Partida Rol por web

Karún vio que el "coco" del grupo intentaba entrar por la boca del monstruo sin éxito, no... no será él quien lleve a cabo tan ardua tarea, eso me corresponde a mí. Luego miró la cuerda y gritó a su compañera, que estaba arriba mirando a los demás sin mover un sólo músculo. ¡Eva! Por favor, desata la cuerda y déjala caer. La usaremos para atarme y entrar a sacar a Dayereth. 

El estado de clérigo era lamentable para intentar bajar por la cuerda y busco una forma se segura de bajar.

Karun consigue meterse por la desagradable traquea del Behir, llegar a Dayereth y sacarlo de una pieza (maltrecha) al exterior. Su cuerpo inerte da muy mal auguro, pero el mago consigue estabilizar sus heridas y que este recobre la consciencia.

Un poco exhaustos por el combate, finalmente os podeis sentar a recuperar el aliento.

Os dais cuenta que la figura fantasmal de Obanar os observa desde las murallas con expresión de preocupación. La imagen flota hasta vuestra posición donde murmura algo al ver el estado de Dayereth.

-Hemos logrado parar el asedio.- Dice en un tono que no invita a la celebración.

-Pero no significa que podamos descansar ... tenéis que seguir las lineas de distribución de los gigantes y llegar allá donde estén sus lideres. Ellos tienen la pieza divina que robaron de la bóveda de Argén.-

-Es imperativo que la localizáis y descubráis quien ha instigado esos ataques antes de que le perdamos la pista.-

Se hará tal como pedís mi señor. dijo Karún, acto seguido miró hacia todos los lados, hizo una reverencia a la figura de Obanar y se alejó un poco, subió a un montículo y miró a su alrededor en busca de rastros. 

Abro los ojos con pereza, para acabar sacudiéndome en una arcada, escupiendo cantidades abundantes dela masa pegajosa que me cubre por completo. No es hasta toser varias veces que me veo rodeado de rostros amigos y con eso ya me hago una idea de lo ocurrido.

Me pongo en pie a pesar de los esfuerzos que requiere, para poder acercarme a las murallas y reposar la espalda en la roca tallada. - Al final ha sido mas duro de lo que parecía. - Sentencio, ignorando u omitiendo las palabras de la ilusión.

La desesperación de aquellos últimos segundos fue demasiada. Andet tenía una deuda que cumplir y no podía dejar que muriese allí su camarada.
Por fortuna, el elfo poseia una destreza excelsa y pudo sacarlo rápidamente del estómago del cadaver.

- Gra-gracias... Karún - la voz temblorosa de Andet daba cuenta de lo que tenía en frente: el cuerpo de Dayereth parecía más pálido aún de lo que acostumbraba y por sobre todo, no respiraba.
El mago abrió los ojos como plato, no había tiempo de esperar al monseñor, experto en ayudar a los demás. Tenía que usar aquello que había visto alguna vez en sus tantos viajes.

Una gota de sudor frío resbaló por su frente cuando guardó sus implementos y apoyó ambas palmas abiertas sobre el pecho del guerrero. El contacto fue viscoso, una mezcla de sangre y otros fluidos que no pretendía reconocer.
- Ahora debería presionar fuerte, una y otra vez... - se dijo a sí mismo.

Lo hizo una vez... nada sucedió. El rostro de Dayereth parecía hundirse aún más en las sombras. El humano tragó saliva y continuó.

La segunda vez fue respondida con un sacudón de la caja toráxica del eladrín, el cual escupió varias veces y comenzó a respirar.
Andet hizo un paso hacia atrás para darle espacio, intentando disimular el susto que se había llevado con una sonrisa.
- Has vuelto de entre los muertos... je - tomó su túnica y se secó el sudor. El combate lo había agotado, había tenido que exprimir su cerebro al máximo, había usado prácticamente todo lo que era capaz de memorizar de su libro de conjuros y esto último le había crispado los nervios.

-Hemos logrado parar el asedio.- Dice en un tono que no invita a la celebración.

-Pero no significa que podamos descansar ... tenéis que seguir las lineas de distribución de los gigantes y llegar allá donde estén sus lideres. Ellos tienen la pieza divina que robaron de la bóveda de Argén.-

-Es imperativo que la localizáis y descubráis quien ha instigado esos ataques antes de que le perdamos la pista.-

La imagen de Obanar no había llegado a decirles que podrían descansar luego de defender la ciudad, tal como él esperaba. No, tendrían que seguirlos. Ser un héroe de la legendaria ciudad era más complicado de lo que parecía.
El ilusionista se incorporó e hizo una leve inclinación ante la imagen del viejo guardián - Partiremos de inmediato -

- Al final ha sido mas duro de lo que parecía. -

Andet se giró para ver a su compañero apoyado intentando recomponerse - Ni que lo digas -

Al poco tiempo se abren las pesadas puertas de piedra y puedo llegar con resto del grupo usando medios mas mundanos y comunes. Me presento con una furiosa expresión y que no invita a ningún conversación amistosa. De pie, con los brazos cruzados sobre el pecho y mirando hacia algún punto muy lejano, por debajo del horizonte.

El behir esta muerto. Las plumas de la última flecha decoran su cabeza como una cresta, mientras la otra punta no llega a asomar por debajo de la mandíbula. El gigante y los ogros permanecen tumbados de cualquier forma por los alrededores como si fuesen un montón de muñecos rotos. Juguetes que algún pequeño dios descuidado ha dejado abandonados por aquí.

¿ Dayereth ? ... esta mal, pero saldrá de esta. Siempre y cuando no tenga que volver a hacerlo. Peor se encuentra mi orgullo. Herido y flagelándose a si mismo. Recordándome una y otra vez que podría haber evitado esto, pero no lo hice. Por intentar salvar al maldito elfo, casi lo pago con su vida. Una mueca de irritación escapa a mi control, y por un instante nada mas, mis labios se contraen enrabietados.

Karun esta baldado y Iannes ha tenido que agotarse hasta la extenuación para mantenerlo entre los vivos. Se le nota en su respiración. Como con el guerrero, no creo que pueda volver a hacerlo. No. Tampoco podrá resistir otro encuentro igual.

Andet a penas ha recibido. Si, claro. La marca parcial de una leve quemadura eléctrica aun se aprecia con facilidad en su cuello, pero nada por lo que deba preocuparse.

Yo ... ni un rasguño. Sonrió entre divertida y cabreada, muy cabreada, con esa irónica idea.

Pero no significa que podamos descansar... 

No vamos a descansar. Digo con firmeza ... ¿ o solo lo he pensado ?

Es imperativo que la localizáis y descubráis quien ha instigado esos ataques antes de que le perdamos la pista.

Bien. - Esta vez si lo he dicho en alto. - Hoy aun tiene que morir mas gente. Veamos de que bando.

Has vuelto de entre los muertos... je

Tosiendo un par de veces mas, sacudo la mano como quitándole importancia. No es la primera vez y espero que tampoco sea la última. - Lo se. *coff* ... ¿ Hemos tenido alguna ... - Vacilo incapaz de decir lo que temo preguntar. Por ello en lugar de esperar la respuesta, miro a los presentes y hago un rápido recuento de los aliados.

Karun da un vistazo preliminar y es fácil ver que se dirigen hacia el sur.

Karún se tranquiliza al ver que el eladrin está mejor, pero su misión de proteger la ciudad prima por cualquier otro interés, asi que se dispone a seguir a los gigantes a distancia prudencial.

¿ Hemos tenido alguna ...

No. Solo algunos golpes, quemaduras, cortes, los pelos de punta y una imperiosa necesidad de un buen baño. - Respondo con terquedad, apartando ligeramente el rostro del olor a babas y tripas que desprenden Dayereth, Karun, e incluso Andet. - Pero las habrá si no nos andamos con mas cuidado y dejamos las estúpidas heroicidades para otro día. Esta vez vamos a ser nosotros los atacantes, perdiendo la ventaja de la lucha en casa.

Y esta vez sin cojera alguna, retomo la marcha siguiendo al elfo con prisas para morir.

Abandonáis la seguridad de Argen para viajar entre las montañas.

Las dos primeras millas de viaje son sencillas, los gigantes ogros y elementales de la zona están desorganizados y desperdigados debido a la derrota en la muralla y no están para divisar al pequeño grupo de héroes. Sin embargo, una vez pasadas esas tropas vuelve una cierta tranquilidad en el camino.

A la quinta milla entre el paisaje rocoso (aunque con abundancia de arboles y vegetación) atisbáis una patrulla de gigantes que os puede llegar a bloquear el paso.