Partida Rol por web

-No perdamos tiempo entonces ...- Ruge rrowthar mientras su mirada continua clavada en el ultimo guardián.

Con un gesto de mano se vuelve y os indica que lo sigáis.

Cuando el patio volvió a estar en paz, el calvo hechicero observó su mano y sus brazos. Las heridas habían sido cerradas por la gracia divina y sus ropajes estaban entretejidos con potentes hechizos que los hacían casi irrompibles, sin embargo la sangre que había manado de su cuerpo no se había limpiado y estaba formando costras, acumulada en su piel y bajo sus uñas.

Se sentía incómodo, sucio, humillado. Era evidente por la situación que no serían los únicos enemigos, no habían sido llamados allí por Obanar para descansar y acicalarse.

Chasqueó la lengua e inmediatamente pasó a mostrar un rostro de alguien listo para continuar el combate. Fingir era su especialidad, montar la escena que los otros verían algo natural.

-No os preocupeis- respondió al antiguo señor de Argen, su voz denotaba gran seguridad.

Se desmpolvó la amplia túnica con un golpe rápido y se dirgió tras Rowthar.

Aun un poco aturdido por el debate mental que ha mantenido para si como del pedrusco que recibio, miro a sus compañeros y a su herida.
Bien, no hay tiempo perder, llevanos pues a la zona.

Cuando todo hubo pasado se llevó la mano a la frente, para despues sujetarse el hombro. Tendría un buen moratón por unos días, pero no se lamentaba más del dolor que por lo poco que había contribuido a eliminar la amenaza.

Se acercó al estanque y comprobó el reflejo, un reflejo que abarcaba toda la ciudad desde los cielos, como un mapa perfecto. Cansada asintió, debían partir cuanto antes y no pensaba quejarse ni ser mas una carga para el grupo.

-Expulsaremos a los invasores sin importar que.

Me arranco la máscara de la cara para revelar mi rostro empañado de sangre fresca. Inspiro profundamente hinchando el pecho de aire fresco, como si hiciese rato que no lo hacia. Dedico un vistazo a mi alrededor con los ojos aun incandescentes, evaluando los destrozos y las pérdidas. ... A pesar de todo, no ha ido nada mal.

Sin embargo aun no hemos acabado. Queda trabajo por hacer, pues mas puntos de la ciudad se han visto comprometidos. Rowthar no mentía cuando urgía pidiendo ayuda. Sin decir una palabra, observo la máscara con hastío unos segundos antes de volver a cubrirme con ella y disponerme a seguir al grupo.

Abandonáis el patio de entrada de la ciudad (Zona 2) para adentraros por unos jardines que rodean un altozano que se eleva en el centro (Zona 3).

En el, un lago de aguas plateadas ondean gentilmente mientras los rayos de luz parecen encontrar siempre un hueco para reflejarse en sus aguas.

El lago parece nutrir un río que desciende hacia el sur de la ciudad. El jardín en si está bien cuidado y es hogar para toda clase de pajarillos y pequeños mamíferos de todas las descripciones.

Una torre solitaria domina el lago en la parte noroeste. 

Finalmente llegáis al sur-este de la ciudad (Zona 11), de todas las casa que podeis ver en la ciudad, este barrio parece ser el mas descuidado y decrepito de todos.

Parece que los edificios de este lugar sean los menos conservados y en muchos casos no son mas que ruinas o edificios sin tejados que han perdido toda utilidad posible.

El tiempo no ha sido muy gentil en esta zona.

En medio de sus calles el torriano frena su paso y empieza a mirar con mas cuidado cuando pasáis al lado de una desgastada estatua de un minotauro que antecede a una pequeña plaza.

-Id con cuidado, debería ser por aquí- Comenta con voz ronca.

Dayereth y Iannes se percatan que en medio de la plaza hay un agujero en medio del aire, una grieta de algún tipo que palpita con energia elemental.

La ciudad era hermosa, a su manera y en su momento, que no era precisamente este. Aunque siguiendo los grandes pasos del torriano no da para muchas contemplaciones. Menos aun cuando descubrimos una grieta sobrenatural en aire. Un portal, sin lugar a dudas.

Aprieto los dientes tras la máscara, y empiezo a dejar que la ira fluya a mi alrededor, en forma pequeñas y danzantes llamaradas.

Aún bajo asedio, la legendaria ciudad parecía irradiar un aura de paz, una cierta armonía que le ponía al mago la piel de gallina.

-Las situación no es lo que aparenta, lo peor es lo que no hemos presenciado o lo que el señor de la ciudad aún no nos ha dicho- masticó mentalmente mientras seguía al leonino senescal a través de plácidos jardines.

Cuando llegaron al vecindario abandonado, las distorsión espacial llamó la atención de todos. Era un momento exacto para que desde aquello se desatara el caos... nuevamente.

Andet decidió ser proactivo, no estaba seguro de cuanto tiempo tendrían antes de que comenzaran a surgir invasores. Murmuró un sútil encantamiento y su cuerpo comenzó a fundirse con las piedras grisáceas que abundaban allí. Con presteza se movió entre las ruinas, cerrando la distancia que había con aquel fenómeno. Había decidido estudiarlo, quizá un sortilegio que había memorizado aquella mañana le serviría con ese asunto.

Iannes empezo a mirar a ver si veia algun inicio del enemigo, por el caos que podrian haber provocado.
Veis algo compañeros?

No consigo percibir nada mas que la grieta en el mundo ... pero el instinto me dice que hay algo mas que prefiere mantenerse escondido. Sin decir una sola palabra, de repente mis ojos ya de por si ligeramente resplandecientes, empiezan a brillar con renovada intensidad.

Viendo el mundo de otra forma, observo a los alrededores. Andando con cautela empiezo a moverme por entre las runas.

No estaba segura de lo que ocurría en aquel momento, pero tras ver la grieta en su mente se dibujó el portal que ellos mismo cruzaron para llegar. Era probable que tropas enemigas atravesaran el umbral mágico para invadir la ciudad.

Imitó a sus compañero ilusionista e invocó su hechizo de camuflaje, transformando su cuerpo en un objeto vaporoso traslúcido que filtrara la luz. No era una invisibilidad perfecta pero era mejor aquello que ir de frente con su vestido escarlata.

Dayereth caminaba junto a los demás por la ciudad en busca del destino que les marcaba el Torriano. A pesar del silencio que notaban, la sangre le hervía en previsión de mas enfrentamientos.

La sorpresa se hizo llegar en forma de portal de transporte o similar en medio del lugar que debían atravesar.

El eladrin se desplazo y desde una posición trato de ver algo que pudiera ayudarle, rastros o similar que salgan de la grieta y se dirijan a algún lado.

- Rrowthar, ¿debemos cruzar por aquí o hay alguna otra senda que nos lleve al destino? -  Le pregunto antes de avanzar.

Cuando Eva avanza junto a la pared, sus sentidos la avisan del movimiento ... un emboscada!

Los montones de piedrecitas cobran vida por el campo de batalla, enormes moles de magma prenden fuego y emanan calor con rabia y las ordenes de una giganta restallan empujando a los monstruos a atacar.