Partida Rol por web

Karkass se detuvo estudiando al semielfo.

—¿Y por qué debemos creer que es verdad lo que contáis y no una trampa? Disculpad que desconfíe de misteriosos desconocidos que aparecen armados en medio de la noche. Si fuera verdad lo que contáis ¿quién lo habría secuestrado y por qué? ¿Tan mal está el suministro de cerveza en estos pagos? Y lo más importante: ¿quiénes sois vosotros y qué interés tendríais en todo ello?

El escudo y el martillo no habían bajado un ápice. 

- ¡hey!, no hemos admitido nada. Sólo estamos especulando... - Reckbran trató de mantenerse firme, pero Kromm tenía razón, las destrezas sociales no eran su fuerte.

- De cualquier manera, es cierto que no podemos confiar en desconocidos armados. Tal vez si bajan las armas nosotros podemos hacer lo mismo, y conversar tranquilamente con una cerveza de por medio - miró a los otros tres enanos - somos más que ellos, y creo que podríamos darles una paliza si intentan algo. - luego señaló a los dos jinetes - Uno es un medio elfo, ¡y el otro es más pequeño que yo! -

Belain hizo aparecer ante él una mano translúcida de color oscuro que portaba una nota de papel. Sin moverse del sitio acercó la nota al grupo de enanos mediante la mano mágica para que la vieran.

Objetivo: Gundren Rockseeker
Entrega: Astilleros Lago Azul

 - Su casa ha sido allanada y nosotros hemos sido atacados. Buscando pistas hemos encontrado esto y hemos llegado aquí buscando a los secuestradores y al secuestrado. Disculpad nuestra actitud hostil, pues estabais en el momento y lugar adecuado para pensar en lo primero.

Volvió a acercar la mano mágica y se guardó la nota.

 - Por lo tanto, seguiremos buscando para ver si no es demasiado tarde. Ante todas vuestra preguntas, como comprenderéis sólo rindo cuentas ante Gundren, yo tampoco sé quienes sois vosotros.

Comenzó a caminar hacia uno de los edificios. En la mano que tenía en la espalda no había nada, apoyada en la espalda baja como quien observa una obra, y con la otra se apoyaba en la lanza a modo de bastón. No parecía saber usarla, ni tener intención de hacerlo.

 - Haced lo que consideréis, toda información será agradecida.

Estaba claro que el elfo no ocultaba gran cosa, de haberlo hecho no habría sido capaz de engañar a un curtido grupo de veteranos enanos...y Reckbrand.

- En el almacén no está - agregó con sequedad - y dudo que la estructura aguante como para entrar a buscarlo.

La cota de malla y la parte inferior de su barba, chorreando aún, delataban que la marea había subido lo suficiente como para haber tenido problemas a la hora de salir del mismo.

Desde luego es un almacén poco ortodoxo, pero no hemos dejado rincón sin remover - realmente aquella pareja le parecía poca amenaza como para tener que andarse con precauciones, y realmente parecían venir de parte de Rockseeker - De todos modos parece que lo fueran a entregar aquí, pero no dice cuando ¿cierto? ¿Podría estar aún en la ciudad? ¿Podría haber desaparecido...*puf* ... en una nube de humo?

Alrik había visto muchas cosas esa noche, ya poco podría sorprenderle, lo que necesitaba el grupo ahora era reponer fuerzas, aunque fuese tomar aliento y lamerse un poco las heridas. Si no podían acudir a la taberna, al menos Kromm había conseguido salvar un barril....

¿pero qué es lo que he visto salir de las cubetas? ¿Acaso me han engañado mis ojos?

Alrik se despejó las gotas de agua de la cara y miró en derredor, no sabía si alguien más podría esconderse por allí y, si aquel par estaba en lo cierto, era posible que estuvieran metidos en mitad de alguna macabra transacción.

Aquellos esqueletos y aquel nigromante al final parecían solo ser parte de algo mayor... En qué rayos se estarían metiendo al trabajar para el Rockseeker.

Por un lado quería ir a descansar y tomarse una cerveza, pero por otro reconocía que si en verdad estaba secuestrado el viejo enano, entonces su trabajo, la piedra y todo lo ganado dejaban de tener sentido.

La cabeza del matador seguía maquinando, habían conseguido la ubicación del depósito por que habían secuestrado al Rockseeker, ahí habían sabido de la gema que buscaban y después pensaban liberarlo al asegurar tener la gema... Pero ese plan lo habían desbaratado por qué no habían obtenido lo que querían....

- Definitivamente quiero tomar una cerveza... Pero lo que dice el semielfo es algo que deberíamos discutir.

- vamos a alguna de las tabernas cercanas desde donde podamos vigilar este lugar... Algo me dice que necesitaremos volver 

—Bajo los astilleros, en el almacén donde Gundren nos dijo que estaría el material, había un nigromante dando por saco. Le matamos unos cuantos esqueletos, incluido uno gigante, y lo hicimos huir. ¿Quién os ha atacado a vosotros? ¿Y de dónde ha salido esa nota? ¿Es de los supuestos captores de Gundren?

Quizás la frase 'hacerlo huir' no había sido del todo precisa pero ¿acaso no se había marchado el nigromante cuando se encararon a él? 

—Si el patrón ha desaparecido igual tenemos que hacer algo al respecto. Sobre todo si queremos cobrar. Pero en estos momentos no estoy en condiciones para un nuevo enfrentamiento, necesito un pequeño respiro. 

De cualquier forma el enano ya había bajado el escudo y aunque no había enfundado el martillo no se mantenía en posición defensiva. Ver las dos manos del semielfo y, sobre todo, el cambio de actitud, había relajado un poco la tensión.

La noche envolvía al los dos grupos que se encontraron en medio del astillero. No se veía a nadie y a penas se oían ruidos. Era tarde y dadas las horas el astillero estaba parado. En la lejanía sí que se oía algo de jolgorio, procedería de la taberna de Driftwood... o era Aguas Azules. No lo sabríais con certeza, pero no estaban demasiado lejos del lugar.

El encontronazo entre los enanos y los perseguidores fue un poco brusco al principio, pues los enanos casi se enfrentan al combate al brujo y al bardo. Por suerte, Rekbran, salió de entre las sombras, dejándose a la vista y exponiéndose para intentar que ambos grupos aclarasen las cosas.

Por parte de los enanos, acababan de salir de un almacén, malheridos y llenos de polvo, y tras un intenso combate que habían librado recorriendo sus galerías matando esqueletos y demás seres hasta encontrarse con un nigromante, el cuál a alguno le recordaba un poco a Belain... quizás por eso no bajaban las armas.

La otra parte, formada por el brujo y el mediano, venían de casa de Gundren, de la cuál tuvieron que salir a toda pastilla de allí intentando perseguir a sus raptores... o eso ponía en la nota.

La situación se relajó un poco según iban conversando, alguno de los enanos fue bajando las armas, no sin dejar de estar en guardia, mientras que Belain se había bajado del caballo y se mostraba más amigable (dentro de lo que el brujo podía hacer) y Pirlo se mantuvo atrás, sobre el caballo montado, con la ballesta cargada y en tensión.

Durante la disputa entre ambos bandos, el mediano, ballesta cargada en mano, se sobresaltó por un gato negro que pasó frente al caballo y entró directamente en el primer edificio, situado justo en la esquina por la que habían aparecido, haciendo que se le disparase la ballesta accidentalmente y el virote se clavase en una de las cajas del muelle. El gato sinuosamente se mete entre la puerta al interior del almacén... parece que lleva algo en la boca.

¡Zup! El disparo accidental de la ballesta le devolvió la conciencia al mediano. Desde su encuentro con los enanos no se sentía del todo dueño de sus movimientos. Cargar el arma ante unos desconocidos era impropio de él. Algo inquieto, rebuscó en una de las alforjas del caballo y cogió un saquito de rafia no más largo que su antebrazo. Se acercó al grupo de enanos, ganando seguridad con cada pequeño paso, y se paró ante ellos. Extendió su brazo y, con una sonrisa conciliadora, ofreció el saquito, del que emergían unas tiras de lo que parecía carne curada.

— Cecina, la mejor que he probado nunca. La reservaba para una ocasión especial, y creo que nuestro encuentro bien se merece este aperitivo— mientras esperaba a que los demás cogieran cecina, Pirlo observó a los enanos, aunque desvió la mirada al toparse con sus magulladuras y heridas—. Si la nota señala un lugar de entrega, nos conviene ocultarnos y esperar. Tampoco nos vendría mal descansar. A mí, al menos— dijo el mediano exagerando su cansancio, pues no quería ofender a los enanos sugiriendo que eran ellos quienes debían recuperarse—. Mi nombre es Pirlo.

Karkass dudó un momento. El lanzamiento del pivote le había hecho levantar nuevamente escudo y martillo. Pero la actitud del mediano distaba mucho de ser hostil. Y la verdad es que le rugían las tripas por lo que asintiendo con una sonrisa tomó la cecina para probarla.

—Joder, es buena de cojones.— dijo tras darle un mordisco —Sólo faltaba un barril de buena cerveza y podría ser una espera incluso agradable. 

Se acordó entonces de que uno de sus compañeros había tomado un barril durante la huida. 

—Si vuestra suposición es cierta puede que alguien esperase acabar con nosotros en ese almacén y ahora, sin mayor problema, entregar a Gunder. Pero hay algo que no nos habéis contestado aún: ¿por qué buscáis vosotros a nuestro patrón? ¿qué negocios tenéis con él?

Mientras decía esto observaba el callejón buscando un punto donde pudieran ocultarse mientras esperaban. Quizás tras las cajas, en el pantalán, fuera un buen lugar. Los otros deberían dejar los caballos a buen recaudo.

El virotazo perdido sorprendió al semielfo, pero más lo hizo ese gato.

 - Pirlo, ¿ese no es el gato que hemos visto en la casa? -dijo girándose hacia el mediano- y yo Belain -añadió al ver que Pirlo se presentaba.

 - Como bien habéis dicho, sin jefe no hay pago. Además se ha portado bien con nosotros -mientras respondía la pregunta, llevó al caballo a una esquina más oculta. 

Belain se acercó al edificio al que había entrado el gato y buscó una vía de acceso.

 - Mucha casualidad que nos lo encontremos 2 veces. ¿Es aquí donde habéis estado? Voy a echar un vistacillo inocente.

Asomó las puntiagudas orejas e hizo ademán de entrar observando el interior.

La idea de irse a esperar tras las cajas era buena, aunque seguía queriendo quitarse la ropa mojada y hechar un buen trago de cerveza... Pero habría que esperar.

Al amenazante mediano se le disparó la ballesta, definitivamente aquel estaba más nervioso que todos y ofreció compartir de su cecina. En aquel momento prefirió no probarla, si lo hacía su estómago iba a recordar que no había comido y sus tripas empezarían a rugir.

- Pos mi la idea de irnos tras las cajas es buena viendo que no hay ninguna taberna lo suficientemente cercana.

Ahora el elfo estaba más pendiente de un gato que de ellos... Esa sangre elfa era extraña.

Te acercas al almacén por el que se ha metido el gato, justo al mismo punto por el que ha desaparecido en su interior.

Corres la puerta levemente y observas claramente una sala un bien iluminada. A la derecha, hay un par de puertas cerradas, que parecen dar a una habitación. Seguido a esto se encuentran unas escaleras que llevan a la planta superior y recostado junto a éstas hay un guarda con armadura de cuero y un pañuelo rojo  cubriéndole la cara.

Te fijas un poco mejor y tras éste ves al gato que se dirige al fondo de la sala, en dirección a esas dos grandes puertas, parece que tiene intención de pasarlas.

Alrik se acercó a por un trozo de carne seca mientras refunfuñaba no se qué de las armas y de que ya no se hacían como antes.

Mientras masticaba, refunfuñó también algo parecido a un agradecimiento, si bien en su actitud se le veía ciertamente molesto por el incidente.

Se fijó en el gato mientras mascaba la dura pero deliciosa cecina, no le daría la razón a un elfo, pero si era la segunda vez que lo veía daba lugar a sospecha, aunque en realidad, pocas eran las cosas que no levantaban la suspicacia del enano.

Belain hizo caso omiso a las miradas de los enanos ante su reacción con el gato. Abrió la puerta con cuidado y observó el interior. Tras unos instantes se giró hacia los demás con una media sonrisa.

Hizo un gesto con la mano dando a entender que ese era el lugar que buscaban, y con otro gesto indicó que había vigilancia para que no gritaran. Luego miró fijamente al mediano.

 - Aquí es, Pirlo. Hay un guardia y pondría la mano en el fuego que es miembro de la Guardia Roja, lleva el mismo paño rojo que el que encontramos en la mansión- Pirlo pudo escuchar en su mente la voz del semielfo- comunícaselo al resto pero no alcéis la voz, está dormido.

Volvió a entornar la puerta pero manteniendo la mirada al interior. Esperó unos instantes a la reacción del grupo.

Reckbran hizo una mueca al ver la cecina. No rechazaba una ración de viaje, pero prefería la carne fresca, asada, sazonada con hierbas, acompañada con papas doradas en manteca con pimienta.

Vio a Belain inspeccionando el lugar y haciendo señas. Miró a sus compañeros enanos.

- Voy a echar un vistazo. Ustedes, acorazados, esperen aquí -

Puedes ver claramente como el gato te ha debido de sentir y se gira hacia donde estás. Parece que te guiña un ojo y muerde más fuerte lo que lleva en la boca... parece un ratón, pero no estás seguro.

Sientes algo detrás tuyo, y cuando te quieres dar cuenta tienes a un enano metiendo las narices para intentar observar que hay dentro.

Ante el pequeño ruido el gato se espanta y se introduce en la sala que tienes al norte.

Intentas asomarte a la apertura que había abierto Belain haciendo algo de ruido, pero no el suficiente como para llamar la atención.

A la derecha, hay un par de puertas cerradas, que parecen dar a una habitación. Seguido a esto se encuentran unas escaleras que llevan a la planta superior y recostado junto a éstas hay un guarda con armadura de cuero y un pañuelo rojo  cubriéndole la cara.

También ves al gato que se había metido que ahora desaparece por la puerta norte.

Reckbran vio algo que lo alteró. Hizo señas a sus compañeros para que se acercaran.

Miró a Belain y le susurró.

- ¿Puedes neutralizar al guardia sin matarlo? -

Tras apaciguar un poco los ánimos gracias a la cecina de Pirlo, Belain y Rekbran se acercan a observar por la puerta por la que desapareció el gato.

Belain corre un poco la puerta, despacio... muy despacio, lo suficiente para que no llame la atención y poder observar el interior. Rekbran se acerca a éste y echa un leve vistazo.

Ambos dan avisos de alarma, que hacen que el resto del grupo se repliegue. Kromm y Karkass se esconden como pueden tras unas cajas, mientras que Alrik y Pirlo bajan las escaleras del muelle y quedando totalmente ocultos.

En estas maniobras, hacéis un poco de ruido, no mucho... y no parece haber cambios en el lugar, cuando... de repente, se oye el abrir de una escotilla o algo similar y Kromm, Alrik y Pirlo pueden ver perfectamente como uno de esos bandidos asoma por el tejado del almacén. Parece que está haciendo una ronda, y por ahora está de espaldas.

En el encanto de la noche, continuáis observando a través de la puerta y lo único que alcanzáis a ver es como el gato desaparece por un agujero que hay en la puerta norte.

Se queda todo en silencio, y mientras el resto del grupo se repliega sois capaces de escuchar voces lejanas que provienen del interior. El guardia, pese a todo sigue dormido.

Hay un momento que escucháis pasos en el piso de arriba, muy cerca de vosotros. Tras esto una trampilla chirriaba, para que después de unos pasos más fuese cerrada. Debía de ser el tipo que estaba en el tejado... o no.