Partida Rol por web

Los tripulantes del Mono Descabezado discutieron acaloradamente en la cocina del barco antes de que la receta que habían preparado tuviera éxito. El motivo de la discusión fue que donde Yimbo había leído "8 VITAMINAS" en realidad ponía "8 VIETNAMITAS". No obstante, la disconformidad llegó a su fin cuando se cercionaron que la etiqueta de la comida para pájaros que Pircam había encontrado también se habían equivocado: "¡Con 8 vietnamitas!" rezaba la caja del pienso.

Dejaron atrás a su perseguidor y se incorporaron a la ruta comercial hacia Monkey Island.

Las antiguas leyendas que hablaban de Monkey Island y de los legendarios viajes de Guybrush Threepwood se alejaban bastante de la realidad actual de la isla. Junto a la playa donde habían arribado, un hombre se acercó a ellos y les proporcionó un mapa de la isla. Gran parte del mapa lo ocupaban las atracciones del parque temático que ocupaba casi la mitad sur de la isla. Dentro del propio parque resaltaban atracciones como el "Monkey Khan", una montaña rusa cuyos vagones eran monos haciendo muecas; los barcos de choque, una serie de pequeñas embarcaciones cuya finalidad era chocar entre sí en una de las bahías de la isla y el stand de tiro al barco, un sencillo sistema de catapulta de rocas desde un acantilado en el que si lograbas hacer blanco en uno de los barcos de choque, recibías un jugoso premio en metálico. Al norte únicamente había una pequeña aldea indígena. Hacia el este se podía encontrar una nave industrial que pretendía pasar desapercibida entre los árboles.

Los tripulantes tomaron tierra y contemplaron la muchedumbre que ocupaba la isla.

Grogman ha llegado! Grog yeah! - exclamó el joven pirata seguido de un bailecillo promocionador.

Tras examinar el mapa, Greg se rascó la cabeza con gesto pensativo. - Si buscamos una destilería... lo más normal es que estuviera en la planta industrial... - pensaba en voz alta mientras su mirada se desviaba involuntariamente hacia las atracciones - Así que seguro que no está ahí. Deberíamos buscar en las atracciones. ¡Desde dentro, para estar seguros! - Proclamó con un brillo infantil en la mirada.

Wash caminó por la pasarela del barco hacia tierra, iba estirado y con las malos a la espalda como un descubridor a punto de tomar posesión de nuevas tierras. Cuando vio la muchedumbre que abarrotaba el lugar se le vino el alma al suelo -mfff. Definitivamente ni siquiera los paraísos piratas son lo que eran. No.- sentenció con cara larga.

Inspeccionó el mapa mientras Grogman sacaba a relucir el niño que llevaba dentro. -Estoy de acuerdo con el señor Bobbins, capitana. Aunque quizá deberíamos dividirnos para cubrir más territorio.-

El descenso del Mono Descabezado dejó a Yimbo profundamente mareado. Ante él se abría la famosa Monkey Island, el lugar de las aventuras de Guybrush Treepwood, sin embargo, todo parecía cambiado desde entonces, pues la isla se encontraba llena de turistas pisando las playas y visitando el parque de atracciones que allí se había montado rompiendo todo el aura de misterio que la relacionaba con las historias del pasado.

- ¿E'to e' Monkey I'land? -preguntó con un asomo de decepción en la cara.

De pronto, su expresión cambió a un enorme júbilo.

- ¡Genial! -gritó exultante.

Yimbo estuvo de acuerdo con sus compañeros y se moría en deseos de visitar el parque.

Nerea descendió del barco con un grácil movimiento. Echó una ojeada alrededor ligeramente asqueada por la muchedumbre y escuchó las palabras de sus subordinados.

- Buena idea, Wash. Nos separaremos. Yimbo y Greg registrarán el parque. Wash y Bookan irán a la nave industrial. Pircam, encárgate de encontrarme una hamaca y una sombrilla ¡Vamos holgazanes! ¡Quiero movimiento! ¡Vamos vamos vamos!

Greg sonreía exultante, traicionando con cara a sus palabras.

¿Eeeh? ¿Tengo que ir? - intentó fingir indignación - Si no hay más remedio...

Estaba a un paso de pedir dinero "para gastos de investigación", pero se refrenó ante la mirada de la capitana. Se tendría que rascar el bolsillo para montar en el "Monkey Khan". Sin dar tiempo a un segundo pensamiento, se dirigió hacia el parque de atracciones.

¡Vamos Yimbo, tenemos muchos sitios en los que mon... eeeeh... investigar!

Yimbo y greg caminaron hacia el parque con el gesto de un niño de 6 años en el rostro. Alcanzaron la puerta del mismo y se suspiraron de puro placer cuando las luces de la entrada iluminaron sus ojos.

- ¡Ooohhh! -susurraron al unísono maravillados.

Se adentraron en el parque con ansia, pero descubrieron que su disfrute no iba a ser tan sencillo como aparentaba. Las atracciones se encontraban abarrotadas de gente. Los dos piratas se colocaron en la cola de los barcos de choque, pero esta parecía no avanzar. Desistieron.

Echaron una ojeada alrededor y todo el parque parecía estar igual. Había un carrusel (que era el que menos cola tenía), los barcos de choque y una Noria con una enorme calavera en su lateral. Localizaron un camino en el que se señalizaba "Lanzamiento de rocas ¡Pruebe y gane!" y otro que indicaba "Monkey Khan".

Los dos piratas siguieron la señal del Monkey Khan hasta que descubrieron la majestuosa montaña rusa. Una constante serie de complicados bucles, cuestas y contorsiones bajo el título "La única montaña rusa del mundo que va siempre cuesta abajo". Curiosamente Yimbo y Greg se fijaron y comprobaron que a pesar de contar con prominentes caídas, el eslogan decía la verdad y los vagones circulaban siempre hacia abajo hasta volver a su posición inicial desafiando todas las reglas de la física y la lógica (ventajas del RPW xD).

Sin emabrgo, la decepción los alcanzó cuando descubrieron un enorme cartel en su entrada en el que se podía leer: "CERRADO POR AVERÍA". La atracción se encontraba totalmente vacía excepto por un operario que vigilaba la entrada.

Con ilusión de la entrada, ver la atracción cerrada fue un duro shock para Greg. Cayó al suelo de rodillas y grito un "¡NOOOO!" llevándose las manos a la cabeza.

Tras la teatral escena, Greg se puso en pie, se palmeó las rodillas para quitarse el polvo del suelo y se dirigió al operario sin mucha esperanza y una lagrimilla en un ojo.

¿Qué problema hay? ¿Falta mucho para que la arreglen?

El mecánico alzó la vista para mirar a Greg y con un marcado acento europeo le respondió de forma brusca.

- Llevamos dos semanas reparando la atracción, pero nos falta una pieza que tenemos que importar de Alemania por lo que tardará al menos un par de meses.

Sin prestarle más atención se giró y lo ignoró jugueteando con unas piedras y golpeando una mesa rítimicamente con los dedos.

Casi con las orejas caídas, Greg hizo un último intento. - ¿Y de que pieza se trata?

Y tan pronto oyó la respuesta (o el rítmico golpeteo de los dedos sobre la mesa indicándole que estaba siendo vilmente ignorado), decidió ir a ~intentar~ combatir su frustración disparando contra cosas, con los lanzadores de rocas...

El mecánico pareció sorprendido al comprobar que Greg seguía allí y respondió malhumorado.

- Se trata de un Clavo Ginnsent del 3 ¡Y ahora lárgate muchacho!

Greg se giró y junto con Yimbo se encaminaron hacia la senda que señalaba el lanzador de rocas. Alcanzaron el stand del lanzador de rocas donde una pequeña cola esperaba para lanzar rocas a los barcos de choque. El dependiente vociferaba:

- ¡Hundan los barcos que felizmente chocan ahí abajo! ¡Podría tratarse de sus padres, sus mujeres, sus maridos o sus hijos! ¡Pero también podría tratarse de SUS SUEGRAS! ¡Adelante! ¡No se corten! ¡Diez millones de doblones para que el que hunda un barco! Por solo un doblón el intento.

Enarcando una ceja, Greg estudió la viabilidad del negocio. Obviamente los costes de esa atracción serían monstruosos, después de tirarlas, sacar las piedras de la bahía y subirlas hasta ahí arriba sería muy cansado, así que, en un momento de inspiración, inspeccionó una de las rocas para comprobar que era de porexpan. Se dirigió al dependiente con una pizca de suspicacia.

Oiga, en esta atracción... ¿Cuántos barcos se hunden al día? Ah, y no tendrá un clavo Ginnsent del 3 ¿verdad?

Wash estaba bastante contrariado por que no se le asignó el parque. Pero bueno, había aceptado a la Jenkins como capitana y por el momento no le quedaba otra que obedecer. El algodón de azúcar con sabor a grog debería esperar a otro momento.

-Adelante señor Bookan, abra camino.- Los dos piratas se internaron en la selva en dirección al almacén. Algo le hacía suponer que allí encontrarían el grog.

Bookan y Wash se adentraron en la isla en dirección al almacén y no pudieron evitar dirigir una anhelante mirada hacia el parque de atracciones que tuvieron que rodear para llegar a su destino.

La construcción a la que llegaron no tenía nada de especial. Se trataba de un edificio cuadrado, de paredes lisas sin apenas ventanas. En la entrada, junto a un pequeño cartel, descansaba un fornido y calvo guardia rígido como una roca que tensó más su postura al verlos llegar.

- No pueden pasar. Solamente los empleados pueden acceder -dijo mirando hacia el infinito.

Wash se sacó el sombrero y se rascó la cabeza. Durante un segundo sopesó la idea de utilizar su alfanje para ver que había dentro de aquella tripa oronda que acababa de hablar. Bookan y él se miraron y entonces Wash se dirigió a la enorme panza.

-¿Cómo sabes que no somos empleados?-

Al mismo tiempo no pudo evitar fijarse en el atuendo del calvo barrigudo -Espera un momento, por las barbas de LeChuck, juraría que este tipo va vestido de monje zen. ¿Qué empresa del demonio será está?-

- Conozco a todos y cada uno de los empleados, y no hay ningún pequeño mono parlante entre ellos -sentenció con seguridad.

-¿ah, si?- respondió Wash airado -¿Y quienes son esos a quienes tanto conoces, Don Limpio?- Wash miro otra vez a Bookan y le guiñó un ojo -y más te vale no mentirnos. Estás hablando con los agentes especiales Bokanson y McChimp. Inspección de trabajo.-

El mono se tiro el tremendo farol y sólo esperaba que el pez gordo tragara el anzuelo y que el otro pirata fuese capaz de seguirle el juego.

El guardia se puso AÚN MÁS TENSO cuando escuchó la palabra "inspección de trabajo". Agarraba tan fuerte la lanza que llevaba que tenía los nudillos blancos y la sangre apenas le llegaba a los dedos.

- Charles, McGuinner, Balsink, Stuart, Lara, Miffy y Claude, señor. Son los empleados de la fábrica que tienen autorización para acceder.