Mira de arriba a abajo al detective a la par que estrecha su mano
-No tiene usted aspecto de ser amigo de Terrence, claro que Terrence no ha sido nunca de tener muchos amigos. En cualquier caso debe saber que no se encuentra en casa, hace unos meses que no le veo. ¿Quiere usted sentarse y tomar algo? me disponía ahora mismo a tomar el té.
Tras dar un par más de paseos decido volver a la entrada de la casa, me ha asaltado la duda de que quizá Marlowe necesite ayuda o haya algún problema dentro. Además me empiezo a poner nervioso de tanta inactividad.
—Con mucho gusto, gracias —tomo asiento–. Acompañé a Terrence en la experición arqueológica que organizó la universidad de Miskatonic este verano con el fin de hacer una investigación en Groenlandia. Yo y mi colega Heisenberg nos encargamos de la seguridad de la expedición. La tarea era copiar los jeroglíficos de un muro amtiguo que estaba situado sobre una capa de hielo. El muro un mal día cedió y el doctor Mathieson, jefe de la expedición, recomendó detener el trabajo. Terrence se empeñó en acabar de copiar el muro. Nadie se atrevía a acompañarle y pretendía ir solo, arriesgando su vida. Yo fui el único voluntario, y le ayudé hasta que el muro acabó hundiéndose para siempre bajo el agua. Así nos hicimos amigos.
Hago una pausa y continúo.
—Hace unos días vi en el periódico un artículo sobre un hallazgo que podría estar relacionado con los descubrimiento que hicimos en Groenlandia. Tenía la esperanza de poder hablar con él sobre la cuestión.
- Mi hijo viene muy poco por aquí. Pasa la mayor tiempo de viaje, estudiando indios y culturas raras... le veo mucho menos de lo que me gustaría. No tengo la menor idea de dónde puede estar en estos momentos, pero si quiere le puedo dar el teléfono de un profesor suyo de la Universidad con el que trabajaba de vez en cuando- escucháis pasos al otro lado de la valla, alguien caminando hacia la parte delantera -¿ Ha venido con alguien más?
—Sí, he venido con John Collins, quien también estuvo en la expedición que le he referido, con el doctor Palance, zoólogo, y con el señor McGregor, un estudioso. Estamos organizando una nueva expedición para continuar el trabajo que empezamos en Groenlandia. Le estaré muy agradecido si me da ese teléfono, con el fin de localizar a su hijo e invitarle a unirse al nuevo proyecto.
- Claro, por supuesto. Espere un segundo -dice entrando dentro y dejándote sólo en el patio trasero, a los pocos segundos vuelve con una tarjeta en blanco y un número de teléfono apuntado -Aquí tiene -dice tendiéndote la tarjeta- El profesor William Petrie, Antropológico o como se diga, estará encantado de hablar con ustedes. Es un hombre extremadamente amable.
—Le estoy muy agradecido, señor Bhule —tomo la tarjeta y me la guardo—. Será un placer contar con la ayuda de su hijo, en caso de que tenga a bien acompañarnos de nuevo. Debe estar orgulloso como padre de haber educado a una persona tan competente como él. A propósito, sin ánimo de ser entrometido, ¿qué tal con el asunto de Donna?
Con un poco de suerte me desvela la verdadera identidad de la tal Lester, si es o no su pareja, o si puede haber algo oculto. Con una pregunta tan imprecisa no puede saber qué conozco sobre ella.
Haz tirada de Elocuencia a ver si te cuenta algo.
Motivo: Elocuencia
Tirada: 1d100
Dificultad: 5-
Resultado: 56 (Fracaso)
Ahí me has pillado :D
-puff -el hombre se limita a resoplar mientras te acompaña a la puerta rodeando la casa por el jardín hasta la parte delantera -me gustaría ver más a mi hijo como es lógico -dice sin desvelar nada más.
John, Gregor y León ven aparecer en la parte delantera del jardín a Marlowe con un hombre grande y fuerte ya mayor, ambos van caminando hacia la puerta delantera mientras hablan algo que el resto no puede oir.
John siguió a lo suyo. Aquello podía pasar aún por una escena normal, así que continuó distraído. Si Marlowe los necesitaba, no le cabía duda de que llamaría. O quizá cuando abrieran, podría aprovechar para entrar disimuladamente.
Me paro ante la entrada esperando la llegada de la pareja, a ver que novedades hay, y quien es ese hombre que acompaña a Marlowe.
-Hasta pronto, señor -digo dándole la mano-, gracias por atenderme.
Espero a que cierre la puerta. Enciendo un cigarrillo con tranquilidad y voy hacia Collins, Palance y McGregor. Les indico con un gesto de cabeza que me sigan, con el fin de encontrar un lugar tranquilo donde hablar de las nuevas. Cuando nos hemos alejado, comienzo a hablar:
-Era el padre de Bhule, al parecer no sabe nada de él, hace tiempo que no se acerca por aquí, o eso dice. Me ha facilitado el teléfono de un antropólogo que conoce bien su trabajo, es William Petrie, que al parecer fue profesor suyo. He intentado también averiguar más sobre la tal Donna Lester, pero no ha querido decir nada, o de verdad no sabe nada. Nos queda otra dirección, supongo que será la casa del propio Bhule.
-Bueno, la verdad es que es raro que el padre no sepa nada... Pero tampoco es inusual que los hijos se distancien, y más alguien tan aventurero como Bhule. Aún con todo, debemos averiguar más.
-Sí, probemos en la otra dirección, y luego llamemos al profesor. A mí también me extraña que el padre sepa tan poco.
Camináis de vuelta al centro neurálgico de la ciudad, es media mañana a lo tonto y tras preguntar os confirman que la dirección no está muy alejada del centro con lo que continuáis vuestro camino hasta una callecita en un barrio no muy allá. Finalmente, en un bloque de pisos localizáis la dirección exacta 2º F. Subís las escaleras hasta el segundo piso donde descubrís una puerta carcomida muy sucia con un cartelito en el que puede leerse: "Casa de Huéspedes de Rebeca Pierce"
- Qué lugar tan acogedor... murmuro mientras llamo con los nudillos a la puerta.
Abre la puerta una mujer de unos cuarenta, muy atractiva aunque maquillada en demasía que os mira de arriba a abajo con curiosidad. La mujer a todas luces, es una cotilla.
- Buenos días caballeros, ¿buscan una habitación?
—Hola, estoy buscando a Terrence Bhule, tengo entendido que se aloja aquí.