Partida Rol por web

Talos asiente.

Siempre que no me metáis prisa, estoy aprendiendo...

Comienza a moverse entre los matorrales siguiendo los rastros de ramas rotas por la huída repentina.

Es un dinosaurio herido, hasta un borracho lo encontraría.

Talos comienza a seguir los rastros pero enseguida se da cuenta de que las criaturas han salido huyendo bastante rápido. Si tiene que seguir sus huellas les cogerán mucha distancia en muy poco tiempo y caerá la noche sobre ellos. La decisión es clara, o buscar un lugar en el que acampar o tratar de seguir a los dinosaurios. Lo más seguro es que el sol se habría puesto antes de que encontraran a los dinosaurios...

Maldita sea, esas criaturas no pararán de correr hasta llegar al mar, se nos hará de noche...

Comenta con disgusto.

Y aun hay que despellejar las otras que están muertas y eso me llevará un rato.

Bueno, si hoy no podemos seguirles será mejor acampar.

El monje se deja caer sobre sus piernas cruzadas y se queda mirando los mordiscos en sus brazos. Mientras mira sus brazos concentrado, las heridas se van cerrando rápidamente, dejando su piel y sus tatuajes como nuevos.

Al oir a Talos, no puedo evitar encogerme de hombros No creo que merezca la pena. No tenemos todo el tiempo del mundo precisamente. Además, ya encontraremos más animales valiosos por el camino, que esta selva parece que está saturada de ellos.

Viendo que Mako se ha sentado, descuelgo mi equipo de la espalda y lo deposito en el suelo, para luego sentarme junto a Mako. Bueno amigo ¿me vas a contar algún día qué son esos tatuajes que te están haciendo por todo el cuerpo?

Mako alza la vista hacia Varanil y le sonríe. Con un par de dedos sigue las volutas de uno de los tatuajes azules de su cuerpo, que se entrecruza y rodea uno de los negros que cubren sus brazos.

Los tatuajes son palabras. Las palabras son votos, promesas... promesas que hago a mis ancestros. Mientras siga la senda correcta y cumpla mis promesas mis ancestros velarán por mí.

Ahora su mano se cierra en un puño, fuerte, pero no tenso.

Ellos me darán fuerza y poder para vencer a mis enemigos, y así ganar honor. Ese honor me hace grande, y a su vez les hace más fuertes a ellos, ya que el honor es lo que nos distingue a unos de otros.

El monje respira y relaja el cuerpo

Así debe ser.

Khuran escucha a Mako con gran interés; no es frecuente que el monje se explaye en contarles algo acerca de su filosofía o sus creencias.

No es como yo, que estoy todo el día "Pelor arriba, Pelor abajo"...

Mientras tanto, el clérigo pide de nuevo ayuda a Pelor para curar sus propias heridas. Una oleada de luz parte de su cuerpo y se extiende hasta cubrir a sus compañeros, que se notan ligeramente más recuperados.
Tras la ya tradicional ceremonia, Khuran se acerca a una de aquellas grandes criaturas.

Talos, con la Guía de Pelor yo podría arrancarle la piel a una. Pero hoy no puedo pedirle a mi dios que ilumine tus talentos, lo siento. ¿Mañana quizás?

Khuran saca la vieja daga que guarda en su mochila y empieza a despellejar el primer animal.

Con la ayuda de Pelor esto no debería ser muy difícil...

Tras terminar con el primero, y tratando de recordar las enseñanzas de Pelor, Khuran ayuda a Talos con los dos dinosaurios restantes.

Mientras nosotros despellejamos estas bestias vosotros podéis tratar de dormir un rato -dice Khuran a Varanil, Thindiel y Mako que, ociosos, han encendido una hoguera y preparado algo para comer-. En cuanto terminemos será vuestro turno de guardia, ¿de acuerdo?

Talos trabaja codo con codo con el clérigo, raspando el pellejo de los dinosaurios y haciendo cortes precisos para sacar las pieles en piezas enteras. La sangre le llega hasta los codos y el olor es casi insoportable.

¿Estará buena esta carne? mientras trabajamos podemos poner algunos trozos en un espetón y cuando terminemos estarán listos.

El monje se acerca al dinosaurio mientras Talos empieza a cortar la piel. Entonces agarra por el borde y empieza a tirar con fuerza, descamisando a la criatura mientras el pícaro corta aquí y allá