Partida Rol por web

El sacerdote pasó la noche en cuidando al grupo con el pequeño hacha en su mano (creo que era un arma simple, sino avíseme antes de que intente un ataque sin mi bonificador). Sus brazos cruzados contra su pecho, de pié para no quedarse dormido.

Al amanecer procedió a hacer una pequeña plegaria a su Señor agradeciendo su luz y supervivencia -En tu nombre soy, en tu nombre crezco y en las páginas de tu libro ruego por estar Azuth. Indiqueme el camino con el bastón de su rectitud y lléveme a la cognición plena-.

Sacudió a sus compañeros de desventura casi con cariño intentando no sobresaltarlos en su despertar. Mientras lo hacía se preguntaba cómo podría ser de utilidad. El no tenía materiales para lanzar todos sus conjuros, no sabía de supervivencia como aquel enano y seguramente no peleaba ni la mitad de bien que el o aquella mujer, aun estando ella herida -Creo que lo mejor será aportar un par extra de ojos para revisar el ataque de los dracos y un par de brazos extra en caso de que encontremos algo más- tras aprovisionarse propondría fijar la fecha de la expedición hacia tierras más civilizadas en un día. Más tiempo allí sería peligroso.

Cambió el hacha de su mano por una de las dagas. No era extremadamente hábil con ninguna de esas armas pero la daga le serviría como herramienta a la hora de obtener materiales del medio si tenía la suerte de encontrarlos en la expedición posterior.

Ilene despertó tras un largo sueño reparador. Por primera vez desde hacía mucho tiempo se encontraba bien. Al haber dormido cerca del fuego, el frío había desaparecido y la mujer herida había sido como un bálsamo para su espíritu ya que le había dado esperanza de poder salir de aquellas montañas.

Había conservado la daga orca original y había dormido con ella. No era un arma elegante, pero ya había demostrado su utilidad. Se estiró un poco y sonrió al clérigo que la había despertado. Ilene era otra, confiaba en sus compañeros y su habitual optimismo empezaba a manifestarse. Se puso en pie y salió a buscar algo de nieve limpia para hervir algunas de las hierbas que había traído Crum y preparar una infusión que les calentase a primera hora.

Ofreció la primera bebida a Kalu, que había pasado la noche de guardia y la segunda a la mujer herida. Tras ofrecer otra bebida a Crum ella tomó la última. La mujer se encontraba bastante mejor. Ilene esperaba que fuera lo suficiente para poder partir hacía el lugar en el que se habían encontrado con los Dracos, pero era paciente. Ilene no tenía prisa, se tomaba la vida adaptándose a cada paso que daba.

Observó las dos armas que quedaban de las que les había ofrecido. El hacha le parecía pesada y lenta, no era su forma de ataque, tomó la jabalina.

Se separó de sus compañeros y empezó a practicar un poco con ella. No era el tipo de arma al que estaba acostumbrada, pero serviría. Giraba el arma a su alrededor mientras lanzaba algún pinchazo al frente hasta que en un momento dado arrojó la jabalina que se clavó profundamente en la nieve. No era nada impresionante, pero se veía que la chica disfrutaba con ello.

Empezó a cantar mientras luchaba, pero a diferencia de la noche anterior este era un canto marcial, una canción que recordaba viejas batallas y que había inspirado anteriormente a muchos guerreros en muchos enfrentamientos con el enemigo. Era una canción que alentaba a los aliados y hablaba de la gloria y el honor entre compañeros. A quien la oía, el corazón le latía más rápido y con más fuerza y sentía el fluir de la sangre por sus venas.

Crum despertó agitado aún habiendo intentado el humano de ser lo más suave posible. El día anterior en busca de alimento con apenas energía lo había agotado y se había dormido tan profundamente que había perdido la noción del tiempo. En ese sueño profundo se encontró en una paraje parecido al que se encontrarán en ese montaña pero mucho más llano, un bosque nevado en el que se encontraba de caza siguiendo las huellas de una gran criatura. Tras horas de persecución comenzó a notar que las sestaba siguiendo en círculos, que el había dejado de ser el cazador para convertirse en la presa. Se puso en guardía al notar que todos sus sentidos le indicaban que el peligro era inminente. Se giró en guardía para ver de frente a una grán criatura cargado contra él. Más grande, más pesada, una fuerza bruta de la naturaleza cada vez más cerca de él. A escasos metros de él abrió las fauces. Entonces fue despertado.

Al abrir los ojos se relajó al ver al humano con una sonrisa indicandole que era hora de despertar. Su corazón latía frenetico. Seguía siendo debil para enfrentarse a su destino.

Se levantó de un salto y miró a su alrededor en la cueva. La mujer estaba hirviendo agua para preparar el desayuno, la mujer guerrera estaba aún desperezándose y comprobando sus heridas y el humano iba a continuar con sus actividades. Las armas que les ofreció la mujer aún estaba en el suelo, Crum se acercó y cogió el hacha de mano. Y comenzó a comprobar el peso y equilibrio del arma, realizando unos ligeros ejercicios que además le servivirían para calmar la adrenalina que le había generado el sueño.

Ilene se acercó a él con el desayuno y se lo agradeció. Se la veía mucho mejor, con más confianza y eso le alegro por dentro. Necesitaban estar todos al 100% para poder sobrevivir a esa situación. Terminó la bebida y se acercó a la guerrera. - Agradezco el arma. Servirá bien para conseguir hoy alimento. Le dijo empuñando el arma en su dirección.

Salió al exterior y contempló a la joven practicando con la lanza y cantando una melodía diferente a la del día anterior. Notó como su pulso volvía a acelerarse. Esa canción en combate le haría ser aun más fiero ya que despertaba sus sentidos sin necesidad de dejarse llevar por la furia. Lo que parecía una mujer débil se había transformado en una compañera de peso.

El día era frío pero el sol iluminaba los parajes, era un buen día para ponerse en camino pero aún no estaban equipados para comenzarse a mover y regresar al lugar del fallecimiento de los compañeros de la mujer era un buen plan para reequiparse. Aparte necesitarían alimento para el día y provisiones y en el caso de que los dracos se hubieran alimentado también de ello habrían perdido un valioso tiempo para buscar alimento para el día y posibles provisiones para el viaje. Sin perder más tiempo reunión a sus compañeros.

- Hoy es buen día para partir. No tenemos equipo. No tenemos alimento para el viaje. Ayer día de recuperar fuerzas. Día de hoy buscar equipo y comida para viaje. dijo convencido. - Yo volver a buscar alimento. Buscaré pieza de caza para comer hoy y ganar más fuerzas para el viaje mañana. También buscaré frutos y otro alimentos que aguantes unos días y cantidad siguiente. Se quedó pensando un momento, quizá necesitara de algún elemento para almacenar todo lo que pudiera recolectar. - Necesitaré algo en lo que almacenar lo que recolecte. ¿Tienes alguna bolsa? Le pregunto a la mujer. Si llevaba algo para almacenar sería capaz de traer más alimento.

- ¿Necesitais algo que pueda encontrar mientras exploró? Comenzó a ajustarse la ropa de abrigo para prepararse para la exploración y a ajustar el hachá en el cinto. - Volveré cuando tenga suficiente alimento. Traed lo que podáis y tened cuidado en el camino.

Ilene contempló como el enano se disponía a partir y que el clérigo también estaba listo. La mujer parecía que se encontraba suficientemente bien como para permanecer sola en la cueva.

- ¿Y si vamos los tres juntos? Podemos acercarnos al lugar del ataque de los dracos y ademas encontrar algo de comer por el camino.

La infusión de Ilene sirvió para calentar los cuerpos, pero más importante, su canción heróica sirvió para calentar los corazones y elevar el espíritu de sus compañeros. Entrenaba alegremente con la jabalina, como si se encontrara en el patio de su casa o en un bosquecillo libre de peligros. Su forma de ser alegre y descomplicada empezaba a llamar la atención de sus compañeros como una tonada inspiradora. No todo estaba perdido, no si Ilene estaba con ellos.
El sueño del Enano hizo que su corazón se acelerara en el despertar, pero con la infusión y con el canto pronto olvidó el terrible sueño. Lo que Crum ignoraba en ese entonces era que el sueño era una premonición de lo que ocurriría en el futuro.

Con el ánimo y la moral más elevados luego del descanso, Crum decidió repetir la rutina del día anterior. Era un cazador solitario y estaba acostumbrado a ir solo. Pero cazar para si mismo es más fácil que cazar para un grupo. Ilene motivada, propuso acompañar al Enano y el clérigo rápidamente se unió a la comitiva. Crum, incapaz de negar algo a la mujer, aceptó a regañadientes, sabiendo que si bien podrían retrasarlo, también podrían servir. Y así fue.

Garla se quedó en la caverna, vigilándola con su espada. Salió a recolectar leña y a mantener vivo el fuego. Aún necesitaba descansar para recuperarse de las heridas. Garla no traía consigo un saco ni nada más que su armadura y sus armas, por lo que no pudo suministrar al enano, pero ya llevaba compañía para cargar con alimento extra.

Al salir de la caverna en dirección norte, según el sabio clérigo, pasaron por el campo de batalla. Las aves y criaturas de rapiña habían acabado con todos los restos de orcos. Dejando al descubierto alque que Kalu quizá ya hubiera visto pero que no se le ocurrió levantar: 2 hachas rotas y un escudo roto. Los alzó para si, sabía que podía repararlos mediante un conjuro más adelante, cuando tuviera los materiales necesarios. Por lo pronto, cogió el escudo y lo ató a un par de cinturones raídos de orcos, a manera de trineo, donde a medida que encontraban algo de comer, lo iban poniendo en el escudo.

Fue cuando el sol despuntaba con el mayor rigor, cuando divisaron detrás de un peñasco una escena que los dejaría maravillados.
Una tribu de gigantes, 6 para ser precisos y una cría algo más pequeña (pero que superaba con creces la altura de un hombre) con un mamut adiestrado. Se reunían alrededor de un fuego que se elevaba varios metros de altura mientras cocinaban alguna presa de gran tamaño. Las historias no contaban de la pacifica vida de los gigantes en su entorno natural, las historias de los bardos solo mencionaban a los gigantes como peligros despiadados e inescrupulosos que arrasaban con todo lo que se les ponía adelante con su fuerza bruta. Nada más alejado de la realidad.

Por un momento la idea de ir a saludar a la tribu pasó por la cabeza de alguno, no parecían suponer peligro alguno. Pero Crum recordó que los gigantes eran seres salvajes, más cuando se trataba de defender a sus crías. Era mejor dejarlos en paz y buscar otra ruta.

Era hora de volver a la caverna si no querían que la noche los cogiera en pleno camino. El escudo estaba repleto de nueces, bayas y un zorro de campo que Ilene ayudó a cazar con su jabalina. Algunas plantas comestibles y frutos de montaña y clima frío completaban lo conseguido en la jornada. Suficiente para comer el día de hoy y otro más.

El sol ya perdía fuerza cuando llegaron cerca a la caverna, un grito salió despedido de ella, el grito dela mujer aventurera. Al acercarse más a la caverna, se escucharon gruñidos y gemidos y el sonido del metal estrellándose con metal. La muchacha combatía en el interior de la caverna y no sabían con quién....... o con qué.

Había sido un día fructífero -Y hay que agradecer al luminoso por eso- se decía Kalu mientras cargaba con equipo destrozado y los recursos eran portados por el enano. -Estas armas destrozadas nos pueden servir como herramientas improvisadas hasta que encuentre un par de magnetitas y las pueda reparar- les comentó tranquilo y algo cansado a sus compañeros.

La vista de esos gigantes había sido algo maravilloso y de ser otro el contexto se habría quedado a documentar seriamente sus hábitos. Eran primitivos pero no tanto y además unas criaturas hermosas. Los charlatanes les daban una inmerecida mala reputación. Al igual que un oso, eran majestuosos y peligrosos pero de ninguna manera malvados o destructivos.

Pero cuando se acercaban a su guarida temporal escuchó un desgarrador sonido que provenía de la misma. Al parecer la violencia seguía a la guerrera allá a donde iba. Escuchó gruñidos que (Tirada de naturaleza mediante, pudiendo fallar) identificó como provenientes de un *Equis* y dijo en un susurro -¡Vamos rápido, puede estar en problemas si uno o mas *Equis* atacaron la cueva!-.

Con el equipo en mano se dirigió hacia su morada actual, lo soltó cerca de la entrada y solo permaneció con una daga en su mano. Sin embargo preferiría acabar al enemigo con una saeta guiada de poder verlo.

Gruñó cuando vió que no tenía nada donde ir guardando lo que recolectara de provisiones y no le quedó otra que aceptar la compañía de sus nuevos compañeros. No estaba acostumbrado a hacer estas tareas acompañado, siempre iba y volvía sólo, lo hacía más rápido pero al ambicionar recoger comida para todos para el día siguiente necesitaba ayuda. Además, Pensó para si mismo le vendría bien para estrechar lazos. Había pasado mucho tiempo en soledad y si quería volver a integrarse ligeramente en la sociedad como guía debería empezar a estar más cómodo con gente alrededor.

Asintió entonces a la joven que había propuesto el ir todos juntos y marcharón dirección a la caravana donde les liberaron de los orcos. Allí el humano improvisó con un escudo roto un pequeño trineo donde podrían recolectar las provisiones. Nunca se le habría ocurrido algo así por el solo pero gracias al astuto humano había aprendido esa improvisación. Cuando mencionó la magentita recordó que no le había respondido el humano a si necesitaba de algún material que se extrajera de la naturaleza ya que le podía ayudar. -Puedo ayudar con materiales para tus conjuros dijo con convicción.

Por el camino el hizo de maestro enseñándoles que se podría aprovechar de la naturaleza. Siempre en frases cortas y con gruñidos iniciando las frases si algo no era comestible.

Se deleitaron ante la visión de la familia de gigantes, les pidió prudencia y silencio a sus compañeros en cuanto vió a la cría de los gigantes. Si se acercaban les tomarían como una amenaza y acabarían con ellos. No les detectaron y pudieron vislumbrar una emocionante situación familiar. Esto le recordó que la sociedad llena de prejuicios de la que había separado tildaba siempre a aquello que no comprendía de maligno cuándo muchas criaturas de la naturaleza atacaban al sentir el peligro en su territorio. Esa sociedad nunca pensaba que el mal podrían haber sido ellos en su egoísmo. Aún así sintió nostalgia de su familia, hacia mucho tiempo que no les veía y se marchó en su exilio sin decir nada. Se emocionó al recordar su niñez y la acogedora familia de gigantes, aunque intentó que sus compañeros no lo notarán. Les apremió a continuar su marcha antes de que les descubrieran.

Continuaron su marcha cuando detectó unas huellas y excrementos de zorro, el excremento aún estaba caliente por lo que el zorro no estaría lejos. Les pidió silencio a los dos humanos y siguió las huellas y descubrió la posición del zorro. Parecía que estaba descansando y tenía el viento a favor, era una presa fácil, estuvo a punto de sacar el hacha y abalanzarse sobre él cuando recordó que sus compañeros estaban cerca y habían querido unirse a él en la recolección por lo que imaginaba que les gustaría ser partícipes de la caza. Volvió con ellos con las manos vacías pero con una sonrisa y les explico la situación. Llevaría a Ilene a la posición con viento a favor para que el zorro no la detectará posicionándola escondida para que el zorro no la viera si estaba ocupado con una distracción. Kalu y él se acercaron viento a favor del zorro con lo que antes de que aparecieran a su vista el zorro se despertó y comenzó a recular buscando el peligro y sin quererlo acercándose a la posición de Ilene. Para cuando el zorro los detectó y quiso salir corriendo ya estaba encima de la posición de Ilene que con un certero golpe con su lanza acabó con la vida del zorro. Se llenó de alegría al ver la sonrisa de Ilene al cazar al zorro, parecía muy ilusionada con su presa.

Miró el improvisado trineo y comprobó que habían conseguido más provisiones de las que el sólo hubiera podido encontrar y transportar por lo que agradeció en su interior el haber aceptado que le acompañarán. Les dijo que era momento de volver antes de que la noche les cayera encima. Estaban cerca de la cueva cuando oyeron sonidos de un combate y un grito femenino. La mujer se encontraba en peligro. Arrastro rápidamente el escudo hasta la entrada y lo soltó para entra hacha en manó con un grito de combate desgarrador atento y en busca de quién estuviera atacando a la mujer guerrera. -Graaaaaaaaa!!!!!! Por los sonidos de golpes metálicos no era un animal el que había entrado en la cueva sino alguien con malas intenciones.

Ilene esperaba que no le hicieran mucho caso con lo de querer acompañarles, por lo que cuando el enano no puso reparos se alegró y salió sonriente de la cueva... para arrepentirse al instante. El día era relativamente bueno, pero el frío era intenso y el cambio de temperatura la golpeó como si le hubieran dado un bofetón.

Pero se repuso al instante y siguió a los compañeros procurando no hacer ruido. Al llegar a la caravana observó como el clérigo amañaba un trineo con los restos de la batalla. Muy mañoso, Ilene se sentía cada vez más inútil. Un poco más adelante observaron a una familia de gigantes e Ilene se preparó en el acto con su jabalina, para ver como sus compañeros no hacían nada, incluso se deleitaban con la visión. Estaba fuera de lugar en un mundo en el que lo que ella daba por sabido no funcionaba.

Caminaba seria detrás de sus compañeros cuando de repente Crum indica silencio mientras observa fijamente el suelo y se fija con interés en una caca. Crum explicó que había un zorro por algún lado y que ella tenía que quedarse en determinada posición. Obviamente le estaban dejando de lado por inútil y se proponían cazar ellos solos, aún así Ilene se preparó con su jabalina.

De pronto, un ruido, una carrera y un zorro que va derecho hacia ella. Casi instintivamente Ilene le arroja la jabalina con la suerte de que ésta ensarta al animal. Se sentía eufórica!!!! Ella sola había matado un zorro!!! Bueno... tuvo que reconocer que Kalu y Crum le habían ayudado un poco...

Ilene no cabía de orgullo, se sentía feliz. Se daba cuenta que ella no era nada sin sus compañeros, pero estos habían confiado en ella y eso era lo más importante. Se sentía integrada en el grupo y el sentimiento de inutilidad desaparecía.

Llegados a la caverna escucharon gritos de Garla. Algo o alguien la estaba atacando. El enano ya se lanzaba al combate soltando su grito de guerra. Ilene se preparó para entrar tras él jabalina en mano, pero antes soltó una orden con una fuerte voz masculina, una voz de fuerte guerrero.

- HAY ALGUIEN EN LA CUEVA. DESPLEGARSE Y ESCONDERSE. QUE ENTREN SOLO TRES EXPLORADORES.

Esperaba que los que pudieran oírle pensaran que eran más de tres y que afuera había gente emboscada.

Los gruñidos se intensificaron a medida que se acercaron a la caverna, el enano tomó su hacha y Kalu su daga.

Extrañamente, la mujer hizo una voz de hombre, suficientemente gruesa y alta para ser escuchada allá adentro, los sonidos de batalla se calmaron para luego ver media decena de goblins corriendo en dirección a los recién llegados. El Enano instintivamente se puso en guardia, pero fue cuando los enemigos estaban cerca que notaron que no tenían intención de atacar, por el contrario, estaban tratando de huir a toda prisa.

Más allá, el fuego iluminaba a la norteña con su espadón ensangrentado y dos cadáveres de esas criaturas en el suelo. Ciertamente la estrategia de Ilene había surtido efecto, a unos intimidados goblins por Garla se le sumaban otrosaliados de la guerrera. Suficiente para salir despavoridos y huír por sus vidas.

Garla estaba bien, un poco desgastada por el combate pero no había recibido heridas nuevas. Se alegró del regreso de sus nuevos compañeros, ya que entre todos los goblins hubieran podido abatirla.

Una cosa era cierta: No era completamente seguro permanecer indefinidamente en las cavernas, hoy llegaron un pequeño grupo de goblins pero al siguiente día podían ser más o incluso criaturas más temibles.

Por ahora concertaron pasar la última noche en la caverna que sirvió de refugio por un par de días y viajarían al siguiente día al sitio donde el grupo de Garla había sido emboscado por los Dracos.

Con la daga empuñada en su diestra y la otra mano lista para preparar un conjuro vio como los asaltantes goblis huían ante la arenga de su compañera y la ferocidad de la guerrera.

Miró con una sonrisa cómplice a Ilene por un segundo y luego se acercó a Garla. Al parecer no estaba herida pero no se podía decir lo mismo de los dos oponentes con los que había peleado. Se tranquilizó, dio media vuelta y fue a buscar el escudo que cargaban junto al enano y, una vez que entraron las provisiones, se sentó agotado y acomodó la comida recuperada en un rincón.

Las partes del escudo comenzaron a brillar tenuemente cuando Kalu las unió frente a el y, tomando una piedra de las que había encontrado en cada una de sus manos, silbando por lo bajo un mantra, trazó dos líneas por sobre la fisura (una desde cada extremo). A medida que la mano del sacerdote pasaba por encima del fracturado escudo este no solo se limpiaba como si lo pulieran a la velocidad del rayo sino que además el objeto se reparaba al punto tal de que cualquiera que no lo hubiese visto roto podría jurar que ese escudo jamás había estado en un combate.
Al terminar las dos magnetitas se habían esfumado pero Kalu tenía en sus manos un escudo nuevo que alcanzó al enano. En su bolsillo aun residían otras dos de estas piedras listas para ser usadas en otro objeto con el mismo conjuro.

Ya sin energías pero con la seguridad de haber sido útil Kalu se recostó contra una pared -Un día más lo hemos conseguido, un día más cerca estamos de volver-.

Ilene estaba tranquila, su estratagema había resultado y se había evitado el combate. Sabía que no siempre iba a ser así y que una vez descubierta la cueva por los goblins ésta ya no era segura.

En el fondo se sentía bien. Aunque les protegía, la cueva no le gustaba y tarde o temprano tendrían que salir de ella y buscar algún lugar civilizado. El mayor peligro era acomodarse y quedarse en ella. El momento había llegado y aunque era correr un gran riesgo era lo mejor que podían hacer, tenían que moverse.

Garla había mantenido el fuego y el cazador había preparado la pieza limpiándola y quitando la piel, así que Ilene preparó la carne asándola lentamente al fuego. Una vez hubieron cenado, Ilene se ofreció para el primer turno de guardia.

Mientras hacía guardia, tomó de los restos del zorro los huesos más largos pero parecía que no encontraba lo que buscaba. Incluso en un momento dado tomo una de las hachas estropeadas del clérigo para, con cuidado y silenciosamente, cortar una de los extremos de un fémur. No quedó satisfecha y al final dejó los huesos a un lado.

Sorpresa Has sido tu, ¿verdad pequeña? JAJAJAJAJA[/B] Más carcajadas salieron de él. -Eres una agradable caja de sorpresas. Nos has evitado marchar nuestras armas de la sucia sangre de los goblins. Continuó riéndose en dirección a hacia slos goblins caídos y busco con la mirada símbolos de guerra que pudieran pertenecer a un clan más grande que los pudiera poner en peligro.

Tras comprobar a los goblins y algo útil que pudieran llevar moviéndolos con un palo y apartándolos de los cuerpos. Miró al grupo y les dijo, -los voy a alejar una milla de las cuevas, con esta peste dudo que podamos descansar, mirad si algo de lo que llevan os sirve o sino sacarlo fuera también, vuelvo en breve Agarró los dos cadáveres y se los llevó lo suficientemente lejos para que no atrajera su olor a carroñeros dentro de la cueva.

A la vuelta el hombre había arreglado el escudo y se lo ofreció a Crum. - Muchas gracias Kalu.No estoy acostumbrado a pelear con escudo pero para esta hacha pequeñita combina a la perfección. Se estaba empezando a soltar en palabras. Había forjado en una jornada un vínculo fuerte con la exploración que habían realizado. Se encontraba muy agusto con ellos.

Tras el agradecimiento cogió la pieza que Ilene había cazado y comenzó a prepararla para que posteriormente se pudiera cocinar. Tras despellejar el zorro Ilene tomo parte para preparar la cena. Mientras Crum se disculpó y salió a la entrada de la cueva a vigilar que no volvieran los huidos con una horda más grande. Esta era la última noche en la cueva pasar más tiempo allí con goblins conociendo su posición era un suicidio.

Mientras cenaba comunicó al grupo que cogieran bien de fuerzas en esa cena ya que a la mañana siguiente deberían partir. La cueva ya no sería segura. Ilene se ofreció para la primera guardía por lo que el enano no lo discurrió y le pidió que le despertara en la segunda guardía. Esa noche durmió con el escudo y el hacha en mano para poder responder más fácilmente ante un ataque de nuevos goblins.

Cuando la Luna alcanzó la altura convenida Ilene despertó a Crum para el cambio de guardia y así poder descansar. Había estado buscando entre los huesos pero no encontró lo que buscaba así que le describió brevemente a Crum el tipo de hueso que buscaba: algo recto, largo y que pudiera sacarle la médula para trabajarlo con su daga y hacerse una flauta.

Esperaba que su amigo, que se desenvolvía perfectamente en la montaña, pudiera encontrarle algo.

Crum asintió y la dijo con delicadeza que descansará. Durante su guardia pasó el tiempo haciéndose una idea de que tipo de animal podría tener un hueso con las características que necesitaba su sorprendente compañera.

Tras el afable comportamiento de Crum y el renovado brío de Ilene el clérigo no pudo más que sonreir desde su posición en el suelo. En su estado actual se sentía en la necesidad de ayudar por lo que revisó las heridas de la guerrera mientras el resto preparaba la cena. 
Había notado que el ataque goblin no le había deparado nuevos daños a Garla pero quizás el fragor del combate había reabierto las antiguas por lo que decidió que no sería una mala idea.

Limpió las vendas de la mujer con el agua de deshielo a sabiendas de que la misma estaba purificada por el proceso de glaciación previo, mientras los pedazos improvisados de vendaje se limpiaban el hizo lo propio con los cortes y desgarros en Garla y finalmente los volvió a colocar en su sitio.
Devoró maravillado los alimentos y dijo una plegaria a su deidad por la supervivencia del grupo -En la nieve uno debe hacer camino y Azuth es la pala que nos ayuda a crearlo, por su gloria-. Sabía que esa noche dormiría feliz y tranquilo -Buen trabajo- dijo a sus compañeros antes de dormirse.

Este post solo en caso de que mañana despertemos como suponemos, en tal caso será solo para usted narrador:

A la mañana siguiente, tras despertar descansado, Kalu notó como el enano buscaba entre los restos del zorro, entre sus huesos para ser más precisos. Recordó, también, que la muchacha llamada Ilene había estado haciendo lo mismo y, si bien no tenía idea de que motivaba su búsqueda decidió que lo justo era ayudarlos en su tarea.

Susurró unas palabras en su mano -Y sus ojos serán tuyos, su altísimo te guiará...- mientras la otra dibujaba unos pequeños símbolos sencillos en el aire.

Canalizó entonces la iluminación de Azuth en el enano para ayudarle a buscar aquello que precisaba. Luego se acercó a el y preguntó acerca de su cometido, tocando su hombro y proponiendo ayudarle.

El poder de los dioses se manifestó de manera magistral en las manos del erudito Kalu. El escudo roto que había servido para trasportar la comida que iban recolectando, de forma espontánea empezó a fundirse con el otro pedazo inutilizable, ambas partes quedaron pegadas como una sola pieza, como si un maestro artesano hubiera dedicado horas para reparar la pieza. Ese pequeño acto demostraba el grandísimo poder que blandían los dioses y sus súbditos.
El escudo quedó en perfecto estado para ser utilizado por Crum quien lo aceptó de buena gana.

De los Goblins solo pudieron rescatar un par de lanzas de muy mala calidad y unas cuantas monedas de cobre y plata. El bárbaro se llevó los cadáveres lo suficientemente lejos como para que no pudieran causar problemas después de muertos atrayendo carroñeros.

Ilene planteó un enigma al explorador que lo dejó pensativo. Aquel bárbaro solitario empezó a ser menos solitario desde que el destino lo había unido a esas particulares personas y su cabeza empezó a funcionar para complacer a aquella mujer.
La guardia de Ilene y Crum pasaron rápidamente sin ningún contratiempo, pero mientras el Enano dormía le llegó una revelación. Como un resorte se levantó del suelo, asustando a Kalu quien estaba vigilando, sin decir nada más que un "Ya vuelvo" salió de la caverna en medio de la espesa y fría noche. A los pocos minutos volvió con escarcha en su piel y ropa y titirando de frío, en su brazo tenía el pequeño antebrazo de un Goblin que había muerto la noche anterior. El Enano pasó el resto de la noche despierto, tallando con una de las dagas la flauta que había pedido la mujer.

La mañana llegó y recibió a Ilene con un presente, una rústica flauta de hueso. No sonaba muy afinada ni muy bien, pero talento le sobraba a la mujer para sacarle buen provecho al instrumento. Se evitó hablar de la procedencia del hueso, era mejor no hablar de eso, para Crum, un cuerpo muerto no era más que un cuerpo muerto y si se podía sacar provecho al respecto, pues no hallaba nada malo en ello. Pero para otra gente eso significaba profanación y no era muy bien visto, ni siquiera al hacerlo a los enemigos.

Tras comer los restos de la noche anterior, decidieron emprender marcha guiados por Garla. EL paisaje era tanto esplandeciente como intimidante, los picos del espinazo del mundo se alzaban amenazantes como dagas apuñalando las nubes blancas de manera inmisericorde. El silencio era casi absoluto en aquellos desolados parajes, solo unos pocos lograban sobrevivir en ese agreste ambiente. El camino era duro, solo apto para aquellos acostumbrados a una vida de largas y pesadas jornadas y quizá Crum era el único que apenas conocía la dureza de la naturaleza.
Sin embargo, se las apañaron para avanzar durante todo el día con poco descanso. Ilene afinaba la flauta con toques melodiosos y sin darse cuenta animaban el viaje y subían el ánimo, Kalu hablaba y dejaba en evidencia su absoluta sapiencia en los diferentes campos de la naturaleza.

El sol empezaba a ponerse naranja y listo para ocultarse en unas horas cuando Garla anunció la llegada al destino.

Y efectivamente se hallaban un par de carretas destruídas, adornadas por unos cadáveres alrededor. Al examinar más de cerca, fue evidente que carroñeros y criaturas inteligentes habían rapiñado todo el lugar, dejando solo huesos y madera tras de si. Garla intentó disimular su tristeza al ver la escena, pero una lágrima se escapó y se deslizó por su mejilla. Habían sido sus compañeros, amigos durante muchos años, incluso sus hijos pertenecían a uno de ellos. El grupo se componía de 6 aventureros más aquel mago que los contrató.
Kalu inmediatamente cayó en la cuenta de algo: Habían 5 montones de hueso y ropa, faltaba un cadáver. ¿Selo habrían llevado a otro lugar?, quizá estuviera vivo cuando llegaron los rapiñeros y selo llevaron para torturarlo, venderlo como esclavo o como juguete.... Esa era una hipótesis creible y ya nada podrían hacer al respecto. Garla se lamentó por la suerte que pudiera haber tenido su pequeño amigo mediano, el cadáver que faltaba.

Pero entonces Crum halló una cosa adicional: Unas huellas, pero unas huellas de alguien arrastrándose. Al avisar al grupo, todos pensaron en lo mismo. Una luz esperanzadora volvió a Garla mientras seguían las huellas. Pero las huellas llegaban hasta un risco, una caída libre de varios metros y el suelo estaba tapado por la copa de unos cuantos pinos que crecían en ese remoto lugar. La única forma de comprobar la presencia de aquel que dejó las huellas sobre la nieve, era que alguno (o algunos) descendieran a mano limpia por el risco hasta abajo.....

Después de su guardia Ilene durmió profundamente. Al despertar se encontró con un maravilloso presente: su compañero le había tallado una flauta de hueso. Con un grito de alegría Ilene se abalanzó sobre el enano y le dio un abrazo y un sonoro beso en la mejilla antes de que éste pudiera reaccionar. Ni siquiera se percató de la expresión que le había quedado a Crum cuando ya estaba fundiendo nieve para hacer una infusión para el desayuno mientras canturreaba una alegre melodía, la partida estaba próxima y había que salir con fuerzas.

Ilene ni siquiera cuestionó la procedencia del hueso. Era lo suficientemente inteligente como para hacerse una idea, pero aun lo era más para no hacer preguntas. La flauta, aun siendo tosca, era una maravilla teniendo en cuenta las herramientas de las que disponían. Los dedos de Ilene conservaban la memoria de la posición de los agujeros y con su propia daga modificaba ligeramente el tamaño de los que su compañero había hecho ajustando poco a poco la tonalidad del instrumento. El resultado era impresionante para haber sido hecho prácticamente sin recursos.

Por el camino apenas pudo usarla ya que el esfuerzo para alguien no acostumbrado a las montañas era considerable y además no quería atraer compañía no deseada, pero las pocas veces que tocaba el instrumento emitía sonidos dulces y melodiosos de su mano.

Llegaron al lugar de la emboscada a Garla y desgraciadamente había muy poco que aprovechar y mucho de lo que lamentarse, poco podía hacer más que compartir el dolor que sentía su compañera.

Crum había demostrado una capacidad impresionante para ver cosas donde ella era incapaz de reconocer absolutamente nada. Había una pequeñas huellas que salían de los restos de la matanza y que se perdían en un risco cercano. Ilene observó la caída hasta abajo y la dificultad del risco y sin pensárselo dos veces entrego su carga a sus compañeros.

- Esperadme aquí, voy a bajar primero a ver si el dueño de esas huellas sigue vivo. Dejaré marcas en el risco por si tenéis que bajar y os indicaré por donde tirar el equipo para que no nos caiga encima y podáis bajar más cómodos. - Ilene miraba a Garla pensando si la mujer podría descender a pesar de sus heridas.

Con sorprendente agilidad Ilene descendió como una gata por el risco, marcando con su daga en la pared de roca lo que ella consideraba eran los mejores puntos de apoyo por si sus compañeros se animaban al descenso. Una vez hubo llegado al final de la escalada, buscó al superviviente de la matanza o su cadaver.

El seguidor de El Mago había despertado la noche anterior para hacer guardia y terminó sobresaltado por un suceso particular. Una figura de baja estatura había salido rápido como el viento de la cueva y al rato había vuelto con un hueso que había comenzado a tallar en su guardia. Kalu lo miró con una sonrisa al Crum y volvió a su tarea, pero al siguiente día evidenció que los restos habían sido convertidos en un instrumento musical, quizás rústico, pero con cierta belleza salvaje.

-Entonces eso buscabas, Crum- se dijo al notar la improvisada flauta que entregó el enano a la muchacha -Azuth te ha guiado con su luz y verdad- pensó con una sonrisa -Y ojalá que a todos en este nuevo día-.

Desayunó con sus nuevos compañeros elogiando tanto la capacidad de recolección de los otros dos exploradores como la tenacidad de Garla al defender la cueva. Sabiendo que no volverían allí se tomó un corto tiempo para dibujar símbolos de Azuth por las paredes con un carbón obtenido del fuego con el que habían estado subsistiendo, también escribió unas frases (en común y en orco) destinadas a esclarecer a posibles futuros alumnos, sean estos góblins, orcos, ogros u otro grupo de gente perdida; a los primeros no los discriminaba por su orígen pues creía firmemente que todos podían hayar el camino correcto siguiendo al conocimiento y SU voz, por otro lado, si alguien caía en la misma situación que ellos tendrían ese pedazo de humanidad para recordarles que aun había esperanzas de sobrevivir.

Todo el camino hacia los restos del grupo asesinado fue relativamente animado aunque difícil. La música de Ilene hacía amena la marcha y el clérigo aprobechó para comentarles pequeños detalles acerca de la fauna, flora, geografía e historia de aquel lugar y sus alrededores mientras buscaba componentes de conjuros por sus alrededores. Se concentró en detalles acerca de los alrededores más al Sur esperando que, en caso de que el muriera, recuerden esa información para darse cuenta cuando estén en camino hacia algún territorio más ameno.

El sol empezaba a ponerse naranja y listo para ocultarse en unas horas cuando Garla anunció la llegada al destino.

Y efectivamente se hallaban un par de carretas destruídas, adornadas por unos cadáveres alrededor. Al examinar más de cerca, fue evidente que carroñeros y criaturas inteligentes habían rapiñado todo el lugar, dejando solo huesos y madera tras de si. Garla intentó disimular su tristeza al ver la escena, pero una lágrima se escapó y se deslizó por su mejilla. Habían sido sus compañeros, amigos durante muchos años, incluso sus hijos pertenecían a uno de ellos. El grupo se componía de 6 aventureros más aquel mago que los contrató.

Kalu se preocupaba porque se hacía tarde cuando llegaron a la zona donde había sucedido el ataque, notó la tristeza en el rostro de la guerrera y compartió parte de su dolor, sabía que poco podía hacer -lo lamento- susurró a la misma. Se acercó a los restos y al ver todo rapiñado se dió cuenta de que todo bien que no fuese comestible por los animales de rapiña estaría enterrado por lo que revisó cuidadosamente, prestando atención a los alrededores de los vehículos y los cadáveres.
Pero al revisar alrededor de los cadáveres nota algo raro -Hey, compañeros- dijo al percatarse de aquello -Eran, según habías precisado, siete personas en la comitiva Garla. Pero aquí solo hay cinco cadáveres humanoides...-

Fue entonces cuando Crum los llama y comienzan a seguir un rastro que partía del lugar del ataque, seguramente dejado por un superviviente. El mismo los guiaba hacia una caida libre de varios metros -Hmmm- dijo el sacerdote al verlo y eso lo hizo notar algo -Garla, querida, quien se haya arrastrado hasta aquí estaba herido o en peligro. Cualquiera que escape del combate arriesgándose a caer... Bien, creo que es obvio- miró a sus compañeros esperando que entendieran y completaran su análisis pero al tardar en responderle lo concluyó el mismo  -Es claro que solo un experto trepador podría haber optado por esto-.

- Esperadme aquí, voy a bajar primero a ver si el dueño de esas huellas sigue vivo. Dejaré marcas en el risco por si tenéis que bajar y os indicaré por donde tirar el equipo para que no nos caiga encima y podáis bajar más cómodos. - Ilene miraba a Garla pensando si la mujer podría descender a pesar de sus heridas.

Inmediatamente después Ilene demuestra un valor excepcional al ofrecerse como voluntaria para bajar. Admirable. El no pensaba dejar a un herido a su suerte allí abajo pero la verdad es que nunca había sido un atleta habilidoso y un error en la bajada (o en la subida de ser necesario volver) fácilmente le costaría la vida.
Sin más la muchacha entregó su poco equipo y descendió con la gracia de una hoja otoñal que el viento arranca de su rama y va a parar a un estanque, cualquiera diría que fue algo artístico a no ser por el poco público que había para apreciarlo.

-¿Cómo se supone que la sigamos?- dijo Kalu al enano, cuando este lo observó el sacerdote miró a Garla y nuevamente al enano, dando a entender que ellos dos posiblemente no lo logren con tal facilidad -Podrían buscarlo mientras nosotros dos buscamos equipo útil entre los restos y enterramos a los difuntos como es debido- dijo señalando a la mujer a su lado -Si encuentran a alguien herido bajaré y me encargaré de él, si no lo está podría volver a trepar y si está muerto... Que reciba un entierro adecuado. ¿Qué opinan?-.

Durante su guardia no se le ocurrió nada que pudiera servir para complacer a su compañera. En el cambio de guardia se acostó decepcionado y se dispuso a descansar, lo volvería a pensar al día siguiente durante la marcha esperando dar con una solución. Durante su sueño una imagen le vino a la cabeza. Los goblins. No era el menor tipo de hueso ni de la mejor criatura pero hasta que encontrarán algo mejor les podría valer.

Se levantó como un resorte, puso a hervir un cuenco de nieve y salió disparado hacha en mano en dirección a donde había dejado los dos cadáveres. Se esmero en elegir la extremidad que iba a cortar y la limpio de carne y músculo para llevar a la cueva sólo hueso. Lo mezcló con la nieve para quitarle el hedor a goblins y marchó a la cueva de nuevo a terminar de limpiar el hueso con agua caliente. Era importante que la flauta estuviera limpia antes de que la muchacha la utilizará. Trás limpiarla con esmero y que quedará bien limpia primeramente pulió tanto el exterior como el interior y volvió a pasarla el agua. El hueso limpio valdría como el de cualquier animal pero quizá si sabía de dónde provenía no lo aceptaría. Una vez realizadas las comprobaciones de que el hueso estaba descontaminado y sin olores procedió a talla con la daga los agujeros. Conocía la fina talla de las flautas de su infancia aunque nunca había realizado una. Pero el echo de ser para ella, era motivación suficiente para que el tenaz enano se esperará. El sabía que ella no estaba cómoda en ésta situación y quizás con la flauta se sentiría mucho más animada.

Llegó la mañana y la flauta estaba acabada, vió como Ilene se despertaba por lo que se levantó y se acercó hacia ella, le acercó la flauta intentando sonreír pero sin decir una palabra, no quería hablar de más y decir de donde provenía la materia. El trabajo no era delicado, no estaba acostumbrado a ello pero funcionaría y lo que era más importante para él. Estaba bien limpia de modo que ella no enfermara por utilizarla.

Como un relamapgo se lanzó sobre él y le dio un beso en la mejilla. El enano se sonrojo por completo, hacia años que había recibido un gesto de apreció como ese y el último había sido de su propia madre. No supo reaccionar y se quedó helado unos instantes. La mujer de la misma comenzó a preparar el desayuno y vió como el resto de compañeros le miraban como aún estaba quieto. Soltó un gruñido interno, bajo la cabeza evitando sus miradas y se dispuso a recoger las pocas pertenecías y provisiones de las que disponían en la cueva para preparar su partida.

Desayunaron todos juntos y asintió ante los elogios de su compañero, -Estamos juntos para sobrevivir. Todos aportamos nuestro grano de arena para el grupo. dijo un tanto seco pero asintiendo a las palabras del humano. Miró a Garla y la dijo con preocupación. - ¿Preparada para partir? no sólo estaba preocupado por sus heridas sino por como podría reaccionar al ver la caravana de su compañía.

El camino no fue agradable, nunca lo era en estos lugares pero tuvieron la suerte de no ser atacados. El camino se hizo ameno escuchando los conocimientos del humano y las melodías de la muchacha. Oír esa música le hacía pensar que había merecido la pena dormir menos. Ante el conocimiento del humano escuchaba con atención el había aprendido a sobrevivir de la forma dura y a través de la experiencia y por ello contrastaba la información con su propia experiencia aprendiendo algunas cosas que desconocía.

Llegaron al punto del ataque y se acercó a la guerrera colocando su mano en la espalda de ella para intentar confortarla. No sabía si funcionaría pero había visto a otra gente hacerlo en la caravana durante una pérdida y quería evitar que se desmoronara allí.

El humano dio cuenta al examinar los restto de que había un cadáver menos de los que debiera de haber por lo que se separó de Garla y rápidamente se dispuso a inspeccionar la zona encontrandounas huellas. Llamó la atención de todos y con un gruñido se dispuso a seguir el rastro guiando a sus compañeros. La suerte ese día no estaba de su lado, las huellas llevaban directamente a una zona con una caída importante. La pobre criatura en su desesperación prefirió saltar a ser devorado por los dracos.

Ilene no se lo pensó dos veces, dejó su equipo y se dispuso a bajar con una habilidad fuera de lo común. - Ten cuidado. Grita si necesitas ayuda. no le dió tiempo a decir más, la muchacha desapareció ante sus ojos.

- Yo quedaré a la espera. Os avisaré con lo que descubra la muchacha. Yo esperaré aquí. Buscad una cuerda. Es importante para el descenso. Entendió la preocupación del humano, quizá Garla estaba ya en mejores condiciones para realizar el descenso pero él no parecía preparado para realizar un descenso así. Se quedó solo en la parte alta del risco a la espera de noticias de la muchacha. Mientras se dispuso a divisar una zona más sencilla de descenso desde los alrededores, sin alejarse de la zona, para que el humano descendiera sin problemas.