Partida Rol por web

-Estoy de acuerdo con Fingar. No debemos separarnos.- Dijo Turi desechando así la idea de Halin de adentrarse él solo por uno de los túneles. -Podemos empezar por el estrecho si es lo que todos queréis. Supongo que el peligro es el mismo por ambos.

- ¡Bien dicho Turi! ¡Vamos allá! - dice descolgando el hacha de su espalda y empuñándola con ambas manos - dejadme ir el último. - aunque pareciera un deshonor era más bien lo contrario, el que cerraba la comitiva guardaba las espaldas del grupo y daba su vida si era necesario en caso de un ataque en retaguardia.

- Bien, me parece correcto hermanos. - comentó Halin. En parte se esperaba esa respuesta, y se había acostumbrado a ellas aunque no dejaría de probarlo por eso.

- Si no os importa iré primero, unos pasos más adelante, si puedo haciendo menos ruido.. - dicho esto se adelantó unos pasos y se adentró al tunel.

Halin abría la marcha haciendo de avanzadilla, detrás de él iban Turi, Batum y Kâmdur, y Fingar cerraba la marcha. En ese orden recorrieron el túnel estrecho hasta llegar a una galería. Era más pequeña que la anterior, pero el brillo preciado del mithril refulgía por toda la estancia.

La galería era alargada e irregular, había sido trabajada por los mineros durante los primeros metros, quienes habían ido dando forma a la roca conforme extraían el material. Sin embargo, conforme se alejaban de la entrada la roca estaba menos trabajada y mostraba un aspecto más bruto y natural.

Después de varios metros recorridos, se percataron de que suelo estaba algo humedecido ya que los pies les resbalaban e incluso alguno estuvo a punto de perder pie y tropezar.

Batum caminaba entre el grupo con sus armas preparadas, pero la superficie de la galería no era el mejor sitio para luchar, al notar que sus pies resbalaban, se concentró más en sus pasos y siguió firme al grupo.- compañeros, esto ya parece un terreno más propenso a esas criaturas, vamos a andarnos con ojo.-

Se giraba cada dos por tres para comrprobar que la retaguardia estaba segura cuando en un mal paso resbaló y tuvo que soltar el hacha y apoyar las manos en la roca para no caer

- ¡Fiu! ¡ de poco no me rompo el culo! - ahora dice a los de delante - id despacio que no me gusta nada este suelo...

Halin avanzaba con cautela sin decir nada.

Se giró hacia sus compañeros y con un ademán indicó que hablaran en voz baja. Él también estuvo apunto de resbalar con así que se prometió que iría con mas cautela y aposentaría mejor los pies en ese terreno resbaladizo.

Tras las palabras de Batum, se puso en tensión, imaginándose encontrar a una de esas criaturas en cualquier recodo del túnel, por lo que agarró su ballesta y la cargó con cuidado e intentando no hacer demasiado ruido.

Nagredog continuaba la marcha tras sus compañeros, siempre echando rapidos vistazos a la retaguardia para asegurarse de que Fingar los seguia. Estaba incluso asombrado de todo el ruido que estaban causando. Armaduras, roces con las paredes, los gritos, y parloteos de algunos miembros de la expedicion. No se podia decir que fuesen sigilosos exploradores buscando a sus enemigos para pillarlos por sorpresa. De seguro que ya sabian que estaban alli, y serian ellos los sorprendidos.

El suelo se volvia cada vez mas resbaladizo. El verdin que se formaba en el suelo, junto con el propio agua que lo formaba, habia hecho que el avance se convirtiera en todo un logro, alguno podria caer y hacerse daño. Kâmdur apoyaba los pies con firmeza y procuraba pisar con toda su bota.

La galería se extendía en todas direcciones conforme caminaban, cada vez era más amplia y eso también creaba más y más sombras que se escapaban del escaso alcance de visión que les proporcionaba la escasa luz de la que disponían. Para facilitar la visión de los trabajos en el interior de la mina, los enanos habían colocado antorchas cada diez pasos que permanecían encendidas gracias a un aceite especial trabajado en secreto por los maestres especializados de las Colinas del Hierro.

Pero la luz del fuego es traicionera y cambiante, y arroja sombras donde antes ha iluminado con su llama para después volver a iluminar la misma zona y continuar con ese baile durante el mismo tiempo que la llama dure. Aquellas sombras cambian debido a que el fuego nunca ilumina igual, y los pasos de ese extraño baile nunca vuelven a ser los mismos.

La fila de antorchas había sido colocada durante todo el túnel por el que habían descendido y también por la pared de la galería, a veces se sustituían por pequeños pebeteros allí donde faltaba una pared para sostenerla.

Finalmente el grupo llegó a un punto donde los enanos no habían colocado más antorchas y Turi recogió una de la pared e instó a los demás a que siguieran su ejemplo. Al menos Halin que abría la marcha y Fingar que la cerraba, para así poder tener un punto de luz en cada parte del grupo.

Fingar creyó escuchar algo a sus espaldas y se volvió rápidamente alertado por las historias de estranguladores que había escuchado de Khuzdor y de los cuentos de los mewlips que había traído Turi. Pero cuando se volvió, para su alivio, no había nada ni nadie allí detrás. Trató de escudriñar en la oscuridad pero no logró ver nada.

Tan solo fue un susto, provocado quizá por un movimiento de la llama, o una corriente de aire, o tal vez alguna rata, o más probablemente solo el miedo. No había sido un sonido, Fingar no estaría seguro de qué había sido exactamente, fue algo así como una sensación de que algo andaba tras él.

Batum escuchó con total claridad un chapoteo en el agua. Fue como una pisada en el húmedo y algo mojado suelo, un sonido ligero y distante detrás de sus espaldas. Más allá de donde Fingar se encontraba.

El agua acumulada era insuficiente para formar un charco, lo cual extrañó a Fingar. El agua era tan escasa que solo conseguía mojar la roca y hacerla resbaladiza pero podría haber un pequeño hueco donde se acumulara y de ese modo alguien al pisarla podría haber producido ese chapoteo que él había escuchado. O tal vez solo fueran los nervios y su imaginación. Lo meditó un segundo. Él estaba seguro de que el sonido que había escuchado era real.

.- compañeros... .- dijo con apenas un hilo de voz .- acabo de escuchar algo tras nosotros, creo que nos pueden estar siguiendo .- seguía hablando muy flojo .- he oido un chapoteo, como una pisada sobre un charco, será mejor que estemos prevenidos.-

- Me ha ocurrido lo mismo, he sentido... una presencia tras nuestros pasos. No debemos confiarnos - toma una de las antorchas de la pared e ilumina bien la retaguardia del grupo -algo nos sigue y no me da buen fario - empuñando el hacha con la mano contraria a la antorcha y listo para usarla en cualquier momento, otea el lugar.

Halin no había oído nada desde su avanzada posición pero si que oyó los comentarios de sus compañeros. Atisbó hacia la retaguardia del túnel sin ver nada.

- Quizá deberíamos avanzar un poco mas hasta encontrar algún sitio para tender una emboscada a nuestros perseguidores.. - propuso bajando el tono de voz.

-Si no nos la están tendiendo ellos a nosotros.- dijo Turi sombrío. -Continuemos avanzando y extrememos los sentidos, la mina es demasiado amplia y oscura...

Demasiado amplia y oscura, era cierto. Y cada vez parecía que esas dos cualidades eran mayores.

- Si, debemos ir con mucho cuidado, pero si caemos en una emboscada, nada podremos hacer, elegiran un buen lugar y nos pillaran de improviso. - Decia Kâmdur mientras avanzaba - Estemos listos, nada mas podemos hacer.

Las palabras parecia pesimistas, pero no era su intencion, solo queria dar a entender la necesidad de estar alerta tras cada recoveco, galeria o hueco que encontrasen, era todo.

Agarrando con fuerza su arma, ajustandose el escudo al brazo y echando continuos vistazos atras, fue como Nagredog continuo el avance.

.- ahora ya sabemos que nos siguen, solo necesitamos ser más listos que ellos, si nos atacan nunca os separeis, espalda con espalda con el que este más próximo a nosotros, juntos podemos ser muy fuertes.- Batum tenía experiencia luchando dentro de cavernas, y la mejor ventaja que tenían ellos, era que eran más pequeños de lo habitual, y eso tenían que aprovecharlo.

Caminaron intentando ser lo más sigilosos posibles, o al menos todo lo sigiloso que un enano podía llegar a ser. Sus botas y sus andares pesados hacían resonar sus pisadas en el suelo de roca, las anillas de sus cotas de malla tintineaban y el sonido metálico de sus otras protecciones se elevaba en la silenciosa cueva rompiendo la tranquilidad que en ella se respiraba. Demasiada tranquilidad era aquella. Una tranquilidad que llegaba a resultar incómoda. Miraban desconfiados de un lado a otro intentando detectar algo en la oscuridad, cualquier sombra que el fuego de la antorcha proyectaba les hacía ponerse alerta de inmediato, aunque todas las veces fueron falsas alarmas.

Fingar no dejaba de mirar hacia detrás en todo momento, a cada sombra que veía empuñaba el hacha... pero nada. No ocurría gran cosa y al cabo de varios minutos Fingar cometió la imprudencia de confiarse y caminar tranquilo, pensando que nada habían de temer en retaguardia. ¿Acaso se equivocaba?