Partida Rol por web

La Máscara de Fu-Kang

PRÓLOGO - La Máscara de Fu-Kang

Cargando editor
02/04/2014, 00:20
Narrador

14 de Julio de 1936 - Nepal

 

El viento os molestó sólo moderadamente, aunque las nubes y la tendencia del cielo y la tierra nevada a fundirse en un místico vacío opalescente, sin horizonte perceptible que señalara la conjunción de uno y otra, hacía dificil el vuelo. Gracias a las brújulas radiogonométricas aquello no fue una tarea imposible.

Cuando las imponentes alturas se alzaron ante vosotros, supisteis que habíais llegado al Annapurna, un enorme macizo situado en la cordillera del Himalaya, cuyo nombre en hindú significa "Diosa de las cosechas". Al fin entrabais en el mundo blanco de los confines nepalís. Al mismo tiempo, visteis a lo lejos, hacia el Este, la cumbre de los montes Nilgiri, Tilicho, Gangapurna y Machapuchare que se elevaban hasta una altura cercana a los veinticuatro mil pies.

Al observar aquella inmensidad sentíais como una creciente presión os oprimía la boca del estómago; ¿como encontrar el remoto monasterio que guardaba la Máscara de Fu-Kang?. Herber estaba convencido de conocer su hubicación y se había asegurado que varios guías nativos se encargaran de acompañaros durante el trayecto.

Las desconocidas montañas que teníais ante vosotros se elevaban vertiginosamente como una imponente muralla ciclópea dejando ver con sorprendente claridad sus curiosas irregularidades. Ya volabais sobre las estribaciones más bajas y podíais distinguir entre la nieve, el hielo y los retazos desnudos de la meseta principal un par de puntos oscuros en un claro que supisteis eran el campamento de los sherpas. Las estribaciones más altas se elevaban a unas cinco o seis millas de distancia formando una cadena casi independiente de la aterradora cordillera del fondo, con picos que parecían cada vez más altos y escarpados. Al fin, el piloto comenzó a descender hacia el claro de la izquierda, cuyo tamaño hacía suponer que se trataba de lo que sería la improvisada pista de aterrizaje...

 

Notas de juego

La tripulación sois vosotros seis, Madeleine Archer y el piloto.

Os dejo unos cuantos posts introductorios mientras dura la maniobra de aterrizaje... ;)

Cargando editor
02/04/2014, 09:37
Anne Sophie "L´Ourse" Hinault

Miré por la ventanilla sin prestar demasiada atención. A mi lado se encontraba la única persona que debía importarme en ese trayecto, Agatha. Había dejado mi revolver en la maleta para no ocasionar problemas, ya que los del aeropuerto eran cada vez menos permisivos. De no ser porque he tenido que dejar a mi preciosa joya en la maleta, estaría ahora mismo jugando con ella. Pensé. Cerré los ojos y puse en duda la capacidad de que Agatha pudiera completar su misión de forma satisfactoria. De una mujer que no sabe ni atarse los cordones no puedo esperar más...- Esbocé una sonrisa mientras tenía los ojos cerrados. En el fondo es una buena chica. 

Cargando editor
02/04/2014, 10:41
David Wilson-Harris

Estaba sentado al lado de mi prometida ella había elegido el mejor sitio el de la ventana a mí me quedaba mirar un libro sobre la cultura nepalí, estaba leyendo cómo aquellos indígenas habían conseguido ganarse el aprecio del gran imperio británico que les dio su independencia.

Miré otra vez a Maddie esperaba poder ganarme también todo su corazón como aquellos indígenas si ellos pudieron yo también podría. Después miré a Rick estaba allí custodiándola ¿qué es lo que le atraía de este hombre con una cultura tan precaria? quizás su afán aventuresco entonces debía de ser algo más dinámico en sus viajes.

Maddie cariño que paisajes más preciosos...¿qué sabemos entonces de esa máscara? miré esta vez a la señorita Agatha aunque mi pregunta había sido dirigida a mi prometida.

Cargando editor
02/04/2014, 11:11
Madeleine Archer

Si, si... preciosos... - dije con desdén mientras maldecía para mis adentros por haberme puesto aquella falda hasta las rodillas, claro que en Londres no hacía semejante frío.

Elevé el cuello de mi abrigo recubierto por pelo de castor intentando, en un inútil intento, alejar aquella sensación gélida que me dominaba. No me quejé, eso si. Aquello no iba en mi.

Es una máscara que vale mucho dinero, ¿hay que saber algo más?. Además, ¿no decías que querías ser un poco más aventurero y espontáneo? Pues aquí tienes una buena aventura. - Miré de reojo a Rick. No pude evitar esbozar una sonrisa.

 

Cargando editor
02/04/2014, 16:11
Sophia Wynne

Sentada en uno de los asientos, no mira por la ventana como muchos otros de los pasajeros de ese avión que, para su gusto, se mueve demasiado. Sobre sus piernas descansa un pequeño libro que parece reclamar toda su atención. Murmura palabras mientras lee, quizá tratando de recordar lo que está leyendo. Entre sus murmullo se escuchan palabras en inglés mientras sigue repitiendo una y otra vez lo que lee.

En su silenciosos monólogo se introduce la palabra máscara y le despierta un poco. Quizá tenga algo sobre la máscara en alguno de los muchos libros que ha conseguido traer a la expedición, pero desviar la vista ahora del libro no es buena opción. Tiene que concentrarse mucho para no acabar mirando por la ventana.

Cargando editor
02/04/2014, 20:09
Eric Arthur Blair

Es como si bajo cada tejado nos mirasen, nos observasen, nos vigilasen...

Recordaba estas palabras, en paráfrasis de un escritor que no viene a cuento, las cuáles le había citado a Mrs. Betlies el último día en el Booklover’s Corner antes de embarcarme en esta locura.

Si, Señora -recuerdo que le dije-. Éste es el libro por el que pregunta. Como ve, la cubierta es de piel, pero su contenido es aún mejor. Creáme, sé de lo que hablo; no le ayudará a domir, sino que la mantendrá despierta, je je.

También recuerdo cómo le guiñé un ojo tras decirle eso. Mrs. Betlies era una viuda de mediana edad, cuyo marido y hermano había luchado antaño en la Primera guerra mundial, justo en el frente balcánico. Estaba sola, y yo no tenía un centavo. La mejor manera de alegrarle el día a aquella mujer era recomendarle libros cada mañana, puesto que me visitaba cada día.

Efectivamente. Cada día.

Estaba encaprichada conmigo, vivía por mí, porqué no decirlo. Yo no podía negarle  su apetencia y dejarla mal, y ni tan siquiera el servicio en el negocio, puesto que perder mi empleo en la librería no era una opción. Por ello, le recomendaba cada día un libro, pretexto de su llegada, y nunca compraba novela alguna. Mucho había sufrido en mi vida, y mi carestía aún se acentuaba. Por no hablar de esa maldita tos, que sin blanca como antes lo estuve nada mejoraba. Todo era desconcertante.

Aún no militaba en el partido, pero los Laboristas ingleses me tenían en gracia, contaba con su aprecio. Un día me llegó a la librería una carta de mi viejo amigo y militante de dicho partido, Ray Hammilton. Me comentó que la situción política de España, sobre la radicalización de los llamados "carlistas" y de la tensa situación política de su república, ofreciéndome hacer algún reportaje en el país. Pensé aceptar.

No obstante, dicha petición no era la única que estaba reflejada en la carta. Aquello me impactó, pues era como una alternativa a la situación española. Hammilton, mi antiguo compañero de supervivencia en Londres (donde habíamos compartido delicisas sobras de los mejores restaurantes) y que sabía que había formado parte de la Kominterm (razón por la cual sabía que los estalinistas me tenían vigilado, aún estando así de enfermo) me habló de un tal Herb, y de no se qué expedición bien financiada...

Nepal. Ponía. Y yo aún le daba vueltas a mi última novela.

Nepal. Decía. Pero aquello estaba muy cerca de Birmania, y no quería volver allí en lo que restaba de vida.

Nepal. Ahora mismo veo las nubes y los picos de las cordilleras más altas del país. Supongo que necesitaba el dinero.

_______________________________________________________

Ahora pienso en Fu-Kang, el dueño de la máscara, o el lugar donde se encuentra, aún no lo sé; Quizá no pueda plasmarlo en una novela, aunque un ensayo sobre la vida de los Sherpas lo pueda colocar a la Real Academia Británica sin demasiados problemas...

La tos me zarandeaba, puesto que fuera donde fuera, y aceptase el trabajo que aceptase, ésta no cesaba.

Cargando editor
03/04/2014, 16:00
Rick "lobo" McReady

Sentado contra la ventana, en la hilera de asientos justamente posterior a la de Maddie, Rick viaja sumido en sus pensamientos; la mirada distraídamente posada sobre los imponentes Himalayas.

…al menos no nos faltará el agua, como en aquel sucio desierto de Argelia; eso seguro. No obstante, habrá otras dificultades: esas pendientes, como cualquier mujer que merezca la pena, no se dejarán conquistar fácilmente; eso sin hablar del frío, que me temo arañará hasta los huesos. Archie, ¿qué demonios estarás tramando? ¿dónde te habrás metido?; últimamente no estabas tan fino como antes, serán quizá los años... Desaparecer así sin más, sin dejarle siquiera una nota a tu hija; aunque claro, quizá tu voluntad no haya jugado ningún papel en ello.

Rick desvía la vista de la ventana, posándola en el estilizado cuello de Maddie que, sentada delante de él, va hablando con el “pimpollo”; en su voz parece adivinar cierta desgana.

Tu hija, ese es otro asunto, ¿cómo se te ocurre hacerle eso a la muchacha?; ¿cómo has llegado a prometerla con semejante pimpollo?. El muy canalla se ha unido a la expedición sólo para impresionarla, estoy seguro. Espero que al menos no nos retrase o haga correr algún riesgo innecesario; desde luego, si venía esperando una especie de paseo por Yorkshire, donde se juntan los de su calaña, ha cometido en peor error de su vida.

Una leve turbulencia vuelve a centrar la atención de Rick en el impresionante paisaje; el viento debe discurrir veloz entre esas cimas insondables.

Una vez aterricemos habrá que revisarlo todo; conocer a los guías, ver que dispongamos del equipo adecuado; en cada rincón de la tierra hay alguien dispuesto a dar gato por liebre, y más si es a una mujer. Maddie, a pesar de su buena voluntad, no creo que tenga demasiada idea de esas cuestiones. A decir verdad, me huelo que ese Donaldson ha sido quién le ha metido en la cabeza la idea de la máscara; aunque no me imaginaba a Maddie receptiva a este tipo de asuntos. Muchacha... ¿con qué más me sorprenderás ahora?. Que Archie haya desaparecido sin duda le ha afectado, siempre estuvieron muy unidos; ¿pero qué puede tener eso que ver con todo este asunto de la máscara?.

Aburrido ya de observar por la ventana, Rick vuelve a centrarse en Maddie.

Rick, no hagas preguntas, si la muchacha te pide ayuda no hay más que hablar; de cualquier modo es lo que Archie hubiera querido, después de intentar disuadirla, claro está.

Cuando Maddie le mira de reojo y le dirige una apenas perceptible sonrisa, Rick responde guiñándole un ojo; con el tiempo han aprendido a entenderse hasta los más pequeños gestos. A pesar de todas las dificultades y peligros que se adivinan en el horizonte, Rick no puede negarlo: en estos precisos instantes, volando sobre las cimas del Himalaya, se siente más vivo de lo que recuerda en mucho, mucho tiempo.

Cargando editor
03/04/2014, 20:16
David Wilson-Harris

Aventuras pero qué aventuras eran éstas yendo a por una máscara que vale un tesoro para que nos maten a todos, esperaba que mi prometida supiera lo que estaba haciendo...

Oh sí necesitamos un poco de acción aunque espero que los ingleses hayan dejado algún legado en estas tierras no quiero enfrentarme a enfermedades, venenos de serpientes y esas cosas cariño, no sería adecuado que por dinero nos juguemos nuestras vidas, creo que sería buena idea en nuestras futuros viajes de ésta índole contar con un médico.

Intentaba evitar sentirme airado con el vaivén de miradas de mi prometida con el tal lobo pero se hacían gestos típicos de camaradas ¿hasta dónde llegaría la confianza?... no quería pensarlo pero sin lugar a dudas mi prometida se había dejado llevar por hombres de malos modos como este lobo, debería hablar con su padre quizás un tiempo con la familia le haría ver que nuestra clase tenía que mantener líneas invisibles con sus trabajadores.

Cargando editor
03/04/2014, 22:58
Agatha von Wagner

Ajena por completo a los que se encontraban a mi alrededor mi atención se centraba en la carpeta donde reposaban, ordenados con todo cuidado, una serie de papeles con información sobre las tierras que pisarían en breve, sus gentes, sus costumbres. Tenía que reconocer que aquellos indígenas parecían fascinantes.

Sólo levanté la vista de los papeles cuando, cruzando unas turbulencias, el avión se movió más de lo habitual. Miré por encima de las gafas el exterior y no pude dejar de sorprenderme por la majestuosidad de aquellas montañas. Fue en aquellos momentos cuando las dudas me asaltaron, ¿sería capaz de aguantar aquel clima extremo? Creía venir bien preparada con suficiente ropa de abrigo, pero quizás no fuera suficiente.

Suspirando, volví a centrarme en los papeles y unas palabras llegaron flotando hasta mí. La máscara... Ni siquiera me preocupé en comentar algo. Estaba convencida que la encontraríamos, pero me preocupaba el hecho de saber que podíamos no ser los únicos que la buscábamos. Por suerte llevábamos acompañantes que sabían manejar las armas llegado el caso, Dios no lo quisiera.

No veo el momento de comenzar la expedición.

Cargando editor
04/04/2014, 11:31
Anne Sophie "L´Ourse" Hinault

Tras la leve turbulencia uno de los papeles que manejaba mi protegida salió volando sin que ella se percatara, pues había echado la vista hacia las montañas. Lo atrapé al vuelo y con mi tono habitual dije.- Toma, se te ha escapado el papel.- Espero que no se le escape la cabeza sin que se de cuenta algún día. Había momentos que me desquiciaba, otros simplemente me parecían graciosos por las situaciones en las que mi protegida se encontraba. Estaba claro que le había cogido cariño, pero todo aquello no dejaba de ser un negocio, y cuando mi negocio acabara, acabaría mi relación con Agatha.

Miré entonces alrededor, gente demasiado aburrida hablaba de forma aburridamente educada. No me caía bien ese tipo de gente, pero después eran ese tipo de personas las que me daban trabajo. Era una especie de amor-odio, como el que tienes con un jefe porque él tiene una idea de la vida y tú otra. No pueden pensar igual una persona que se levanta desde abajo y una que nace arriba. No pueden pensar igual.

Cargando editor
04/04/2014, 16:11
Eric Arthur Blair

Sabía que ese hombre bien trajeado se llamaba "David". Su traje y su peinado parecían hablar mucho más de él que su sola presencia. Veía que miraba mucho a una de las mujeres de la expedición. Y no es que no quisiera saber de aquellos hombres y mujeres con los que iba a Nepal, sino que tan solo nadie nos presento formalmente. Madelaine creo recordar. A ella miraba cuando su ojo desprendíase ya de su figura, más luego volvía por rabillo de ésta.

Lo que no entendía eran las ganas de aventura del tal David cuando yo, al ver aquellos impresionantes picos por las ventanas del avión, me preocupaba en base a mi tos, la cual sin duda iba a agravarse desde que izaran la pasarela de desembarque.

Pero mejor no sufrir antes de tiempo. Seguí mirando al horizonte nebuloso.

Cargando editor
06/04/2014, 21:45
Narrador

La avioneta de pronto comenzó a descender bruscamente... la presión que en ese momento se sentía en las sienes era considerable, incluso los ojos de algunos, como los de la señorita Agatha, parecieron ponerse en blanco durante un instante. La sangre subía a la cabeza igual que lo hacian las burbujas del champagne tras descorchar la botella. La maniobra del piloto fue brusca aunque precisa, y es que en aquel pequeño valle rodeado de afilados desfiladeros no había demasiado espacio para maniobrar. Tras medio minuto que pareció eterno la avioneta se estabilizo y poco a poco fue reduciendo la velocidad.

Las ruedas chocaron contra el empedrado suelo del claro, y tras varios botes, éstas acabaron por afianzarse al suelo y la avioneta finalmente se detuvo.

El viento que bajaba violentamente por aquellas montañas os golpeó como una gélida bofetada. La compuerta lateral se abrió justo cuando terminasteis de poneros toda la ropa de abrigo de la que disponíais, y un rostro curtido por aquel inclemente tiempo y surcada por numerosas arrugas os dió la bienvenida. Aquel era uno de los sherpas contratados por Herber. Pronto se acercó un segundo sherpa portando varios petates que contenian vuestro equipo de alpinismo. A juzgar por dicho equipo, el ascenso no sería nada fácil...
 

 

Notas de juego

Equipo de alpinismo en nieve:

 

-Botas: rígidas, impermeables y fabricadas en pie.

-Crampones: estructuras metálicas en forma de suela que se calzan en la suelas de la botas. Normalmente disponen de 12 puntas y su objetivo es clavarse en el hielo o la nieve para garantizar la adherencia.

-Piolet: especie de pica de cabo largo cuya finalidad es clavarse en el hielo y dar apoyo al alpinista.

- Cuerda: su diámetro está en torno a los 15 mm y su longitud sobre los 40 m.

- Clavos: suelen ser de tubo, de 10 a 25 cm de largo y con una estría para ser roscados en el hielo.

- Estacas y anclas: se usan en nieve dura donde los clavos no son efectivos. Son grandes y aparatosos. Se clavan con martillo o golpeando con la bota.

Cargando editor
08/04/2014, 00:37
Agatha von Wagner

Ni siquiera me había percatado que uno de los papeles había caído al suelo hasta que Anne Sophie me lo devolvió. No era muy dada a sonrisas y demás muestras de afecto así que se lo agradecí con un simple gesto de la cabeza, me imaginaba que ella ya lo entendería.

Y fue en ese momento cuando, de forma bastante brusca, comenzamos el descenso. Empecé a sentirme mal, mi estómago había dado un salto y mis oídos parecían a punto de estallar, con aquel infernal pitido tan molesto, creí que me desmayaba. Pero después de unos minutos que me parecieron una eternidad, el avión se detuvo para mi alivio.

Ahora sí que se notaba el frío del que tanto me habían advertido, incluso era peor de lo que me había imaginado, así que me puse capa sobre capa y salí de la avioneta arrebujándome en el grueso abrigo que llevaba, comprobando que ya estaban esperando por nosotros con todo el equipo necesario para nuestra expedición. Me quedé mirándolo igual que si mirara a un ser venido de otro planeta. No me imaginaba caminando con aquellas pesadas botas y aquellos pinchos. ¿Habría sido buena idea venir?

Sólo bastó imaginarme el objeto que íbamos a buscar para que aquellas dudas desaparecieran de un plumazo.

Cargando editor
08/04/2014, 10:02
Anne Sophie "L´Ourse" Hinault

La verdad era que pocas cosas me daban miedo, pero los aviones eran aparatos a los que no estaba habituada. Cuando dio ese descenso dí un respingo y me puse tensa. Esto de viajar en avión es una mierda. Si el conductor lo desea podemos chocar. Esos pensamientos hacían que me agobiara, aunque mi cara inexpresiva no diera a entender eso. Por fin tocamos tierra... por fin.

Agatha fue la primera en salir, parecía que tenía prisa. Yo me apresuré para seguirla. Una bofetada de frío golpeó mi cuerpo. Me puse el abrigo y me tapé la boca con su cuello. Agarré mis pertenencias, entre ellas mi revólver y lo coloqué dentro de la chaqueta. Entonces dos personas de origen sherpa se acercaron. Ahora tenía que hacer de alpinista... menuda mierda. Pero si el dinero sube la montaña, yo debo seguir el dinero. Saludé a los sherpas con una inclinación de cabeza, y me puse a vestirme como nos indicaron.

Cargando editor
08/04/2014, 17:52
Eric Arthur Blair

El viento me azotó en la cara nada más abrir la compuerta del avión. Se metió por mi garganta (entre mis ropas y el cuello de la camisa), y se me impregnó en el pecho, lo cual hizo que tosiera con suma brusquedad. Por un momento pensé que de tanta crudeza en la tos algún pico se quebrase y o incluso que comenzara algún alud.

Nada más ver a los dos Sherpas, les sonreí. No era formalidad, ni tan siqueira educación: siempre me dijeron que tenía es semblante risueño, lívido, pícaro pero a la vez inocente, y eso fue lo que debieron ver los dos nativos. Cuando vi el equipo y lo sopesé ya en mis manos, miré hacia arriba, hacia donde debía estar el monasterio al que habíamos de llegar (probablemente tocando ya las nubes) y recordé cómo en París, hace unos años, tuve que subirme a limpiar hornacinas en las iglesias de la ciudad con un par de maltrechas calzas y una cuerda, atada a un tejado, que me asía tan solo rodeándome de la cintura. Tener aquel equipo era un lujo, aunque sabía perfectamente que no era un escalador alpino de primera clase. Bueno, ni de segunda; ni de ter...

Cargando editor
09/04/2014, 10:19
Rick "lobo" McReady

Así que aquí estamos; no están nada mal estas montañas, no señor...

Rick sujeta con su mano derecha el sobrero que lleva sobre la cabeza, tratando de evitar que el gélido viento se lo lleve volando.

A simple vista no parece haber muchas formas de "atacarlas", esas laderas son demasiado empinadas para que alguien inexperto tenga alguna posibilidad...

Desviando la vista de las imponentes cimas del Himalaya, Rick echa una escrutadora mirada al resto del grupo; la mano aún sujetando el sombrero.

Esa mujer de los ropajes negros y los guantes de cuero parece ser la única que sabe bien dónde se ha metido; habrá que dejarle un ojo puesto encima. La otra, que parece tener alguna relación con ella, me da que se trata de algún tipo de "estudiosa" o académica; esa tan piel blanca denota que no ha visto mucho Sol. En cuanto al hombre, me sorprenderá si puede comenzar el viaje; esa tos no tiene buena pinta.

Avanzando unos pasos, Rick se acerca a Maddie; debe alzar la voz para hacerse oir en medio de ese viento intempestivo:

-Maddie, voy a echarle un ojo al equipo; deberíamos buscar algún lugar un poco más refugiado para planificar el ascenso y conocer a nuestros guías -el sombrero alado casi sale volando-; reúnelos a todos y salgamos cuanto antes de esta ventisca.

Rick se dirige ahora hacia los sherpas, dispuesto a examinar los petrechos que les ayudarán a mantenerse con vida en las próximas jornadas.

Esto sí que es comenzar con el pie derecho...

 

Cargando editor
09/04/2014, 10:41
Narrador

 

Sin demasiados preámbulos el grupo pronto comenzó el ascenso. Había que aprovechar el día, pues cada hora de luz podía ser crucial.

La inefable majestuosidad del panorama y de las extrañas sensaciones que producía encontrarse al socaire de inmensos y silenciosos picachos que, formando hileras, se disparaban hacia lo alto como un muro que alcanzase el cielo en el confín del mundo casi hacía olvidar la dureza de aquella ascensión... Aunque pronto un viento aullante se abatió sobre la expedición arrojándoles finos trozos de hielo mientras subían con las últimas fuerzas que les quedaban y se ataban tan bien como podían a las estacas y clavos. El ascenso y el frío os habían aterido demasiado las manos para poder hacer nudos fiables.

Era casi como si hubiera un cordón alrededor de esos grandes picos, más alla del cual nadie puede ir. Parecía mentira que pudiera encontrarse un monasterio en un lugar tan inhospito y remoto. En aquellos picos los efectos de la baja presión atmosférica sobre el cuerpo humano son tan graves que resulta casi imposible superar los tramos realmente difíciles, y las consecuencias de una tormenta, incluso benigna, pueden ser letales; que nada salvo las más perfectas condiciones climatológicas brinda la menor posibilidad de éxito...

Los sherpas se aseguraban, como pastores que cuidan de sus ovejas, que ninguno de los novatos alpinistas se perdiera en aquella blanca inmensidad. Uno de ellos cerraba la fila, mientras el otro encabezaba el ascenso. Casi encaramado en la cima del mundo, el primero de los guías limpió de hielo su rostro, encorvó la espalda al viento y contempló, abstraído, la enorme extensión montañosa que se veía alrededor. De un modo difuso, con cierto distanciamiento, comprendisteis que el paisaje que se extendía debajo de vosotros presentaba una vista espectacular.

Pronto llegaremos. - Dijo el sherpa en un correcto ingles aunque con un marcado y peculiar acento. - Mirad bien donde pisáis. Clavad bien el piolet y los crampones. El hielo está muy duro.

 

Notas de juego

Haced todos una tirada para "Superar" el último y más peligroso tramo. Podéis elegir entre el estilo Cauto o Rápido.

La dificultad es Competente (+2).

Cargando editor
09/04/2014, 10:47
Madeleine Archer

Apenas me quedaban fuerzas... me costaba un horror clavar el piolet en aquel hielo que cada vez me parecía más duro. Mis pasos eran cortos, las rodillas me temblaban. No tenía estabilidad, ya que tampoco conseguía clavar los crampones adecuadamente.

Y finalmente ocurrió lo que era de esperar; al incorporarme para hacer un breve descanso y recuperar el aliento resbalé violentamente hacia atrás. Mi espalda golpeó con fuerza el hielo vaciando mis pulmones del aire. Me fué imposible gritar pidiendo ayuda...

- Tiradas (1)
Cargando editor
09/04/2014, 11:01
Narrador

Maddie cae bruscamente de espaldas contra el hielo golpeándose dolorosamente, y bajo la horrorizada mirada de su prometido David, comienza a deslizarse precipitadamente pendiente abajo...

Cargando editor
09/04/2014, 11:06
Narrador

Notas de juego

TUTORIAL:

Maddie: Viendo que me precipito inevitablemente al vacío, decido Gastar un punto Fate:

Quiero invocar un aspecto ajeno, en concreto el aspecto "Guía experimentado" del sherpa que va en la cola del grupo. 
Pienso que los sherpas están acostumbrados a proteger a los "alpinistas" inexpertos que los acompañan, y que además se ha colocado en la cola del grupo precisamente para este tipo de situaciones.

Director: Me parece coherente. Te resto el punto Fate. El sherpa que va en la cola consigue agarrarte. No te precipitas pendiente abajo aunque el fuerte golpe en la espalda y el susto son considerables. Te marco la primera casilla de estres.