Partida Rol por web

Después de un merecido y aún más necesitado descanso, Zelata fue haciendo los preparativos para entrar al pasadizo.
Colocó cinco velas en el suelo y las fue encendiendo una detrás de otra.

-Supongo que para ver algo en esa oscuridad cada uno llevará una vela, no hay problema porque tengo de sobra,
si alguno no la quiere que lo diga y la apago y la guardo, ¿de acuerdo?-dijo la joven mientras las encendía.

El sabio kithano duerme un rato mientras otro hacen guardia, al parecer en vano ya que todo está tranquilo y silencioso, demasiado silencioso. Una inquietante sensación de calma inunda a Rong cuando se despierta, y al mirar el oscuro pasadizo que deben abordar traga la saliva que se le acumula en su reseca boca.

Durante su guardia aprovecha para tratar las heridas sufridas por sus compañeros, y el mismo mejora el vendaje de su cabeza, ajustándolo para que no se caiga ni le moleste en ningún momento. Y cuando pasa su turno, se dedica a meditar sobre lo ocurrido, pidiéndole a Yagg que le sea permitido salir con vida de esta, preferiblemente más docto.

Cuando Zelata le tiende una vela, la agarra con gratitud.

- Yo me la quedaré - Con el mero pensamiento de quedarse completamente a oscuras en aquella negra ratonera le ponía nervioso. Buscó en su mente un lugar tranquilo y reconfortante, e intentó mantenerse en ese estado mientras esperaba a que todas la velas estuvieran encendidas y alguien bien armado iniciara la marcha.

Los puntos de poder que gastaste usando el medallón se regeneran como si fueran quemados al intentar lanzar un hechizo. Así que solo se recuperan a razón de 1 al día. Lo demás todo perfecto. 

Los héroes se internan en la oscuridad iluminados por la tenue luz de las velas de Zelata. El pasillo es lo suficiente amplio como para que dos personas caminen por el holgadamente. El pasillo esta decorado con relieves que representan una procesión como la que arrancaba en la sala de entrada. Al poco, los aventureros llegan a una sala cuadrada de unos 10 metros cuadrados. la sala está bastante oscura. Iona encuentra, en una rápida búsqueda, una lucerna, apoyada en un brazo de hierro clavado en la pared, algo más grande que la que tenía. Parece tener algo de carga y acercándole la vela la lucerna prende iluminando algo mejor la sala. No hay mucho más aquí dentro, salvo unas escaleras que bajan. Esas escaleras siguen un pasillo que gira a la derecha y continúa hasta un descansillo con tres posibles opciones; delante, derecha e izquierda. ¿Qué camino seguirán?

La nómada sigue a sus compañeros vela en mano hasta que la habitación se ilumina gracias a la lucerna. La nómada decide entonces apagar su vela para no malgastar la cera, luego podría venir bien.

De vez en cuando, la joven Talitha hace una marca en la pared con una de las piedras que hay. Un truco de los nómadas exploradores, para saber por dónde habían pasado y por dónde no. Por el momento no parecía muy útil, pero si la estancia se tornaba mucho más laberíntica, podría serles de ayuda.

Finalmente llegan a la encrucijada. Talitha intenta escuchar e investigar los tres posibles caminos, por si algo le puede dar una pista de lo que hacer...pero tiene una cosa clara:

- Vayamos a dónde vayamos, todos juntos mejor...

Iona encontró una lucerna en un brazo de hierro.

Que suerte la mía, me he topado con una lucerna. Tendremos luz para un rato.

La ladrona siguió a sus compañeros observando aquel enigmático lugar y al llegar a la trifurcación esta esperó a que su amiga Talitha escogiera por cual de los caminos proseguir.

Al ver que la nómada marcaba la pared para reconocer los sitios por donde habían pasado, Rong toma nota de su astucia y empieza a recordar el camino que están siguiendo para dibujarlo en su cuaderno de notas cada vez que hagan una parada técnica. La primera de ellas parece ser en una encrucijada.

- Mmmmm… No soy experto en pasadizos y laberintos, pero si he estado en muchas bibliotecas. Normalmente la sala principal suele estar en el centro, y los laterales se reservan para otros menesteres. ¿No creéis? -

Talitha pude llegar a discernir, con su asombrosa vista, como el pasillo a su derecha a unos metros se tuerce hacia la derecha, el izquierdo a la izquierda y el de enfrente acaba a no mucha distancia en lo que parece ser una puerta. En cuanto a sus oídos, estos no le dicen nada. No parece ser que haya ruido alguno... ni siquiera ratas. 

La exploradora indicó lo que había percibido a sus compañeros, y se mostró de acuerdo a las palabras de Rong, prefería ir por el centro, seguramente más directos...pero todos juntos...

Una voz resuena en la cabeza de la guerrera de acero atravesándola agudamente como si un cuchillo penetrara su cerebro.

-Hija mía, gran peligro te aguarda. Nunca retrocedas, solo así podrás vencer y salir de ésta pesadilla. Abre las puertas y busca la salida. Cuidado con quién te juntas... quizá sean tu perdición. Pero actúa sabiamente, o tendrás a los lobos en tu contra demasiado pronto. Delante de ti está la respuesta...

El dolor se va al tiempo que las últimas frases resuenan en tu cabeza...

Unos pasos hacia delante hacen que se topen con una puerta. Una pesada losa de una piedra metamórfica encajada en la pared. Una cerradura aparece en la mitad de la puerta en el lado derecho. Tiene pinta de que una llave la abre desvelando sus secretos. 

Iona se asombró con aquella puerta tan rara. Pero en el centro había una cerradura y para la ladrona era un reto a superar. Con un magnetismo casi enfermizo esta se centró en aquel mecanismo. Como precaución decidió no tocarlo de momento...

Dejadme a mi la cerradura, le echaré un vistazo.

La ladrona se fijó en el orificio y si la cerradura era fácil de inutilizar.

Las ladrona examina la puerta con ojo experto y no tarda mucho en ver unos círculos minúsculos, del tamaño de una aguja, por toda la puerta. En seguida saca su equipo de ganzúas y empieza a manipular la cerradura con extremo cuidado. En pocos minutos se oye un clack... La tensión sobrecoge a todos, pero lejos de recibir una descarga de los dioses saben qué, la pesada puerta se abre dejando ver el interior de una sala. La sala está parcamente iluminada por unos pebeteros que según las normas de la lógica deberían haberse apagado hace mucho. En sus paredes una miriada de figuras humanas se arremolinan unas contra otras en patéticas posturas, retorcidas, deformes, algunas llorando, otras en posición orante, unas cuantas clamando. En el otro lado de la sala, frente a los saqueadores, se haya el relieve de una figura siniestra. Un ser divino que azuza dos leones contra todos aquellos desgraciados, que mira con rostro severo y que no tiene piedad.

En el suelo de la sala, las losas están marcadas con las extrañas letras que no son ajenas al sabio del grupo. Al otro lado hay una puerta, parece más ligera que la que acaban de franquear. Entre ellos y la siguiente estancia solo se interponen esas pesadas baldosas. 

La ladrona orgullosa por su gran maestría con la cerradura se guardó sus ganzúas de artística manera , haciendo un malabar.

Que os decía chicos, no hay cerradura ni puerta que se le resista a Iona de Zamoria.

Cuando Iona desbloquea la puerta con facilidad, Rong asiente satisfecho, orgulloso de la pericia de su joven camarada. Al entrar en la sala husmea el ambiente, que dejos de ser rancio huele a la calidez de una estancia iluminada por fuego.

… Que raro …

El sabio se dispone a entrar de lleno en la sala, cuando Iona le corta el paso con el brazo, señalando el suelo con la cabeza. Rong no se había dado cuenta, pero las losas que tapizaban el pavimento tienen letras del extraño alfabeto que habían tenido que descifrar anteriormente.

- Vaaaale… Vamos allá - Rong Wei se acuclilla en el suelo y realiza unos diagramas en su cuaderno, después abre el libro rojo y empieza a comparar.

Rong Wei levanta los ojos de sus escritos y mira la sala, pensativo. Su cabeza calcula posibilidades y finalmente toma una decisión.

-Iona, ¿has estado alguna vez ante algo así? – Dice el sabio mientras se quita la túnica por encima de la cabeza, al quitársela queda únicamente vestido por el vendaje improvisado de su cabeza y una tela enrollada en su cintura que hace las veces de calzón, dejando al descubierto su enjuto y fibroso cuerpo de monje. Él nunca había estado ante una situación similar, pero ha leído numerosos textos donde se explica el interior de antiguas tumbas y sepulcros que fueron construidos para encerrar dentro tesoros o los restos mortales de antiguos emperadores, protegidos por trampas de este estilo. – Creo que es una especie de trampa, ¿no? –

Rong se ata una de las mangas de la túnica a su cintura y agarra su bastón con ambas manos, apoyándose en él.

- Creo que debemos pisar una combinación determinada de letras, pero no sé qué pasará si pisamos la que no es. Sospecho que tengo la combinación… Agarrad el otro extremo de la túnica, voy a probar la primera con el bastón, si no pasa nada continuaré poco a poco, pero necesito que alguien me sujete, por si caso. ¿Qué opináis? –

- ¡Espera Rong! - Gritó Talitha antes de que este empezara a marchar - Un fallo puede ser letal para todos...¿Qué piensas hacer?

Después de que el sabio comentara con todos su idea, la muchacha parecía algo más tranquila, pero algo le olía mal.

- ¿Y qué sabemos de la figura del mural? ¿Y si es un dios y lo que hay que pisar son las letras de su nombre?...

Sugirió la exploradora, queriendo tener algún dato más, antes de coger la túnica de Rong y ayudarle a comprobar su hipótesis.