Partida Rol por web

La máscara de la Muerte Roja

2. Sala Azul - 2ª parte.

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19/07/2013, 01:46
Director

Las horas transcurrieron, lentas, dilatadas. La noche se presentó angustiosa, tanto por el tañido del reloj como por las recientes pérdidas y la nueva aparición del espectro que parecía haber condenado a todos los habitantes del castillo.

El sueño de nuevo resultaba difícil de conciliar, y se veía interrumpido a cada hora, pero resultaba menos evasivo que la noche anterior, pues muchos eran los que se encontraban agotados tras tantos sobresaltos.

La mañana se presentó fría y llena de pesadumbre. Aquí y allá, los invitados de Próspero se repartían la comida, carente de calidez pero aún aprovechable, y llenaban sus gargantas con vino, que parecía ser un elemento disuasorio de temores y penas y cobraba cada vez mayor fama entre los presentes.

Las conversaciones a lo largo de las primeras horas del día eran simples murmullos, y una pregunta se repetía de cuando en cuando mientras las miradas cruzaban la sala y se posaban, carentes de amabilidad, sobre los rostros de aquellos que a ojos de otros, resultaban sospechosos. ¿Quién, de entre los habitantes del castillo, portaba la semilla de la Muerte? ¿Quién era la mala hierba que debería ser segada a tiempo?

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19/07/2013, 01:50
Reloj

De nuevo, tal y como todos temían, el reloj volvió a sonar, declarando que ya había llegado el mediodía. Era algo esperado, y aún así, seguía suscitando el mismo temor, más soportable que el de la media noche, pero no carente de angustia En esta ocasión, sin embargo, fueron menos los que se sintieron tentados de comprobar si las puertas y ventanas cedían ante sus intentos por salir de aquel encierro.

Por enésima vez, comprobaron que no había posible escapatoria. Y en cuanto la última campanada reverberó entre las paredes, todos los presentes se deshicieron en llanto nervioso y suspiros de puro alivio, no exentos de un temor ineludible a lo imprevisible. 

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19/07/2013, 01:52
Alfredo

Aún la calma parecía encontrarse a cierta distancia de los invitados de Próspero, cuando un amedrentado Alfredo se levantó de su asiento, y se aclaró la garganta, nervioso, antes de hablar.

— Nuestro bien amado príncipe nos ha abandonado— paseó su mirada por la estancia, posándola sobre cada uno de los presentes, queriendo emular quizá el respeto que suscitaba Próspero en cada uno de sus invitados— Como su Senescal, en su ausencia, debo asumir su deber. Por tanto, mi deber ahora mismo, es resolver esta situación. Y ya habéis oido al espectro. Ese esbirro de Satanás ha plantado su herejía sobre alguna de vuestras mercedes. 

Bebió un trago de vino, remojándose la lengua reseca antes de proseguir— Temo que no dejaremos de enfermar y morir hasta que ese hereje sea puesto a buen recaudo, de manera que desde este momento declaro, que antes de que suenen de nuevo doce campanadas, debemos encontrar entre todos a quien pueda estar haciendo crecer esas "malas hierbas" entre nosotros.— volvió a tragar, antes de declarar— Nos reuniremos antes de la medianoche, y deberemos escoger a alguien. Podría escoger yo mismo, según mi criterio, pero sé que eso sólo me haría caer en desgracia entre los que ahora son mis súbditos, de manera que dejaré que todo aquel que haya llegado hasta aquí pueda expresarse libremente. Aquel a quien encontremos culpable, será ejecutado esta misma noche, y así evitaremos que alguien vuelva a caer manando sangre y esparciendo la desgracia entre todos nosotros.

 

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19/07/2013, 06:03
Fionna

¿Votar?

El temor de Fionna se hace cada vez más grande, aunque la cantidad de vino que entre Fausto y su padre le hicieron ingerir, confunde un poco su juicio. Intenta ponerse de pie pero se encuentra un poco mareada y con las mejillas sonrosadas, mira a Salvatore - Mi señor, disculpe la conducta. Creo que me ha hecho un poco de daño el vino... - dice apoyándose en su hermana cuando intenta ponerse de pie. No le era tan fácil, sus sentidos ya no eran muy agudos.

- Mi señor Alfredo. ¿Será obligatorio el participar en este acto que usted presenta frente a nosotros? - dice con algo de miedo en su voz, estando un poco tambaleante aún.

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19/07/2013, 08:07
Giuseppe

Giuseppe dejó de posar su mirada en Nicola y  Roderigo al escuchar al Senéscal.... No podía creerlo, una vez más sus palabras no estaban siendo escuchadas. ¿Votar?

Un suder perlado empezó a asomar en su frente y, el calor de la desesperación se hizo patente en sus mejillas... Fue directo a por un vaso de agua y lo bebió con la ansiedad de aquel que encuentra un río tras perderse durante días en un bosque frondoso...

Estaba cansado, muy cansado de hablar para las paredes de aquella sala pues estaba claro que muy pocos de sus compañeros escuchaban y, sobre todo, entendían sus palabras....

El Senéscal les estaba condenando a todos a muerte.... y lo peor de todo, sobre sus conciencias empezarían a caer la muerte de aquellos inocentes a los que se asesinaría, sin motivo alguno... O mejor dicho aquellos inocentes que serán asesinados por el miedo irracional que anida en los corazones de los presentes...

Giuseppe no podía más, bebió otro vaso de agua más y se dejo caer al suelo, inerte...

¿Es que nadie me escucha? Pronunciaba las palabras mientras sus manos cubrían su rostro, casi en un susurro...

Ya no sólo debemos preocuparnos de Satanás y sus esbirros... ahora también debemos preocuparnos de decidir sobre la vida y la muerte de los aquí presentes... Justo lo que quiere Satanás...

Que Dios nos tenga en su gloria...

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19/07/2013, 08:27
Patricia

Sentada con mi hermana, veo que el Sensescal Alfredo se dirige a todos nosotros en palabras un tanto extrañas. Nadie cree que la Muerte Roja esté entre nosotros disimulando salvo él, cosa que me hace preguntarme dudas sobre él, sobre la situación, sobre si estamos perdiendo la cordura finalmente tras casi dos días de encierro y paranoia, sin apenas aseo, sin comida de calidad y sin más distracción que la mera espera de la imparable Muerte...

"¿De verdad vamos a caer todos? ¿Ya sea en las manos de la Muerte Roja o en las de nuestros iguales?", mis pensamientos reflejan el temor que causa en mí cada palabra del Senescal. Creíamos estar a salvo hasta medianoche, cada uno de nosotros mantenía la esperanza de mantenerse con vida un día más, pero tras ésas palabras la sentencia de muerte ha caído sobre todos.

"¿Quizás es así como opera la Muerte Roja? ¿Se apodera de uno de nosotros y nos obliga a matarnos unos a otros para su deleite?", más y más dudas asediaban mi ya cansada mente, llevando mi mirada hacia mi hermana y mi padre. Hace poco he perdido a mi madre y ahora puede que cualquiera de nosotros se reúna con ella por capricho de un demonio enmascarado.

Mi hermana se tambalea a pesar de haber bebido dos sorbos de vino y va pidiendo disculpas allá donde vaya. Supongo que ser el centro de atención está bien durante un baile, no durante un encierro claustrofóbico y tampoco en el momento en el que nos están sentenciando. Me pongo en pie, olvidándome del tema para ponerme a su lado. Giuseppe habló tras mi hermana, diciendo lo que muchos de nosotros pensábamos.

- ¿Es que no va a terminar nuestra agonía jamás? Primero la Muerte Roja nos acecha cada noche y, ¿ahora esto? -el dolor y el temor se estaban arremolinando en mi ser. Hace poco que mi madre ha muerto y está pudriéndose en el suelo de una fría sala, aún no hemos podido darle sepultura y no suficiente con eso, pretenden que señale a alguno de los presentes como culpable- ¿Por qué nadie nos ayuda a salir del castillo? ¿Por qué los guardias no nos protegen de la Muerte Roja? ¿Es que vamos a quedarnos de brazos cruzados?

No pudiendo soportarlo más, me alejo unos pasos de mi familia para tomar asiento, cubriéndome el rostro con las manos. Soy fuerte, pero para todo hay un límite. Desconozco cuánto más podré seguir aguantando tanto miedo, tanta incertidumbre.

 

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19/07/2013, 10:51
Nicola

Finalmente acabó llegando lo que Nicola sabía que llegaría. Era lógico, desde luego... Pero eso no lo hacía menos duro. Aunque, sin embargo, era algo que debía hacerse, si querían garantizar la supervivencia de la corte. 

-Giuseppe, sé bien lo que opináis de ésto, pero me temo que no nos queda otro remedio. Cuando hay epidemias, los barrios afectados se aislan para no dañar al resto de la ciudad... Y si alguno de sus habitantes intenta escapar, debe morir. En éste caso, no podemos hacer lo primero, así que sólo nos queda lo segundo para intentar salvaguardar a nuestros seres queridos. Puede que sea un truco de Satanás, pero si no lo es, la alternativa es mucho peor. 

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19/07/2013, 12:48
Roderigo

Por desgracia me veo obligado a dar la razón a Nicola.

- Giuseppe, si hubiera una manera de salvarnos, cualquier otra... Yo sería partícipe, pero, ¿qué nos queda? Salir a las calles sería nuestra muerte. - Callo unos instantes. - No sé en qué nos convierte seguir el juego de Satanás, pero he de pensar en mis hijas. Lo siento mucho, señores.

Abandono la compañía de Nicola y Giuseppe para ir junto a mis hijas.

- Fionna, ¿os pasa algo? Quizás no comisteis lo suficiente y el vino os ha sentado mal. - La apoyo contra mi pecho y acaricio su pelo castaño. Mi hija... Ponte bien, por favor. Mientras la sujeto con suavidad hablo a Patricia. - Patricia, no queda otra solución,  nadie nos puede proteger de la Muerte Roja...

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19/07/2013, 14:02
Cecile

Las palabras contundentes del Senescal asustaron a Cecile. ¿Es posible que además de estar sin escapatoria se nos obligue a escoger a alguien para que sea ejecutado? Las imágenes de la muchacha con la que acabaron en medio de la fiesta volvieron a los recuerdos de la mujer.

Pero... ¿Cómo podemos saber antes de medianoche quién porta ese mal proporcionado por aquel terrorífico ser?

Los razonamientos de Nicola sonaron coherentes y, aunque a Cecile le asustaba la verdad, en el fondo sabía que tenían razón. Además, Patricia sacó a la luz su frustración por la incompetencia de los guardias. Eso también es verdad... Las órdenes del Príncipe fueron claras... Y es que en teoría, con él íbamos a estar completamente a salvo de la Muerte Roja... Y... De todo... Pensó, y suspiró profundamente para intentar aliviar la angustia que sentía.

Hasta ahora, Cecile no se había sentido sola en ningún momento. Ya fuera por la preocupación de Lucrezia, como por la atención de Fabiano o la necesidad de apoyo de Chiara.  También sabía que podía contar con Attilio, quien había estado por ella cerciorándose de que se encontraba bien en todo momento.

Se acercó al bardo lentamente y cuando estuvo a su altura, apoyó su cabeza en uno de sus hombros y bajó la mirada, entristecida. No... No quiero que os pase nada... - Susurró, mirando de reojo a quienes hacía unas horas habían perdido a sus seres queridos.

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19/07/2013, 15:15
Fionna

- Sólo es el vino, querido padre. Lo poco que he encontrado, os lo he dado. Tal vez la falta de sueño y el ayuno ha hecho que el malestar sea más notorio - le responde a su padre con cariño. Poco era el vino que había probado en su vida y por la insistencia de su padre, tomó más de lo que estaba normalmente acostumbrada.

Mira extrañada a su hermana pues nunca la había visto así. Ella siempre había cuidado de Fionna con voluntad de acero pero ahora parecía algo decaída. A pesar de todo, permanece abrazada a su padre pues siendo presa del mareo causado por el vino, prefería permanecer allí mientras recobraba su compostura.

El temor hacía que su cuerpo bajara la temperatura y se encontraba nerviosa. Aún no entendía muy bien lo que le había sucedido para que siguieran llegando malas noticias. Casi como un susurro, decide contarle a su padre algo de lo que ha visto.

- Padre, he estado con nuestra madre. Su congoja parece no tener fin. Está junto con su alteza el príncipe Próspero y mi señor Lautone - esperaba que nadie más pudiera escucharla porque acercándose las votaciones, no quería ser ella ejecutada en frente de la multitud.

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19/07/2013, 15:49
Enzo

Enzo escuchó a su padre, Alfredo, tratando de permanecer tranquilo pero era odbio que no podía quererlo. Votar para matar a sus compañeros de desventuras... Enzo preferiría votarlo a él , por haber violado a su madre y engendrado a un bastardo, pero las malas hierbas estaban entre los invitados de Próspero, así que él no podía ser uno de los infectados. Tenía que haber muerto Alfredo y no Próspero la vez anterior, pero Enzo tuvo que refrendarse y obligarse a pensar con calma.

- Señores y caballeros, hemos comprobado en las anteriores ocasiones que tratar de salir del castillo es... difícil- por no decir imposible, pensó- me temo que no nos queda más remedio que tratar de saber quienes son las malas hierbas mediante una votación... La muerte roja comienza como una enfermedad, quizás sea posible descubrir los síntomas de alguna manera.

Después se gira hacia Fionna y le dice.

- Señorita Fionna, al parecer ha podido estar con los que nos han dejado, ¿puede decirnos que más ha visto? A lo mejor puede ayudarnos.

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19/07/2013, 17:09
Attilio

Attilio miro a todos los presentes, uno a uno dejándo sus ojos en la bella Cecile miro luego hacia abajo algo meditabundo -parece que ellos no vivíeron la peste, la guerra y el hambre de la misma forma en que yo, no vivíeron el pasar hambre en una familia que sólo te mantenía por tu arte a la hora de traer unas monedas pero que no era tu familia y te odiaba, no han luchado por estár vivos....-Satanás nos encargará el trabajo a nosotros, es nuestro castigos por ser igual de soberbios que él, ¿no os dais cuenta?Aprovechamos el buen hacer de Próspero para mantenernos con vida y entre algodones y ahora somos castigados por soberbios, tenemos que desconfiar de nuestros compañeros de encierro..Es una lección, muchos no habeis vivído la enfermedad, el hambre, la guerra... Otros sí, es una lección para que unos no lo olvídemos y otros lo vivan. Me doy la vuelta buscándo un poco de soledad y consuelo, miro a Cecile -Ojala ella venga a mi lado necesíto algo de afecto.

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19/07/2013, 17:58
Fionna

Fionna mira con temor a Enzo pues ella de verdad quería que solamente su padre escuchara lo que estaba diciendo. Aunque sabía que era un poco iluso de su parte pretender que en un espacio tan pequeño, pudiera pedir tal privacidad.

Sin soltar a su padre le responde al joven - He estado con nuestros caídos, mi señor. Lastimosamente ellos no han encontrado la paz en las manos de nuestro señor. Se encuentran en un lugar que apesta a muerte, aunque es muy similar a donde nos encontramos. Sus paredes rasgadas, las cortinas comidas por las polillas, todo es desolación, muerte, tristeza... - calla por un momento pues al recordar la desolación de su madre, las lágrimas asaltan sus ojos.

Con sus manos se aferra fuertemente de su padre y trata de recomponerse. - Ellos se encuentran allí porque la muerte roja los ha condenado a ese lugar. Mi madre está allí, sola y no hay nada que yo pueda hacer para sacarla de allí, sólo acompañarla - no puede continuar. Con la voz quebradiza y un dejo de ira en sus palabras, Fionna se hunde en el pecho de su padre, para llorar como la pequeña que en ocasiones intentaba ocultar que era.

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19/07/2013, 18:23
Salvatore

Las palabras de Fionna extrañaron a Salvatore "¿Que acaba de decir?" -Fionna... ¿Habéis visto a vuestra madre? -me apresuré a acercarme a ella "¿Cómo es posible?". -¿Tan cerca dela muerte habéis estado? -dije cada vez más preocupado. -Es una suerte que sigáis con vida... -dije visiblemente angustiado.

Entonces me giré hacía el resto y asentí. -He recorrido este lugar de punta a punta durante mi cautiverio y puedo aseguraros que no hay escapatoria, a menos que haya alguna salida oculta en los calabozos y creo recordar que quedan bastante lejos de aquí. -frotaba mi mentón esperando encontrar alguna solución, pero no había manera.

-Daremos sepultura y una misa a vuestra madre para que encuentre la paz, de esa manera se reunirá con nuestro Señor. -mencioné mirando a Fionna de nuevo.

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19/07/2013, 18:36
Fausto

Las palabras de Fioona son de una profundidad que me cautiva y divierte a partes iguales. De alguna manera esta niña había soñado con su difunta madre y pensaba real su sueño. No es de extrañar todos quieren a sus seres queridos de vuelta. Me encojo de hombros. Que increíble don sería el poder hablar con los seres queridos que han muerto.

Camino y veo algo sorprendido a Juliana arrancar partes de su vestido. Sé bien que la etiqueta y buenas formas nunca la dejan de lado, lo que me hace difícil entender su comportamiento. Es hasta que veo que los trozos de tela tienen sangre cuando logro entender lo que está pasando.

Con Prospero muerto, mi lugar en la corte se ha perdido. Es solo cuestión de tiempo si es que logro salir de esta situación para tener que volver a los brazos de mi antigua compañía. Representar mis obras por comida caliente no era tan malo después de todo.

Me estiro de brazos para quitar cualquier rastro de pereza en mi. –Bueno señores, como sé en qué dirección terminará esto creo que es mejor si nos dejamos de sutilezas y hablamos a las claras.-

Esperaba que me escucharan. –Aquellos que no somos de sangre noble seremos los primeros en pasar los la guillotina Alfredo para calmar los ánimos de algunos.- hago una pausa. –He escrito muchas historias similares para no imaginarme el destino que me aguarda. Por lo que en lugar de acusarnos los unos a los otros sin mas pruebas que la cuna en que nacimos. ¿Qué os parece que votamos todos por alguien más.- Miraba a todos los presentes. -Cada uno tendría un voto y así nuestras conciencias estarían tranquilas. Y si Alfredo sigue con su causa homicida, pues serán sus manos las manchadas de sangre y su conciencia la que tendrá que ajustar cuentas con el creador en su momento.-

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19/07/2013, 18:41
Fionna

Fionna mira confundida a Salvatore pues él había permanecido lejos de ellos hasta ahora, pero se mostraba compasivo con su tristeza. - Yo creí que había muerto a manos de la muerte roja, mi señor. Pero me he despertado en aquel lugar, junto a los que han muerto - dice recordando lo que había visto.

La muerte roja la había atacado, ella sintió cómo la vida le era arrebatada, pero no entendía por qué no había muerto.

- Le agradezco el noble gesto, mi señor, pero ese lugar está alejado de la gloria de nuestro Señor. Si eso ha de salvarla, no dude en que participaré de ello - le sonríe con dulzura. Su corazón se regocijaba de alegría por la esperanza de que su madre pudiera salir de allí y se reuniera con su familia.

Fionna se acerca a Salvatore como si fuera a abrazarlo y aunque por un momento lo piensa, se detiene, recordando los protocolos que debía seguir. Luego le hace una reverencia y vuelve a estar cerca de su padre.

- ¿Qué podemos hacer, amado padre? - la propuesta de Fausto le parecía descabellada porque ella podía ser votada mas ella sabía que era inocente, así sus palabras sonaran descabelladas.

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19/07/2013, 18:52
Chiara

Chiara escucha a Alfredo desde su posición, mirándolo con los ojos muy abiertos. — ¿Votar? — Se pregunta la joven, temiendo que puedan señalarla por mantenerse junto a Próspero en sus últimos momentos.

Las palabras que más cercanas le resultan a la joven son las de Attilio, al que mira mientras enreda uno de los retazos azules de su vestido en un dedo, pensativa. Todos estos vestidos, todas estas joyas y banquetes... Ella no había tenido esto siempre. Y sin embargo, ahora no quería desprenderse de ello por nada del mundo. ¿Sería cierto que vivían entre algodones? Fuera la gente sufría y moría... Los ojos de Chiara se enturbian cuando piensa en su vida antes de la corte. Una vida de la que no echaba mucho de menos. Y sin embargo... La joven comprende las palabras del bardo en toda su magnitud. Quizá sería cierto que la Muerte Roja quería castigar la soberbia de los presentes. ¿Pero quién podría tener la semilla en su interior?

Chiara mira a su alrededor, deteniéndose en los rostros de los presentes, intentando mirarlos desde otra perspectiva. Quizá alguno de ellos estaba intentando asesinarlos a todos, contagiándoles la enfermedad... Su mano se estira para coger la de Elisabetta, temerosa de las ideas que están pasándole por la mente. Temerosa de que Alfredo tenga razón. Sus ojos se posan de nuevo sobre Enzo, comprendiendo lo que debe estar sintiendo al escuchar esas palabras de labios de su padre y espera a que la mirada del joven se cruce con la suya para dedicarle una breve sonrisa de ánimo.

Cuando vuelve a pensar en las palabras del Senescal se da cuenta de que la medida que propone podría haber sido propuesta por el mismo Próspero si estuviese entre ellos. — El Príncipe también habría querido erradicar el mal de raíz... Nicola tiene razón, la peste hay que extirparla cuanto antes... 

Finalmente asiente sin darse cuenta a las palabras de Enzo. Deben encontrar los síntomas para poder aislar a los que los sufran. Sin embargo, cuando escucha a Fausto, su ceño se frunce. — Vuestra propuesta revela una cobardía de la que no os consideraba poseedor, caballero. No culpéis a Alfredo, pues sólo está haciendo lo mismo que habría hecho Próspero de estar aquí. Si todos hacemos lo que propones, la enfermedad seguirá campando a sus anchas entre nosotros y seguiremos cayendo como moscas. Yo no quiero enfermar... No quiero morir... — La voz de Chiara se va haciendo cada vez más tenue hasta que la joven guarda silencio, rebelándose mentalmente contra la idea de la muerte persiguiéndola que se está dibujando en su imaginación.

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19/07/2013, 19:17
Fausto

Suspiro entre cansado y divertido a las palabras de Chiara. ¿Que esperaba de una noble después de todo?

-Es curioso mi señora Chaira. Nadie quiere morir, os puedo asegurar que la campesina que decapitaron hace un rato también quería permanecer con vida sin importar que. La pregunta no es cuanto queremos vivir. La cuestión es ¿Queremos matar?-

Jugueteaba con unos naipes. -No sé vos mi señora, pero en lo personal no quisiera tener que cargar con la muerte de otro ser humano sobre mi conciencia. No me considero tan especial. Y sí es verdad, soy un cobarde. De la calaña que sin importar que no piensa dictar sentencia de muerte sobre otro ser.- Me encojo de hombros. -Soy ante todo un cristiano temeroso de Dios y matar es un pecado capital.- Jugueteo mas con mis cartas. -Mi propuesta no es para dejar a los esbirros de satanás, mi propuesta es que sin pruebas no pienso inculpar a un inocente y como yo por lo menos no desconfío de nadie que sea Alfredo el que se encargue de cegar la vida de uno de nosotros.- La miro a los ojos. -Igual sois noble no tenéis nada de lo que temer.- 

 

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19/07/2013, 19:28
Chiara

¿Me tomáis el pelo con vuestras palabras o es que la confusión os turbia la mente? — Responde la muchacha con voz agria, ligeramente molesta por las palabras del dramaturgo. — Sabéis de sobra que no soy noble, ni lo he sido nunca. Así que no me tratéis con esa condescendencia, pues probablemente he sufrido más tragedias que vos, que os limitáis a escribir sobre las vivencias de otros.

Sin embargo, el enfado no le dura mucho y se asusta de sí misma y de haber sido capaz de responder en ese tono a un caballero mayor que ella, por poca cabeza que hubiera demostrado. La joven suspira y baja la mirada mientras sus mejillas se sonrosan suavemente. — Disculpadme, caballero. No era mi intención hablaros en ese tono. Supongo que la pérdida de Próspero me tiene descolocada. Por supuesto que no quiero matar a nadie. Pero tampoco quiero que la peste se mueva a sus anchas por esta sala, pues no sólo peligra mi vida sino también la de algunas personas que aprecio. Acabo de ver cómo el hombre al que amaba moría en mi regazo a manos de esa enfermedad. Cuanto más esperemos, más se extenderá. Nicola tiene razón, la Muerte Roja debe ser sesgada de raíz lo antes posible.

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19/07/2013, 19:40
Fausto

Me sorprende la reaccion de Chiara lo reconozco. Que maravilloso personaje, una historia trágica,  una infancia aparentemente con carencias y un temperamento fuerte que explota en el momento oportuno. ¿Donde has estado todo el tiempo que estuve escribiendo historias de mujeres para prospero?

Estoy demasiado maravillado con su actitud para notar afrenta alguna a mi persona y su cambio de actitud y la disculpa que me ofrece es lo único que me hace recobrar el sentido de la realidad.

-Mi señora chiara, no es necesario que os disculpéis con migo, nací con este don y así he de morir. La gracia de mi lengua no solo entretiene cortesanos sino que me granjea multitud de problemas, es mi cruz personal.- Digo con una tímida sonrisa en el rostro.-Lamento haberos provocado tal reacción. Mas mi propuesta sigue siendo la misma. No deseo que muramos de enfermedad ni por guillotina alguna. Si es necesario que votemos a un culpable este debería de tener alguna señal o sospecha al menos.  Lamento decir que si bien he escrito multitud de historias con disyuntivas similares. No veo como desconfiar de nadie en esta sala. -

Miro a Fioona. -Mi señora Fioona, ignoro si lo que decís que viste es real o no. Pero si es verdad que puedes ver a vuestra fallecida madre. ¿Sería posible que ella nos indicase quien la envenenó?- No creía que se pudiera hablar con los muertos pero votar por odio u envidia me parecía rastrero a rabiar.