Partida Rol por web

Andet irrumpió en la disputa que estaban teniendo Eva con Lord Ernest con su voz melodiosa, constrastando con las severas acotaciones de aquella mujer.

-Sabias son vuestras palabras, efectivamente, Lord. Sabias y cautas.- pausó un segundo, asegurándose de atraer su atención -Sabeis que un grupo de cinco desconocidos, aunque puedan parecer, de seguro perecerán en combate abierto contra una horda de enormes y furiosos gigantes. Eso no lo niego.- Expresó respetuosamente.

-Sin embargo, buscamos por ahora valiosa información, que permitirá a los señores de ambos poblados tener los ojos abiertos y decidir.- Ahora cambió su expresión, pareciendo más confiado y seguro que antes. -Os prometo que iremos a buscar aquello que vuestros exploradores le han negado al perecer en tal peligrosa tarea y saldreis mucho más beneficiado que teniendo algunos defensores extra en vuestros muros-

Que veníais de parte del Warden de Fallcrest era algo que Andet ya había anunciado, pero Ernest tomó la reiteración de Eva como una afirmación de que era Lord Markelhay quien apadrinaba al grupo de aventureros que tenia delante suyo.

-Puedes que las ciudades ya no estén tan bien comunicadas como con el imperio ... pero no somos tan necios.

-Markelhay apenas tiene hombre para defender su ciudad, menos aún para mandar ayuda a las ciudades vecinas. Su familia no lo hizo cuando los Bloodspears arrasaron el valle ... ¿por lo que lo hará ahora con los gigantes?

La conversación hacia que loa allegados de Lord Ernest miraran la situación con cierta preocupación. Estaban hablando de arrasar ciudades al fin y al cabo.

Andet irrumpió en la disputa que estaban teniendo Eva con Lord Ernest con su voz melodiosa, constrastando con las severas acotaciones de aquella mujer.

Las palabras de Andet sonaban mucho mas interesantes a los oídos del noble y permaneció en silencio mientras sospesaba las posibilidades. 

El valle de nentir es tierra fronteriza ante lo inexplorado y peligroso del mundo. Durante el imperio de Nerath, el valle floreció gracias al comercio, etc ... pero cuando el imperio cayó las cosas cambiaron bastante, por suerte el valle mantuvo la compostura ante la caída del imperio por que estaba lejos de las batallas centrales del reino.

Sin embargo todo se fue al garete cuando los orcos (Bloodpsears) bajaron de las montañas y arrasaron con el valle que se quedó a dos velas al intentar pedir ayuda a lo que quedaba de Nerath. 

Los orcos arrasaron con todas las ciudades antes de pelearse entre ellos y desaparecer. Desde entonces las ciudades se han reconstruido y han intentado florecer de nuevo, pero las cosas no están para tirar flores (y de hecho Fallcrest aún no tiene ni todas las murallas reconstruidas).

Su compañero era un maestro de las palabras, sabía el valor de cada una de ellas y por su parte solo pudo añadir una sonrisa sincera y dulce.

-Coincido con mi compañero. Para mi sería un placer ayudar a sus tropas pero creo que sería de mas valor para todos siguiendo con el grupo. Le estaría agradecida si nos presta algún hombre para que nos muestre el camino de ser posible, por mi parte le prometo volver para informar. Esto podría salvar muchas vidas, es en los momentos de adversidad cuando la gente debería estar mas unida.

Dayereth viajaba con los demás, aun preocupado por las palabras del Torriano. A pesar de todo, cuando alcanzaron Winterhaven, se pudo dar por hecho que los avisos no eran fabulas. Los cuerpos de los agresores y de los defensores por doquier, la ruina se había cebado con la villa de Winterhaven.

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Los sucesos se alocaron cuando alcanzaron a hablar con el Lord Padraig. Mientras escuchaba la conversación de ambas partes, sin saber bien en que momento podría interrumpir, su cabeza y sus pasos le llevaron a los cuerpos de los caídos, aquellos ogros, gigantes que aún no habían sido incinerados para ver si descubría algún símbolo, o insignia de quien podría estar reuniendo a tan dispar grupo de bestias.

No llevan símbolo o insignia.

Lord Enrnest continua con su diatriba interna hasta que finalmente habla. Aunque no parece muy convencido de sus propias palabras.

-Mañana un montaraz os acompañará hacia las montañas de Stonemarch y a los picos Cairngorm, donde se preparan los gigantes que nos azotan.

Después de eso parece dar por terminada la conversación mientras se gira hacia sus hombres para continuar dirigiendo la reconstrucción y fortificación de la ciudad.

Mientras impartía las bendiciones de Amaunator, el Monseñor Iannes iba peregrinando sus palabras y devociones a los que quisieran escucharla. Esto daba serenidad a el, y paz espiritual aquellos que eran tocados por sus palabras.

-Mañana un montaraz os acompañará hacia las montañas de Stonemarch y a los picos Cairngorm, donde se preparan los gigantes que nos azotan.

Complacido por la respuesta de Lord Ernest, Andet le respondió con una profunda reverencia, sin embargo tuvo que tragarse las palabras de agradecimiento. Sin realmente aparentar más que un contratiempo, el mago esperó que el gobernante se alejara para retomar la palabra con sus compañeros.

-Bien, por lo pronto alguien de la región sabrá llevarnos por los senderos adecuados- no disimuló su sonrisa.
-Antes de descansar, quizá podríamos imitar al buen monseñor y ayudar a estas pobres personas- agregó en un tono menos jovial. 

Mañana un montaraz os acompañará hacia las montañas [...]

De acuerdo. - Es todo cuando tengo que añadir.

Antes de descansar, quizá podríamos imitar al buen monseñor y ayudar a estas pobres personas

Miro a la gente de mi alrededor, preguntándome que podría hacer por ellos ... mas bien poco.

De reojo me fijo unos instnates en el hombre santo. Ocupándose de los heridas de la gente, incluso de aquellas que no se ven en la piel, pero duelen igual. Percibe el dolor ajeno y lo hace suyo, liberando de la carga a los desesperanzados. Y todo ello con una naturalidad que me choca.
Veo unos ojos clavados en mi. Es un hombre asustado que acaba de perder un brazo. Me mira directamente como pidiendo algo. Quizás solo es ayuda, una sonrisa o una promesa de que todo saldrá bien. Pero lo único que puedo ver en esos ojos es una mirada acusadora. Aparto la mirada.

En poder en bruto que corría por mis venas parecía estar mas destinado a provocar la destrucción que me rodeaba, que no a remendarla. - Voy  ver si encuentro un lugar donde podamos descansar. - Miento sin reparos a mis acompañandes para poder alejarme sin tener que dar mas explicaciones. Poder perderme entre esas calles, las murallas y la gente.

Os pasáis el resto del día ayudando la gente o buscando un lugar donde descansar. Sin embargo la mayoría de posadas se han convertido en centros de acogida temporales para los heridos y hay pocas camas libres que puedan servir al grupo de aventureros.

Lo que significa que tendréis que buscar acogida en una casa (a cambio de algo de dinero) que tenga el suficiente espacio para vosotros, repartiéndoos por varios lugares.

El día pasa lento pero el trabajo no escasea para aquellos que no quieran estar sentados. Limpiar escombros, reconstruir muros, mover cadáveres y darles sepultura o cuidar a los heridos.

Cuando cae la noche lo que mas os llama la atención es los cueros que empiezan a sonar arriba en las montañas que hacen sombra en el valle. Por un momento teméis pensar que son el preludio de un ataque, pero vuestros anfitriones pronto os aclaran que los gigantes de las montañas llevan ya varios días haciéndolo ... nadie sabe si es para comunicarse entre ellos o para sembrar el terror entre ellos.

Si es lo segundo, parece que es efectivo, pues el continuo sonido de las cuernos recordando los ataques recientes y por venir son suficientes para ablandar el mas fuerte de los espíritus.

Cuando sale el sol el día empieza temprano en Winterhaven, con todo el mundo volviendo rápidamente a sus tareas ... si es que han dejado de trabajar en algún momento.

El montaraz os aguarda junto al capitán de la guardia. Parece estar a punto para el viaje.

El hombre no parece tener cara de muy buenos amigos ni haber dormido bien desde hace bastantes días.

-¿Estáis listos?- Pregunta de forma casi formal.

-Mi nombre es Craig. No se quienes sois ni vuestras capacidades ... pero como haya problemas allí arriba, no esperéis que os salve el culo-

Andet había intentado ayudar como podía, pero no era un mago que hubiera aprendido hechizos y rituales que sirviesen para transportar herramientas, materiales o hacer cualquier otra cosa útil que ayudara en reparaciones o preparativos de defensa. Lo suyo era más sútil, tenía que ver con las mentes y ánimos de los seres vivos.

Finalmente, antes de ir a dormir, estuvo contando historias y fábulas con finales alegres, dónde los protagonistas salvaban el día y vengaban el daño que había sufrido. Para eso si servía, era capaz de crear, inventar, llenar una historia de teatralización. Muchos niños que no podían ser cuidados por sus padres o tutores se quedaron alrededor de él, escuchando con sus ojos abiertos de asombro. Lo mismo muchos heridos que no necesitaban atención constante pero tenían el espíritu quebrado, al menos rieron y se emocionaron con los cuentos.

Tras despuntar el día, el hechicero estaba listo para explorar las peligrosas montañas.

-Mi nombre es Craig. No se quienes sois ni vuestras capacidades ... pero como haya problemas allí arriba, no esperéis que os salve el culo-

-Un gusto, me llaman Andet. Vuestro lord nos ha encomendado su presencia como guía en estas moentañas, y creo que hablar por el grupo entero al decir que no esperamos nada más de vos- Respondió con un tono neutro y apagado, mientras revisaba los aparejos de su montura y se disponía a partir con buen ánimo.

El día se me hizo largo, tedioso y no tardé en huir buscando la tranquilidad de los alrededores.

Regreso cuando ya empieza a oscurecer para encontrarme a Andet entreteniendo a la gente. Es un excelente narrador, cautivando con sus palabras a todos los que pasan por aquí. Yo no voy a ser la excepción. Me mantengo lejos del núcleo y la gente, donde su voz me llega como un tímido susurro. Desde allí me dejo llevar por las historias sin ofrecer resistencia. Estoy cansada y me duele la rodilla. No quiero luchar. Esta noche no.

...

No se quienes sois ni vuestras capacidades ... pero como haya problemas allí arriba, no esperéis que os salve el culo

Estamos de acuerdo. - Digo en pocas palabras - Llévanos lo mas cerca de esos gigantes que puedas. Necesitamos ver a que nos enfrentamos.

El montaraz no dice nada mas y empieza a encarar el camino hacia la montaña.

Poco después ya estáis caminando entre las rocas, a veces a pie otras a gatas mientras parece que el hombre os lleve por el camino mas difícil de toda la montaña y el clima se va tornando cada vez mas frío y hostil.

Aunque por difícil que sea dicho camino no se puede negar que estáis ascendiendo a un ritmo endiablado (y cansino).

En el momento que el camino se empieza a complicar, y no tarda mucho, tengo claro que tendré problemas. Entre orgullo y resignación, aprieto los dientes cuando el cuerpo me falla por enésima vez. Obligándome a hincar la rodilla para no caer ladera abajo.

Y es que desde ayer por la tarde, la pierna izquierda y la baja espalda me están doliendo de manera endiablada. Y aunque el dolor para mi se a convertido en algo tan natural como respirar, me impide moverme la soltura suficiente para seguir al maldito montaraz, que trepa por las rocas como su tuviese 8 brazos y 5 piernas.

En silencio maldigo tu nombre y trato de volver a ponerme en pie, apoyándome en el tronco helado de un viejo pino.

La marcha estaba siendo acelerada y la cuesta agotadora, pero lo compensaba con buen humor y entusiasmo, por no decir que era una trotamundos acostumbrada a buenas caminatas. Su convicción le daba fuerzas a cada paso pues estaban haciendo lo correcto, aunque su misión original empezara a bifurcar en otros objetivos.

Por otro lado Krew parecía disfrutar de sus horas de libertad, pero a costa del desgate del grupo. Aunque su trabajo era el de avanzadilla de vez en cuando se posaba en alguna rama cercana para esperar al grupo y sonreír de forma maliciosa, como burlándose de su desgracia.

La situacion cambio al dia siguiente. Con el montaraz que les habia sido asignado, comenzaron sus investigaciones. El camino a recorrer no era sencillo, y el esfeurzo era bastante alto para todos ellos.

El clima del lugar tampoco acompañaba, por lo que el frio y la humedad comezn oa calar en sus huesos, pero a pesar de ello, el eladrin no se dejaria vencer por aquellas adversidades.