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La sombra del Norte

Capítulo 2: Las Quebradas

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29/12/2016, 19:10
Mithdúlin

El último movimiento de la canción concluyó con un racimo de notas que flotaron extrañas en el ambiente poco después de que el espectro hubiese caído, convertido en ceniza y polvo. Todo parecía haber terminado hasta que Dimrod ordenó a Aeth y a uno de los enanos a explorar el exterior de la torre, por si había quedado algún otro peligro. 

Mithdúlin sentía una mezcla de alivio y admiración al ver lo rápido que habían logrado mantener a raya aquella oscura y misteriosa amenaza. Sin embargo, el cansancio hizo mella en el elfo, que dejó caer pesadamente los brazos. Sintió que no debía guardar el arpa y bajar la guardia todavía, pero era una opción tentadora. Se giró para ver si el resto estaban bien y le sorprendió que la joven dama ocultase una daga bajo aquella mirada de determinación. Quiso preguntar, pero prefirió acercarse a la entrada, junto a Aceroamargo y Gramj. Aguzó el oído e intentó escrutar la oscuridad.

 

- Tiradas (1)
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01/01/2017, 18:10
Rossuon Pairaniar

Celebró para sus adentros la victoria del grupo, mas no pudo tranquilizarse. Desconocían si habrían más espectros acechando en el exterior de la torre, o si aún les aguardaba un peor adversario. Rossuon se apresuró hacia sus pertenencias y comenzó a colocarse la armadura. Había sido un gran error haber hecho la guardia sin ella... Un error que había estado a punto de pagar caro. 

El noble se preparó para partir, ayudando donde fue necesario. Era más normal que intentase escaquearse, pese a que los últimos días se mostrase servicial para dar buena impresión, pero en aquel momento sentía la necesidad de mantener ocupada su mente en cualquier nimiedad. Deseaba abandonar la torre, temía internarse en la niebla e intentaba mantener su imaginación al margen. 

Cuando vio la daga en manos de la dama Melyanna se sorprendió, sobretodo al ver el gesto marcado en su rostro. Se preguntó si habría tenido que hacer uso de algún arma a lo largo de su vida y entretuvo sus pensamientos. Era posible que se hubiera equivocado en sus juicios. 

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02/01/2017, 16:49
Aeth Umbradacil

Durante varios segundos contuvo la respiración, contemplando como el espectro se deshacía en una nube de cenizas y polvo. Solo cuando la última voluta se hubo dispersado al viento Aeth respiró tranquilo, casi con ganas de alzar su voz en un grito de victoria. Sin embargo, no tuvo oportunidad antes de que Dimrod señalase lo evidente; aún no estaban a salvo, podía haber otros peligros acechándolos y tenían que huir de allí.

No discutió las órdenes e ignoró a los demás para cumplirlas de inmediato, él mismo también necesitaba saber si había más de esos espectros deseando acabar con ellos, y ahora que sabía que aquellos fantasmas cadavéricos podían ser derrotados le parecía más seguro permanecer junto al resto del grupo que arriesgarse a su suerte en plena noche.

Aeth encendió una solitaria antorcha que le permitiera distinguir algo, la sostuvo en alto, y sin perder de vista al enano que le daba apoyo en la tarea, dio un par de pasos hacia el exterior, forzando la vista en busca de algo que se moviera en la oscuridad.

- Tiradas (1)
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06/01/2017, 22:53
Director

Aeth y Hunkel salieron de la protección de la torre y se adentraron en la niebla atravesando su espesa capa del mismo modo que un cuchillo se hunde en la mantequilla, mientras tanto el resto del grupo se encontraba preparando todo para partir de inmediato de aquel fatídico lugar.

En el exterior todo se encontraba tranquilo, aunque ambos esperaban el ataque de algún tumulario o cualquier otro espectro semejante a los dos con los que habían tenido que lidiar hacía unos instantes. A pesar de que la niebla ya no parecía tan densa, les costó escudriñar algo que tomara una forma solida en sus ojos y que no fueran sombras o siniestras figuras de árboles solitarios sin hoja alguna en sus ramas. No se alejaron mucho, pues temían perderse y no encontrar el camino de vuelta a la torre. Dando tumbos por la oscuridad, apenas iluminados por la antorcha de Aeth, ambos llegaron a la misma conclusión: no iban a encontrar el camino correcto hasta que esa niebla no se disipara.

Rodeando la torre, a poca distancia de ésta, se alzaba una pequeña construcción cuyo techo aparentaba estar cubierto por el propio terreno, como una pequeña loma que se alzara sobre esa tierra baldía. Sin embargo, en su ladera había un marco de piedra que delataba el origen de su manufactura como una construcción humana. La puerta, que debía ser una pesada losa, se encontraba partida en dos y derrumbada junto al hueco de la entrada. En el marco superior de la puerta, también de piedra, se hallaba una inscripción tallada en la roca en un extraño idioma que ninguno de ellos conocía, pero que se asemejaba al que habían pronunciado Aceroamargo y los espectros.

Seo luidh Anacar agus Andil.

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08/01/2017, 23:18
Aeth Umbradacil

- ¡Aquí hay algo! ¡Parece una cripta! - gritó el explorador tanto para llamar la atención de Hunkel como para atraer a los demás mercenarios si eran capaces de escucharlo. En otro momento le habría preocupado ser escuchado por bandidos o más espectros, pero si había algún enemigo cerca era imposible que no hubiera notado ya el ruido de acero contra acero por el combate en la torre.

Aeth tragó saliva. Temía ofender a los fantasmas de los muertos, pero también quería sentía demasiada curiosidad por aquella caverna y era incapaz de pensar en otra cosa más que en las leyendas de los túmulos. Por otro lado no habían encontrado más de aquellas cavernas, y los espíritus que habían enfrentado parecían haberse desvanecido.

- ¿Tienes tu ballesta? - preguntó, después de haber tomado una decisión - Cúbreme - y con la sensación de que tal vez estaba cometiendo el mayor error de su vida, Aeth se adentró un par de pasos en la entrada a la caverna, lo suficiente para poder iluminar el interior con la antorcha frente a él, al tiempo que mantenía su maza en alto, preparada para descargarla contra cualquier cosa que apareciera para atacarlo.

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09/01/2017, 01:37
Director

Aeth y Hunkel salieron de la protección de la torre y se adentraron en la niebla atravesando su espesa capa del mismo modo que un cuchillo se hunde en la mantequilla, mientras tanto el resto del grupo se encontraba preparando todo para partir de inmediato de aquel fatídico lugar.

- ¡Aquí hay algo! ¡Parece una cripta! - Gritó la voz de Aeth desde la profundidad de la bruma que le había engullido a él y a Hunkel. 
 

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09/01/2017, 18:02
Aular Robleviejo

Una cripta .Murmura entre dientes mientras un escalofrió le recorre la espalda .Si estamos en un lugar de enterramiento y viendo la oscuridad que impera en este lugar a saber que otros horrores pueden ocultarse en su interior. Hace un gesto con los dedos a modo protección y comienza a a recoger todo de manera apresurada . .Deberíamos irnos de aquí lo antes posible y poner tierra de por medio porque la magia de los espíritus aquí no tiene poder en este lugar maldito.

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11/01/2017, 00:00
Hunkel Saeta de Hierro

Hunkel siguió a Aeth con cierta resignación púes le consideraba mas un problema que una ayuda para el grupo que ahora conformaban. No obstante no dudaba de sus capacidades por lo que le dejo guiar mientras el mismo exploraba en los alrededores intentando buscar rastros en el camino o cualquier cosa que llamara su atención, aunque siempre con la ballesta cargada, que no quería ser sorprendido, pero con el seguro puesto pues tampoco quería sorprenderse a si mismo.

-Joder- exclamó el enano, -te cubriré, pero no dejaré que hagas estupideces- dijo sin detenerlo realmente pues no buscaba una pelea. Por ello alejándose un poco del lugar para tomar cierta precaución, oteo el horizonte en busca de amenazas al tiempo que gritaba por ayuda. -!Aceromargo, ven aquí, hay algo que tienes que ver!. Señor Dimrod, Aeth se dispone a entrar en la cripta y dudo que pueda persuadirle de no hacerlo-.

-Hay demasiada niebla- les dijo el enano, -lo único que hemos encontrado es esta cripta. Será imposible encontrar el camino de regreso mientras no veamos el sol-.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Rastrear es para intentar ver de donde vinieron los espectros, obviamente fallo.
Percepción es para otear ante amenzas.

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11/01/2017, 02:26
Mithdúlin

Ante el aviso de Hunkel, Mithdúlin decidió salir de la entrada y quedarse con los demás en el interior. Había dicho que ahí fuera había una cripta. Sus sospechas coincidieron con los murmullos del hombre del bosque: su existencia no auguraba nada bueno, y la magia resultaría inútil si aparecían más visitantes de ultratumba.
Optó por hacer aquello que juzgó más sensato y se acercó a sus pertenencias. Se vistió a toda prisa y se preparó para partir tan rápido como pudo y, al terminar, se acercó a los demás para ofrecer su ayuda. Tanto si había algo como si no, lo más probable es que abandonarían la torre tarde o temprano.

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11/01/2017, 08:40
"Aceroamargo"

Tras ver como el último de los espectros se desvanecía en cenizas y polvo, Aceroamargo musitó una plegaria en su lengua natal. - Hethru stal, mirod, hethru stal sup Yluvatar areh.*

El numenoreano corrió presto a cumplir las ordenes de Dimrod y a preparar todo para la inminente partida. Reparó en la daga y en la determinación de Lady Melyanna; para algunos aquello simplemente constituía un gesto de entereza por parte de la joven dama. Para Aceroamargo fue ciertamente revelador; ninguna joven dama noble del reino del norte como Melyanna viajaría armada si no se encontrase en cierto peligro. Poniendose la armadura estaba cuando los gritos, primero de Aeth anunciando el descubrimiento de la cripta, y luego de Hunkel, llamándole, interrumpieron su tarea.

La cripta bien pudiese ser el lugar de descanso eterno de Anacar y Andil; su deber era entrar a comprobarlo y si así fuese, sellarla de alguna forma para impedir que el hálito negro del Enemigo volviese a perturbar el descanso de los dos guerreros del Oeste. El joven no podía imaginar mayor tortura que ser engañado, aún en la muerte, para servir los oscuros designios de Angmar; y una pena y piedad grandes se habían apoderado de su corazón pese a haber destrozado con su espada al último de los espectros.

Con la espada aún desenvainada acudió junto a Hunkel; mas esperó órdenes de Dimrod antes de internarse en la cripta.

 

Notas de juego

Si me da tiempo a ponerme la armadura me la pongo

*Adunaico

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11/01/2017, 08:52
"Aceroamargo"

Traducción:

-Descansad en paz, hermanos, descansad en paz hasta la llamada de Iluvatar

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11/01/2017, 14:02
Rossuon Pairaniar

¿Una cripta? El nuevo descubrimiento atenazó los músculos de Rossuon. Sus ojos corrieron a buscar a Dimrod, intentando adivinar cuales serían sus siguientes ordenes antes de que las diera. Temía verse obligado a investigar aquella caverna en un lugar tan siniestro. ¿Acaso no habían tenido suficiente con los dos guerreros esqueléticos? Por desgracia las nuevas de los exploradores indicaban la imposibilidad de encontrar el camino por el momento, lo que desanimó al noble. Si tenían que quedarse lo mejor era asegurar los alrededores para no verse sorprendidos de nuevo... Se resignó y se apresuró con la armadura, procurando estar totalmente equipado para cuando su patrón se pronunciara. No pensaba acercarse a la cripta por iniciativa propia. 

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11/01/2017, 19:03
Gramj Haïa

El enano se sentía satisfecho. Había retenido a los bichos y el resto había ganado la gloria de la eliminación. Él se sentía satisfecho, y aunque un poco magullado, aliviado. Se estiró, para aliviarse de los dolores recientemente "adquiridos" y tras esto dejó que el resto rebuscasen mientras pensaba tranquilamente.

- ¡Pues claro que hay una cripta!. Han salido esos dos fantasmas de alguna parte. Y sacudió la cabeza mientras se sentaba para recuperar el aliento. Su gesto estaba claro. Es el mismo que hace un padre cuando un infante descubre algo que por lógica, tendría que haber sido descubierto.

Notas de juego

Adunaico: De eso no tengo.

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14/01/2017, 01:41
Dimrod

-Ve. -Le dijo Dimrod a Aceroamargo cuando la voz de Hunkel reclamaba su presencia desde la profundidad de las brumas. -Pero no os demoréis demasiado.

Se giró hacía el resto y observó como Rousson se colocaba su armadura, algo que ya tenía que haber hecho previo a su turno de guardia. Su mirada, en cambio, no mostró reproche alguno por ello, el joven dunedain ya había recibido una buena lección tras la aparición de los espectros, cualquier cosa que Dimrod pudiera añadir estaba de más.

-Cuando acabes asegúrate que la dama Melyanna y Matha se encuentran bien, y ayuda a que Matha se recupere. Los demás terminad de preparar todo cuanto antes.

Con pasos convertidos en largas zancadas se acercó al umbral de la puerta de la torre tras Aceroamargo y observó como este caminaba sumergiéndose en la niebla. Mientras tanto él quedaba, espada en mano, a la espera de nuevas noticias.

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14/01/2017, 01:50
Director

Rodeando la torre, a poca distancia de ésta, se alzaba una pequeña construcción cuyo techo aparentaba estar cubierto por el propio terreno, como una pequeña loma que se alzara sobre esa tierra baldía. Sin embargo, en su ladera había un marco de piedra que delataba el origen de su manufactura como una construcción humana. La puerta, que debía ser una pesada losa, se encontraba partida en dos y derrumbada junto al hueco de la entrada. En el marco superior de la puerta, también de piedra, se hallaba una inscripción tallada en la roca en un idioma que Aceroamargo conocía perfectamente.

Seo luidh Anacar agus Andil.

Mientras tanto, Aeth se había colado en el interior de la cripta, un largo y oscuro pasillo se fue iluminando por la antorcha que sujetaba el explorador dejando a la vista piedras de gran antigüedad cubiertas por telarañas y una gran cantidad de polvo. Al fondo del pasillo había sendas tumbas y cuando Aeth se acercó lo suficiente a una de ellas uno de los espectros, al que pudo identificar como Anacar pues había sido el que más había tardado en caer, se abalanzó de nuevo sobre él. Aeth alzó su maza pero era tarde, el espectro caía sobre su cuerpo, el golpe de Aceroamargo le había hecho desaparecer, pero ahora se encontraba en su tumba para custodiarla. Aeth cayó al suelo, y el esqueleto mugriento y lleno de telarañas cayó con él deshaciéndose en tantos fragmentos como huesos poseía. Inerte, sin vida. Desde el suelo, Aeth pudo ver en la tumba siguiente al otro esqueleto, alto e imponente con su gran espada, pero igual de mugroso y sin vida que su compañero. Tenían la misma forma con la que se habían aparecido en la torre, pero en esta ocasión eran simples huesos, los restos de los dueños de los espíritus que acaban de derrotar.

Tras reponerse del susto, Aeth pudo reincorporarse y ver que ambas tumbas estaban adornadas con viejos ornamentos como vasijas, cuencos y telas viejas, todas ellas ruinosas. Pero también pudo ver algunos tesoros cubiertos de polvo y tierra tras el paso de los años.

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14/01/2017, 02:05
Director

Aquí yacen Anacar y Andil

Notas de juego

Adunaico

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16/01/2017, 00:00
Aeth Umbradacil

Mientras avanzaba por el estrecho pasillo invadido por un penetrante olor a tierra, a Aeth en ningún momento le abandonó la sensación de que probablemente no debería haber entrado en aquella tumba, pues en cuanto vio los féretros no le quedó duda alguna de que se trataba de una tumba.

Había intentado tragarse el miedo, y movido por una imprudente curiosidad se había acercado demasiado, pero cuando uno de aquellos esqueletos se le vino encima no pudo evitar lanzar un aullido de terror, convencido por un instante de que su vida iba a terminar allí mismo. Incluso cuando el esqueleto se estrelló contra el suelo, inofensivamente convertido en una pila de huesos rotos y polvorientos, el corazón de Aeth latía desbocado en su pecho. El explorador habría salido de allí inmediatamente, de no haber visto entonces los tesoros que guardaba aquella tumba, disimulados por siglos de polvo, mugre y telarañas.

- jaja... ¡JAJAJAJAJA! - comenzó a reír casi sin poder creerlo, olvidando por completo los problemas pasados en cuanto contempló los tesoros. - ¡Esto es fantástico! ¡Soy rico! - gritó guardando la maza para agarrar lo que tenía más cerca, una tiara o tal vez un brazalete, y comenzó a limpiarlo frotándolo contra su capa para intentar reconocer el brillo del oro o plata.

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16/01/2017, 01:12
Hunkel Saeta de Hierro

El enano se apresuró a entrar a la cripta al momento que escuchó el crujir de huesos. Lo que alcanzó a ver mientras ponía su ballesta al frente lista para disparar, aunque temiendo que se tratase de nuevo de un espectro, en cuyo caso sería poco útil. Allí al fondo, junto a una de dos tumbas se encontraba Aeth reincorporándose del suelo pues al parecer había caído, probablemente en la oscuridad había dado con la tumba y había caído junto a uno de los cuerpos de aquellos espectros que enfrentaran antes. Al observarlos el enano pudo entender mejor a quienes habían enfrentado y por qué les habían atacado.

Por ello se apresuró a llamar al dunadan. -¡Aceroamargo!, entra aquí de inmediato-. Luego levantando su ballesta ya cargada, apuntó a Aeth en clara amenaza. -Deja todo eso donde está, no te pertenece, le dijo al forajido que poco respeto mostraba por los ancestros. Nos marchamos ya, y con las manos vacías-.

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16/01/2017, 06:47
"Aceroamargo"

El joven leyó la inscripción en Adunaico y, cerrando los ojos, hizo un gesto de respeto.- Es la tumba de los que nos atacaron. Está maldita. - Sentenció.

Tanto Aeth como Hunkel se internaron en la cripta, y Aceroamargo no tardó en seguirlos. Escuchó del estruendo el esqueleto de Anacar derrumbándose sobre Aeth y se percató al mismo tiempo que el Dornwinrim y el enano de que la amenaza no era tal y de que estaban rodeados por un pequeño tesoro.

Aceroamargo se extrañó, no era costumbre entre su gente enterrar a los muertos rodeados de riquezas. Aunque tal vez lo hubiese sido en otra época y en aquella región; al fin y al cabo, debían encontrarse cerca de lo que en su día fue el reino de Cardolan. O también era posible que aquello fuese el botín de guerra que los dos tumularios habían reunido con el paso de los siglos de los pobres incautos que se acercaban a la torre en ruinas.

Los ojos de Aeth brillaban de codicia y alegría a la luz de la antorcha ante aquel hallazgo. Hunkel, sin embargo, no parecía tan contento, y conminó a Aeth, casi amenazándolo, a que no tocase nada. Aunque Aceroamargo desconfiaba de cualquier hombre que se rebajase a saquear tumbas, no compartía los motivos de Hunkel. Aquello se había convertido en un cubil del Enemigo en cuanto la maldición cayó sobre la cripta para reanimar a Anacar y Andil. Efectivamente, era mejor no llevarse nada, pero más por motivos pragmáticos que por motivos morales. Todo en aquella cripta estaba tocado por la negra maldición.

- Aeth, no seas estúpido, nada bueno puede salir de algo que haya estado bajo el negro influjo del Enemigo. Ya has visto a qué nos hemos enfrentado. Todo esto está maldito. No me gustaría tener que matar a tu esqueleto.- Dijo con voz serena.

Por su parte, tenía claro lo que debía hacer: Dar una nueva sepultura a los dos guerreros del Oeste y confiar en que por fin pudiesen descansar en paz hasta el día en que Mandos reuniese a todos los hombres en sus estancias. También había que vaciar y que sellar la cripta para que nadie volviese a caer en la trampa de Angmar.

- Voy a enterrar a los dos guerreros fuera de la cripta, como es debido. ¿Alguien me ayuda? Deberíamos vaciarla y sellarla también; no creo que sea bueno dejar nada en este lugar. Ahora bien, yo me cuidaría mucho de tomar cualquier objeto de aquí; si tomamos cualquier objeto que pueda estar encantado con ese poder oscuro, las consecuencias podrían ser nefastas.

Aceroamargo se adelantó, para empezar a reunir los restos, primero de Anacar y luego de Andil y sacarlos de la cripta. También echó un vistazo a la pequeña fortuna que reclamaba Aeth. No le interasaban ni el oro, ni la plata, ni las joyas, pero no pensaba dejar ninguna reliquia de Numenor, si la hubiese, a merced de los designios de la brujería de Angmar.

Notas de juego

Mis intenciones son en primer lugar, enterrar a los guerreros fuera de la cripta. Después vaciarla y dispersar por fuera todo lo que hay dentro, tesoro incluido. No impediré por la fuerza que Aeth tome lo que quiera, pero si le aconsejaré que no lo haga por su propio bien. Me fijo en si hay algún objeto o reliquia proviniente de Numenor o de los días de Elendil.

 

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16/01/2017, 12:31
Rossuon Pairaniar

Rossuon asintió ante las palabras de Dimrod y en cuanto acabó de ponerse la armadura dirigió sus pasos hacia las dos mujeres del grupo. Respiró con cierto alivio al descubrir que no tendría que internarse en la niebla para investigar la cripta.

- ¿Cómo puedo ayudar, mi señora? - se preocupó por ambas al llegar hasta ellas. Estaba más inclinado a ayudar a Matha que a Melyanna, pero proteger a la noble era su función principal en aquel viaje y no la desatendería. Rossuon no reparó en su inquina contra la dama, resultaba un asunto insignificante ante los últimos acontecimientos y sus sentidos permanecían en alerta, espoleados por su deseo de vivir. 

El gondoriano mantuvo el arma en la mano y vigiló la puerta a la espera de una nueva tarea. Incluso agradecería algo de conversación por distraer su mente. Estaba deseando abandonar el lugar.