Partida Rol por web

Isildel cerró los ojos y envió a su compañero inseparable a sobrevolar la zona en busca de más amenazas. Quizás se encontraba la guarida de esos malditos pieles verdes. Era posible que hubiera incluso algún aventurero atado o gravemente herido en las cercanías, victima de un ataque anterior. Por otro lado podría sobrevolar las cercanías para valorar el trayecto que los esperaba por delante.

El búho pardo sobrevoló las copas volviendo de nuevo hacia el carromato. Isildel sacó algo de comida de su bolsa lanzándoselo a su compañero al aire para que lo devorara de un picotazo. Este alzó de nuevo el vuelo para cumplir con su misión.

Tu buho volo por lo alto de los arboles, el camino y los alrededores, así que no podia ver detalles concretos el entorno, no vio ni otros goblin ni señal de otra criatura mediana en las cercanias, tal vez ratones, ardillas y esa clase de animales.

Revisando el camino lo único destacable son los dos caballos muertos con restos al rededor de ellos, tirados y esparcidos sin cuidado, pero no sabes que es en concreto, tu ave lo miro desde cierta distancia y hay algo, pero no sabe que es.

En cuanto al bosque si bien su visión comprobó que no habia mas amenazas ni inocentes retenidos si que vio un camino al norte, un pequeño camino de montaña que esta en uso cerca de donde os encontrais.

Después de acabar con los goblins y anular su emboscada era hora de ver a los heridos. Excepto los elfos, los demás habíamos recibido alguna herida; sobre todo Ardrian. Me acerqué a mis compañeros y estuve observándolos. Junto a Elowanher, limpiamos un poco las heridas y pusimos vendas improvisadas.

-"Como bien dices, tendríamos que descansar, pero este no es el sitio adecuado para ello. Podrían volver más goblins y terminar lo que estos no consiguieron. Opino que deberíamos cargar al goblin en la carreta y avanzar un trecho, hasta un sitio más seguro. Allí sanaré vuestras heridas y descansaremos. Interrogaremos al goblin y debatiremos qué hacer con la información que nos de. Esos caballos eran de Gundren y su acompañante, y no sabemos si están muertos, presos de alguien o continuaron hacia Phandalin. ¿Qué decís?"

Mientras espero su respuesta, me acerco a los caballos y rebusco por los alrededores para recoger cualquier cosa que nos pueda servir. Además, miro el suelo para ver si hay huellas que me hagan indicar que los dueños de los caballos escaparon.

Cuando miras al draconianos, ves que esta muy herido pero puede aguantar sin problema, le vendas con un trozo de tela limpio sus heridas y se siente mejor.

Cuando miras la zona de los caballos compruebas como era evidente que murieron por una escaramuza, cuando revisas las alforja de los caballos han sido saqueadas, y a poca distancia tambien hay un estuche de mapas de cuero vacia.

Cuando Elowanher se percató de que no había más peligro Freyr se relajó. Se acercó al cadáver del goblin para recoger su hacha y la limpió de sangre en los propios ropajes del pequeñajo pielverde.

El enano volvió junto a sus compañeros y aunque se encontraba en perfecto estado, dejó que el clérigo se ocupara de su herida con la ayuda del explorador. Después se acercó junto a Izmael a inspeccionar los caballos más de cerca. Estoy de acuerdo, alejémonos un poco del lugar e interroguemos a esa sabandija. Está claro que son los caballos de mi primo. Freyr no demostró estar apenado, era un enano fuerte, al igual que su primo, por lo que no se creía que le hubiera pasado algo por esa panda de goblins, debía haber alguna explicación.

Cuando revisas la zona de los caballos, ves que los caballos son sin dudao los de tu primo y el caballero y que han muerto de flechas negras de los goblins, las alforjas están saqueadas y junto a ello hay un estuche de mapas de cuero vacía. Tambien a demas de ver las señales de la pelea parece que han tirado de al menos un cuerpo pesado sobre la tierra en direccion al bosque , direccion norte.

Investigar la zona de los caballos fue fructífero para Freyr, pues la pista que acababa de encontrar le daba un halo de esperanzas de encontrar a su querido primo.

¡Elo! Llamó al elfo sin alzar mucho la voz. Mira este rastro. El enano señaló al suelo, donde claramente podía apreciarse el rastro de un cuerpo arrastrado hacia el bosque. ¿Crees que servirá para encontrar a Gundren y Sir Hallwinter? Preguntó Freyr con un aire de seriedad que denotaba cierta preocupación. El barbudo enano creyó que con ese rastro sería suficiente, pero no era tan entendido en la materia como el elfo, por lo que no dudo en consultarle.

El draconiano no decia nada, tenia la cara algo de enfado a pesar de que estaba muy herido aguantaba como un campeon, tan solo se dedico a atar al Goblin que estaba dormido para que no huyera ni se escapara en un momento de improviso, a demas de darle alguna patada como venganza de los lanzazos que habia recibido de ellos.

Isildel habló en voz alta, haciéndose escuchar por encima de los comentarios de sus compañeros, despertando el eco de las montañas.

- Más adelante hay una senda que se interna en las montañas hacia el norte. No hay nadie en varios cientos de metros en el camino, no parece haber más pieles verdes ni campamentos en lontananza. Lo mas sabio sería continuar con nuestra marcha en pos del destino que nos aguarda.

Tras declamar su discurso, abrió de nuevo la pesada mochila de cuero, tomó su libro de plegarias y empezó de nuevo a estudiar la verdad del tapiz de su señora Mystra. Al tiempo que el búho volaba alrededor del carro con sus enormes ojos ambarinos observando al grupo.

Un gigante de piel oscura y tatuada con grabados rojos emerge de entre la maleza del bosque cercano con gesto amable, si bien algo confuso, observando al conductor del carromato. De fisonomía poderosa, sudaba de modo abundante, como si hubiese estado haciendo un esfuerzo continuado durante varios días. Salvando unos calzones con un cinturón metálico y unas botas de piel, su único atuendo lo componían un zurrón de cuero y un collar sembrado de dientes de diversos depredadores.

Quizás fuera un cazador.

-Saludos, viajero. Ando algo confundido. ¿Habéis visto por curiosidad un carro guardado por un grupo compuesto por un dracónido bronceado, un enano, un humano y dos elf...?-. El hombre se detuvo. Frunció el ceño y se rascó el mentón con uno de sus enormes dedos. Sostenía sobre el hombro una descomunal hacha de batalla de una hoja lo suficientemente grande como para descabezar a un caballo con un buen tajo.

Quizás fuera un guerrero.

Parecía, por suerte, relajado. Al menos, de momento. Lo que parecía turbarle era un pensamiento recurrente.

-Un momento... ¿Acaso sois amigo de un enano llamado Gundren Buscarrocas? Porque... en tal caso...-. El enorme humano pareció esbozar una... ¿sonrisa? plagada de dientes afilados como cuchillas. -¡...En tal caso nuestros destinos están unidos! ¡JAAAJAJAJAJAAAAAAA!-. Soltó una carcajada ensordecedora y hundió la pesada hoja de su hacha en el suelo sin mucha dificultad. Extendió los brazos, unos brazos que podrían estrangular a un oso. -Mi nombre es Thalai Vaimei-Laga. Ando buscando a Gundren desde hace unos días. Me citó en Nuncainvierno, en una taberna llamada el Lirio Marchito, regentada por su hosco primo, el buen Grot. Ha sido él quien me ha puesto sobre la pista, pues por causas del destino, llegué tarde al encuentro-. Extrajo del zurrón una carta bastante arrugada con el sello del clan Buscarrocas. El bárbaro había aprendido la importancia de identificarse con rapidez para no despertar suspicacias. -Llevo corriendo días en dirección a Phandalin con la intención de alcanzaros para saber de mi buen amigo Gundren, aunque lamento decir que me perdí por el camino. Aquí mis credenciales, por si dudan de mi palabra-.

Thalai sonrió ampliamente al elfo bien vestido que permanecía en el carromato.

Quizás fuera un amigo.

Isildel mostro una mueca de desprecio a la vez que saludaba con la cabeza. Otro de los amigos y conocidos de Grunden. Si algún dia llegaba un goblin preguntando ppr el no se sorprendería. Evaluó con cierta altanería al bárbaro y su atuendo. Aspirando involuntariamente los eflubios del guerrero.

Suspiró y tomó los documentos para evaluarlos. Eran auténticos, aunque tras el alocado discurso de Thalai no lo dudaba.

En efecto este es la compañía contratada para escoltar los bienes a Phandalin. Un ardid para evitar levantar sospechas sobre nuestra misión de la que espero nuestro amigo común le haya informado. En caso contrario cuando lleguemos a Phandalin sabremos más. Solo querría imprimir la importancia sagrada de nuestra campaña. Mis compañeros están divirtiéndose examinando e interrogando unos goblins que nos han asaltado. Luego espero podamos ponernos en camino. Grunden por su parte pensaba llegar a Phandalín por otros senderos junto a un caballero.

Por cierto soy Isilden. Devoto de nuestra señora Mystra. 

Dijo tras devolver su mirada al pesado tomo que estudiaba. Recitando sus versos sagrados entre susurros.

Al fin algo de suerte... ¡Y AL FIN ALGO DE INFORMACIÓN!

-¡La paz sea contigo, Isilden, seguidor de Mystra! Así pues, el viejo Gundren ha tomado otro camino pero el destino es el mismo... Phandalin. Bueno, al menos podré ayudaros a escoltar lo que sea que cargáis en el carromato... Oh, perdón. No quería interrumpir tu lectura...-. El gigante de ébano sonrió visiblemente avergonzado. Al escuchar la palabra goblins sonrió. Una sonrisa más propia de un depredador. -¿Os han asaltado los pielesverdes? En este camino no he encontrado seres vivos. Hasta ahora. Si no os importa, iré a comprobar qué ha ocurrido. Quiero ser de ayuda-.

* * * * *

Thalai apareció junto a resto de grupo muy sonriente y con su hacha de proporciones colosales sobre el hombro. Según avanzaba, señalaba con el dedo los cadáveres de los goblins que habían sido abatidos y murmuraba algo en voz baja.

-Bichitos... Todos muertos... Hmmmm... ¿No queda ninguno para Thalai?-. Entonces sus ojos se posaron en el prisionero y en el resto de aventureros que le rodeaban. Su sonrisa se afiló aún más hasta un extremo homicida. -Un bichito vivo... Je... Je... Je...-.

Thalai se plantó sin mucha preocupación delante del otro humano del grupo, mirando con afabilidad al dracónido, al otro elfo y, en particular al enano. Su rostro le resultaba extrañamente familiar.

-¡Salve, viajeros!-, hablaba con un cañón de voz. -Acabo de hablar con vuestro vigía, Isildur...-. Se detuvo en seco y pareció hacer un esfuerzo por recordar algo. Un esfuerzo importante. -...Isilfen... No... Idelsur... Hmmm... Empezaba por Isi... ¿No? Quizás era Disi... Bueno, he hablado con el elfo que está leyendo un libro sobre una tal Mystica. No deberíais dejar vigilando a un tipo que mete su nariz entre libros. Debería aprender del búho que sobrevuela la zona... En cualquier caso, ¡me ha dicho que sois amigos de Gundren Buscarrocas! ¡JA!-. Extendió los brazos desbordando una alegría desconcertante. -¡Resulta que yo también! Llevo buscándolo desde hace unos días. Llegué tarde al encuentro en el Lirio Marchito. Su primo Grot me ha puesto sobre la pista. ¡Y por fin he encontrado una buena pista! ¡ALABADA SEA RAUATAI!-. Profirió tal grito de júbilo que los órganos internos de algunos animalillos debieron implosionar. Así era el cañón de voz del gigante. -¡Mi nombre es Thalai! ¡Thalai Vaimei-Laga! Y vengo a ayudaros a llegar a Phandalin. ¡Los amigos de Gundren Buscarrocas son mis amigos!-.

Señaló los cadáveres de los pielesverdes.

-¿Qué ha ocurrido?-. Su tono amigable pareció diluirse un poco, quizás eclipsado por una súbita preocupación.

El draconiano no hizo comentario a las palabras del enorme humano, tan solo apretaba las cuerdas del goblin mientras permanecía dormido, para evitar que se escapara.

Cuando Thalai se acerca al resto de heroes y victimas, puede ver a los dos goblins muerto , bueno 3, y uno atado, y en medio del camino 2 caballos abatidos por flechas negras, no habia que ser muy listo pensar que procedían de un ataque goblins, previo, ya que los animales parecian que habian muerto hace un tiempo.

Según decía Isildel, no había ningún goblin en los alrededores y, más adelante, un sendero ascendía hacia las montañas. Freyr había localizado un rastro que se metía en el bosque; esperaba que el experto elfo le echara un vistazo. El draconiano ató al goblin e iba a cogerlo y llevarlo a la carreta cuando... un robusto y gigantesco hombre apareció de repente. Enseguida me apresté a cargar la ballesta, pero el coloso humano se puso a hablar distendidamente con Isildel. Al poco rato avanzó hacia nosotros y se presentó. Parecía que era otro amigo de Gundren que había llegado tarde a la reunión, lo raro era que el enano no le mencionó en la posada.

-"Saludos Thalai, es un placer conocerte. Toda ayuda es buena y más si viene de parte de un amigo de Gundren. Yo soy Izmael, clérigo de Lathánder y todos los presentes somos también amigos del enano. Respecto a lo que ha pasado, es algo obvio, sufrimos una emboscada. Hemos acabado con ellos, excepto este, que le tenemos que interrogar. Al parecer esos caballos de ahí son de Gundren y su acompañante, un paladín humano. Sufrieron la emboscada y no sabemos qué es de ellos. Su pariente Freyr, aquí presente, ha encontrado un rastro que podemos seguir; e Isildel ha visto un sendero más adelante que se interna en las montañas. Estábamos debatiendo qué hacer ahora y los pasos a seguir."

Según Izmael le ponía al día, la sonrisa afable del bárbaro de piel oscura se tornó en una mueca desagradable, incluso, siniestra. Thalai gruñó como si fuera un animal rabioso mientras el clérigo le mostraba el lugar en el que yacían los caballos que tiraban del carromato en el que iba su viejo amigo Gundren.

El clérigo podría jurar por su deidad que sus palabras habían activado algo en Thalai. Algo primigenio y brutal.

-Bichito...-. La voz ya de por sí grave de Thalai se transformó en un murmullo gutural. Se giró en dirección al dracónido, que era el que estaba custodiando al prisionero goblin y caminó con pasos firmes hasta el pielverde. Se agachó y le metió un dedo en la oreja. Muy profundamente. Con saña y sin ápice de piedad.

-Despierta, bichito... Tenemos que hablar... Rauatai en su infinita sabiduría lo sabe bien... Tenemos que hablar... Tú... Y yo...-. Sonrió. No era su sonrisa amable.

Thalai era, por norma general, un hombre pacífico (!!!). Un tipo bienintencionado (!!!). Pero todo esto tornaba -de un modo brutal- a su fin si alguien le amenazaba a él o a sus amigos.

Entonces Thalai demostraba con orgullo por qué en su tribu se afilaban los dientes. Hasta los de leche.

Si Gundren había sido secuestrado y estaban involucrados los goblins que habían emboscado el carromato, aquel pielverde estaba en el peor día de su vida.

El mago parecía tener muy claro que había que seguir hacia delante, sin embargo, Freyr no estaba de acuerdo con ello, primero había que averiguar qué es lo que había pasado, porque a fin de cuentas eran los caballos de su primo.

El enano iba a contestar al elfo, pero la aparición de un extraño ser que al enano le pareció gigantesco le cortó. Afortunadamente era un aliado de Gundren que había llegado tarde a la taberna y no el líder de la banda de pielesverdes que nos había emboscado.

En cuanto acabó de identificarse ante Isildel y se acercó al resto, el barbudo enano se acercó a él. Más de cerca admiró la enormidad del ser, admirable para ser un humano, impresionaba tanto como el dracónido. Un placer Thalai. Saludo el enano doblando el cuello todo lo que podía para mirarle a la cara. Todos estamos aquí por Gundren, así que si tú también, eres bienvenido. El enano no se mostró muy animado en sus palabras, pues andaba algo preocupado con la situación.

El siempre diplomático Izmael expuso al nuevo la situación, a lo que Freyr no tuvo nada que añadir, sobretodo tras ver la reacción del gigantón, daba realmente miedo. Si no fuera porque es de la confianza de su primo ya estaría dándole martillazos para acabar con él. En fin, parece que el nuevo y nuestro amigo goblin se van a llevar muy bien. Farfullo el enano con desdén al resto. Dejémoselo a él. Freyr se despreocupó totalmente del tema y volvió a dirigirse al explorador, que no pudo contestarle con la interrupción. ¿Y bien? ¿Qué piensas del rastro?

El goblin veia como un enorme hombre se acercaba a el, no había luchado con el sino que habia llegado despues hablando de un enano llamado Gundren. El goblin lo miraba con una mezcla de miedo y desconcierto, no abia nada de el y a las palabras del grandullon pasaba en cierto modo, mientras tanto solo podia mirar a los lados, buscando a sus compañeros muertos y balbucear en un idioma ininteligible - Grud mal sina shoquetar cruzrazek -

Elowanher hipnotizado.

El elfo comienza a seguir el rastro y mirar las indicaciones, dirección del rastro de las piernas y el camino que el mago comento que pudo ver su familiar.

Poco a poco fue mirando y desentrañando los datos que podría descubrir de esa información.

- Sin ninguna duda aqui ha habido una escaramuza, parece que lo sorprendieron y abatieron a las monturas ..., me reservare los detalles, pero tras la batalla parece que arrastraron al menos un cuerpo pesado en la dirección del camino de animales que hay al norte de aquí - toca el suelo y lo huele - el rastor es de hace varios dias ..es muy leve pero profundo, un cuerpo pesado fue arrastrado por aqui, a demas el rastro de multiples criaturas pequeñas ... posiblemente goblins - dice indicando hacie el camino visto anteriormente por el familiar.

Isildel escuchó las palabras de su compañero. Era posible que los pieles verdes hubieran dado caza a los supervivientes del anterior ataque. Su misión era más importante que unos campesinos atacados, pero si había alguna posibilidad que se tratara de Grunden o el caballero que lo acompañaba debían explorar lo sucedido.

- Avancemos hasta la bifurcación del camino, una vez allí enviaré a Mithrandir a investigar en aras del viento. Puede que Elowanher pueda descubrir algún otro rastro y podemos estacionar la caravana en su bifurcación hasta tener más información de todo esto. Si habéis acabado con ese goblin, matadlo antes que asesine a alguien más.

Dijo en voz alta, sin mover un músculo del carro y dividir su atención entre su pesado volumen de plegarias y sus compañeros.