Partida Rol por web

La Maldición de Strahd

Primera Parte - Capítulo Uno: Bienvenidos a Barovia

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27/10/2020, 15:08
Kiepja

Que bueno fue encontrarse con aquella vieja pensó Kiepja, el bárbaro masticaba con avidez, sin decoro alguno y con esas sencillas formas que tienen los humildes de saborear el alimento conseguido. Ya fuera recién hecho o viejo, dulce o salado, caliente o frio, los Dewak agradecían la suerte de poder comer algo por que el invierno era cruel, los días cortos y las presas mas bien escasas en el lejano norte de donde Kiepja era oriundo.

Sus compañeros se habían decidido mas bien por conversar con la anciana por lo cual el joven se dedicó a escuchar.

Escuchar, y mascar con mucho ruido.

Sin embargo, a medida que los escuchaba a todos, una duda nació en su corazón. Kiepja era un hombre sencillo, de espíritu bueno y con ideas prácticas. Aquella mujer había dicho algo de “una tragedia”, ¿Cuál seria esta?, y más importante aún, ¿podría ayudarles el?

¡Oympfe, viempfja!, le dijo con la boca aun llena pero sonriendo a la mujer, ¿cualmpf, fmpfue es..?...!coFF, COOff!, tosió atascado mientras se golpeaba el pecho con fuerza pues bien es sabido que comer y hablar al mismo tiempo es mal negocio, ¡que delicioso y suculento es tu pastel vieja!, dijo salvado aquel asunto antes de seguir, ¿de que tragedia hablas, que sucedió?.

Notas de juego

:D

Alguien que le enseñe a comer a Kiepja jajaja.

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27/10/2020, 17:11
Director

La Vieja Yaya se sube al asiento delantero del carromato con un gruñidito de esfuerzo, poniéndose atado un pañuelo de colores muy desgastado en la cabeza para protegerse de la fina llovizna, al tanto que responde a Isopel.

¿Que qué clase de hospitalidad ofrece el Conde? La anciana esboza una mueca divertida. La del anfitrión que no permite que su invitado abandone su casa… nunca jamás…

Kiepja, al lado de la muchacha pelirroja que reflexiona sobre la respuesta de la vieja Yaya, engulle el pastel con deleite. No sabemos si es la primera vez que el bárbaro saborea un pastel, aunque sí que suponemos que no es la primera vez que come carne de lobo, lo que sí que tiene claro es que está buenísimo, puede que uno de los bocados más sabrosos que jamás haya devorado, por lo que no deja de masticar e incluso atragantarse mientras pregunta a la vieja por la tragedia que decía había asolado este pueblo.

La anciana, que parecía a punto de ponerse en marcha, se gira hacia el bárbaro.

Muy bien hombretón. Si tantas ganas tienes de saberlo te lo contaré… La Vieja Yaya suspira y comienza a hablar, en un tono ligeramente teatral.

Dicen los rumores que el año pasado, un forastero como vosotros llegó a estas tierras, a Barovia… se decía que era un hechicero, un poderoso mago… y proclamó que había llegado para derrocar al señor de estas tierras y liberar el Valle… el forastero hablaba bien, y realizaba prodigios, y se ganó a muchos para su causa… así que él y sus seguidores se dirigieron al Castillo de Ravenloft con la intención de enfrentarse al señor Conde…

¿Sabes lo que pasó con el Mago, jovencito? La anciana entrecierra los ojillos. Spoiler: la noche acabó terriblemente mal para él… Después suspira largamente. Y lo que es peor, también terminaron mal las decenas de habitantes de este pueblo que insensatamente le siguieron… la mayoría eran muy jóvenes, la próxima generación de Barovia, perdida… Ahora sólo quedan aquí los viejos… llenos de remordimientos… esperando la muerte…

La vieja Yaya escupe al suelo, como si la historia le dejase un mal sabor de boca. Después, hace un ruidito con la boca y la mula se pone en marcha, y con ella, el carromato.

Tomadlo como una advertencia de lo que pasa para los que intentan cambiar las cosas en este lugar. Dice a modo de despedida. Aquí las historias siempre se repiten, siempre se repiten…

Siempre se repiten…

 

Notas de juego

La vieja Yaya se aleja. ¿Qué harán ahora vuestros protagonistas?

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27/10/2020, 18:00
Halleth Silversun

Halleth se quedó quieto mientras escuchaba las palabras de la viejay luego la observó marcharse. Daba igual lo que dijera, habían llegado con un objetivo y esta vez acabarían con él vampiro y con todos los monstruos que lo acompañaban.

El hombre se inclinó un poco hacia Vera en silencio hasta que esta, algo incómoda, se giró hacia él. El caballero señaló uno de los bollos que sujetaba.

-¿Puedo?

Notas de juego

Spoiler? La vieja ha dicho spoiler??? XDDD

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28/10/2020, 19:15

Vera extendió la mano hacia el paladín.

— Por supuesto, escoge. Si pillas el vegano dime a qué narices sabe eso... — dijo de buen humor. A pesar de la última historia que había contado la anciana, la chica no parecía haberse dado por aludida. — Bueno, deberíamos ir a esa posada. Al menos sabemos que allí no nos van a recibir a pedradas.

Después de que Halleth cogiera uno de los pastelillos, ofreció al resto y finalmente ella misma eligió otro al azar. — No están nada mal. La gente de esta aldea no sabe lo que se pierde si no los compra de vez en cuando — comentó, poniendose en camino hacia la plaza en la dirección que les habían indicado.

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28/10/2020, 19:21
La Vieja Yaya

A las afueras del pueblo de Barovia...

El carromato traquetea sobre el pavimento, tirado por la vieja mula, mientras sale del pueblo de Barovia. La lluvia comienza a hacerse más persistente, pero eso no parece molestar a la Vieja Yaya.

¿Y bien? Dice de pronto, sin que parezca que se dirija a nadie en concreto. ¿Qué te han parecido? ¿Buen negocio… o mal negocio…?

Y entonces, desde el interior del carromato se escucha algo, como un forcejeo desesperado, como si alguien, atado y amordazado, intentase gritar algo, pero lo único que se escucha es un murmullo ahogado…

La Vieja Yaya se vuelve hacia el sonido. En su rostro, desprovisto de cualquier emoción, los ojos se oscurecen convirtiéndose en dos simas insondables.

¡Oh, cállate…!

 

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28/10/2020, 19:22
Director

La calle os lleva directamente a la plaza central del pueblo de Barovia.

De forma irregular, es en esta plaza donde confluyen las dos principales vías que atraviesan la villa, una de norte a sur, otra de este a oeste. El pavimento de piedra de la misma se encuentra en mejores condiciones que las otras calzadas del pueblo.

Y se encuentra vacía.

Salvo, quizás, por una serie de postes en sus entradas y salidas, con lámparas de aceite que aún no están encendidas en lo alto y protegidos con unos tejadillos para la lluvia, que por momentos se está haciendo más intensa y os obliga a cubriros con las capas y echaros la capucha por encima para evitar quedar calados. Y a pesar de la lluvia, la niebla, aunque no tan intensa como en el camino que os trajo al pueblo, aún persiste.

Entre los edificios de dos plantas que rodean la plaza, dos son los que destacan, a juzgar por la luz que se ve desde el interior y la actividad de sus chimeneas, lo que indican que están habitados.

Por un lado, lo que parece una tienda para todo, a juzgar por las letras grabadas en madera y pintadas con cal sobre su entrada y que reza “Suministros Bildrath”.

Por el otro, el que parece el mayor edificio de la plaza, lo que sin duda se trata de la taberna de la que ya habéis oído hablar. Frente a ella hay un poste y un abrevadero, aunque no está ocupado por ningún caballo.

Junto a la entrada, sobre ella, un cartel de madera cuelga, en el que hay representado un racimo de uvas, pintadas en rojo, y sobre él, el nombre que tiene el establecimiento:

Sangre en la Viña.

 

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28/10/2020, 19:24
Kiepja

Kiepja miró a la anciana alejarse mientras un sentimiento confuso nacía en su interior. ¿Era acaso eso pena?, preguntarás, pues, si, pero el sentimiento no tenia nada que ver con la vieja, la “pena” de Kiepja, en realidad estaba enfocada en el pastel que acaba de terminarse. ¡El bocado había sido maravilloso! Y como suele suceder con todo lo que es en verdad bueno, más bien breve.

¡Por Hveðrungr!, exclamo con enojo, !debería haber pedido al menos otro de estos pasteles!, dijo a nadie en particular, pero mirando con deseo las manos de Vera quien aún conservaba varios pasteles.

Será mejor seguir, indicó, si lo que la vieja dijo es cierto no es seguro estar afuera de noche, aparte aun tengo hambre, finalizo volviendo a mirar las manos de Vera primero y a continuación, sus ojos.

Vera sin embargo pareció no percatarse de las mas que obvias intenciones del bárbaro pues, tras entregar los pasteles que aún conservaba, siguió de camino hacia la plaza.

Kiepja no pudo mas que suspirar frustrado mientras veía a sus compañeros disfrutar de sus propios pasteles comiendo quizás con mas decoro y lentitud que la que claramente el mismo parecía no tener respecto a muchas cuestiones aparte de la comida.

De esta forma, un poco malhumorado para que negarlo, finalmente llegaron todos al sitio indicado donde había símbolos pintados en eso que los extranjeros llamaban “escritura”.

Ver tantos símbolos me da mas hambre, se quejó como un niño caprichoso de metro noventa y ciento diez kilos.

Notas de juego

XD

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29/10/2020, 11:08

Vera llegó hasta la puerta de la posada y se paró junto a Kiepja. Le había estado tomando el pelo todo el camino, por no haber cogido un pastelillo cuando ella los ofreció a todo el mundo.

— ¡Anda, toma! — dijo dándole el papel con todos los que les quedaban. — Pero cómelos rápido antes de entrar, normalmente en la posada no dejan que traigas comida de fuera y seguro que dentro tienen algo más para cenar, además de habitaciones para pasar la noche.

Se alejó unos pasos con el caballo, mirando a su alrededor, extrañada.

— ¿Sólo está este poste? Espero que tengan un establo. No creo que tampoco sea bueno para los animales pasar la noche fuera... Tendremos que preguntarlo dentro.

Por el momento, ató las riendas del animal al poste y se dirigió hacia la puerta, ahora que parecía que los pastelillos habían desaparecido como por arte de magia de las manos del bárbaro.

Notas de juego

;P

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29/10/2020, 12:42

La información revelada por Yaya es muy interesante por la perspectiva que deja de cara a la situación en la que se encuentra el grupo. Isopel es muy consciente de que una vez se cruza la línea dentro de aquel pueblo, el enfrentamiento hacia el Conde es inevitable, pero también lo es la muerte que les estará persiguiendo. La realidad es muy dura, y no puede evitar la pelirroja desviar la mirada hacia quienes están con ella, lo que vendrá ni por asomo es lo que imagina sino peor. 

No obstante mientras el bárbaro mira con deseo los pastelitos de Vera, la pícara le da los dos que ha comprado mientras lamenta en su corazón todo lo sucedido con aquellos pueblerinos. Imaginando que aquel mago tenía que ver con Tadiel, quizás el motivo ahora es más claro de lo que parece.

Ten, se me ha quitado el apetito. 

Y tras darle a Kiepja la comida, sigue los pasos del resto con sombra mientras surge el primer obstáculo. Aún así la intención de Isopel es plantear lo que inquieta su mente. 

Esto no será nada fácil, horrores nocturnos tendremos por delante—dice un tanto pensativa—. Cuidemos nuestras espaldas. 

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29/10/2020, 17:05
Halleth Silversun

Halleth disfrutó del pastel de manera visible. Sus compañeros pudieron ver la cara de satisfacción al probarlo, casi le faltó chuparse los dedos al terminar mientras caminaban hacia la posada. 

-Supongo que en este lugar no será extraño pero no se a quien demonios se le ocurriría poner de nombre "Sangre en la viña" a una taberna, resulta del todo menos acojedora...-dijo el caballero pensando que quizás no era tan mala idea dormir al raso, aunque si la lluvia persistía sería muy incómodo acampar en ninguna parte y pasarían frío al dormir- Recuerda, Vera, que según Tadiel no pasaremos la noche aquí asi que será mejor no gastar el dinero en un establo que no vamos a usar, ¿no?-les preguntó inseguro, por que eso significaba que quizás alguien podría darse cuenta del engaño. Pero... ¿Quién?

- ¿Entramos?-dijo señalando con la mano hacia la posada.

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29/10/2020, 20:21
Director

Tras atar las riendas de las monturas en el poste frente a la taberna y esperar (no mucho, la verdad) a que el bárbaro termine de devorar los deliciosos pastelillos que le ofrecen tanto Vera como Isopel, es el paladín quien sube el par de peldaños del porche que da paso a la puerta doble, grande y de sólida madera de la taberna. Empujando hacia dentro, pasa al interior, seguido de sus compañeros de fatigas.

Lo que encuentran dentro de la Sangre en la Viña no es precisamente lo que se esperan.

Desde luego, el ambiente es más cálido y acogedor que fuera, eso está claro, gracias a las dos chimeneas, una en cada extremo de la amplia sala que crepitan con un fuego alimentado con troncos. Las chimeneas sirven tanto para calentar el lugar como para iluminarlo, además de un par de lámparas en algunas de las mesas que llenan la taberna, rodeadas de sillas y taburetes de madera, además de toneles colocados en vertical que también sirven como improvisadas mesas.

Al fondo, una amplia barra. Tras la barra, una puerta de acceso, presumiblemente a las cocinas. En la pared del fondo, más allá de la barra, otra puerta, quizás una trasera que conduce al patio posterior de la taberna, y por último unas escaleras de madera en un lado de la sala que conducen a la segunda planta del edificio.

¿Os recibe alguna alegre música de taberna? No, no en este lugar, el ambiente sólo está ligeramente cargado del humo de las chimeneas, pero también del humo de las pipas de alguno de los parroquianos. ¿Ruido y bullicio de taberna? No realmente, pero las conversaciones que estaban teniendo lugar se cortan de repente en cuanto entrais dentro.

¿Y la gente? La taberna apenas está ocupada. Sólo una mesa en el extremo derecho de la sala, cercana a una de las chimeneas, ocupada por cinco Barovianos, todos ellos hombres, con edades que rondarán los cuarenta o cincuenta años, rostros pálidos, arrugas profundas de personas que han sido castigadas con una dura vida, expresiones que no pueden ocultar un cansancio perpetuo, vistiendo ropas gastadas, remendadas una y otra y otra vez. Cuando habéis entrado estaban bebiendo vino en jarras de arcilla, con otras jarras más grandes de agua que usan para aguar el vino, comiendo picatostes de pan duro, mascando raíces y algunos de ellos fumando en pipa. Estaban, al parecer, jugando algún tipo de juego de cartas con unos desgastados naipes, que quedan totalmente olvidados en cuanto os ven aparecer.

La expresión de estas personas al veros no es que sea de sorpresa. Es más bien como si hubiesen sufrido un shock. Todos quedan mudos, con los ojos abiertos, algunos con las mandíbulas desencajadas. Su mirada es una extraña mezcla de sorpresa, terror y rencor que os sobresalta, ya que es como si hubiesen visto a un fantasma.

¿Son los únicos en la taberna? No. Al fondo, tras la barra, hay un hombrecillo de mediana edad, regordete, calvo y con mostacho. Una nariz protuberante y rojiza es su característica física más destacada. Su apagada mirada es bovina, más propia de una vaca que de un ser humano. Está dedicado afanosamente en limpiar unos vasos bajos de cristal con un trapo que debería estar mucho más limpio de lo que está. El delantal que lleva puesto también tiene multitud de manchas: vino, restos de comida y otras cosas que es mejor no saber. El hombre está tan dedicado a su quehacer que sospecháis que ni se ha enterado que habéis entrado en la taberna.

También tras la barra, al lado de la puerta de acceso a las cocinas hay una mujer de unos cincuenta años, de rostro castigado, como los parroquianos de la mesa, pero con un aspecto más animado que ellos. Mantiene una cuidada figura aún con la edad, y debió ser muy guapa en sus años mozos. Incluso su vestido de amplias faldas y el pañuelo con el que se decora la larga cabellera rizada, oscura y con vetas grises, tienen algo de color, así como la chispa de su mirada. Su tez es morena y sus ojos oscuros. A diferencia de los habitantes de Barovia, parece de raza gitana, uno de los Vistani de los que habéis oído hablar. Como los otros, la mujer también se ha quedado, literalmente, de piedra al veros.

Pasan unos pocos segundos de un silencio total hasta que, desde la puerta de las cocinas entra otra mujer, otra Vistani de una edad similiar, mucho más baja que la otra, muy rolliza, el pelo gris oscuro recogido en un moño, vistiendo un amplio delantal de cuero y sosteniendo un gran cucharón en la mano. Cuando os ve, abre los ojillos con sorpresa y empieza a abrir y cerrar la boca como un pez fuera del agua, mientras que el cucharón se le cae de la mano contra el suelo, hasta que comienza a ser capaz de articular palabras:

¡¿Pero qué cojon… mmff…?! Empieza a gritar hasta que la otra Vistani le planta la mano en la boca impidiendo que continúe. Inmediantamente después, reacciona, pasada la sorpresa inicial, dirigiéndose a vosotros, hablándoos con un ligero acento que no sabéis reconocer.

¡Señores! ¡Señoras! ¡Bienvenidos! Anuncia mientras se dirige hacia vosotros, parloteando sin cesar, algo nerviosa. ¡Bienvenidos a nuestra taberna! Pasen, no sean tímidos, siganme hasta esta mesa, cerca del fuego, permítanme ayudarles a quitarse las capas, las pondré cerca de la chimenea para que se sequen, ¿está lloviendo fuera? ¡por supuesto! ¡Ah, que tiempo más loco tenemos por aquí! ¿No les parece?

La Vistani os conduce a una amplia mesa, la que está situada en el extremo izquierdo de la sala de la taberna, junto al hogar, y que, no es casualidad, se encuentra justo en el lado opuesto a la que está ocupada por los parroquianos, que todavía están asimilando el shock de haberos visto entrar. La mujer, mientras os ofrece las sillas para sentaros señala a la otra, la más bajita del delantal, chasqueando los dedos, mientras le dice: ¡Mirabel, a la cocina! ¿No ves que tenemos clientes? Y justo después se dirige al hombre de detrás de la barra, que por fin levanta la mirada, igual que una vaca levantaría la mirada tras haber estado pastando: ¡Arik! ¡Vino para nuestros invitados! ¡YA!

Después se dirige a vosotros de nuevo, con una sonrisa ansiosa, y con ese característico acento que sospecháis que deben compartir todos los Vistani.

Buenas tardes de nuevo, disculpen que no me haya presentado, mi nombre es Alenka. Yo y mi hermana Mirabel somos las propietarias de la Sangre en la Viña, a su servicio…

 

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02/11/2020, 11:47

Vera contestó a Halleth antes de entrar en la taberna.

— Bueno, también nos dijo que alquilásemos habitaciones, por si acaso, y sería raro hacerlo sin pedir un establo para los caballos — comentó. Ella no se sentía muy unida a su animal, pero no estaba muy segura de cómo se tomarían Kiepja o Isopel el perder a las monturas a las que tanto cariño parecían tener.

Cuando entró en la taberna, se quedó parada un momento junto a la puerta, algo sorprendida por las reacciones de los parroquianos al mirarles. Al fin, Alenka se acercó y les llevó hacia una mesa.

— Vaya, parece que no tienen muchas visitas de fuera del valle, ¿no es así? — Preguntó a la mujer Vistani, esperando una explicación de las miradas de la gente.

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02/11/2020, 12:25
Kiepja

Fue cruzar el umbral de la puerta para que la expresión del rostro del joven bárbaro cambiase y dado que era dueño de una personalidad sin dobleces, leer en su cara que sentía fue algo claro para sus actuales compañeros.

Kiepja estaba maravillado por lo que ahora veía, el recio suelo, las enormes chimeneas, el aroma a buen vino y los perfumes de la comida. No parecía acusar el efecto que la llegada del grupo había causado en los parroquianos, y ello no era extraño. Los que se habían tomado mas tiempo para profundizar en las costumbres del pueblo de origen de Kiepja, sin dudas recordaban que los propios Dewak tampoco veían muchos forasteros por sus lejanas tierras y, para colmo de males, aquellos pocos que llegaban hasta allí, no eran gente de buenas intenciones.

El bárbaro no espero a que la mujer respondiera a Vera, pues animado como estaba ahora, quería varias cosas al mismo tiempo y las ideas se le agolpaban en la mente peleando por ser dichas a la brevedad.

¡Saludos a ti también Alenka, mujer de tez negra como la noche!, entonces se volvió hacia Halleth al cual preguntó abiertamente, ¿son ustedes de la misma tribu?, porque claro, eran del mismo color, estaba claro que debían ser de la misma tribu, ¿no?

Ciertamente quería preguntar más, ¡que elegante sitio era esta taberna!, pero mientras intentaba organizar sus ideas, otro de sus compañeros, seguro, se le adelantó.

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02/11/2020, 12:33

Dejar a Sombra a merced de este lugar no es algo que justamente le guste en demasía a Isopel y por observa el entorno quizás buscando una forma de dejar a su caballo atado para no perderlo en este tétrico y perturbador pueblo. Lo cual ante las palabras de Vera—que justo tienen que ver con ello—la pelirroja asiente. 

Así es, no estoy dispuesta a perderla. Quizás se atamos a los tres de una manera que no se lastimen, funcione. 

Es lo que había pensado la pícara al atar a los más tranquilos juntos y al caballo del bárbaro solo así no se inquieta. Una vez está resuelto el asunto de las monturas, la mujer avanza junto al grupo con la intención de adentrarse en el interior de la Taberna, imaginando posiblemente que el lugar estaría atestado de gente y bullucio. Típico de un lugar semejante, más aún en un pueblo. 

Pero la sorpresa se manifiesta en el rostro de Isopel casi al unísono de la gente que allí se encuentra cuando el lugar también transmite soledad, siendo un patrón a tener en cuenta la apariencia general de las personas que están y su actitud. Es fácil de descifrar para la pícara que el sometimiento que ejerce el Conde sobre ellos es tan notable como perturbador. Y ante la situación que tienen delante todos, hay que moverse como si fuera sobre un suelo inestable. 

Para su suerte una mujer se acerca y les ofrece una mesa, momento en el que la pelirroja piensa seriamente si es conveniente quitarse la capa ya que el color de su cabello es un problema mayor para la sorpresa general. No desea convertirse en un mal presagio de cara a este inicio. No obstante se la deja puesta un rato mientras Vera y Kiepja hablan con la dueña de la Taberna. 

Buenas noches, por cierto... ¿Cuenta con habitaciones para pasar la noche?

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02/11/2020, 14:41
Halleth Silversun

No tuvo que escuchar mucho de aquellas mujeres para sentirse incómodo. Aquella taberna no le inspiraba confianza. Bueno, en realidad nada de lo que había en esas malditas tierras le daba confianza. Pero no podía pasarse todo el tiempo durante meses tenso y a la defensiva así que trató de relajarse un poco. Tampoco iban a pasar la noche allí asi que no debía preocuparse demasiado por aquel lugar.

Ante la pregunta de su compañero negó con la cabeza. La sola idea de que los comparase no le gustó demasiado.

-No, no creo que seamos de la misma tribu. Es como suponer que tu y Vera o Isopel sois de la misma tribu-explicó secamente.

Se dirigió a una de las mesas vacias e hizo un gesto a sus compañeros para que le siguieran.

-Podríamos tomarnos algo-sugirió. Así podrían descansar un rato de la larga caminata y tendrían más tiempo para sacar información a las mujeres que empezar a interrogarlas nada más entrar. Ahora bien... no tenía muchas ganas de saber que clase de bebida servirían en un sitio que se llamaba como ese.

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02/11/2020, 19:01
Director

Seguís a la mujer al fondo de la sala, hasta una mesa circular grande, junto a la chimenea. El calor que os recibe resulta agradable, pero contrasta con el helado recibimiento que los parroquianos del otro extremo de la posada os han brindado. Pasado el shock inicial, comienzan a murmurar entre ellos, mientras notáis como os echan miradas rápidas antes de enfrascarse de nuevo en sus cuchicheos.

Alenka comienza entonces a coger vuestras capas para colgarlas cerca del fuego con la intención que se sequen, primero la de Vera, que aprovecha para interesarse por las visitas que la taberna recibe del exterior, después la de Isopel, aunque la pícara niega con la cabeza, todavía cubierta por la capucha, y cuando va a recoger la del bárbaro, Kiepja sorprende a todos con su declaración, en la que presupone que tanto ella como Halleth son de la misma “tribu”.

La mujer se queda realmente sorprendida, sin palabras durante un momento, mientras el paladín niega de forma cortante las palabras del Dewak, que realmente, para alguien que no lo conozca, serían tremendamente insultantes.

Pero Alenka se apercibe de la mirada clara del bárbaro, una mirada sin doblez, sincera hasta el punto de que se da cuenta que la simple ingenuidad es la que le ha hecho decir esa barbaridad. Y entonces, inesperadamente…

Alenka se echa a reir con unas carcajadas honestas, que rompen en añicos la tensión acumulada, sorprendiendo sobremanera a los lugareños del otro lado de la sala. La propietaria de la “Sangre en la Viña” se lleva la mano a la boca para ocultar su sonrisa mientras responde a Kiepja:

No, no, querido… No creo que sea el caso… Yo pertenezco al pueblo Vistani, una raza antigua y nómada, sin territorio conocido…

La mujer termina de recoger las capas de aquellos que se las entreguéis, pero observáis en su mirada que la tensión ha desaparecido. Su expresión más bien denota que ha tomado una decisión… la decisión de que le caéis bien…

 

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02/11/2020, 19:03
Director

Una vez habéis tomado asiento alrededor de la mesa circular, y mientras termina de extender las capas, Alenka responde finalmente a la pregunta de Vera:

¿Visitas fuera del Valle decís? La Vistani parece pensárselo un momento, para luego continuar, hablando con ese curioso acento suyo (*). Pues le diré que en los casi diez años que mi hermana y yo regentamos esta taberna… son los primeros forasteros desde fuera del Valle que recibo.

Sin duda, no era la respuesta que Vera esperaba. La bruja suponía que el Valle estaba aislado, pero… ¿tanto? La respuesta enmudece también al resto de la mesa, hasta que Isopel, que todavía lleva la capucha echada sobre la cabeza pregunta sobre la posibilidad de pasar aquí la noche.

Alenka entrecierra los ojos para intentar ver más en la oscuridad que cubre el rostro de Isopel, pero desiste al momento, mientras comenta que, aunque no se usan, hay habitaciones en la planta superior, que podrían preparar para vosotros si estáis interesados en ello, pero necesitaría saber cuántas…

 

Mientras la conversación tiene lugar, el murmullo de la mesa del fondo, donde los parroquianos están agazapados, no cesa, e incluso algunos retazos de esas conversaciones llegan hasta vosotros…

… forasteros… el señor de la Mañana nos proteja… malos augurios… nada bueno pueden traer… malditos extranjeros…

Y aunque os siguen echando miradas aviesas, en el momento en el que cualquiera se las sostiene, las apartan rápidamente, incapaz de mantenéroslas.

 

Notas de juego

(*) Imaginad que el acento de los Vistani suena a un acento típico de la Europa del Este.

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02/11/2020, 19:06
Director

Y en el momento en el que el paladín sugiere tomar algo, el tabernero al que la dueña ha llamado Arik, este hombre que parece tener menos luces que una cabra, llega junto a vuestra mesa con una bandeja con varias jarras de arcilla, una grande de vino muy oscuro, otra de agua y cuatro jarras más pequeñas.

Sin embargo, justo antes que deje la bandeja sobre la mesa, Alenka lo detiene, lanzándole una mirada asesina.

¡¿Qué haces?! ¿En serio vas a servir Sangre de Dragón Negro a nuestros invitados? La Vistani agarra con una mano la cara mofletuda del hombre y lo vuelve hacia sí para asegurarse que entiende sus palabras.

Llévaselo a ellos… dice, señalando a los parroquianos. Por cuenta de la casa, a ver si así se calman un poco… murmura en voz baja.

Después sonríe y suelta la cara del pobre hombre, haciendo un gesto conciliador. Y para estos giorgios sirve un par de jarras de Sangre de Dragón Rojo, y otra más de Dragón Blanco, por si alguno gusta de tomar un buen blanco…

Cuando Arik, sin decir nada, empieza a, de manera renqueante, dirigirse a la otra mesa como su jefa le ha ordenado, Alenka añade:

¡Y en vasos de cristal, nada de jarras!

Después parece quedarse pensativa por un momento, hablando para sí misma: Me pregunto si me quedará alguna botella de Conde de Ravenloft por ahí… mmm…

Pero inmediatamente da una palmada, y se dirige de nuevo a vosotros:

Ya sé, hagamos esto: como preparar las habitaciones que necesiten nos llevará un tiempo, quédense aquí a cenar y a degustar nuestros vinos mientras esperan… y compartiremos historias y noticias… ¿qué les parece?

 

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03/11/2020, 19:50
Kiepja

Kiepja respondió a la mujer con una franca sonrisa y gratamente sorprendido por el buen carácter de esta. A fin de cuentas, pensó, no veía en estas gentes ninguna cosa que le pareciera mala y más, teniendo en cuenta el terrible pesar que a todos cubría por estar a la sombra, – nunca mejor dicho -, de aquel que era su maldito cacique.

También mi gente es nómada como la tuya mujer, le dijo finalmente compartiendo con la Vistani un poco de su propia historia, o, mejor dicho, lo fue concluyo con un dejo de tristeza bien visible para todos.

Pero aquel no era tiempo para tristezas, entre los Dewak el aceptar a una nueva persona era motivo de alegrías, se debía honrar el tiempo del otro y escuchar sus historias a la vez que se compartía las propias y por ello, fiel a las viejas tradiciones, Kiepja invitó a la mujer como era costumbre entre los suyos.

Ven mujer, siéntate conmigo, comparte comida y bebida y cuéntanos tus historias, gustoso yo he de escucharlas y, si lo permites, también te contaré de mi pueblo y de mi vida tal y como pides. 

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03/11/2020, 22:48
Director

Alenka sonríe, sabiendo que se ha ganado al bárbaro, pero levanta las manos, declinando amablemente la oferta.

Tiempo tendremos, forastero, mientras se cena, de compartir historias… pero antes tengo que ocuparme que les atiendan adecuadamente… Vayan mientras pensando en cuántas habitaciones van a necesitar. La Vistani os echa un vistazo, entrecerrando los ojos. Podemos preparar cuatro, pero quizás les baste con dos… dice con una expresión inocente que de inocente no tiene nada.

Con esto, se dirige hacia la otra mesa, donde los parroquianos ya están dando cuenta del vino que Arik les ha llevado, y empieza a entablar una conversación informal con los Barovianos, a los cuales el vino gratis les ha levantado el ánimo.

A los más perspicaces de vosotros no se os pasa por alto lo buena tabernera que la Vistani es, ya que ha actuado de forma inmediata en cuanto se ha percatado que podría haber un conflicto entre los lugareños y vosotros, calmando los ánimos de éstos con vino y luego con su fluida conversación.

Es entonces cuando el tal Arik deja en vuestra mesa unas jarras de arcilla y vasos de cristal, anchos y bajos para que os sirváis el vino que Alenka ha encargado. Dos jarras son de vino tinto, mientras que la tercera, un poco más pequeña, es de vino blanco.

Cuando probéis el vino, descubriréis que tiene un agradable sabor, y si alguno de vosotros es entendido, comprobará que, a pesar que esta taberna no parece gran cosa, sus vinos son de excelente calidad, muy superior a la que se esperaría en un lugar como éste…

 

Notas de juego

Podéis aprovechar para plantear preguntas que queráis hacer a la encargada de la “Sangre en la Viña”, pedir las habitaciones, establo para vuestras monturas, etc, y las respuestas las iremos introduciendo en la conversación.

También podéis hacer cualquier cosa que creáis oportuna mientras permanecéis en la taberna. Al fin y al cabo, suponéis que le tendréis que dar a Tadiel y a los otros una o dos horas al menos antes que finalicen sus asuntos con el Burgomaestre de la villa.