Partida Rol por web

Tal como imaginaba, el hacha sería más que suficiente para romper el candado. Con lo que no contaba era con que los golpes iban a ser tan sonoros que atraerían la atención de alguien, tal como nos había advertido Henry. Al saberlo, tenía claro lo que debía hacer, pero Jane ya me lo confirmó.

Vamos, vamos ¡rápido! ¡salgamos de aquí!

Sí, vamos a retirarnos de aquí- dije alejándome de la puerta hacia una de las esquinas de la iglesia, la más alejada de la verja, mientras mi compañera volvía a dirigirse hacia mí

Esconde el hacha o trata de pasar desapercibido, Roland

 Estoy en ello, no te preocupes. Ve con los otros, ahora mismo voy- respondí. 

No quería arriesgar a intentar "pasar desapercibido" paseando por ahí con un hacha. Aunque soy leñador y es mi instrumento de trabajo, si alguien me increpa no tiene por qué creérselo, por muy cierto que sea. Por tanto, escondí mi hacha entre unos arbustos y rápidamente me dirigí con los otros. No iba a tomar las riendas de la conversación que seguro se iba a producir, pero me dejaría llevar. Otra cosa no, pero mentir siempre se me ha dado realmente bien.

Hago un discreto gesto a mis compañeros para que se mantengan en calma.

Intento detectar mejor de dónde ha podido salir ese ruido. ¿Quizás solo era un vecino regresando a su casa? Miro a las entradas que haya en el edificio de enfrente y a las ventanas...

Pasan unos minutos de tensión donde nadie se acerca a vosotros. Por la calle no veis a nadie. Lance, mientras escruta el entorno se da cuenta que en una de las ventanas del otro lado de la calle hay una mujer joven afroamericana que os mira. Cuando esta ve que Lance también la ve cierra de golpe las cortinas.

Al ver una chica en una de las ventanas, Lance intenta alzar un brazo en señal de saludo. Sin embargo al cerrarse de pronto la ventana, su gesto queda interrumpido a mitad, en vano.

Hago un gesto a los demás para que continúen y se den prisa, me acerco a las puertas del edificio mirando placas, buzones o señales de quien vive allí...

Ya habíamos roto el candado y echado un ojo desde la puerta, pero el hecho de que alguien se hubiera enterado, así como aquella señora de raza negra que se había asomado y luego marchado de la ventana, me hacen tomar la decisión de desistir, al fin y al cabo, habíamos venido por el tema de la herencia, no para acabar detenidos en la comisaría por entrar en una iglesia sin autorización.

¿Merecía la pena jugársela? ¿qué podríamos encontrar en la iglesia? quizás el libro de defunciones y ahí poder ver los datos del entierro de Andy, toda vez que el sr. Carver parecía que había sido enterrado en otro lugar, quizás en la propia isla - demasiado riesgo para tan poca ganancia, ¿no creéis? mejor que nos alejemos - pongo las cadenas como si no hubiera sucedido nada, para que den el pego de estar bien el candado, y dejo una nota en el ramo que hay sobre la tumba del marinero, solicitando a su viuda que se ponga en contacto conmigo.

Aunque tampoco me voy a ir de vacío, miro a ver a qué hora hay misa, por eso de pretender coincidir sí o sí con su viuda para que nos cuente algo del extraño suceso.

La calle de delante del parque está formanda por una hilera de casa adosadas que miran de frente a la pequeña iglesia. La pintura de la fachada antaño fue blanca pero ahora solo quedan restos aquí y allá. Tres peldaños conducen a cada una de las puertas.
Lance ha visto a una mujer en el número 3. Se fija en el buzón y no aparece ningún nombre.
Mientras Jane se fija en el papel pegado en lateral de la puerta de la iglesia donde le indica que las misas son cada mañana a las siete y cada tarde a las ocho, se fija que el sol esta cayendo ya. Mira el reloj: son las dos de la tarde. 
Ha pasado un tiempo y el estomago os ruje.

Sí, mejor nos largamos de aquí. Yo no sé vosotros, pero yo estoy empezando a tener hambre. Podríamos ir a algún sitio a comer y planear allí nuestro próximo movimiento...- comenté.

Me parece buena idea Roland - lo mejor sería ir a comer algo, a las 5 habíamos quedado con el abogado y ya habría tiempo de buscar más información después. Teníamos los horarios de la iglesia, así que, podíamos venir de buenas formas a preguntarle al pastor y a la viuda en el caso de que coincidiéramos con ella. Incluso el pastor podría facilitarnos información de primera mano sobre el entierro de Andy o saber algo de porqué el sr. Carver no tenía la tumba aquí, y del mismo modo nos podría presentar al enterrador si es que nos pudiera servir de ayuda.

Pero por lo pronto, ir a comer era una buena idea. Quizás algún restaurante por aquí, distinto al de donde teníamos las cosas por eso de conocer otros lugares, o sino volver al mismo por si hubiera algún tipo de informante que nos fuera a buscar - ¿Queréis repetir en el mismo sitio donde estamos hospedados u otro diferente?

- La tasca de los ancianos está muy vista. No creo que encontrasemos a nadie más interesante. Aunque si has dejado la tarjeta no es mala idea que esté alguien allí. Por si acaso...

¿Por que no ponen el nombre en sus casas? ¿Acaso no son sus casas? Quizá los había escuchado una vecina sin más y no un cuidador.

- Vayamos a comer entonces. - Dijo intranquilo. - ¿Es que no viene nadie? - preguntó extrañado.

Luego podemos venir a la iglesia a preguntarle al pastor - si es que aún nos quedan ganas después de hablar con el abogado - o bien a los vecinos, aunque no parece que sean muy sociables - me pregunto porqué la gente que miraba a través de las ventanas prefería ocultarse a indagar sobre lo que hacíamos en el camposanto.

Bien, de acuerdo... pues vayamos a buscar un buen sitio para almorzar.

Asiento y sigo a mis compañeros, sin dejar de mirar a los alrededores.

Camináis durante unos 10 minutos hasta encontrar un café que tiene pinta de estar cerrado. Las ventanas están llenas de polvo y apenas se ve luz en el interior. Al probar de entrar veis que la puerta está abierta y dentro hay un comedor.

Hay una barra y unas diez mesas, con manteles de cuadros, que ocupan el espacio de poca luz. No se ve rastro de ningún camarero pero en una de las mesas veis a tres personas comiendo.

Una mujer de cabello oscuro y tez pálida, flaca, de unos cuarenta años mira al hombre que tiene sentado delante. Éste tiene una amplia sonrisa y no para de sorber de la cuchara. Parece de la misma edad que ella y por la alianza que llevan los dos podríais deducir que son marido y mujer. A su lado se sienta otro hombre joven, de unos veinte años, que por la fisonomía diríais que debe ser hijo de la pareja. Los tres van vestidos de manera elegante, con traje, pero de viaje y a su lado tienen un par de bolsas.
Os miran cuando entráis. Luego, vuelven a su plato.

-¿Y sabéis cuan lejos está esta isla del puerto? ¿Iremos en barco?- dice a sus padres.
 

-No lo sé -la mujer parece nerviosa de hablar del tema con más gente en la sala. No deja de miraos de reojo -Sé lo mismo que tú, Brad. Ya has leído la carta.

Me acerco a la barra y me apoyo, finjo mirar las botellas de licores, como buscando.

Según entro al comedor no puedo hacer otra cosa que interesarme por la conversación del chico, de la que paso cerca "los saludo" - que aproveche - pero movida por la cautela no comento nada, porque a priori parece que son la otra parte de los herederos de la isla. Escojo una mesa cercana para escucharles en caso de que siguieran hablando del tema. 

Tanto de continuar hablando sobre el tema como si no es el caso, acabaría preguntándoles porque ya que hemos coincidido y dada la cercanía de la cita con el abogado, todo apunta que coincidiremos en esa reunión, así que, busco la forma de hacerme la desinteresada porque no parezca que tengo la antena puesta más de la cuenta - Perdone, cuando llegamos... me pareció escuchar que hablaban algo en relación a una isla, ¿puede ser? ¿podrá ser la isla del sr. Carver?

No es plan tampoco de revelar toda la información, por escasa que obtuviéramos sin que ellos no soltaran más, así que, pretendo con ello que venzan cierta desconfianza y cuenten más cosas, por si fuera de la carta que probablemente sea igual que la mía o parecida, pudieran aportar algo más de información a la causa.

Que curiosa coincidencia que aquellos viajeros hablaran de una isla. Aunque en aquel pueblo no podía haber muchos otros sitios donde comer, por lo que si eran recién llegados tampoco sería una coincidencia tan grande encontrarse con extraños en aquel sitio. Las cosas se ponían interesantes.

Aún se preguntaba como reaccionar cuando Jane se adelanto por las bravas, hoy no era un día para sutilezas parecía ser. No iba a meterse en aquella conversación para ningunear la, pero debería haber comenzando presentándose y preguntando por cosas mas vanales, aunque una aproximación tan directa a veces funcionaba mejor que dar vueltas en redondo, a ver como se solucionaba todo esto.

Henry se quedó en un discreto segundo plano en su lado de la mesa mientras Jane trataba de sonsacarles.

Me asomo un poco por encima de la barra a ver si nos hacemos notar un poco y poder comer. Después voy a la mesa con el resto, me quito la gorra y me atuso el pelo.

Quizás no había sido el mejor acercamiento y ante las dudas, acabé presentándome ya que muy probablemente si esas personas guardaban relación con la isla de Vicent Carver sería bueno tratarlas de manera cordial habiendo una herencia de por medio, malo sería que surgiera la antipatía en algo que podría convertirse en un negocio próspero. 

Como les decía, al entrar he escuchado algo sobre una isla, lo cierto es que, hace unos días me notificaron por carta una especie de herencia que también tiene que ver con una isla, propiedad de Vicent Carver que ha fallecido recientemente... - les comento por encima todo el asunto de la carta, así mismo, me presento como una de las herederas, comentando la sorpresa de tal designación.