primera Parte - Capítulo Uno: Bienvenidos a Barovia

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15/10/2020, 05:45
Director

Notas de juego

Respondiendo al post de Isopel:

No es conveniente mi querido caballero, sugiero dar un rodeo a la fortaleza y ver si hay una entrada alterna a este lugar. Es evidente que nadie entró por ahí hace tiempo, no seremos la excepción me temo. 

Y se vuelve al principio, dar ese rodeo es una buena opción. 

—Si quieren, lo hago sola. Eso no es problema. 

Rodear la estructura es una opción que implica internarse colina arriba, en un bosque muy cerrado (todo este bosque es de árboles de hoja perenne, muy altos, de troncos no muy gruesos, pero muy juntos todos entre sí), en terreno difícil y además con el añadido de la niebla cada vez más densa.

Eventualmente es seguro que llegaréis al límite de la estructura  y la podréis sobrepasar, pero también es cierto que dar este rodeo implica varias horas de tiempo y la imposibilidad de hacerlo con vuestras monturas, que no podrían atravesar este tipo de terreno.

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15/10/2020, 05:51
Tadiel

Tadiel observa la entrada bloqueada y cómo buscáis una posible solución, pero su mirada se pierde al otro lado, como si no le interesase mucho el aquí y ahora sino lo que está por venir, así que os sorprende cuando dice quedamente:

Sabed que dispongo de recursos para atravesar estas Puertas, si es que no queda otra opción… pero son limitados, y me gustaría reservarlos para lo que esté por venir…

 

Notas de juego

Es decir, si no encontráis opción para superar este obstáculo, Tadiel dice que podría solucionarlo él, pero tal y como dice, preferiría que no…

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15/10/2020, 11:59
Halleth Silversun

-Me temo que esta muralla no rodea una fortaleza sino al valle entero-dijo el paladín respondiendo a Isopel- quizás haya otra entrada pero seguramente sea a kilómetros de aquí si es que la hay. Si no hay mas remedio podemos escalar por la escultura y llegar arriba con las cuerdas-dijo acercándose a ella y palpando la roca con la mano-. Creo que podría subir fácilmente y atar una cuerda allí arriba, así sería más fácil que los demás pudierais subir y subir todo el equipo. Aunque no me gusta la idea de tener que dejar a los caballos...

 

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15/10/2020, 14:06
Kiepja

Hace un tiempo atrás.

¡Quisiera ser un caballo! dijo la niña de abundante y desordenada cabellera negra y en sus palabras Kiepja casi pudo saborear su intenso deseo. El bárbaro no aparto sus ojos del valle helado que estaba observando desde la montaña, en una cueva a gran altura donde él y la niña se habían refugiado de una incipiente tormenta.

Allá abajo, en las tierras que siempre fueron de sus ancestros, los forasteros habían establecido un pueblo de moradas de piedra. Ordenadas filas de aquellas horribles viviendas construidas unas al lado de la otra y enfrentadas a sus similares como custodios de unos rectos senderos que se internaban por todo aquel lugar. Calles les llamaban los forasteros, incluso cada una de esas, calles, tenía un nombre distinto y absolutamente todas conducían hacia el centro del pueblo donde se alzaba las mas grande de aquellas estructuras donde pronto viviría el jefe de los forasteros. Gobernador, así le llamaban.

La estampa de aquel sitio de insólita manufactura desagradaba profundamente a Kiepja, pero muchos de los jóvenes de su pueblo se habían visto seducidos por los forasteros y ahora residían entre estos, aunque sin ser considerados sus iguales.

¿Me estas escuchando bobo?, dijo con enojo la pequeña y como para remarcar el reproche pellizco a Kiepja en el brazo, sin dejar de hablar, ¿Qué miras eh?, ¿acaso quieres ir a vivir con gobernador y su gente? Casi con violencia Kiepja giro entonces su rostro hacia el de la niña, mirándola finalmente en silencio por un instante. ¿Acaso tenía razón ella?, ¿era desagrado aquello que sentía en su interior o, quizás, envidia? Sin embargo, no pudo averiguarlo entonces, puesto que a continuación la pequeña comenzó a reírse a carcajadas, burlándose de el con emoción y aunque Kiepja en otro momento y lugar quizás se hubiera sentido ofendido, pronto se unió a ella y la melodía de sus voces fue el más bello canto y les reconforto incluso mas que el fuego de la hoguera a sus espaldas.

Un tiempo después la niña volvió a hablar, si no puedo ser un caballo al menos quiero tener uno, dijo con el ceño fruncido y una expresión cómicamente seria en su rostro de luna donde anidaba aún la inocencia, incluso ya se su nombre, será, ¡Nickful!

***

Al igual que a sus compañeros el grito de la mujer llamada Vera le tomó por sorpresa, el bárbaro ceso en un canto y tras volver el rostro hacia aquellos a los que precedía, miro hacia ella mas no se acerco pues, mas rápidos en reacción, muchos de sus actuales compañeros ya rodeaban a la atribulada mujer. Afortunadamente todo había sido un simple sobresalto, - ¿o no? -, y sin demora pronto estuvieron de nuevo en marcha y no mucho tiempo después, los muros y la puerta de Barovia se alzó ante ellos.

Llego entonces la duda respecto a como salvar aquella prueba, la puerta se mantenía cerrada por viejas y oxidadas cadenas y los muros eran demasiado altos para ser salvados con seguridad.

Escalar parecía la mejor opción, o lo seria, al menos para Kiepja, de no esta ahora acompañado de Nickful. El no iba a dejar al odioso equino, no tenia el valor para ello, lo había prometido por su honor y por su nombre. Sin decir nada se acerco al portal tras desmontar, y dedico unos momentos a observar la estructura al completo en busca de alguna señal, algo, lo que fuera por no desprenderse del caballo.

No solamente el hecho de que las enormes estatuas hayan perdido sus testas, sino que la naturaleza ha reclamado su espacio y la estructura está cubierta en muchos puntos por plantas trepadoras, arbustos, moho y líquenes, e incluso pequeños árboles que crecen en las superficies verticales de piedra. También ha secciones de muro bastante dañadas, donde la mampostería se ha venido abajo, y grandes grietas que recorren partes de la muralla.

Quizás podamos tirar abajo una porción del muro, no parece estar en buen estado, dijo sin apartar los ojos del muro, o quizás, atar cuerdas a los soportes que unen la puerta de metal a esta vieja piedra y tirarla abajo con la fuerza de los caballos en fila y la de nosotros mismos.

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15/10/2020, 14:33
Director

Notas de juego

Quizás podamos tirar abajo una porción del muro, no parece estar en buen estado, dijo sin apartar los ojos del muro, o quizás, atar cuerdas a los soportes que unen la puerta de metal a esta vieja piedra y tirarla abajo con la fuerza de los caballos en fila y la de nosotros mismos.

Respondiendo al post de Kiepja:

 

  • Tirar abajo una porción de muro no sería viable. La decoración y las zonas superficiales están dañadas por el paso del tiempo, pero el muro es considerablemente grueso y de pura piedra.

 

  • Respecto a tirar una de las puertas abajo usando para ello cuerdas y la fuerza de los caballos (y también la vuestra) implicaría una tirada de Habilidad de Trato con Animales para dirigir a las bestias (el que más bono tiene es Kiepja, con un +3), y como el resto de protagonistas le estarían ayudando, tiraría con Ventaja, contra una Dificultad de 15 (las puertas son enormes, pero son más decorativas que defensivas y están dañadas por el paso del tiempo).

 

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15/10/2020, 14:39

Vera seguía sumida en sus pensamientos, preguntándose qué poderes podría tener esta bruma para ocultar por completo el valle y haber afectado así a su comunicación con el cuervo. Escuchaba a los demás mientras miraba los guardianes y leía una y otra vez el lema del escudo de armas. «Yo soy la Tierra».

— Así es, seguramente. Esto no es una fortaleza, sino la entrada al Valle. Si la muralla no lo rodea por completo, los accesos por la montaña no serán precisamente accesibles. — Se volvió hacia el elfo. — Lo que me lleva a una pregunta, maese Tadiel. ¿En qué está basada la economía de esta zona? Hoy en día pocas regiones pueden sobrevivir de forma completamente aislada... Y más con un clima que debe dificultar bastante la agricultura — añadió mirando las brumas. — Lo cual me lleva a pensar que más de un comerciante deba atravesar estas puertas para entrar al valle, ¿no es así?

Aunque, desde luego, el aspecto de la cadena no daba a entender que se abriese con mucha frecuencia. Pese a todo, Vera se encogió de hombros y miró hacia la estructura. Desde luego, parecía abandonada hace mucho tiempo, pero eso podía no significar nada...

— ¡HA DE LAS PUERTAS! — Gritó. No se perdía nada por probar. — Venimos a comerciar con el Valle.

Era más que probable que sólo le respondiese el eco, pero desde luego era una acción mucho más sencilla que trepar por un lateral, bordear el camino por las montañas o derribar el muro.

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15/10/2020, 14:42

Un suspiro se escurre entre los labios de Isopel cuando escucha a Tadiel, no ha brindado mayor luz a la situación mientras medita las opciones observando la entrada con total detenimiento. Si bien rodear es una vía, el hecho de que esté conectado con el valle, le quita toda posibilidad de tomar una ventaja con ello. Al fin de cuentas ella descubre la razón que tenía Halleth y se debe tomar el toro por las astas, no hay otra forma. 

Es verdad... Se me da bien trepar, por oficio—respondo y desvío la mirada hacia el paladín—. Si quieres voy primero. 

Luego es el bárbaro quien ofrece otra opción, lo cual niega con la cabeza ya que no se fía del lugar porque pese a no haber rastro en años de que alguien haya pasado por ahí, no significa que sea una fortaleza custodiada y que por alguna extraña razón, no esté permitido el paso bajo una defensa que puede ser invisible al ojo humano de momento. 

No sabemos qué hay detrás, ni quien custodia. Así que mejor en silencio. ¿No?

Cuidar a sus compañeros es prioridad para la pelirroja, pero también toda su vida ha sido una sombra y prefiere continuar con esos métodos que eficaces para un criminal, lo pueden ser para un territorio desconocido de cara a lo que pueda haber detrás. No es muy amiga del factor sorpresa, ni mucho menos de lo que a sus ojos no puede ver. Así que prefiere al no existir otra opción viable, trepar aquello, la reja. 

Antes de que pueda hacer Isopel algo más, Vera alza la voz y sigue con su plan que recientemente ha planteado. 

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15/10/2020, 14:44
Director

El grito de Vera resonó contra la piedra de los muros de las Puertas, pero sólo el eco le responde. Un eco quedo y apagado, ya que la niebla que se cierne sobre el Valle y sobre ellos mismos parece tener la propiedad de amortiguar el sonido.

Parece que esta entrada a Barovia está realmente abandonada, como si aquellos que la cerraron con las cadenas quisieran evitar que nadie más entrase... o que nadie más saliese...

 

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15/10/2020, 14:47
Director

Notas de juego

Os dejo pensar un poco más en las opciones a tomar y en unas pocas horas lo resolvemos...

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15/10/2020, 14:51

Sonrió a Isopel, que prácticamente sugería moverse en silencio al mismo tiempo que ella alzaba la voz.

— Bueno, si hay alguien por aquí cerca, ya nos habrá oído... — dijo, encogiéndose de hombros. — Pero si quieren venir a saludarnos, aunque sea de forma agresiva, ellos mismos tendrían que abrir las puertas...

Parecía que la ladrona y el paladín estaban muy dispuestos a trepar, así que ella se echó a un lado y empezó a observar el entorno. Era más que probable que estuvieran pasando algo por alto, así que dedicó un poco de tiempo a buscar alrededor de la puerta. Si no encontraba nada, de todas formas, seguía teniendo un pequeño as en la manga, aunque visto cómo habían reaccionado las brumas a su comunicación con el familiar, prefería no tener que llegar a eso.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si no veo nada (cosa más que probable con esa tirada), empiezo a preparar el ritual de detectar magia. En lo que se ponen a trepar debería estar listo el conjuro.

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15/10/2020, 15:13
Halleth Silversun

-Si me das unos minutos te echo una carrera hasta la cima-dijo el paladín a su compañera mientras comenzaba a quitarse la armadura. Era una armadura bastante pesada y enseguida se sintió aliviado al no notar su peso sobre los hombros. Bajo la armadura llevaba unas ropas sencillas del estilo de la ropa que se llevaba en Aguas Profundas, aunque en los puños de las mangas y en los bordes del cuello tenían algunas decoraciones doradas que se asemejaban al estilo de los ropajes de los Kalishitas. 

El caballero dejo sus armas junto a su armadura y las ató con una cuerda.

-Por favor, subidlas junto con el resto de las cosas-les pidió a sus compañeros antes de acercarse a una de las estatuas- cuando quieras-le dijo a la pelirroja y enseguida comenzó a trepar mucho más ágilmente de lo que parecía poder moverse con aquella armadura. Su cuerpo musculado y entrenado hacía que aquel esfuerzo fuera posible llevando una de las cuerdas sin atar en el cinto para poder amarrarla en la parte de arriba.

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15/10/2020, 15:19

No responde a las palabras de Vera, puesto que el silencio en el ambiente casi es respirable. No obstante ya con el plan en la mano, una sonrisa se dibuja en el rostro de Isopel cuando responde el paladín a su sugerencia, lo cual le recuerda esto que había dicho con anterioridad, lo de quitarse la armadura ya que es muy pesada. 

Eso es trampa, hay ropa debajo—responde divertida—. Todos los minutos, toca subir a la par. 

Es la única manera de momento, así que rápidamente tal como está vestida la pelirroja se dispone para subir a la par de Halleth. Si bien ella siempre está preparada para estas ocasiones, debido a que no lleva nada pesado. Le divierte en demasía la idea de competir un poco con su compañero. Considerando que desde su fuero interno, la pícara no cree que tenga la agilidad necesaria para ello. 

Ahora mismo. 

Y tras decir aquellas palabras, ya con la cuerda cruzando la espalda comienza a subir. Primero da un salto como si se tratase de un gato y ya después es buscar puntos de apoyo, tal como si estuviera escalando. Eso sí, por las expresiones del rostro que refleja Isopel, se observa un brillo especial en la mirada. Aquello le agrada, le trae bonito recuerdos y en parte, deja en manifiesto que pese a una vida plagada de oscuridad, algo de luz queda en ella. 

- Tiradas (1)
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15/10/2020, 15:28
Halleth Silversun

Halleth sonrió ante el comentario de la ropa pero no dijo nada. Observó a la picara subir. Si a el no le costaba demasiado escalar aquella superficie estaba claro que a ella mucho menos. Ligera como era parecía trepar como un gato entre los plieges de la estatua mientras que Halleth iba subiendo poco a poco levantando a pulso su peso sin mucha habilidad.

-Menos mal...-dijo antes de que ella ganase distancia- que no hemos apostado nada....

Continuó subiendo lentamente hasta llegar a la cima mientras observaba de reojo como Kiepja y Isopel trepaban a su vez. Le sorprendió que el guerrero también trepara con tanta facilidad aunque hubiera preferido que la solución de Vera hubiese funcionado. Que les abrieran las puertas hubiera sido mucho más cómodo.

- Tiradas (1)
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15/10/2020, 15:35
Kiepja

Kiepja entendió que sus palabras no habían sido comprendidas, quizás su pésima fonética tuviera mucho que ver con aquello pues, ante lo que recientemente había propuesto, las respuestas obtenidas de sus compañeros le resultaban confusas por decirlo de algún modo.

La mujer Vera tras cruzar palabras con el Alfar Tadiel se había encarado hacia el pórtico de metal hablando a viva voz hacia gentes que Kiepja no podía ver. Quizás hubiera en ello magia, tal vez un desconocido saber o, simplemente, una mayor habilidad para discernir lo oculto.

Isopel besada por el fuego, por su parte, se dedico a entablar un corto dialogo con Halleth y este, a su vez y tras responderle, se quitó la incómoda armadura que casi todos los forasteros parecían tener en muy alto aprecio, y luego comenzó a trepar el muro de piedra.

Aprende a comunicarte bobo, le reprochó su mente con la voz de la niña antes de caminar de nuevo hacia su caballo donde comenzó a buscar la gruesa cuerda.

Notas de juego

!Ojo!, no es reproche, Kiepja estaba mirando hacia el muro y no ha visto la interacción de sus compañeros.

:D

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15/10/2020, 21:41
Director

Vera observa los alrededores de la estructura con unos ojos que parecen ver más allá del mundo físico.  Escucha la conversación entre Isopel y  Halleth mientras ambos comienzan a trepar muro arriba, convirtiendo esa escalada en una competición.

La Bruja sonreiría ante la jovialidad de ambos, pero todavía tiene reciente la experiencia vivida y se concentra en intentar averiguar algo que haya pasado por alto a los demás. Lo que encuentra, lo único que encuentra, es abandono.

Nadie se ha acercado a esta estructura, a las Puertas de Barovia, en años. Quizás en más tiempo. ¿Cómo puede ser eso posible? No hay rastros del paso de nadie por aquí. La naturaleza se ha adueñado del lugar. ¿Puede ser acaso que ellos sean los primeros que llegan aquí en tanto tiempo? Recuerda entonces como se dieron cuenta de la presencia de las Puertas esta mañana, al levantarse.

Empieza a sospechar para sí misma que… esas Puertas no estaban ayer cuando  se echaron a dormir…

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15/10/2020, 22:03
Director

Notas de juego

Me temo que la tirada de Kiepja ha sido un fracaso (a pesar de la Ventaja).

 

Algo malo va a pasar... y va a ser de nuevo una tirada de Kiepja la que decida, así que Maivelaer, necesito que tires, de forma abierta, que todo el mundo lo vea, 1D6. Si sale un:

  • 1 - Afecta a Augusto Salazar.
  • 2 - Afecta a Halleth Silversun.
  • 3 - Afecta a Isopel.
  • 4 - Afecta a Johann Corazónblanco.
  • 5 - Afecta a Kiepja.
  • 6 - Afecta a Vera Volkov.

 

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15/10/2020, 22:10
Kiepja
- Tiradas (1)
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15/10/2020, 22:36
Director

Por unos instantes  la mente de Isopel se despeja, y se concentra únicamente en trepar hacia lo alto, encontrar el siguiente asidero, la próxima piedra con la que impulsarse arriba, siempre hacia arriba.

Hacía mucho tiempo que no practicaba la escalada libre, pero sus músculos parecen tener memoria y asciende casi sin esfuerzo, convirtiendo casi en un juego la tarea, cuya simplicidad la colma de dicha ya que sin pretenderlo la transporta a tiempos pasados, tiempos más felices, tiempos en los que no escalaba sola.

La pícara echa un vistazo hacia abajo. Ahora tampoco escala sola. Metros por debajo, el paladín de tez oscura se esfuerza para seguirle el ritmo.

 

Halleth mira como la mujer de pelo de fuego sube con facilidad insultante y corona la cima del muro, mientras él sigue moviéndose como un autómata, avanzando sí, pero sin la gracilidad de Isopel. Aún así, quizás un poco herido en su orgullo, saca fuerzas de flaqueza para intentar llegar cuanto antes arriba del todo porque sabe que la pícara aprovechará para recordarle su victoria durante mucho, mucho tiempo…

Cuando Halleth por fin llega a lo alto, sudando copiosamente, se encuentra a Isopel de espaldas, mirando en la dirección al interior del Valle. La pícara permanece de pie, quieta y silenciosa como una estatua, y eso extraña al Paladín, ya que se la imaginaba haciéndole la burla por haber perdido en esta competición. Pero cuando mira en la dirección en la misma dirección que ella lo comprende.

Allí no hay nada. Donde debería verse el extenso paisaje del Valle de Barovia sólo hay vacío. No es tal, por supuesto, sino que se trata de la niebla, una densa niebla que impide ver nada más allá de unos metros por delante. La niebla se alza, como un muro físico ante ellos, y se confunde con el gris del cielo encapotado. La impresión que da es que delante de ellos no hay nada, sólo un vacío absoluto. No es real, claro, pero contemplar esa nada es una sensación mareante, que da vértigo, y que incluso parece querer invitarte a unirte a esa nada, a saltar hacia ella…

 

Para huir de esa sensación, los dos se dan la vuelta, y miran hacia abajo, hacia el lado de las Puertas donde el resto de la expedición se encuentran. Al hacerlo pueden ver cómo, metros más abajo, el bárbaro está organizando a los caballos, en una especie de formación compacta, y que con la ayuda del bardo y del paladín de Lathander los está uniendo por cuerdas a las rejas de una de las grandes puertas dobles. Inmediatamente se dan cuenta del plan que el lacónico Kiepja está urdiendo: usar la fuerza animal de todas sus monturas para intentar tirar abajo una de las oxidadas puertas enrejadas…

 

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15/10/2020, 23:10

Escalar...

Hermosos recuerdos trae de aquellos tiempos muy distintos a los que vive ahora, allí era una jovencita que tenía sueños y un ansia por aprender todo lo que quisieran enseñarle. Eran momentos de risas, bromas y competencias, llenas de rasguños y quejidos, pero siempre con ese brillo especial en aquellos ojos claro que tanta paz le han dado. Tenía un compañero, un amigo, un amante, era ese plus perfecto en compañía y aventura. Le debía tanto, que justamente por ello es que aprendió tan rápido, con tal de que se sienta orgulloso de ella. 

Y sin querer en esta pequeña competencia, donde junto al paladín se juegan el orgullo, no pudo evitar el sentir en su pecho la ausencia de aquel amor. Que enterrado en lo más profundo de su ser, ahora es recuerdo y no olvido. Gracias a ello hubo momentos en los cuales su sonrisa se apagó por completo y en otros, ese atisbo de aquella Isopel que se esconde detrás del dolor, se asoma para jugar junto a Halleth. Inocentemente, pese a la necesidad de emerger entre sus nubes por el duelo. 

Una vez allí desvía la mirada hacia su compañero y como le falta tanto para avanzar, prefiere contemplar desde las alturas todo lo que se pueda divisar. La sorpresa llega a su rostro cuando no encuentra nada en la lejanía, es solo vacío, soledad y ese deseo perturbador de querer perderse entre la niebla. Un tanto preocupada mientras el viento le vuela la capucha hacia atrás quedando su roja cabellera expuesta, observa a los presentes y más aún a quien tiene al lado. 

—Quizás sea magia, pero esa niebla es extraña... Tenemos que agilizar, fijaré la cuerda así pueden subir y no mires demasiado aquello. Tenemos que bajar Halleth. 

Es que no pueden estar todos en lo alto, además afirmando la cuerda, puede hacer de contrapeso del otro lado. No hay que perder el tiempo, algo le dice que puede ser demasiado tarde, así que tras fijar la cuerda comienza el descenso hacia el otro lado. 

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15/10/2020, 23:36
Director

 

Kiepja conoce las cuerdas, conoce como hacer nudos, como entrelazarlas entre sí para que soporten tensiones y pesos sin llegar a su punto de ruptura. Y a ello se dedica, uniendo las cuerdas con los caballos y juntando todas en un único nudo del que parte una cuerda que en realidad son tres, trenzadas entre sí, y que lleva hasta las rejas de una de las Puertas, a una altura que considera adecuada para que la fuerza combinada de todas las bestias, tirando a la vez, puedan echar abajo esa enorme puerta, desencajándola de sus enormes y oxidadas bisagras.

El bárbaro da instrucciones (más gruñidos que palabras)  al bardo de tez morena y al rubio monje-guerrero para que coloquen en posición a los caballos y tensen las cuerdas de la manera adecuada. En cabeza de la formación coloca a su propia montura, Nickful, para que lidere al resto de los animales. Su montura puede que sea testaruda, pero su fuerza es superior a la de los caballos sureños.

Algo retirado, el Alfar Tadiel contempla lo que intentan hacer, esperando el resultado. En cuanto a la mujer-bruja está todavía más alejada, ocupada en quehaceres que el bárbaro prefiere no conocer en detalle.

Cuando por fin está todo preparado, Kiepja no puede evitar lanzar un vistazo a lo alto, a la cima del muro donde Halleth e Isopel se encuentran. Una punzada incómoda le asalta, el deseo momentáneo de intercambiarse con el Paladín para encontrarse con ella a solas en lo alto y no aquí abajo. Pero desecha el pensamiento de inmediato para centrarse en azuzar a Nickful, que comienza a tirar con fuerza, seguido del resto de los caballos, tensando la cuerda y oyéndose un sonido metálico desde la puerta mientras la fuerza de las seis bestias intenta desencajarla de la entrada de piedra…