Partida Rol por web

Al fin, llegáis al Olimpo. Vuestro hogar, el hogar de todos los dioses.

El pesar que os invadía el corazón os impedía alegraros de ver ese magnífico lugar. Teníais una misión que cumplir, una batalla que ganar y un dios al que doblegar. Y Zeus no era cualquier dios.

Las puertas del Olimpo se presentaban ante vosotros. Poderosas puertas doradas que desprendían un gran poder, pero, que a pesar de ello, resultaban desnudas; No había ningún dios que protegiera la entrada en ese momento.

Aun con algo de nerviosismo recorriendome el cuerpo por el ajetreado viaje, mire a los demas con una sonrisa tranquilizadora. Podria ser dura la prueba que nos llegaba pero juntos podriamos conseguirlo.

- Vamos no debemos retrasar lo inevitable- dije con un tono suave pero seguro.

"Espero que estemos preparados para esto, no por nada Zeus es el rey...no, no debo pensar asi si flaqueamos habra sido para nada"

-Es normal que la gran mayoría de los dioses haya preferido permanecer neutral, supongo -obsevó Hécate con tranquilidad procediendo a abrir las puertas por su cuenta.

-Hm...se siente. La furia de Zeus en el aire...es tan sofocante que si uno se distrae por un momento parece que la presión lo aplastará.

Esperemos que podamos tener la fuerza suficiente para aguantar su furia y completar nuestro cometido . 

Dijo el Dios de los sueños tras tragar saliva mientras que el nerviosismo lo poseía , al fin y al cabo iban a enfrentarse al padre de los Dioses , no era un cualquiera . 

A pesar de la difícil situación en la que estábamos, no pude evitar sorprenderme una vez más ante las grandiosas puertas que daban paso al Olimpo, mi hogar durante unos meses al año... Cada vez que volvía de la oscuridad del reino de mi esposo me maravillaba con todo aquel esplendor.

- Mmm... qué extraño, no hay guardianes que vigilen las puertas. -Desde luego aquel no me parecía un buen síntoma.- Tienes razón Hécate, la rabia de Zeus parece espesarse con cada paso que damos. Bueno... por fin hemos llegado, ya no hay vuelta atrás. Este será nuestro último combate. Debemos avanzar.

Disteis muy pocos pasos cuando unos temblores os hicieron deteneros. Mirásteis a todos lados, ¿qué podría ser aquello?

Esperábais ver a Zeus, que se presentase con su mortal rayo y os atacase...

Pero una criatura os hizo retroceder. A lo lejos aparecía un gigante que ya conocíais. Un ser con cien brazos y cincuenta cabezas, con piedras en varias de ellas, se acercaba a vosotros a gran velocidad

-Hecatonquiros...audáz movimiento, pero delata que no esta muy confiado sobre enfrentarnos el mismo. Habrá que quitarlo de nuestro camino, pero sean sabios...no es algo a subestimar.

Hécate sabía perectamente que aunque sus poderes no rivalizaran con los de un dios, quizá si con los de varios dioses en formas terrenas y con habilidades mermadas.

Hypno no se esperaba que el propio padre de los Dioses les rehuyera enviando a otro en su lugar para luchar , eso solo podía significar 2 cosas , que les tuviera miedo o que no los creía dignos de que puedan enfrentarse a él . El Dios de los sueños comenzó el plan que tenía , ppuen a decir verdad no podía hacer mucho más así que se centró en desaparecer . 

El hecatónquiro gritó al ir acercándose hacia vosotros, momento que Hypno aprovechó para desaparecer de la vista de todos.

Aún le quedaban unos cuantos metros cuando dos de sus manos lanzaron dos piedras enormes que se dirigían hacia vosotros

A Hécate le golpeó la segunda roca con violencia y brutalidad para un cuerpo tan delicado y mortal. Algo le escurría por la frente cuando finalmente su cuerpo se detuvo, y lo tocó. Se sentía mareada y deseqilibrada aún para ponerse de pie, y sentía mucho dolor.

¿Sangre...realmente es mía?

El dios de los sueños se volvió invisible justo a tiempo para adelantarse y evitar ser un objetivo activo de las cocas que ahora tenían a sus compañeros como objetivos . Aprovechando que ahora tenía cierta ventaja , fue a esconderse a un recoveco donde no lo mirasen , aunque no dejó de ser invisible por precaución , y comenzó a tratar de adentrarse en la mente de su enemigo y hacerle creer que había acertado las rocas que lanzaba y había matado a los dioses a la vez que trataba de hacer que estos no fueran vistos por su agresor . 

Desde luego Zeus había buscado un buen guardián para la puerta. El hecatónquiro comenzó a atacarnos lanzándonos rocas lo suficientemente grandes para que nuestros simples cuerpos mortales sufrieran con creces las consecuencias.

Sin darme tiempo a invocar a las sombras para que una vez más acudieran en nuestra ayuda, intenté esquivar las rocas que venían directas hacia nosotros, consiguiéndolo con la primera pero la segunda... Noté como mi cuerpo se doblaba con el golpe y caía de rodillas en el suelo. Aquel dolor era insoportable, ¿cómo podían los humanos aguantar tales tormentos?

En cuento vi el comienzo del ataque contra nosotros cerre las manos para preparar la invocación. Las plantas estaban en todas partes y mis poderes eran mas que curativos. Esperaba que fuese suficiente para evitar el primer movimiento, despues de eso podriamos seguir.

"Espero que Hypno no este demasiado lejos"

Las ramas debian formar una especie de cupula sobre nosotros.

La primera piedra voló hacia vosotros, pero Demeter fue más rápida. Alzó una cúpula de plantas poderosas que les protegía. El primer impacto destruyó parte de las plantas, pero los dioses fueron capaces de esquivarla sin problema.

La segunda roca impactó contra la cúpula. Apenas notaron el golpe, pues la roca se destruyó en el mismo momento en que chocó contra las plantas

La intervención de mi madre nos había protegido del devastador ataque del hecatónquiro, momento que aproveché para llamar de nuevo en mi ayuda a las sombras y que ellas rodearan al centimano para desorientarle y nublarle la visión, de esta forma quizás mis compañeros pudieran tener más oportunidades en sus ataques.

Perséfone actúa con velocidad. Convoca a las sombras que acuden presta a su llamada. Empiezan a girar en torno al gigante. Aturdido, intenta golpearlas, pero no consigue eliminarlas.

En esos momentos, Demeter convoca unas enredaderas que se atan a las piernas del hecatónquiro, impidiéndole su movimiento, pero no le retienen mucho, ya que el gigante no se está quieto.. Helios proyecta una bola de fuego en sus manos, que lanza contra sus cabezas. No consigue esquivarlas, lo que provoca un grito de dolor.