Partida Rol por web

Pirlo aprovechó el momento de calma para pasear su vista por la estancia, buscando pistas sobre lo que se hallara en el piso superior. No era un buen presagio ese bandido beodo que acababa de estamparse contra el suelo. Cuando sintió que no quedaba ningún rincón por explorar, se acercó a donde estaba el bandido, ahora un ser encogido de puro terror ante Belain. Mientras caminaba con pasos cortos, en el ánimo del mediano relampagueó una sensación de júbilo y se sintió reconfortado y ligero. Alguien recordaba una de sus melodías.

Subís las escaleras guiados por las voces del piso superior. Tan pronto como estáis alcanzando el segundo piso veis a un bandido que señala en la misma dirección en la que estáis indicando a dos secuaces que bajen haber que ha pasado con el tercero en discordia...justo en el momento que aparecéis arriba. 

En lo que se puede destacar de los alrededores, son la cantidad de barriles que hay y la mucha mercancía que parecen mover. A la izquierda tenéis una barandilla que conduce directamente al piso de abajo y a la derecha unas escaleras que parecen dirigir a la azotea.

El líder del lugar (por lo menos el que parece que manda) no parece haber reconocido a Rekbran como un intruso, que sube justo tras de Alrik.

- ¡Deteneos! - ordena el bandido, mira al pequeño pícaro y dispara la pregunta - ¿Quién es ese al que traéis? ¿Lo habéis apresado? ¿Es uno de esos... turistas que he oído?

Se quedó a las expectativas de que le contestaseis y mientras los otros dos bandidos no se separan de su flanco.

El bandido, todavía noqueado en el suelo sigue intentando liberarse, cuando en un momento fortuito, se le sueltan las ataduras. Maldito el momento... porque de repente una voz inaudible se le mete en el cráneo, le entra pánico... y comienza a gritar.

- ¡Aaahhh! ¡Aaaaahhh! ¡Sal de mi cabeza! ¡Otra vez tú no! ¡Deja de torturarme!

Ante esta intimidación, el bandido consigue ahorrar un poco de cordura, y cuando decide darse la vuelta, en un primer instante lo que puede ver desde el suelo es un enano bien musculado, portando un hacha enorme... y atroz que denota "alegría" y no todo eso le consuela, si no que está medio cubierto de sangre. El bandido parece no poder asimilarlo y se hace un ovillo en el suelo, presa del pánico.

Instantes después notáis como pasan por detrás de vosotros Alrik y Rekbran, que sin dudarlo se dirigen al piso superior, hartos de todo esto, parece que se dirigen directos a acabar con toda esta situación.

En este rato, Pirlo da una vuelta por la sala, y por lo que puede deducir, es una zona totalmente normal y corriente, a pesar de la puerta que esta tapiada... no encuentra nada que le llame la atención... y parece ser que Karkass le echa una mano, pues se mete entre las escaleras y no se sabe si a buscar algo, o a esconderse concienzudamente para que no le encuentren.

Tras esto, podéis observar cómo un gato sale por un lateral de la puerta que había estado aporreando Alrik... no entendéis cómo, pero de repente aparece por el lateral... es un hecho que a alguno de vosotros no deja de sorprenderos.

Viendo que sus dos compañeros suben locamente hacia arriba Karkass lanza un suspiro y va tras ellos.

—Al final van a conseguir que los maten... 

Belain miró al soldado acurrucado con cierta lástima, pero la aparición otra vez de ese maldito gato le puso en alerta de nuevo.

 - Dónde.   Está.   Gundren. -cada palabra sonaba como un mazazo furioso- sé que me entiendes y estoy perdiendo la paciencia. 

Se acercó a la pared, algo no cuadraba en todo esto.

- ¡Sí! es uno de ellos, los otros están dando problemas, y Brock no es de gran ayuda. ¡Que baje otro a dar una mano!* -

Si podía dividirlos sería más fácil someterlos sin tener que matarlos, pensó el enano.

Con Rek, alrik y Karkass en el piso de arriba, alguien debía cuidar del prisionero y del elfo por si lograba conseguir la puerta en la pared... Por algún lado debía haber salido el maldito gato.

Aún con ganas de seguir la faena observó al tipo que estaba hecho un ovillo en el suelo, si no conseguían al Rockseeker, ese sería el que cantaría como canario...

Como si la cosa no fuera con él, Pirlo se acercó al bandido y se sentó muy cerca, con las cortas piernas cruzadas una sobre otra. Sacó su ocarina y empezó a interpretar una melodía de pocas y prolongadas notas, repetida una y otra y a un volumen tan bajo que todo ello parecía un susurro. O una nana tocada muuuuyyyy deeeeespaaaaacio. El mediano continuó así un rato, con los ojos cerrados y meciéndose de un lado a otro. Esperaba que su interpretación calmara los nervios destrozados del bandido. Cuando sintió que la nana había terminado, abrió un ojo y divisó al gato. Otra vez ese gato, dijo con más calma de la que pretendía.

Ante la respuesta de Rekbran, el jefe de los bandidos se confió y avanzó hacia éste. En ese momento, otro enano aparecía por detrás, era Karkass y subía pertrechado. No hacía falta verle, pues su armadura sonaba lo suficiente como para saber que ningún bandido llevaría una armadura así... es más, era similar a la del otro enano que estaba ahí arriba, inmóvil, sin decir ni hacer nada.

El jefe de los bandidos, en ese momento, se percató de que algo iba mal... a si que miró a sus dos esbirros e hizo un gesto seco con la cabeza. Los tres desenvainaron sus armas... espada larga y daga.

- ¿Qué está pasando aquí? Hay más enanos... Contesta... o no podrás hablar nunca más.

Entre todo esto un gato, muy parecido si no el mismo de antes, pasa entre las piernas de Karkass, después entre Alrik y Rekbran para situarse al lado de los bandidos, haciendo que de alguna manera todos ellos se queden inmóviles esperando a que pasase algo.

Aún la vista de Kromm delante de aquel bandido lo tenía algo alterado, pero Pirlo, entonando una nana parecía tranquilizarlo de alguna manera. Entonces, en ese momento Belain le ataca con las palabras y lo atosiga con sus preguntas.

- No... no sé de qué hablas... no sé quién es... aquí no ha entrado nadie...

Se ponía cada vez más nervioso, pues el tener un enano con una mirada feroz y lleno de sangre delante... no era bueno para ayudar a tranquilizar a nadie. Se hizo un ovillo y se pegó a la pared. Medio temblando se quedó mirando al gato con cierta "esperanza", pero éste pasó de largo y se dirigió escaleras arriba.

Belain relajó la expresión de su rostro. Ese bandido era más asustadizo de lo que hubiera pensado... Novatos.

 - ¿Intentas escondernos algo, muchacho? Habla, estás sólo -dijo con voz calmada- Dónde encerráis a los prisioneros... Cómo se cruza al otro lado, maldita sea.

El semielfo pegaba la picuda oreja a la pared, deslizaba la palma de la mano por la superficie abriendo sus sentidos mágicos y no mágicos.

Notas como hay cierto vínculo entre el gato y el grupo de bandidos... notas que más que esperanza... le tiene respeto y a la vez algo de miedo, y no crees que se haga un ovillo por vuestra presencia.

Sobre la puerta, que no te puse nada en el post. Ves como por fuera hay una puerta de madera, que parece que tras de sí lo que hay es una pared tapiada. No es magia ni un truco ni nada parecido, si no que es físico lo que te escribo. Cuando observas la zona ves cómo hay una especie de "gatera" a un lateral. Dentro oyes unos ruidos extraños.

Los tipos se preparaban y Karkass también. Suspiró meciendo su escudo y dándole una vuelta a su martillo antes de responder:

—Entregadnos al enano que habéis capturado y no tendremos que abriros la cabeza.

Pero sabía que era poco probable que la cosa terminase de forma amistosa, por lo que tras recuperar el aliento se dispuso a combatir de nuevo.

Kromm seguía junto al bandido mié tras observaba al mago revisar la pared. Si la forma en que había salido el gato era algo mágico, de seguro el tendría una mejor opción de encontrarlo... Caso contrario siempre podía el encargarse de hechar la pared abajo.

Mientras a sus pies, el bandido seguía cagado de miedo... Y nomera paraenos, tenía a la muerte cerca

- Bueno, pues... el asunto es que... - como un relámpago el enano se movió a su derecha y lanzó una daga a uno de los bandidos. 

El bandido, todavía algo aturdido, pero mas recompuesto se recuesta sentado en el suelo y apoya la espalda contra la pared.

- Os lo juro... no he visto a ningún enano - decía a la vez que agitaba la cabeza negando - de verdad...

Se quedó callado unos instantes mientras observaba las reacciones de los que le rodeaban.

- Bueno... a vosotros sí, sois enanos... pero, quiero decir, que no he visto por quién preguntáis. He estado arriba... con toda la mercancía...

El bandido acabó la frase... y dentro de él resonaban voces... no sabía si era del brujo que tenía delante, o de otro...

- Noooo no no no ¡sal de mi cabeza!

 Belain no era un experto en descifrar las expresiones de la gente, pero el miedo es algo que conocía muy bien, y ese bandido temblaba ante la repentina aparición del felino.

- Mierda... ¡Es ese gato! -miró las escaleras, el animal había subido al segundo piso.

Con largas zancadas subió las escaleras y cruzó la puerta.

El clérigo esperaba seguir la treta que se le ocurriese al joven Reckbrand, pues sabía que era bastante prolijo en esas lides, pero tras la llegada de Karkass al piso superior ya no se encontraban en desventaja numérica, como si eso les hubiera importado de todos modos. En cuanto el pícaro pasó al ataque, Alrik se desplazó para interponerse entre él y los bandidos - ¡Quién zurra a un ladrón, tiene cien años de perdón! - exclamó lanzando un poderoso golpe sobre el que parecía llevar la voz cantante, así también se aseguraba de dejar libre el paso de la escalera para que acudiera el resto.

En el momento que apareció Karkass lanzando amenazas a todo aquel que quisiese escucharlas, Rekbran aprovechó a lanzar uno de sus cuchillos a traición acertando de lleno en el bandido⁽²⁾ y dejándolo bastante tocado.

Por el contrario, Alrik al ver a Karkass avanzar contra el bandido⁽¹⁾ sacó su maza y escudo rápidamente y se lanzó al ataque sin pensárselo dos veces. Éste le dio un mazazo hundiéndole un par de costillas, pero éste bandido estaba acostumbrado a las duras peleas... a si que te ataca furtivamente con su daga haciéndote un profundo corte.

Seguidamente, al ver que el Bandido⁽³⁾ que su jefe tenía un gran éxito contra el clérigo, éste avanzó con decisión y lo atacó exactamente con la misma maniobra que acababa de ver.

Todos éstos impactos sobre Alrik no fueron en vano, pues se había echado una plegaria que no le protegería contra los daños, pero sí que haría dalo a sus agresores... con un poco de suerte podría acabar con alguno de ellos. Cuando recibió el primer impacto, un pequeño destello salió del clérigo, pero con el segundo... momentos antes de caer se liberó una luz cegadora que dejó tambaleante al bandido que lo acababa de atacar.

Por desgracia, el enano cayó de nuevo en la misma trampa... y ésta vez la herida fue mortal... Alrik cayó al suelo inconsciente.

Al ver todo esto, el bandido⁽²⁾ algo temeroso y sin saber de dónde había venido esa daga se quedó quieto, inmóvil ante la ferocidad de lo que acababa de pasar ante sus ojos...

Entre todo esto, el gato se sentó y se quedó mirando la contienda mientras se lamía una pata.

Podéis escuchar claramente como un combate se desarrolla en el piso superior. Tenéis que decidir qué hacer con ese bandido y ver que pasa.