Partida Rol por web

Contemplo, no sin algo de incredulidad, la situación en la que estamos

¿Lo logramos? ¿Hemos sobrevivido? ¿Hemos vencido?

"¡Hemos VENCIDO! ¡Grande es Erastil! ¡Y no esa chupapijas, besaculos y huelecuescos de Callistria!"
"¡¡Por Taldor!! ¡Por la patria, por el linaje de nuestros reyes, aunque ahora tengamos a la zampaboll...."

Entonces veo a Rigar, desangrandose

Me falta tiempo para correr hacia él, exclamando el nombre del bravísimo compañero, pues si no es por cada uno de nosotros trabajando igualmente, no habriamos logrado contarlo "Vamos compañero ¡Tu tienes que vivir! ¡Tienes que volver con nosotros a la capital! ¡Ayudame con esto, Tas! ¡Aguant...!"

"Espera, que soy un sacerdote" Y sacandome la varita, le empiezo a curar las heridas, primero lanzando una explosion de energia positiva para revitalizar ya no sólo al compañero, sino a todo el grupo. Y la misma sala.

"Porfi Tass... vigila. Vigila mientras me aseguro de que todos podemos volver"

Tass se quedó a medio camino de una nueva estocada—. ¿Lo hemos matado? —preguntó en voz alta, incrédulo. Le parecía tan imposible como derrotar a la misma Calistria. De hecho, no se fiaba en absoluto; la diosa era vengativa, no se tomaría bien lo sucedido y tenía más guardianes. Puede que no les dejara salir de allí con vida, era pronto para cantar victoria.

El Páter, tras haber recogido el rubí y un fragmento increíblemente rápido —si no le hubiera conocido habría dicho que presa de una avaricia extrema—, se encaminó a sanar a Rigar, que se desangraba en el suelo, cerca de convertirse en la última víctima de aquella bestia. Solo Claudius y la fuerza de voluntad del cazador impedían que abandonara el mundo de los vivos, y aún con esas pendía de un hilo. Por desgracia, no había nada que pudiera hacer, más que observar al sacerdote remendar al otro con una delicadeza y cuidado que parecían impropios de alguien que, con esas mismas manos, desgarraba a sus enemigos en el campo de batalla. Él se limitó a esperar y, eso si, aprovechó el tiempo para investigar aquella joya, tras pedírsela al adorador de Erastil.

Lo último que vieron sus ojos fue la garra golpearle, le parecía que le iba a destripar y por eso llevó una mano a su abdomen para encontrarlo en buenas condiciones.

- Gracias de nuevo, Claudius. 

Miró al sacerdote, a Tass y a la gran mole caída en el suelo.

- Quién pudiera reducir ese gran cráneo para llevarlo de trofeo. Pero no me quejo, ¡hemos ganado! el corazón es  nuestro.

Se levantó, la diosa no había logrado pararlos y ahora esperaba que Taldor pudiera sacar provecho del cristal, y por supuesto que les pagaran bien por el gran servicio.

Recogió el hacha del suelo, estaba ahora de buen humor tras ese rápido combate.

- Qué ves en la gema, Tass. Si confiere algún poder no creo que tardemos en darle provecho. 

No podía llevarse el cráneo, mas podía ser que un colmillo le sirviera, fue por eso que trató de arrancar uno del colapsado esqueleto.

"Victoria, amigo mio" digo completamente agotado, sentado en el suelo, sudoroso tras el combate y la operación "Victoria"

"Creo que ya sólo nos queda hacer un registro tranquilo del lugar, anotar cuanto veamos, y mandar un aviso a nuestra amiga de ahi fuera, la pequeña Rami"

Al ver como reclama -y con muy buen motivo- un trofeo por parte del dragón, hay una cosa que de pronto me pone sobre aviso

"Un... Esqueleto. Esqueleto INTELIGENTE"
"Compañeros, los esqueletos, ya sean de humano, gigante o tambien de dragón, suelen ser criaturas sin seso. Meras bestias a las ordenes de sus instintos, o de lo que le ordene un nigromante. Este dragón" y pateo un poquito la cabeza de nuestro rival "el podia pensar, hacia estrategias ¡Y magia!"

"Tenemos que identificar que era" digo poniendome en lo peor.

—Es un dracoliche —dijo levantando la vista momentáneamente de la gema—. No es un no-muerto mas, ni un simple cadáver reanimado. El proceso para levantar a esta bestia es sanguinario y macabro, pero el resultado... —Se encogió de hombros—. Mantuvo su inteligencia y sus habilidades, lo que lo convertía en un guardián idóneo y peligroso, como hemos comprobado. Y hemos tenido suerte, podría haber sido mucho peor.

"W... Wow, Tas ¡Eres un autentico repositorio infinito de saber!" digo asombrado con el conocimiento enciclopédico. Tan sólo necesitaría una ligerísima ayuda a la hora de identificar la gema

Se acercó para echar una mano aunque el cazador pronto se vio sobrepasado por el poder de esa cosa, no llegaba a reconocer sus poderes u origen.

La Sombra del Dragón había desaparecido, pero la esquirla de su corazón seguía frente a ellos. El Páter Claudius se apresuró a recogerla, sin embargo la gema desprendía un calor incontrolable y antes de poder asirla el clérigo sintió su mano abrasada obligándolo a soltarla y comprobar que tenía una fea marca con su forma en la palma.

Más tranquilo procedió a guardarla ayudado de una tela y la escondió después de dejar que Tass la examinase. El fragmento contenía un inmenso poder, no podía percibirlo con el medallón pero todos sus hechizos hacían que emanase una fuerza jamás vista hasta ahora. No era la piedra completa pero sin duda la reina estaría orgullosa de ellos.

Tardaron todo un día en sacar los cuerpos y el material acumulado al exterior, ayudados de las máquinas voladoras gracias al talento del cambiaformas, que pudo descifar su funcionamiento a través de varios documentos y encontrar los cristales que les daban energía.

Pero el horror llegó de nuevo al salir fuera.

Cuando pudieron respirar de nuevo aire puro buscaron a Rami, sin que respondiese a su llamada. A poca distancia del emplazamiento la encontraron, la pequeña goblin estaba colgada de un árbol que hacía de soporte, atada con cuerdas y su cuerpo totalmente abierto en canal, con parte de las tripas en el suelo.

El grupo se debatía entre la rabia aguantando las arcadas y la sensación de miedo que suponía tener cerca a los autores de aquello.

Motivados por las marcas dejadas, decidieron explorar la zona para encontrar al resto de la expedición que antes habían obviado al centrarse solo en la parte visible del templo. A escasas millas de allí, cuerpos apilados indicaban una masacre que había acabado con sus vidas. Muchos de ellos habían sido decapitados y las cabezas colocadas alrededor de la pila principal, pero lo que más les llamó la atención es que la inmensa mayoría presentaba mordeduras, ya en descomposición, quizá de animales o de algo peor.

Los cadáveres debían llevar al menos una semana ahí fuera y el olor era insoportable. Varios de ellos vomitaron copiosamente solo al acercarse.

Después del combate, descansaron. Los intentos por identificar la joya —o el fragmento— fueron infructuosos, pero aprovechó para tratar de descubrir los secretos del báculo. El tiempo invertido tampoco fue en vano, pues aprovechó para, mientras sus compañeros se dedicaban a cargar y apilar cadáveres, reactivar los vehículos mágicos; se había interesado por su funcionamiento a la ida, y no le costó demasiado poner en marcha aquellos que había allí abandonados. Con ellos, fue mucho más sencillo la ardua tarea de desplazar todo lo conseguido y a los muertos, de vuelta al exterior.

Fuera aún les esperaba una desagradable sorpresa; su olfato detecto el olor de la sangre, y siguieron un rastro fresco que acabó en el cadáver de Rami. No sintió demasiada lástima por ella, no la conocía lo suficiente, pero si que se apoderó de él una sensación de urgencia; quien hubiera hecho eso lo había hecho hacía no mucho, y rondaba alrededor. Si no tenían cuidado, puede que no lograran regresar a Taldor. El sentimiento se acentuó al encontrar al resto de la expedición, que había corrido un destino igual de terrible o peor. Tass tragó entonces saliva y miró alrededor, nervioso.

—No sé si tenemos tiempo de estar enterrando a todos. Pharasma ya ha reclamado sus almas, que su carne alimente el suelo y a las bestias del lugar, nosotros tenemos mejores cosas que hacer —dijo—. Registrémosles por si encontramos algo que nos sirva, y usemos las naves para irnos. Con suerte nos moveremos más rápido que quien haya hecho esto.

"Esperaba que hubiera una forma algo más fácil de transportarlos. Y que descansasen en cuerpo y alma fuera de alcance de este... lugar" me explico, diciendo 'lugar' con desprecio, en vez de decir una palabra más desagradable.

"El dragón hacia demasiada referencia a las almas y todo eso. Es por lo que me preocupa el destino de estos valientes. Y ¿Quieres investigar? Claro, yo te ayudo hombre"

Salir al exterior causó una buena sensación aunque supiera que les aguardaba algo parecido a una jauría. Pensó que Rami habría logrado mantenerse con vida, tenía que haberse temido lo peor conforme los días pasaron. Podía haberse adentrado y haberles gritado, pero la debieron de tomar por sorpresa. Su cuerpo destripado era una visión que causaba espanto.

- Pobre Rami, al menos la podemos enterrar. Me pregunto porqué no entraron esos seres en el templo, lo deben tener prohibido. 

Una vez organizadas las horas venideras pudieron alejarse, encontrando al fin el resto de la expedición para descubrir lo mismo, otra masacre. A tenor de esas mordeduras el cazador imaginaba que eran goblins u orcos montados, numerosos y fieros, quiso asegurarse mirando el suelo, buscando rastros.

- Veamos si esos cacharros son útiles, estas tierras son las más salvajes que he visto hasta ahora. Me gustaría partir algunas cabezas con el hacha, la sensatez sin embargo me avisa de que es la peor de las ideas. Alejémonos.

Después de que Tass preparase los deslizadores e instruyera a los demás sobre su uso, fueron cargándolos de cuerpos y utensilios. No encontraron nada para mantener apartados los cadáveres pero si idearon un sistema brillante colocándolos en capas perpendiculares para que no se mezclaran.

Sabían que parte del tesoro acabaría en las arcas del Estado pero también que mucho de lo que ahí había les serviría para conseguir nuevo equipo.

Rigar cuidó mucho de que el cuerpo de su pequeña amiga no fuera devorado por las bestias del lugar. Había estado rastreando y pese a no encontrar nada, los mordiscos encontrados en el resto le seguían preocupando. Las marcas coincidían con un tamaño humano, muy distinto al de cualquier lobo o criatura salvaje. Excavó la sepultura aparte y le ofreció una breve plegaria para que pudiera cruzar tranquila al otro lado.

Ya listos se pusieron en marcha pero el viaje sobre la selva era pesado a pesar de las máquinas, que aunque facilitaban el trabajo se atascaban de vez en cuando debido a la vegetación. Seguro que hay una manera de hacer que vuelen más alto, pensaba el investigador aunque no podía encontrar el sistema para conseguirlo.

Cuando habían avanzado un buen trecho, ruidos de cascos contra el suelo los alertaron. Estaban lo suficientemente lejos como para no poder percibirlos pese a todo el convoy, pero ellos si eran conscientes de su presencia gracias a sus agudos sentidos. El paso de los caballos no era rápido y junto a ellos escucharon varios gritos en un lenguaje desconocido.

"Pst, tenemos uno de los bastones mágicos" sugiero "Uno que tiene un hechizo de silencio"
"¿Y si lo intentamos?"

Supo en seguida, o tuvo la corazonada al menos, que había provocado esos mordiscos: zombies. Y no quería encontrarse con ellos. Eso, por supuesto, conllevaba ponerse en marcha rápido, presionando a sus compañeros para que no se entretuvieran demasiado. Ni siquiera sobre los vehículos mágicos se sentía a salvo.

Su suposición fue correcta. Las naves, aunque funcionales, no se elevaban demasiado del suelo, y se atascaban continuamente, haciéndoles perder tiempo. Seguían avanzando a mayor velocidad que a pie, pero pronto descubrieron que no a la suficiente; no solo estaban siendo perseguidos, sino que si no hacían algo les darían alcance inevitablemente.

Las palabras del Páter le sacaron de sus pensamientos. Su mente iba a toda máquina, pero no terminaba de encontrar una solución definitiva al problema. Pero la idea de Claudius podía servirle, si, con ciertos ajustes. O no. Miró al hombre con una ceja levantada.

—Ninguno de los bastones es capaz de crear un área de silencio —respondió molesto, deshecho en gran parte su recién elaborado plan—. Da igual, nos apañaremos con lo que tenemos. Debemos tirar los cadáveres de la primera nave, para reducir el peso y que vaya más rápido, y bloquear los mandos de las demás para que se muevan en diferentes direcciones. Con suerte, habrá varios rastros y no nos seguirán a nosotros, o al menos separaremos a quienes nos persigan.

No llegaba a entender qué tipos de seres les perseguían, solo sabía que estaban en alguna parte. Tras iniciar la marcha no tardaron en escuchar los sonidos que les delataban, ya venían a por ellos. Se sentía mal por la muerte de Rami, quizás asesinando a esos asesinos la balanza quedara más equilibrada. Los podía destripar como hicieron con ella, al menos uno, su jefe, iba a sufrir ese destino si había un poco de suerte.

- Propongo esto, que las naves sigan mientras nosotros nos escondemos. Tratemos de hacer una emboscada, hemos de sorprenderlos para reducir su número. Si hacemos el intento por dividirles sería más ventaja todavía para nosotros.

Ahora le gustaría que hubiera un mago con ellos que hiciera una limpieza rápida.  

- Les dispararemos cuando pasen, cuando se den cuenta se habrán desplazado demasiados metros lo que les hará perder bastantes segundos.

"Primero, intentemos saber por el oido cuandos puedan ser"
"Sin información, estamos vendidos. Y no quiero luchar a oscuras."

Decidieron esperar un poco más, prestando especial atención al rumbo que tomaban los jinetes, aún lejanos. El avance era cada vez más pesado, la vegetación interrumpía a veces el movimiento y tenían que buscar rutas medianamente despejadas haciéndoles perder mucho tiempo.

Al atardecer escucharon de nuevo el ruido de cascos, habían avanzado muy rápido sin siquiera darse cuenta. No los encontrarían inmediatamente pero debían encontrarse a un par de horas de donde ellos estaban. Observando la altura de algunos de los árboles que los rodeaban seleccionaron uno para subir y otear desde allí, podían conseguir ventaja si sabían a qué se enfrentaban.

Tass usó sus capacidades para trepar a la cima y volver con noticias. Varias figuras con pesadas armaduras se dirigían a caballo hacia allí, tardarían más de lo estimado si seguían a ese paso, quizá cuatro o cinco horas, pero sabiendo que podían cambiar el rumbo y la velocidad podría que antes de anochecer o ni siquiera encontrarlos, no parecían tener prisa.

No había podido verlos con detalle y las frondosas copas los ocultaban junto a la distancia, pero daban la sensación de patrulla de reconocimiento, aunque no podrían jurarlo.

Volvieron a consultar los mapas y los instrumentos de orientación para asegurarse de que seguían la ruta correcta. A ese paso tardarían aún dos o tres días en salir de la selva, y luego quizá otro hasta la ciudad de Zimar, donde el amparo del ejército les permitiría relajarse por fin.

Sin embargo al cabo de una hora las estimaciones dejaron de tener validez, el ruido de cascos era mucho más cercano de lo que habían intuido. ¿Acaso se trataba de varios grupos? ¿Se les había pasado éste por alto y se habrían puesto en marcha al escucharlos desde lejos? ¿Cuántas patrullas podría haber?