Partida Rol por web

Más que asustado estaba muy inquieto a cada paso que daba, no le asustaba lo más mínimo morir. Pero eso sí, nunca había concebido hacerlo de mala manera y a traición, eso era lo que le sacaba de quicio y le daba pánico a la vez, no morir como un héroe...

- Sigamos sin detenernos, no hay tiempo que perder - decía desde la retaguardia apoyando las manos sobre las espaldas del que llevaba delante, haciendo que continuase.

-Sigamos la idea de Nagredog. -Dijo Turi quien estaba de acuerdo con el enano. -Coloquémonos en dos lineas de modo que cada uno pueda seguir pendiente del que tiene al lado, yo iré junto a Halin algo más adelantado y vosotros tres id detrás nuestro. Alejaros un poco para cubrir terreno pero no demasiado. Estemos pendientes de todo.

El enano, hizo caso a las palabras de su capitán, ya que por todo era conocida la percia de Turi en combate, así que se colocó en una de las alas de la parte trasera, siempre sin perder la vista a lo que lo rodeaba y con las armas preparadas para cualquier movimiento.

.- así sea .-

Continuaron andado en esa formación, intentando vigilar que ninguno de ellos volviera a resultar sorprendido por las criaturas. Ya sabían que se enfrentaban a algo real, habían logrado ver a una de ellas, al menos durante una fracción de segundo. Fue sorprendente como les había sorprendido sin que ninguno de ellos, ni tan siquiera el pobre Fingar, se percatará de la situación.

Intentaron vislumbrar algo en la penumbra de la cueva, pero en aquel tramo la oscuridad era absoluta y no lograban ver más allá de la luz que arrojaban sus antorchas. Caminaban intranquilos, sabedores de que el peligro podía estar en cualquier parte, venir desde cualquier lado. Lo único que escuchaban era el propio sonido de sus pisadas sobre el terreno fangoso. Por lo demás todo estaba sumergido en una extraña e intranquila quietud y silencio.

Pero en medio de esa quietud y ese silencio a Batum le pareció escuchar algo a sus espaldas. ¿Podría ser que esas malnacidas criaturas estuvieran cerca otra vez, tratando de pillarles desprevenidos de nuevo, de asaltarles por la espalda? ¿O tal vez era que los nervios de Batum le estaban jugando una mala pasada? ¿Lo había escuchado realmente?. Creía que sí, había escuchado un ruido que venía de su espalda, estaba seguro. Pero no sabía decir que tipo de ruido había sido. Tal vez solo fuera que sintió su presencia.

- Esto no me gusta nada - dijo mientras iba en el grupito de tres de retaguardia -demasiada tranquilidad... si no nos han atacado aún viendo que somos fácilmente engañables, es para echarse a temblar, nos están preparando una emboscada seguro. ¿Queda mucho para el mithril? - preguntó desorientado sin saber a ciencia cierta lo que estaba diciendo...

Halin secundó la pregunta de su compañero, extendiendo la mirada hacia el capataz. Sin duda él también pensaba y se olía que algo estaban tramando aquellos seres pero de nada serviría repetirlo, solo augmentar el nerviosismo de todos.

Batum se giró energicamente hacía su espalda, estaba nervioso, pero estaba convencido de que había escuchado algo, o lo había notado, era extraño.

.- Estan ahí... lo he podido notar... .-

Nagredog tenso sus musculos, apretaban con fuerza el mango de su arma, el escudo ya no podia estar mas ajustado. De espaldas a sus compañeros intentaba adivinar en la penumbra la presencia de esos seres.

Todo estaba oscuro mas alla de la propia luz de las antorchas. Si al menos pudieran ver... Y encima estaba el suelo, ese pringoso suelo lleno de lodo, o algo asi. Estaba humedo y resbaladizo, desde luego no estaban en el mejor lugar para ponerse a luchar. Pero era lo que habia, tenian que salir de alli o caerian rapido.

- Sigamos, no debemos pararnos, hay que marcharse de este suelo resbaladizo...

-Batum dice que ha notado algo... ¿Qué has notado? ¿dónde? - Lo peor de todo era la confusión que sentían. Al margen ya de que el lugar no fuera idóneo para lucha y que no viesen nada en aquella total penumbra, el nerviosismo generado por los ruidos y presentimientos de cada uno les llevaba a confundir sus sentidos y ya no sabían en que confiar.

.- Es muy dificil de explicar Turi .- dijo indignado Batum a su superior .- he notado su presencia, como si estuviera susurrando a mi espalda, pero cuando me he girado, allí solo había obscuridad y penubra, nada más.-

Turi se giro y miró hacía atrás. -¿Dónde?- Sujetaba el mango de su hacha con fuerza. -Debemos andar con ojos en la espalda..

- Malditos... juegan connosotros, necesiamos mas luz... - Decia nagredog ya sin susurros, sabian donde estaban y tonteria era enmascarar sus palabras.

No habia manera de conseguir mas luz, una lampara de aceite los hubiera venido mas que bien, pero se habian adentrado al interior con la unica luz de las antorchas. Por el dia un gran numero de ellas pendian de las paredes, al menos en las zonas de trabajo y en las que ya estaban acondicionadas. En aquella enorme cavidad no existia ningun metodo similar. Solo tenian sus antorchas. Estas dejaban ver dentro de un misero circulo de luz, cinco metros, tal vez mas, pero no eran suficientes. Los seres jugaban con ellos. Eran muy silenciosos, rapidos en aquel terreno. Eso los hacia invisibles, tenian que andar con mas ojo.

- Turi, creo que deberiamos cerrrar un poco el circulo, y mirad siempre al frente y a los compañeros, aunque eso implique caminar casi de espaldas. - dijo Nagredog a Barbadeplata.

 Su idea era la de caminar en circulo, en un circulo en que las antorchas formaran una mas grande. El circulo de luz de cada antorcha se superpondria a la de ambos lados. Los enanos caminarian espalda con espalda, bueno casi, habia que dejar sitio para los movimientos. Con un metro de separacion entre los compañeros, casi con las espaldas pegadas, avanzarian. Uno o dos tendrian que caminar casi de espaldas, avanzarian mas lentamente, pero lograrian llegar a alguna zona mas segura, donde podrian defenderse mejor.

Ni siquiera sabian donde iban, no lograban ver los movimientos de sus enemigos, y para colmo el suelo no era el mas estable. Debian continuar, ¿o tal vez retroceder y volver mejor preapardos?...

-Aquí estamos perdidos. -Reconoció el veterano enano. -Debemos regresar. Al menos hasta la luz. -Por mucho que le pesara retroceder dado lo orgulloso que los enanos resultaban siempre, incluso llegando a la terquedad, Turi, y los demás, sabían que aquella era la mejor opción. No solo la mejor. Era la única opción. Seguir hacía delante tan solo era un suicidio, las criaturas sabían donde estaban, podían verles, al contrario que ellos. Conocían mejor el terreno y además eran sigilosas como una brisa de viento que se colara por una rendija de la cavidad en la que se encontraban.

-Ahora tenemos una idea de a que nos enfrentamos, sabemos donde están y como actúan. Al menos sabemos eso... Hagamos ese círculo pero alzad un brazo con la antorcha en alto, y el otro brazo colocarlo en el hombro de vuestro compañero, así sabremos en todo momento que todos estamos ahí.

La idea de Turi era similar a la de Nagredog, pero el enano quería controlar todos los puntos y supuso que una luz aproximadamente cada setenta y dos grados de ese circulo que formarían sería más efectiva que una sola luz aunque esta alumbrara más.

Pero mientras se colocaban en el circulo que había sugerido Turi, la antorcha de este cayó al suelo y todos se giraron hacía ella al escuchar el ruido que hizo al caer. Allí vieron la antorcha alumbrando en soledad desde el suelo y ni rastro de su dueño.

Haciendo aspavientos

- ¡ No he podido ver nada ! ¿ Turi? ¿dónde estás amigo? ¿ alguien ha visto dónde ha ido? - preguntaba mientras se agachaba a recoger la antorcha. Cuando tuvo la antorcha en sus manos iluminó en derredor haciendo girar la antorcha a ver si veía algo- No hay ni rastro de él... no podemos dejarle. Hay que continuar hacia delante.

- ¿Ir? ¿A donde? ¡Debemos marcharnos!¡Ese era el plan! - sabia que no podian dejar alli a Turi, pero ¿que otra cosa podian hacer alli en la oscuridad?.

La idea de marcharse como unos cobardes no lo agradaba, pero tenian que volver, volver con mas antorchas, quizas alguna linterna, y cuerdas par ir atados, y doscientos enanos mas, con hachas y martillos...

- Demonios, que ha sido eso? Turi!! Maldita sea.. - dijo Halin mirando y alumbrando hacia donde había desaparecido el capataz. 

- Tenemos que ir tras él! - dijo alarmado Halin, sabia que era la única posibilidad de salvarlo.

Unas manos salieron de la más profunda y negra oscuridad que Halin dejaba a su espalda y agarraron con fuerza el cuello del enano. Eran unas manos grandes, duras y ásperas, y se aferraban al grueso cuello de Halin con una fuerza que jamás había notado. Eran terribles, y trataban de estrangularle mientras lo aupaban del suelo incluso.

Ahora comprendía lo que le debía haber pasado a Turi, pero sus pensamientos fluían alborotadamente a su cabeza y no lograba pensar con claridad, lo único que deseaba con todo su alma era soltarse de aquel ataque sorpresa que lo había pillado completamente desprevenido, ni siquiera podía gritar para avisar a los demás.

Finalmente logró conectar un pensamiento con una idea y con una acción y llevó su mano del arma hacía delante para asestar un golpea a la criatura que le ahogaba a su espalda pero esta debió adivinar su intención y soltó una de las manos para agarrar su brazo. Aún podía sostenerlo en el aire con una sola mano y, aunque el enano logró respirar algo mejor a costa del movimiento de su agresor, comenzó a retorcerle la mano que sostenía el arma hasta que no le quedo más remedio que soltar el arma y dejarla caer. 

Notó un dolor que recorría su muñeca cuando la criatura dejó de retorcerla y además su cuello volvía a correr peligro. Su única esperanza era que el arma al caer hubiera hecho el ruido suficiente para alertar al resto.

Unas manos salieron de la más profunda y negra oscuridad que Nagredog dejaba a su espalda aprovechando la confusión y agarraron con fuerza el cuello del enano. Eran unas manos grandes, duras y ásperas, y se aferraban al grueso cuello de Nagredog con una fuerza que jamás había notado. Eran terribles, y trataban de estrangularle mientras lo aupaban del suelo incluso.

La fuerza con la que lo alzaron fue tan terrible y la sorpresa tan grande que Nagredog perdió el arma al sobresaltarse junto a la antorcha que portaba, el martillo salió volando de sus manos y Nagredog pudo ver como se partía al impactar contra el suelo. Era una fatal suerte aquella que estaba sufriendo el enano.

Su única esperanza era que el martillo hubiera hecho el suficiente ruido al romperse contra el suelo como para alertar a los demás.

Algo salió de la nada aprovechando la confusión creada por la desaparición de Turi y golpeó con una fuerza terrible en la espalda del enano, lanzándolo hacía delante y haciendo que perdiera el equilibrio y cayera de bruces contra el suelo.

En la caída, Fingar notó un crujido seco y un dolor terrible que le recorría el brazo que sostenía la antorcha. Deseo que solo hubiera sido que la antorcha se había partido pero descubrió con horror que lo que se había roto había sido su brazo. Radio y cúbito se habían perdido y dejaban la parte de la mano colgando hacía abajo en una posición muy fea.

La antorcha se había desplazado unos metros y Fingar, todavía conmocionado por el ataque podía ver desde la penumbra que le proporcionaba la antorcha toda la situación, aunque no podía hacer nada. Lo peor es que sabía que el peligro seguía a sus espaldas.