Partida Rol por web

Lirio no trató de ocultarse, se levantó para dejarse ver y le pidió a los dos acompañantes que hiciesen lo mismo, un cíngaro jovencito y un sacerdote.

La elfa, pues era una elfa, avanzó directamente hacia la comitiva.

- Eres Denia. -No era una pregunta, simplemente lo afirmaba- Me alegro de conocerte. Te había buscado en la ciudad, pero al parecer no era sencillo acercarse a ti. En estos momentos nos dirigíamos a tu antigua casa, en el bosque. El lugar donde la bruja levantó a los muertos ha quedado maldecido por el poder de la necromancia y necesita ser sacralizado como un camposanto, para que los muertos reposen y el lugar recupere su antiguo equilibrio. El mal anida allí y este buen sacerdote me acompañaba para tratar de hacer algo, el muchacho me guió hasta el sacerdote, pues yo ignoraba como moverme o a quien acudir en una ciudad de hombres. No sé a donde os dirigís, pero os rogaría que nos acompañáseis hasta allí, a vuestra antigua casa. Está cerca de aquí y nos os desviará apenas del camino. A cambio, entraré a vuestro servicio como escolta, sé bastante de emplastes y cataplasmas, puedo cuidar de los caballos, y soy buena tiradora.

Miro a la elfa que se refería a ella, nunca había visto un elfo, solo conocía historias de ellos que le contaba Edgar y realmente le pareció preciosa, sonrió con su habitual gesto tranquilizador y miro a los demás del grupo.

-Me encantaría acompañarla señorita.... desde luego me encantaría santificar aquellas tierras en las que me crié, pero no depende de mi tal decisión- miro a los caballeros.

Cuando aquellos tres individuos salieron de entre los matorrales del bosque, Ulrich acució a Trueno para alcanzar la dirección en que se aproximaban los tres desconocidos. El caballo avanzó tranquilo pero directo. Al pasar cerca de Denia, comentó:

-Manteneos aquí, hermana Denia.

Al pasar junto a Rudolph, con la cabeza le indicó que le acompañase y con un movimiento de la mano que indicaba los alrededores, indicó a Navief que estuviese alerta.

No avanzaron más de tres o cuatro metros en dirección a los desconocidos interponiéndose entre ambos grupos y se pararon esperando que fuesen ellos los que les alcanzasen.

~~Mientras el grupo de tres avanzaba hacia la comitiva, ambos caballeros se movieron tranquilos para interponerse entre ellos y la santa. Tres o cuatro metros fue todo lo que avanzaron y esperaron a que aquellos tres desconocidos llegasen a su altura. Ulrich escuchó lo que la elfa le comentaba y miró hacia Denia. Aunque las palabras de la elfa le indicaban que no conocía a Denia personalmente, si que parecía conocer su nombre y quiso asegurarse de que Denia no sabía quién se encontraba frente a ellos.

Tras la respuesta de Denia, Ulrich tomó la palabra e inquirió con desconfianza:

-¿Y vos sois...?

Ulrich observó a los tres integrantes con rostro serio y con detenimiento y desconfianza, intentando sacar información de alguno de ellos. El hecho de que aquellos hombres conociese a la hermana Denia y ella no, le hacía desconfiar. A todo ello incrementaba su desconfianza al escuchar conque rapidez se ofrecía a incorporarse en la comitiva como deuda a pagar por un servicio que distaba mucho del objetivo de la encomienda. Y para finalizar, era una elfa quién lo solicitaba, acompañada de un sacerdote y un muchacho que bien podría decirse que seguramente su supervivencia dependiese en gran medida en su capacidad de embaucar a desconocidos.

Tiro averiguar intenciones por la desconfianza natural de Ulrich.

También me gustaría saber si reconozco la orden a la que pertenece el sacerdote o si hay algo que al observar el caballero le llame la atención.

La elfa se retiró la capucha, era hermosa, increíblemente hermosa, y agradable, con una sonrisa franca y sincera. Tenía, eso sí, algo de misterioso, casi etéreo, como si fuese algo más que una simple elfa. Quizás una reina elfa o algo así, desde luego su belleza y gracilidad no eran comunes entre los elfos de los bosques.

- Oh, disculpad mi grosería. Mi nombre es Lirio, elfa de los bosques, conocedora de plantas curativas en mi tierra y arquera en mis viajes. Anoche caminaba hacia Francfurt cuando unos viajeros me avisaron de que algo raro sucedía en el bosque, y como sanadora no pude evitar acercarme y ver lo que sucedía. Encontré un gran roble y una cabaña, había restos de zonas quemadas como si hubiese un fuego, y tierra removida, algunos animales y algunas plantas parecían enfermos pero el origen de su mal me fue imposible de descubrir. Cuando me acercaba a la ciudad pregunté, y me contaron lo sucedido. Había acompañado a los cíngaros el día anterior, para sentirme segura, y al llegar allí les pregunté como debía proceder. El anciano no lo tenía muy claro, por lo que el muchacho me llevó ante el sacerdote, y éste venía a ver si conseguía consagrar el terreno para purificarlo del mal que acecha ese terreno. Os solicito ayuda, pues aunque no son mis tierras, ese tipo de corrupción me repugna muy profundamente, además que estando tan cerca del camino, y estando involucrada magia demoníaca, es posible que los efectos de un mal tan profundo terminen afectando a los viajeros y el mal se extienda de algún modo. Solo estoy especulando, gracias a Dios en mis tierras nunca había visto nada parecido a una magia nigromántica, y en realidad ignoro cuales pueden ser sus efectos. Pero supongo que nada bueno si no se consagra el terreno.

- En la ciudad todos hablaban de Denia, algunos me la describieron, y me dijeron también que estaba protegida por el obispo. Entre la descripción y la protección con la que viaja, no fue difícil adivinar que era ella.

A Ulrich no le parecía que la elfa mintiera, casi parecía imposible que una criatura tan bella, casi sobrenaturalmente hermosa pudiera mentir. Su amabilidad era natural, hasta donde llegaba su entendimiento y sus palabras eran ciertas.

El muchacho también creía haberlo calado bien, se mantenía en segundo plano y evitaba el contacto ocular.

Respecto al sacerdote no pertenecía a ninguna orden, llevaba la sotana y alzacuellos normales de un cura párroco. Pero Ulrich no conocía a todos los curas de parroquia de la ciudad, puede que en tiempos, pero en los años pasados en al guerra casi todos habían muerto de viejos o se habían jubilado.  Este podría haber sido ya cura cuando marcharon, pero no era uno de los que él conocía.

Navief se quedó estupefacta. ¿Una elfa que hablaba tan fácilmente el lenguaje de los hombres? Eso era algo que no se veía todos los días. Peor aún, ¿una elfa viajando a un poblado humano, como Francfurt? No era que los elfos le pareciesen criaturas peligrosas en sí, sin embargo esta elfa en particular la ponía nerviosa. Al escuchar lo de la magia nigromantica todos los cabos sueltos se ataron en su cabeza. Esa era la razón por la que Linker se hallaba tan prevenido, la misma por la que ya no se veía elfos frecuentar los bosques, y sobre todo, la razón por la que las bestias estaban más agresivas que de costumbre. Continúo procesando la información en su cabeza, prestando atención a los movimientos de los acompañantes de la elfa, ya que ella parecía haber acaparado la atención de ambos caballeros. Como siempre, en estos tipos de situaciones, prefirió guardar silencio a menos que su palabra se hiciera completamente necesaria. 

El joven caballero esperó a que su compañero lo alcanzara, y luego avanzo a su lado elevando su escudo brillante frente a su cuerpo, y elevando la punta de su lanza, listo a cargar contra los desconocidos.

Respetuosamente escuchó las preguntas de su mentor y posteriormente escuchó las respuestas de la elfa, tratando de entender algo de lo que estaba pasando

- No es muy comun que los elfos se acerquen a las ciudades - comentó - y menos que obtengan información de sus habitantes, o que los clérigos los acompañen - completó sin dejar de observar a su alrededor receloso de que la conversación fuera algún tipo de distracción para que alguien los emboscase

Con todo, la respuesta a sus preguntas estaba presente, por lo que miró al sacerdote y le preguntó - Vos confirmais esa historia? Porque tenemos una misión encomendada por el propio obispo, y no creo que sea correcto alejarnos del camino por las habladurías de... de alguien desconocido - intentó evitar el tono despectivo al referirse a la elfa, un ser ostensiblemente inferior

- No me gusta lo que escucho sobre ese lugar, pero nuestra misión tiene prioridad -

El cura, secándose el sudor con un pañuelo sencillo, se adelantó dirigiéndose al caballero.

-"No veo razón para dudar de la palabra de ésta mujer, hermano; ni entieno qué os lleva a dudar de su palabra escuhándola expresarse. ¿Qué ganaría ella con engañar a un cura de parroquia de labradores? Ni siquiera llevo plata encima que robarme. Y los mismos hombres del obispo han contado la historia de que en la captura de la bruja ésta levantó a los muertos para luchar a su lado. Pero, si entiendo bien, ahí lleváis a su antigua aprendiz, como uno de vosotros, ¿por qué no preguntarle a ella directamente, que estuvo presente?"

- ¿Antigua... aprendiz? -La cara de Navief no daba crédito a lo que acababa de escuchar. ¿Denia, una aprendiz de bruja? ¿Acaso esta gente había perdido la cabeza? No era posible que aquella dulce jovencita fuese practicante de hechicería, ¿o sí? ¿Por eso el afán de llevarla a San Ponape? ¿Por eso aquella jugosa recompensa de parte del vicario para que ella aceptara guiar esta comitiva? Su cabeza bullía de un montón de suposiciones, pero no deseaba ser prejuiciosa, por lo que prefirió confirmarlo de primera mano, preguntándole directamente a la muchacha.- Hermana Denia, ¿es cierto lo que dicen estas personas?

Tampoco era que la magia le pareciese algo tan malo, pero si ese poder era empleado para levantar a los muertos de sus tumbas no le parecía nada agradable. La novicia no le parecía ser de ese tipo, por lo que no se inclinaba a pensar nada hasta que ella misma le confirmase algo.

-Celebro que vuestro corazón no albergue duda alguna sobre el buen actuar de los hijos de Dios. Mas permitidme deciros que no está de más ser precavido en los tiempos que corren y que muchos hombres venderían hasta a su propia madre no sólo por un puñado de monedas. Decidme, ¿de qué conocéis a esta mujer para poner la mano en el fuego por sus palabras?, ¿o es que confiáis de todo desconocido que se acerca a vos con la promesa de vencer al mal?

Ulrich respondió al sacerdote. Obviamente su juventud le hacía quizá demasiado inocente y la noticia de sacrilegio a un sacerdote no tendría otra respuesta que la ayuda inmediata. Sin embargo que una elfa se presentase frente a ellos en esos precisos momentos era algo que hacía sospechar a Ulrich más de lo normal.

Entonces se giró hacia Lirio y contestó:

-Si ya disponéis de la ayuda de un sacerdote, ¿qué os hace pensar que requerís también la ayuda de la hermana Denia? Nada comparte con la bruja a excepción de la mala fortuna que le hizo terminar bajo su brazo.

Lirio se había esperado algo, pero aquella recepción tan hostil la sobrepasaba. Sin embargo... no podía permitirse sentirse ofendida.

- El sacerdote no está seguro de tener la capacidad de sacralizar una tierra que ha recibido un mal tan poderoso.

Escucho a Navief y se vio realmente sorprendida, creía que todos los que la acompañaban estaban al corriente de su situación. asintió a Navief -Efectivamente, lo que dice esta mujer es cierto, mi maestra.... no puedo negar que era bruja, pues después de lo que vi.... pero a mi me crió y me cuido bien, no  puedo hablar mal de ella, no me enseño magia negra, si es lo que os preocupa, pero según el obispo estoy tocada por ella, de ahí el ritual al que vamos de camino- luego miro a los caballeros -Supuse que todos los de esta comitiva conocían toda esta información, por eso no creí necesaria repetirla, no ocultaría algo así- luego volvió a mirar a Navief -Lo siento mucho señorita que no os hayan informado-

Miro a la elfa y luego al sacerdote -Sir Ulrich, yo confío en estas buenas gentes, su aura es limpia y pura, no creo que hagan ningún mal purificando el lugar donde nací y me crié, lo que no se es en que puedo ayudar-

- Pues si el sacerdote no puede, no se como podríamos ayudar nosotros - contesta el joven caballero antes de escuchar la historia de Denia.

Tras sus palabras, mueve su cabeza arriba y abajo, en un claro ademán de asentimiento, que demuestra que comienza a comprende la enormidad de la misión que les han encomendado "Entonces ese es el rito por el que debe pasar la novicia. Y por eso debemos ir a ese lugar tan remoto" se plantea antes de insistir

- NO creo que ninguno de nosotros tenga más poder que un sacerdote consagrado - insiste, sin siquiera suponer que su protegida es mucho más poderosa que muchos clérigos - Y tengan el aura que tengan... - añade sin saber exactamente a que se refiere Denia - ... nuestra misión es clara, llevaros a San... eh... a vuestro destino... - se corrige, reacio a compartir información con desconocidos - ...lo antes posible. Así que aunque pudiéramos ayudar, que lo dudo, no deberíamos interrumpir nuestra jornada -

Tras pensarlo un momento, agrega - Si a solo unas horas de salir, ya queremos salir del camino, no quiero pensar que se os ocurrirá cuando pasen unos días. Excepto que Sir Ulrich opine lo contrario creo que debemos continuar lo antes posible y olvidarnos de esas historias élficas -

Al parecer los demás de la comitiva estaban enterados plenamente de aquella situación, lo que le hace suponer que aquella información estaba en la carta que los caballeros habían recibido y que a sabiendas habían omitido para con ella. Por supuesto que haber sido excluida de semejante conocimiento la descolocó y en seguida frunció el ceño. Sin embargo no comentó nada, porque no era el momento adecuado para hacer reclamos.

-Decidid pues si iremos con estos caballeros o no, para poder saber a qué atenerme. -Dejo en manos de los caballeros aquella decisión, puesto que no tenía nada que ver con ella, y además se sentía lo suficientemente iracunda como para dudar de su criterio en este momento.- Pero hacedlo rápido, porque el tiempo avanza y en unas cuantas horas tendré que comenzar a buscar el lugar idóneo para pasar la noche.