Partida Rol por web

Unas manos salieron de la más profunda y negra oscuridad que Batum dejaba a su espalda aprovechando la confusión y agarraron con fuerza el cuello del enano. Eran unas manos grandes, duras y ásperas, y se aferraban al grueso cuello de Batum con una fuerza que jamás había notado. Eran terribles, y trataban de estrangularle mientras lo aupaban del suelo incluso.

El enano notó como las manos le estrangulaban y pensó que no podría salir de aquella pero las manos se aflojaron un momento y el enano pudo escapar con un rápido movimiento con el que milagrosamente logró soltarse.

Ni en sus peores pesadillas podía Fingar imaginar que se les fuese a dar tan mal. Siempre se imaginó a sí mismo muriendo en una gloriosa batalla con el hacha entre las manos, dando tajos a diestro y siniestro, derribando a una docena de seres inmundos antes de caer abatido con una sonrisa en los labios.

Jamás pensó en morir en un oscuro corredor casi sin testigos y muerto de la mano de una criatura que apenas nadie conocía y a la que ni siquiera había visto...

No habían tenido ninguna oportunidad, Fingar estaba acabado, aunque pudiera sobrevivir no conseguiría ser útil para sus compañeros, que dicho sea de paso, ya sólo eran tres: estaban desorientados y apenas veían la criatura o criaturas que tenían delante.

El único consuelo que le quedaba a Fingar era ver la muerte de al menos una de esas criaturas antes de que él mismo muriera, un pensamiento muy enano...

Así que rodó como pudo hasta colocarse boca arriba con el brazo atrofiado apoyado en el suelo y se dedicó a observar el combate.

Halin se debatió, para tomar una bocanada de aire, mientras aquel ser le retorcía el cuello y su brazo.

- Hhhhh... - intentó exclamar sin conseguir que el aire entrase ni saliese de los pulmones. Pataleo y se removió con todas sus fuerzas para intentar deshacerse de esa presa, aunque no lo conseguía. 

Nagredog se resistia cuanto podia, unas manos lo agarraban con muchisima fuerza. Para colmo, entre la desesperacion escucho como su martillo se rompia. Tan solo esperaba que la antorcha alertara, junto al ruido a sus compañeros, y que estos no decidiesen lo que el habia insinuado un momento antes, largarse de alli.

Pataleaba, gruñia, intntaba coger aire a toda costa. Con los puños daba golpes a las manos que lo agarraban del cuello, mientras intentaba revolverse.

Batum escapó por poco a las garras de aquella criatura que trataban de ahogarlo y sin pensárselo dos veces le asestó un duro golpe con su martillo para hacer que se arrepintiera de haberle atacado de manera tan ruin. 

Batum lanzó un golpe bajo a la pierna y su martillo topó con la pierna de la criatura y la hizo añicos. El sonido fue alentador para Batum que vio como el extraño ser caía al suelo y trataba de protegerse con sus largas manos al ver llegar al enano para rematarlo.

Batum fue hasta la criatura dispuesto a rematarla, alzó el martillo en el aire y lo dejo caer sobre su enemigo.

La criatura se revolvió lo suficiente para evitar ser alcanzada por el martillo de Batum que no lo dirigió con suficiente fuerza y perdonó así la vida del mewlip. Tendría que ser más preciso la próxima vez.

Batum volvió a alzar el martillo y lo bajo en un nuevo ataque al que imprimió más fuerza. No quería consentir que aquella asquerosa criatura continuara viviendo por más tiempo.

-¡Muere de una maldita vez bestia inmunda!

En aquella ocasión Batum logró colar su martillo entre las manos largas y escurridizas de la criatura que continuaba intentando defenderse como podía pese al dolor de su pierna rota. El martillo del enano golpeó en un costado del mewlip y le sacó todo el aire de los pulmones, el golpe fue contundente y terminó con la vida del mermado ser que no esperaba una defensa tan digna por parte de su rival y sin duda terminó por pagarlo caro.

Fingar notó otra vez esa sensación desagradable en torno a su cuello, las manos que le habían aferrado anteriormente le volvían a sostener aprovechando que estaba aturdido. Notaba los dedos fríos apretando su cuello pero no podía hacer nada, no podía reaccionar. Los instantes pasaron lentamente, pareció una eternidad. Entonces reaccionó, algo en su cabeza le dijo que tenía que salir de allí, que tratar de liberarse. Se había recuperado del aturdimiento pero estaba en una mala situación, tenía el brazo roto y estaban tratando de ahogarle.

Los segundos parecían transcurrir lentamente, durante lo que le pareció una eternidad, los dedos fríos y ásperos de aquella criatura continuaban apretando con sobrenatural fuerza en torno a su cuello y el enano no podía hacer nada por liberarse, su cabeza daba vueltas, apenas lograba enfocar las cosas que sucedían a su alrededor, los pensamientos viajaban lentos y espesos por su cerebro.

Una voz en su cabeza, o algo, le dijo que tenía que reaccionar, que si seguía así terminaría ahogado. Entonces cayó en la cuenta de la situación, salió de su aturdimiento para percatarse de que aquellas espantosas criaturas, los mewlips o como rayos se llamaran lo estaban ahogando.

En un acto natural comenzó a patalear y a retorcerse, y trató con sus manos desnudas de librarse de la presa que el mewlip ejercía sobre su cuello. Si conseguía separar los fuertes dedos de esa criatura un poco podría soltarse, pero debía actuar rápido, ya notaba como la cara se le ponía morada.

Los segundos parecían transcurrir lentamente, durante lo que le pareció una eternidad, los dedos fríos y ásperos de aquella criatura continuaban apretando con sobrenatural fuerza en torno a su cuello y el enano no podía hacer nada por liberarse, su cabeza daba vueltas, apenas lograba enfocar las cosas que sucedían a su alrededor, los pensamientos viajaban lentos y espesos por su cerebro.

Una voz en su cabeza, o algo, le dijo que tenía que reaccionar, que si seguía así terminaría ahogado. Entonces cayó en la cuenta de la situación, salió de su aturdimiento para percatarse de que aquellas espantosas criaturas, los mewlips o como rayos se llamaran lo estaban ahogando.

En un acto natural comenzó a patalear y a retorcerse, y trató con sus manos desnudas de librarse de la presa que el mewlip ejercía sobre su cuello. Si conseguía separar los fuertes dedos de esa criatura un poco podría soltarse, pero debía actuar rápido, ya notaba como la cara se le ponía morada.

Haciendo acopio de todas sus fuerzas el enano logró retorcer los dedos de una de las manos de la criatura y tirar de ellos hacía atrás con todas sus fuerzas, al mewlip no le quedó más remedio que soltar a Nagredog y retroceder dolorida acariciandose los dedos de la mano. El enano cayó al suelo y notó como el aire entraba de nuevo a sus pulmones, los ojos le lloraban, tosía y todavía notaba el tacto de las manos en su cuello como si estas siguieran ahí. Pero no había tiempo para recomponerse, tenía que actuar antes de que la criatura volviera a por él.

Miró a su alrededor, uno de aquellos repulsivos seres se abalanzaba sobre Fingar que yacía en el suelo, y otro sostenía a Halin en el aire ahogandolo, como hasta ese entonces había estado él, y una tercera criatura, tirada en el suelo, sucumbía bajo el martillo de Batum que a gritos se encargaba de rematarla.

Se revolvió con todas sus fuerzas mientras intentaba soltarse...

Poco podia hacer Nagredog, desarmado y aun mareado por el estrangulamiento al que lo habian sometido. Pero aun sin armas, debia ayudar a sus compañeros. Fingar en el suelo, Halin en el suelo... El enemigo dolorido de Kâmdur no tardaria en volver a la carga. No habia tiempo de buscar arma alguna.

Entonces cayo en la cuenta, llevaba un hacha, aquella que entrara tiempo atras. La saco mientras avanzaba raudo hacia el mewlip que ya ahogaba a Halin, Nagredog sentia en sus carnes el agobio de aquella sensacion. Buscaba su espalda, pillarlo por sorpresa, pues sin duda estaba demasiado ocupado con Sombragil.

Todo se estaba volviendo una locura. Batum no solo había logrado revolverse y escabullirse de las alargadas manos y los fríos dedos de aquellas criaturas si no que había logrado golpearla y abatirla partiéndole una pierna y después, aprovechando la circunstancia de que había caído derribada al suelo y estaba aturdida, golpearla en su costado lleno de ira hasta terminar finalmente con su vida.

Por su parte Nagredog logró zafarse de su presa retorciéndole un dedo a la criatura que lo alzaba en vilo y aprovechó que el mewlip había dado un paso atrás para sacar un hacha que guardaba para emergencias, dado que había tenido la desgracia de que su martillo se rompiera al caer al suelo, y se lanzó al ataque rápidamente contra el monstruo que sostenía a Halin del cuello, ahogándolo lentamente como hasta hacía escasos segundos había estado él mismo.

El hacha brillo con un destello durante un momento en la oscuridad de la caverna y se clavó en la carne blanda y humeda del Mewlip que sujetaba con ahínco a Halin, pero no consiguió hacer nada, salvó una herida superficial. Aquella carne debía ser más dura de lo que aparentaba. Al notar el contacto, que le había pillado totalmente desprevenido, aquel extraño ser de las cavernas dio un respingo y soltó un gruñido. Dio un paso lateral y se colocó frente al enano que le acaba de atacar pero sin soltar a Halin al cual, como también le ocurría a Fingar, seguían asfixiando.

- ¡ MALDITA BESTIA HIJA DE LA GRAN !- gritaba Fingar mientras hacía fuerza en todas direcciones empujando su cuerpo contra las garras del ser.