Partida Rol por web

Halin avanzaba y cada pocos minutos comprobaba que su virote estuviera bien puesto en la ballesta. Era una pequeña manía después de estar tantos años usando aquella arma.

Miraba hacia todos los recodos y afinaba la vista hasta donde le alanzaba, sabía que cualquier detalle podía ser crucial para detectar una criatura oculta.

Nagredog caminaba sin demasiada preocupacion. Sus compañeros estaban alerta, quizas demasiado, el enano no habia detectectado nada, sin embargo el estado alterado de sus compañeros si que le preocupaba. ¿Acaso habian visto de verdad algo o eran meras sospechas?.

De momento no habia de que preocuparse, y solo deseaba lllegar a un lugar donde el pasillo se ensanchara, estar mas comodo y poder descansar de los continuos resbalones.

Unas manos salieron de la más profunda y negra oscuridad que Fingar dejaba a su espalda y agarraron con fuerza el cuello del enano. Eran unas manos grandes, duras y ásperas, y se aferraban al grueso cuello de Fingar con una fuerza que jamás había notado. Eran terribles, y trataban de estrangularle mientras lo aupaban del suelo incluso.

Sin saber cómo, logró zafarse del apresamiento al que estaba sometido y cayó al duro y húmedo suelo de la roca. Lo que si supo, o intuyó más bien, fue que aquellas manos podían haberle agarrado con más fuerza de la que lo hicieron e incluso podrían haber partido su columna como un delgado palo de madera frágil.

Fingar quedó desconcertado, intentando recuperar el aire, le costaba tanto respirar que boqueaba como un pez fuera del agua sin que el aire llegara a entrar a sus pulmones. Los ojos le lloraban y las lágrimas emborronaban su visión.

Batum iba caminando como si pisara huevos, su mayor virtud no era el sigilo, y sabía que armado y protegido hasta los dientes poco podía pasar desapercibido en esas cuevas, pero todo eso no lo asustaba, el era un guerrero y había sido entrenado para ello, por lo que sus ansias eran las de encontrar esos málditos lo antes posible, para comprobar que eran mortales.

A vuestras espaldas escuchásteis un rápido forcejeo y un ¡CATAPUM!

un  sonido metálico y un golpe seco de algo golpeando contra el suelo, entonces escuchásteis a Fingar gritar

- ¡ CUIDADO A NUESTRA ESPAL...!

Halin se giró rápido y apuntó con su ballesta a sus espaldas. Aunque como iba delante del grupo no se podía arriesgar a un tiro con la posibilidad de impactar a un compañero.

Así que giró hacia un lado e intentó ver que pasaba ahí detrás.

Batum se giró bruscamente al oir la voz de Fingar, y con las armas en alto hecho a andar hacía él, aunque, sin perder los nervios y la compostura, podía ser un posible ataque o un derrumbe, así que, observó cautelosamente mientras volvía sobre sus pasos.

Se giraron alertados. Vieron a Fingar en el suelo con las manos en la garganta dolorida. Su hacha a un lado tirada en el suelo, abandonada. La antorcha que portaba se había caído también y el fuego se había apagado. Algo no iba bien.

Turi fue el primero en reaccionar, dio unos pasos rápidos hacía Fingar y alzó la antorcha que portaba para ver que se ocultaba tras las sombras y que le había ocurrido a su compañero. La llama iluminó brevemente a una criatura de extrañas facciones cubiertas por sombras que lanzó un poderoso rugido y con un brazo largo y fuerte golpeó a Turi y volvió a desaparecer en la oscuridad cuando la antorcha y Turi cayeron al suelo. Apenas fue una fracción de segundo.

Kâmdur corrio a asegurarse de que Fingar se encontraba bien, no sin antes cerciorarse de que la criatura se habia marchado. Con el escudo en alto se arrodillo junto a Cubremartillo para ayudarlo a incorporarse. No veia a la bestia, pero podria estar alli.

- Arriba compañero, ¿estas bien? - Le dijo amablemente tendiendole el brazo para que apoyase a la hora de levantarse, no queria soltar el arma.

- Estemos alerta, no debemos dejar que nos sorprendan asi 

Batum llegó hasta la altura de Fingar, y se colocó unos pasos por detrás de él y hacía donde le había parecido ver el causante de todo aquello .- atiendelo... yo os cubro el flanco .- se quedó escudriñando con la vista cada rincón, y con sus armas en alto.

- Los dioses te guíen Kâmdur- dijo mientras se valía de su compañero para ponerse en pie - sólo estoy algo aturdido ¿qué diablos era esa criatura? ¿alguien ha podido verla bien?

Por un segundo se quedaron a oscuras y temieron que aquella criatura tratase de atacarles aprovechando esa situación. Halin corrió hasta ellos con la única luz que quedaba y al dirigir la antorcha de un lado a otro para iluminar la profunda oscuridad en la que estaban envueltos descubrieron que estaban solos.

Aprovecharon la llama de la antorcha de Halin para volver a encender las que se habían apagado y se recuperaron del susto. Afortunadamente tanto Fingar como Turi se encontraban bien.

Turi se levantó a duras penas aún dolorido por el golpe que había recibido.

-¡Por las barbas de Aüle!- Dijo frotándose el hombro con el que había chocado contra el suelo violentamente. -Tenemos que andar con mil ojos o esto será un suicidio. - Visto la facilidad con la que aquel ser les había sorprendido pese a ya estar alerta como estaban, Turi comenzaba a preguntarse si realmente no era un suicidio lo que estaban haciendo.

-Fingar dinos, ¿qué es lo que ha ocurrido, cómo te ha atacado? -Turi pensaba que si sabían eso al menos podrían estar más prevenidos para el futuro.

Sonriendo con resignación

- A decir verdad no estoy seguro, todo ha sido muy rápido y apenas me ha dado tiempo a defenderme como es debido - dijo excusándose en cierta manera - esa cosa me agarró del cuello y me tiró al suelo o me tiré yo, no lo sé con exactitud... ni me ha dado tiempo - dice negando con la cabeza.

- Sea lo que sea, luchar en este corredor puede ser un desastre, mejor avancemos con cuidado a una zona mas abierta para que podamos pelear y que no nos cojan desprotegidos. - comentó mientras encendía la otra antorcha.

Como buen enano no propuso la idea de volver atrás y rendirse, aunque por un momento, breve, le pasó por la cabeza.

- Sigamos, pero esta vez andemos con cuidado, como si he de caminar de espaldas, Fingar no volvera a ser sorprendido - Nagredog estaba entre asustado y enfadado. Los habian pillado por sorpresa, sin duda, pero lo preocupante era la facilidad con que lo habian hecho.

Ayudo a levantarse a sus compañeros, y volvio a tomar su posicion. Esta vez caminaria a pasos laterales, para no perder de vista a Fingar.

El enano Batum siguió caminando una vez recuperada la compostura del grupo, pero esta vez todos iban con los ojos bien abiertos y mirando en cada rincón, la sensación agobiante de saber que en cualquier momento podían ser atacados era muy grande, a si que la tensión podía respirarse en el aire.

.- seguid con cuidado, estan ahí y tenemos que ser más listos que ellos.-

La angustia y los nervios comenzaban a tomar parte del grupo de nuevo. Tras aquel ataque notaban como sus corazones golpeaban la pared del pecho con fuerza como si quisieran salirse de allí atravesando coraza y todo. Algo en su interior les decía que era mejor que volvieran a su hogar, a la seguridad de sus casas. Que convencieran a los jefes para dejar el mithril en manos de aquellos monstruos extraños y volver a la felicidad de antes de que el metal apareciera trayendo consigo la maldición que siempre arrastra.

Pero otra parte de ellos, igual de intensa, les decía que eso no podía ser, que el metal era muy valioso. Inspiraba codicia en ellos y les obligaba a seguir adelante, a luchar por aquellas minas y su preciado contenido. La visión de armas y armaduras de mithril les llenaba del valor que les había flaqueado segundos antes. Además ¿cómo vivirían si dijeran que habían huido del peligro?. No. Ellos eran valientes y no cobardes, saldrían hacía delante a golpe de hacha o martillo si hacia falta.

Siguieron andando en el mismo orden, vigilantes. Paso a paso la tensión se incrementaba, pero no pasaba nada. Llegaron a una zona más amplia donde la luz de sus antorchas se perdía engullida por la oscuridad y donde no podían ver más allá del radio que iluminaba el fuego. No tenían ni paredes, ni techos cerca que pudieran ver. La zona más amplia podría medir unos pocos metros o ser tan amplia como las mismísimas entrañas de la tierra. Si que pudieron notar, en cambio, algo en sus pies. Agua, barro, y la dificultad de moverse se incrementaba.

.- Camaradas, creo que hemos llegado a una gran cueva, y a una zona mucho más baja, si permanecemos aquí, entre el barro y la obscuridad estamos muertos, seguid bien atentos, estamos en su territorio... .- Batum tenia la sensación de que en cualquier momento se abalanzarian sobre él, sin apenas poder reaccionar al ataque, por lo que estaba tenso y muy vigilante a cualquier ruido o movimiento.- necesitamos más luz... .-

- Debemos seguir hacia delante, aqui somos presa facil, aunque solo veamos unos metros por delante nuestra. - decia entre susurros, como si temiese ser oido, ser descubierto. Por supuesto eso ya habia ocurrido.

- Vamos, estad atentos, abramos la formacion para iluminar mas terreno, defendamonos los unos a los otros, una formacion cerrada... - seguia hablando en susurros, en parte tambien pretendia escuchar posibles seres acercandose.