Partida Rol por web

Xoan se aleja unos pasos de la puerta, se cruza con el Elfo pero no repara en el. Arroja lo que encuentra en la mesa mas despejada y luego se recuesta.

Sabe que a los atacantes se les acabaran las flechas y sus compañeros los eliminaran. Mientras espera apunta su ballesta hacia la puerta que da a la entrada del comedor, por si "alguien" surge ya estar semi preparado. 

Mientras observa su herida, aplica precion y buscar comenzar a darse primeros auxilios.

Padre Palomeque, podria traerme un poco de luz?

Morkhur avanza por la sala, parapetado detrás de su escudo, para ganar terreno. Cuelga su escudo en el hombro y deja su hacha para tomar su arco. Hubiera preferido enfrascarse en combate cuerpo a cuerpo, pero era demasiado exponerse. Por eso decide avanzar con fuego de cobertura, para dar chance a sus compañeros de acercarse también y, quizás con algo de suerte podría abatir una que otra de esas furtivas alimañas. Saca una flecha de su carcaj y, tensando la cuerda de su arco, se dispone a atacar...La flecha surca el aire, silbando a través de la sala y alcanzando a su objetivo. El enano no puede ver exactamente en donde impacta la misma, pero el grito de dolor del Kobold le hace entender que sin duda su disparo fue exitoso - "¡¡¡Ahhhhh, pequeñajo, tienes suerte que no te haya atacado con mi hacha...JAJAJA!!! De todas maneras...¡¡¡TUS COMPAÑEROS NO TENDRÁN ESA SUERTE, WUAAAAAJAJAJAJA!!!

- Están metidos en un callejón sin salida. ¿Por qué no retrocedéis y les hacemos salir como las ratas que son?

Grita sin demasiada esperanza de que sus palabras sean escuchadas. Sabe que una vez enfrascados en el combate, con el corazón bombeando a mucha más velocidad de lo normal, es difícil que sus compañeros le hagan caso.

Sin esperar respuesta, dispara el virote que acababa de colocar en su ballesta

- Maldita sea, no sé para qué me molesto en usar esto

- El padre tiene razón - por más que me joda dársela - Piensa para si Lázaro. 

- Prendamos el suelo y cerremos la puerta. Si salen será magullados o ahumados. ¿Qué ganamos con la lucha? Es un callejón sin salida. 

Todos parecían acobardase ante la situación, tácticamente están mejor perpetrados que ellos pero… ¿Es razón para huir?.

“No, un hijo de Kord no se retirará de una pelea.”

Ignorando las palabras de retirada se acerca cautelosamente al enemigo evitando ser un blanco fácil y cubriéndose adecuada mente con el escudo.

- Huid si queréis, yo mismo me encargaré de ellos. No permitiré que nos vengan por la espalda, prefiero asegurarme de su defunción. – Dice mientras se acerca parapetado.

"¡ESTOY CONTIGO ARMANDO!" - expresa el enano con resonante voz - "Padre, entiendo que su lugar no sea en mitad de una escaramuza. Y tu, pequeñajo, casi te has quedado sin flechas...y no están precisamente clavadas en los enemigos. Dices ser un hombre de mundo, demuéstralo. Por el momento seguirás siendo un pequeñajo. ¡¡¡Si prenden fuego esa despensa, nos ahumaremos todos!!! Si no quieren luchar, quedarse tras esa mesa. Y si no les molesta, traten de cubrir nuestras espaldas ¡¡¡Espero no sea demasiado pedir!!!" - los ánimos estaban tensos desde hacía unos momentos. En realidad siempre estuvieron tensos, ya que tuvieron muy pocos momentos de verdadera tranquilidad - "¡¡¡ESTOY CONTIGO ARMANDO!!!" - reafirma Morkhur, y agrega - "Es todo un gusto combatir a tu lado"

El enano tórpemente coloca una flecha en su arco, lo tensa lo más fuerte que puede y dispara, a pesar de que no es en lo absoluto su arma predilecta, logra un tiro certero. La flecha impacta al kobold más retrasado de los cuatro, el más cercano a la pared, en pleno pecho, la fueza del impacto lo empuja hacia atrás y el pequeño ser, golpea de espaldas contra la pared, y cae al suelo, con un sonoro quejido de dolor. Si ha muerto o no, no lo saben, ya que los grandes barriles bloquean la visión. pero de algo están seguros, luego del flechazo el kobold, no volvió a pararse.

Mientras tanto Armando avanza temerariamente unos cuantos metros dentro de la despensa con la intención de acercarse a los parapetados humaniodes.

- ¿Huir? No me refería a huir, valientes de boquilla - gruñe Lázaro al oir a sus compañeros - No me acojono, sólo planteo una estrategia más fácil. - Para una vez que un cura tiene una idea buena....

Pese a todo, vuelve a repetir el movimiento anterior prendiendo una nueva flecha y disparando al kobold del medio (3)

- Mmmmm, huele a carne asada.... - Dice dibujando una sonrisa en su cara al acertar por fín.

"¿Una estrategia más fácil dices? ¡JAJAJA! ¿Sofocarnos hasta la muerte? Vaya estrategia. La mayoría no puede ver ni sus narices aquí dentro y esto se plagaría de humo al instante ¿Cómo demonios piensas salir? ¿Ehhh?" - replica Morkhur al tiempo que ve como el disparo de Lázaro porfin logra alcanzar su objetivo - "¡¡¡AHHHH, te aplaudo mi querido pequeñajo!!! Haz hecho diana. Mis felicitaciones ¡JAJAJA!" - haciendo irónicamente el movimiento con sus manos, el enano ve como el Kobold alcanzado por el flechazo del jóven bribón cae inerte al suelo y desaparece detrás de los barriles - "Debemos acabar con los restantes antes de que este empiece a apestar ¡JAJAJA!"

Morkhur: "...y esto se plagaría de humo al instante ¿Cómo demonios piensas salir? ¿Ehhh?" 

- ....Por la puerta, que cerraríamos, con la llave... - Lázaro contesta lenta y burlonamente al enano mientras prepara la siguiente flecha. 

"Tan torpe como las flechas que lanzas, muchacho" - acota el enano - "No pienso ser parte de ese tipo de acciones cobardes. Y aún si escapamos del humo y las llamas, los sobrevivientes que vinimos a buscar no podrán. No olvides eso, no solo nuestras vidas están en juego aquí" - "Por la puerta dice...le quedará la nariz chata del golpazo que se dará al querer huir de este lugar a ciegas. Como si una puerta fuera impedimento para el humo y el fuego. Insensato"

Lázaro inspirado por el éxito del enano, vuelve a intentar darle a uno de los kobolds con su arco, tensa su arco, apunta y dispara, pero esta vez para sorpresa de todos y más del propio pícaro la flecha hace un blanco perfecto, la saeta penetra en pleno ojo del humanoide atravesando su cerebro y asomando su punta de metal por el hueso occipital de la parte trasera del cráneo, inmediatamente el cuerpo sin vida del pequeño renacuajo cae al piso y no vuelve a moverse.

Los dos kobolds restantes desesperados y sabiéndose perdidos miran con furia a sus enemigos dispuestos a matar o morir, el kobold de la izquierda dispara sobre Armando que se había adelantado con su escudo en alto, pero el bicharraco vuelve a demostrar que la arquería nos es su fuerte, ya que el virote se clava de lleno en medio del escudo del guerrero.

El kobold de la derecha apunta sobre Lázaro y dispara, el disparo sirve para redimir a los de su raza en puntería, ya que esta vez al fin da en el blanco, la saeta alcanza a Lázaro en la parte superior del muslo cerca de la ingle, aunque no toca ninguna arteria ni vena importante, la herida es seria y comienza a sangra lentamente empapando con su propia sangre el muslo del joven pícaro.

Para sorpresa de todos el kobold que había herido Morkhur y pensaban muerto no lo estaba, si bien no le quedaba mucho en este mundo aún respiraba, y precisamente es el brazo de ese kobold el que ven estirarse lentamente para alcanzar una delgada soga que hasta ahora nadie había visto, que pendía en la pared del fondo.

Todo pasó en un instante, el kobold con su último esfuerzo tiró de la soga, la soga estaba atada a un alambre afilado agarrado al techo de la despensa que llegaba hasta varios sacos de harina que pendían del techo justo sobre Morkhur, Lázaro y Armando. Al pasar por entre los sacos el filoso alambre los desgarra soltando bruscamente una gran cantidad de harina que se encontraba en su interior.

La harina cubre la mayor parte de los 12 metros de la estancia formando una densa cortina blanca ocultando a todos de todos.

Todo se cubre de blanco, nadie puede ver más allá de sus narices, esto y estar ciegos es prácticamente lo mismo, el único consuelo que tienen es que seguramente la ceguera que les provoca la trampa seguramente afecte a los kobolds y a ustedes por igual. Mientras todo sucede, alcanzan a ver como el kobold que accionó la trampa se desvanece y cae, ahora si para no moverse más.

A todos esto por la harina y la poca densidad de oxigeno en el aire, las dos flechas que disparó Lázaro se apagaron, al igual que la antorcha que dejó caer al piso Xoan, y la antorcha que dejó caer Lázaro para poder disparar cada vez es más débil, al punto de que ya casi se extingue, una vez que eso pase, no habrá ninguna luz en la despensa.
 

"Coff, coff" - el enano parece aspirar buena parte de la harina al querer respirar y un poco de la misma le había llegado a los ojos. Como respuesta natural, estos comenzaron a llorar y la mezcla de ambas sustancias confluía en sus lacrimales, produciendo una especie de engrudo muy molesto para la visión. Si mencionar que su barba, cubierta del blanco producto, recordaba a la de cierto carismático personaje festivo - "¿Esto es lo mejor que pueden hacer escamas caminantes? Me dan pena. Aprecien como laten sus fríos corazones ¡¡¡porque será lo último que escuchen antes de que su vista se oscurezca para siempre!!!" - dirigiéndose desafiante a los dos Kobolds restantes, a los que suponía desmoralizados por su inferioridad numérica y posibilidades casi imposibles de prevalecer en este combate. El enano, sin esperar las acciones de los demás miembros del grupo, se lanza a la carga, prácticamente a ciegas, corriendo frenéticamente en línea recta y tratando de recordar las dimensiones del lugar y la distancia aproximada en la que se encontraban los reptiles humanoides, acompañado de su característico grito de guerra - "¡¡¡WUAAAAAAAHHHHH!!!"