Partida Rol por web

Sin poder contar más por hoy con el favor de la Diosa en su ataque, Mosest trató de golpear a la gárgola sólo por sus propios medios.

El paladín lanzó otro frustrante golpe al monstruo. Se hacía evidente que las armas que no eran mágicas tenían que ejercer una gran fuerza y causar daños bestiales para pasar la protección de la criatura. Sin embargo aquellas que estaban dotadas de algún tipo de poder arcano parecían alcanzarla sin mayor problema.

El pequeño druida volvió a azuzar a su montura para que atacara - Vamos Remo, vamos! - se lo escuchaba murmurar mientras el se mantenía sobre la misma. Sin embargo, el fiel mastin no fue capaz, esta vez, de morder la dura superficie de la gárgola, con lo que gruñó contrariado, muy poco orgulloso de no poder cumplir los deseos de su amo.

La maga puso el dedo en el gatillo de la ballesta, pero de repente se le ocurrió una idea...sí.. quizás funcionara. retiró el dedo y apuntó con la luz mágica que emitía la ballesta a los ojos de la gárgola intentando deslumbrarle.

Arthedain, que ha aprovechado los instantes de impasse en el combate para estudiar los movimientos de la gárgola, mueve el cuerpo hacia un lado atrayendo la atención del monstruo mientras que su espada, como si tuviera vida propia, se dispara hacia el contrario en un tajo poderoso que impacta a la gárgola haciendo que salten chispas eléctricas al descargarse el conjuro que llevaba embebido.

Mamma Briggite intentó apuntar con la luz de su ballesta a los ojos de la gárgola, pero desde esa distancia la acción no obtuvo ningún resultado. Bastantes problemas tenía el monstruo con el grupo que la rodeaba como para preocuparse de la luz de un arma distante.

Sin embargo en ese momento Arthedain dio una finta que encontró un punto libre en el flanco del monstruo. Al mero contacto del arma con la piel de piedra un sinfin de descargas eléctricas rodearon a la criatura. El resto del grupo se apartó un tanto sorprendido por el espectacular efecto.

La gárgola lanzó un lastimero aullido y cayó de rodillas. Por un momento se tambaleó de un lado a otro y el grupo se tuvo que apartar para dejar que se cuerpo se desplomara por fin sin vida en medio de ellos.

- Que lugar tan maravilloso éste...

-¡Quiero una espada mágica! - dijo Mosest enfurruñado como un niño pequeño.

- Bien! Lo conseguimos - Rómulo está orgulloso de la tarea que el grupo que el "lidera" ha llevado a cabo - Esta claro que juntos somos imbatibles - asegura convencido - Ni un poco de daño... solo unos rasguños en Remo que no parecen serios. Supongo que debemos seguir por allí - señala a la puerta que se ve al otro lado de la habitación.

- Gaius, crees que podrás abrirla? - pregunta curioso - No me gustaría quedar encerrado en este lugar -

- Espera, quizás allá algo más que no se ve a simple vista – comentó mientras se despegaba de la pared que le había servido como butaca durante el espectáculo – podríamos encontrar algo de “utilidad” -. Gaius estaba contento, volvía a estar en su salsa.

Registró concienzudamente la circular estancia jugando con la posibilidad de hallar alguna cosa valiosa, aunque no albergaba mucha esperanza. En cuanta terminó sus pesquisas se dedicó a lo que su amado líder le había propuesto: la puerta. Confiaba en que abrirla no le fuera a llevar mucho tiempo, empezaba a aburrirse.

Gaius revisó la sala circular en busca de algo que permaneciese oculto a la vista pero, tal y como se temía, aquello no era más que un punto de guardia donde habían instalado a un vigilante mágico. Así que pronto dedicó todo su interés al portón de madera. Nuevamente le extrañó la ausencia de ningún mecanismo defensivo. ¿Pensaba acaso quien había montado todo aquello que la gárgola era suficiente para evitar a los intrusos?

Sin embargo parecía claro: no había encontrado ninguna trampa y aunque a veces eso no significaba que no las hubiese no le quedó más remedio que intentar abrir la cerradura. Los guerreros habían hecho su parte y ahora era su momento. ¡CLICK! No fue complicado. La cerradura era más aparatosa que compleja. Si las cosas están fáciles para entrar será que lo difícil es salir solía decir el viejo Kuth Karan, mítico ladrón asalta-castillos. Por desgracia esas palabras le parecían ahora proféticas al asesino.

La puerta se abrió dejando ver al otro lado una especie de amplio recibidor cuadrado. El techo estaba ahora a un metro ochenta de altura, aproximadamente, y tanto las paredes como el suelo eran de piedras de mampostería. El lugar, de unos viente pies de lado, formaba un cuadrado casi perfecto. De ambos laterales del recibidor salían sendos pasillos de piedra y al fondo, en la pared, había dos nuevas puertas de madera negra, una al lado de la otra separadas por un cuerpo de distancia.

Todo el lugar estaba iluminado por un par de antorchas encendidas situadas en las paredes, una al lado de cada túnel.

El pequeño druida, aún montado, traspasó la puerta y no quiso avanzar mucho más. Simplemente esperó que sus compañeros se le acercasen - Uhmmm... - murmuró - dos pasillos, dos puertas. Supongo que debemos empezar por algún sitio... que les parece por ahí - señaló al pasillo de la derecha antes de continuar - por lo menos aqui hay luz -

El mediano lamentó que el conjuro de colmillo mágico estuviese a punto de expirar. Por un lado, por supuesto, se alegraba de que no hubiera un enemigo inmediato en la siguiente habitación. Por el otro era consciente que después de la concienzuda revisión de Gaius de la otra sala, sumado al tiempo que le llevó al asesino examinar la puerta y saltar el cerrojo de la misma el tiempo pasado hacía que el conjuro fuera inútil más allá de unos segundos tras abrir la puerta.

Bueno, es hora de obrar con inteligencia, esta claro que este lugar se ira extendiendo, y no sería muy logico dejar nada detrás de nosotros que luego nos pueda atacar o sorprender. Examinemos los pasillos antes de seguir por alguna de las puertas-Bhain observó hacia un lado y hacia el otro, se tomo su tiempo, dejo que su vista de enano acostumbrada a la oscuridad intentara ver que había en esos pasillos
Es duro reconocerlo, pero el ataque de esas sombras me ha debilitado mas de lo que creía, si hubiera estado en plena forma, habriamos acabado antes con esa cosa - El enano parecía cabizbajo y de un humor algo mas agrio, acarició su hacha con ternura - no te preocupes, te dare a beber la sangre de aquel que me ha hecho esto, de aquel ha traido a esas cosas a este lugar para protegerlas, veremos si sus conjuros le protegen de mi acero JA JA JA - Su risa tenía un cierto tono cruel, y los ojos del enano refulgieron y en sus ojos se veía reflejado el placer que sentiría al acabar con ese brujo cuando cayera en sus manos

La maga alzó una ceja mirando de reojo al enano que hablaba para sí...o con su hacha. Lo pensó mejor y creyó que verla a ella hablar con un murciélago tampoco resultaría muy alentador. Una sonrisa se dibujo en su cara ante su propia ocurrencia. Se aproximo a sendos pasillos, apartó un poco su capucha, lo justo para que sobresaliera su puntiaguda oreja y colocó su mano alrededor de ella intentando apreciar algún sonido que resultara distinto.

Los demás aventureros fueron penetrando en la sala cuadrada. A diferencia que en su anterior aventura subterránea estos pasillos estaban iluminados por antorchas, lo cual quería decir varias cosas: que eran frecuentados - alguien tendría que cambiar las antorchas cuando se apagaban - y que sus habitantes necesitaban de la luz. No es que fuera la noticia más tranquilizadora de Krilgard, pero por lo menos era un avance.

Los pasillos de izquierda y derecha eran gemelos. A los 60 pies aproximadamente morían en sendas puertas de color negro, de piedra, quizás de obsidiana. Las puertas eran lisas, grandes y de aspecto pesado. Idénticas en tamaño y forma.

Mientras el enano observaba ambos caminos hablando animadamente la nigromante intentó distinguir algo que le llamase la atención en el ambiente. Y sin embargo todo parecía en silencio.

El druida contuvo un momento a su perro y hablo con los presentes - Pues si esas puertas estan cerradas da lo mismo por donde empecemos.. .deberemos volver aquí para revisar el resto. Alguna idea? Sino vamos por allá - sin ningún tipo de fundamentos Romulo elegió el pasillo derecho.

- Decidamos rápido, cuanto más tiempo estemos aquí hay más posibilidades de que pase alguien y nos descubra... después de todo "alguien" se ocupa de las antorchas, así que... vamos? -

El druida comenzó a guiar a su perro hacia donde había decidido cuando se detuvo - Aunque quizás sería mejor que escuchemos a ver si hay alguien tras cada una de ellas. Yo revisaré esta - señalando a la que ya había seleccionado... porque uds no escuchan a través de la otras? Luego decidimos -