Partida Rol por web

Andet se encontraba de pie junto a la malformada muralla de troncos, su cuerpo era prácticamente imposible de distinguir de tal construcción.
En cuanto el elfo le hizo señas para avanzar, el hechicero juntó ambas manos con suavidad. Sabía que no todo saldría bien, y estaba dispuesto a esperar a último momento para provocar alguna distracción que evitase conflictos innecesarios.

Karún ve que sus compañeros van avanzando cuando ve el fuerte desnivel que hay ante él. Muchas veces ha trepado peores escarpados y nunca le ha pasado nada... hoy no debería ser diferente.

Pero sí. Nada más intentar subir tropieza por el escarpado y se arrastra por el suelo. Eva se tapa la cara con una mano, no hay peor visión que un elfo torpe. Andet se acera a su posición, él puede trepar con sus utensilios, como lo hiciera horas antes en la muralla de la ciudad. 

Karún coge su cuerda de la mochila y se la tiende a Andet con claras muestras de desánimo: Toma. Ya que mis piernas han decidido traicionarme deberás ser tú quien nos ayude a subir.

Yo me encargo de eso. - Agarro un cabo de la cuerda de Karún para empezar a trepar con cuidado y sin prisas. Una vez arriba, me afianzo con los pies clavados al suelo y agarro la cuerda para que los demás puedan trepar por ella.

La larga caminata esta empezando a dejar mella. Me duele la cadera y a cada paso noto un agudo dolor punzante que penetra hasta el fémur. Observo el desnivel, con aprensión y un mohíno de desagrado. La ladera se ve traicionera y repleta de guijarros que ofrecen una falsa ilusión de solidez. Amenazando con desgranarse en el momento que se apoye el pie.

Aguardo pacientemente a la cuerda para ayudarnos a subir.
Espiro con fuerza y hastío, a modo de queja silenciosa y con un gesto cansado y ferragoso, me agacho para agarrar el cabo libre del suelo. Vamos allá. - ¿ Listo ? - Pregunto sin mirar arriba y aguardo a la señal del guerrero antes de empezar a subir.

Llego junto el eladrín antes de darme cuenta. Con un tirón, cuatro de zancadas y casi me choco con su cuerpo. ¡Joder!. Mascullo bajo la capucha. No ha sido para tanto. Sin darme la vuelta tiro mi cabo de la cuerda abajo, para que pueda servir al siguiente. Luego dirijo mi atención al otro lado. Guardando de que nadie nos sorprenda mientra el resto trata de subir.

El clerigo mira la cuerda y la altura No estoy hecho para esto.... no estoy hecho para esto, los designios de Pelor son extraños.

Iannes empieza decidido, pero al parecer es mas una prueba de fuerza que de fe, y sus manos resbalan....

El mago se mantuvo quieto, paciente, como un gato que acecha a su presa. Hasta que todo el grupo hubiese subido, para luego seguirlos sin decir ni una sola palabra hasta la otra puerta.

Átesela para estar más seguro monseñor... dice el elfo. Luego observa como Eva sube cautelosamente para no haber margen de error en sus pisadas. El elfo, a sus 150 años aún puede aprender... hasta de los humanos. Así que trepa hasta arriba y luego ayuda a sus compañeros con la cuerda.

Las puertas están delante vuestro.

Bien... llegados aquí sólo podemos hacer una cosa... entrar. Karún pega su oreja a la puerta e intenta oir si hay movimiento en su interior. 

El clerigo despues de ser subido de forma tan bochornosa, seguro que Eva tuvo algo que ver, empieza a mirar por si hallaba alguna forma de entrar.

Sera posible la escalada?

Dime Dayereth, si pudiese ver por el resquicio de la puerta si lo hubiera, podrias teletransportarte dentro?

En silencio me inclino para masajearme la rodilla dolorida, mientras observo las puertas que se levantan delante de nosotros. Debe de ser aquí. Si la intuición no nos fall... Joder. Refunfuño al notar un hilo de sangre caliente bajando por la pantorrilla, por el interior de la pernera.

Niego con la cabeza a las palabras del hombre santo. La puerta esta abierta. Es obvio que no esperan intrusos hasta este punto.- Vamos. - Ordeno con voz imperativa - Andet, Karun. Vosotros por delante. Con sigilo y discreción. Si la cosa esta despajada, seguimos los demás.

Me parece lo mas sensato Eva, pero por Pelor, id con cuidado.

Podría haber trampas. Id con cuidado. - Advierto mientras me aparto hacia un lado de la puerta, dejando claro que cedo el paso a gente mas experimentada ese campo. Desde ahí, esperaré a ver si hay peligro alguno para seguir hasta la siguiente puerta.

Karún avanza con mucha cautela... de vez en cuando se gira hacia sus compañeros por si hacen algún ruido, siquiera una respiración demasiado profunda puede alterar sus sentidos cuando están concentrados al 100% en detectar cualquier peligro.

Mira a sus alrededores, husmea el ambiente, toca las paredes con la punta de las yemas de sus dedos. No es un experto furtivo, pero si sus habilidades y su condición racial pueden ayudar al grupo no debería desaprovecharlo. 

El mago asintió ante los consejos dados por Eva, lo único que podía verse bajo su capucha era su nariz y su boca, que sonrió enigmáticamente mientras se deslizaba en la enorme construcción. Aquellos muros y macizas puertas lo hacían sentirse como un ratoncito. Pero a diferencia de amedrentarlo, eso le daba más coraje, pues le sería más sencillo esconderse si las cosas se ponían complicadas.

La habitación era más bien pequeña para lo que esperaba, y otra puerta les cerraba el paso delante. Se acercó junto al elfo de comportamiento militar y se encaramó a la pared, escuchando.