Partida Rol por web

Rong Wei se estremece a la luz de su vela ante una remota posibilidad que cobra forma en su mente. El vello de su nuca se hubiera erizado de haberlo tenido.

… Proviene de los abismos insondables de la negrura celestial, del más allá, de la inconmensurable y fría extensión del vacío cósmico. Oh, Yaguitta, ayúdanos…

Las palabras de Zelata le hacen reaccionar, empezando a caminar para seguir lo mejor posible a Talitha.

Ulfner no escucha nada, no entiende nada, pero al ver a la nómada irse sin decir palabra su paciencia empieza a agotarse. Hay que mantener el grupo unido, es la única manera de sobrevivir.

-¡Talitha! ¿Dónde vas? - Llama la atención de la muchacha mientras echa a caminar tras ella, adelantándose a el sabio.

La nómada echa a correr y deshace todo el camino andado. Sigue su oído, y acaba llegando a la gran puerta que había en la sala donde estaban las baldosas con grabados. Pisando la combinación correcta, lo cual ya hicieron antes, llega hasta el umbral. Ahora suena con más fuerza, lo oye cada vez más claro. Llega a doler, mas con entereza aguanta el tipo. Sea lo que sea, lo que resuena está detrás de esa puerta.

El grupo sigue a la nómada aligerando el paso, iluminados por la linterna, volviendo por donde han ido. Tras una ligera carrera llegan a la sala con las baldosas grabadas. Siguiendo la misma secuencia de antes llegan hasta el umbral donde se para la nómada. Y ahí queda en silencio... Iluminados solo por la linterna de la joven. 

Tanto la guerrera de acero como la ladrona quedan en la sala viendo como la luz se va quedando iluminadas solo por una vela que Zelata tiene que encender aprisa. Iona se afana en abrir el cofre. Tras unos segundos un click salta y la tapa se abre. Dentro hay un nutrido saquito de cuero que cuando lo sopesa en su mano no deja lugar a dudas de que contiene monedas. Al abrirlo encuentra monedas que parecen muy antiguas, todas ellas de plata. Habrá unas 70 piezas. Además, cinco viales. Dos de ellos son rápidamente identificados por la ladrona, es loto negro, una ominosa droga consumida por los brujos más decadentes de la tierra, aunque no sabe muy bien para que, si sabe que vale mucho dinero. Los otros tres viales son más bien orbes. Estos orbes de vidrio contienen una sustancia espesa y anaranjada que ninguna de las dos sabe que podría ser.

Rong sigue a Talitha hasta la sala de las baldosas, inquieto. El silencio de la joven añade misterio al asunto, y no es momento para añadir misterio, o al menos eso piensa el monje.

-Talitha ¿Qué ocurre, muchacha? – Intenta sonsacar el kithano. Al girarse para buscar a Iona y Zelata, ve que no han ido tras ellos… mala idea.

Talitha contesta a Rong Wei distraída, casi no ha escuchado su voz, y está atenta a otras cosas.

- Aquí es mucho más intenso...¿No lo oís? Mucho más claro, hasta...duele... - Dice llevándose una de las manos a la sien...la mira extrañada, como si no le perteneciera esa extremidad. De pronto vuelve en sí:

- ¡Lo que suena está detrás de esa puerta! - Termina de decir, convencida.

- Vamos Iona, no te entretengas o nos dejarán atrás. - la apremió Zelata. Era la primera que deseaba continuar el camino hacia la biblioteca, pero su conciencia la impedía salir dejando sola a la zamoria, aunque fuera solo por un momento. Aún en el dintel de la puerta, se balanceaba un poco al cambiar el peso de pierna cada poco tiempo, nerviosa.

- Creía que en tu tierra erais más ágiles. - Volvió a pincharla en actitud desafiante cuando al fin se pusieron en movimiento, intentando animarla a alcanzar a sus compañeros cuanto antes.

Ulfner ya había sacado arma antes de que la nómada respondiera, previniendo el peligro. ¿Qué demonios le está ocurriendo a Talitha?

Cuando finalmente parece que vuelve en sí, y señala a la puerta como fuente del misterio, Ulfner se gira para buscar con la mirada al resto del grupo. No quiere hacer más ruido del necesario, pero estas criptas llevan no se sabe cuánto tiempo cerradas, y un grito es necesario ahora mismo.

-¡Iona, Zelata! ¡Venid, ahora!-

Apremiada por la caballera, Iona se incorporó para seguir a su compañera tras el resto del grupo.

Las artistas necesitan su tiempo Zelata. No entiendo a que tanta prisa... por cierto mira que encontrado con mis "ágiles" dedos. la ladrona enseñó el interior del cofrecillo a la guerrera.

Mientras sin perder comba seguía el camino escogido por el sabio y la nómada, la Zamoria escuchó la potente voz de Ulfner. Zelata, sigamos la voz de Ulfner.

La de Poitain junto con la ladrona se reúnen con el grupo ante las puertas de la sala con las baldosas grabadas, en verdad no les cuesta mucho seguir la potente voz de Ulfner. Iona enseña el cofre abierto dentro hay un nutrido saquito de cuero que cuando lo sopesa en su mano no deja lugar a dudas de que contiene monedas. Al abrirlo encuentra monedas que parecen muy antiguas, todas ellas de plata. Habrá unas 70 piezas. Además, dos viales y tres redomas. Estos llaman la atención de Rong. Los viales son rapidamente identificados como loto negro, una dosis en cada vial. Sin embargo, las redomas presentan una especie de líquido espeso de color ambarino. 

Todos permanecen parados ante la puerta. El silencio les envuelve y de vez en cuando suena el chapoteo de los pies de los aventureros en el encharcado suelo. 

Tardaron un momento, pero el fin Zelata e Iona alcanzaron a los demás. Iona quería presumir del botín, y la guerrera no la detuvo, pero sabedora de que eso también entretendría a Rong por su insaciable curiosidad para comprender qué eran lo que contenían los frasquitos, Zelata aprovechó se acercó a ellos y con firmeza se hizo con la llave de la puerta.

- Vamos, tenemos que llegar a la biblioteca. - Y confiando en que se fueran preparando, avanzó con intención de abrir la puerta inmediatamente.

Talitha se prepara para lo peor. Comprueba la cuerda de su arco y saca una flecha del carcaj. La nómada está alerta y le preocupa lo que pueda haber al otro lado, así que cuando Zelata va a abrir la puerta, la muchacha apunta, lista para soltar el proyectil en cuanto haya problemas.

Rong Wei agarra fuertemente su bastón cuando Zelata se acerca resuelta, llave en ristre, hacia la puerta. Talitha, que tan enigmáticamente les había llevado a las puertas de la locura, ahora tensaba el arco. La curiosidad de Rong es inagotable, pero las terroríficas conclusiones sobre el origen del mal que se esconde dentro de estas ruinas, le hacían dudar.

Controlando su respiración intento calmarse, mientras piensa en que Yaguitta guía sus pasos. Del mismo modo que les acecha un mal venido del abismo cósmico, les protegía aquel venido de las estrellas.

Algo más calmado, recorre el grupo con la mirada para detenerse finalmente en Zelata, a quién asiente con firmeza.

- Prueba la llave… Entremos -

La tensión se palpa en el ambiente y gotas de sudor perlan la frente del norteño, titilando ante la inestable luz de los pebeteros. Un incómodo silencio se crea tras las palabras de Rong, pero pronto se rompe por el agudo sonido de la espada del vanir al salir de su vaina.

Ulfner Gotrekson, del clan del Lobo Gris está preparado para lo quesea que se oculta tras esa puerta.

La ladrona se quedó asombrada por la rapidez con la que Zelata cogió la llave de sus manos.

 Esta caballera podría ser una buena incorporación al gremio de Zamoria, menuda agilidad.

Iona se preparó junto con sus compañeros, para ver que les esperaba más allá de aquella puerta.

La guerrera de acero introduce la llave en la cerradura. Un silencio sepulcral se hizo cuando la giró escuchandose un fuerte ¡CLACK!. Acto seguido el movimiento de engranajes chirriantes resuena por toda la sala hasta que un gran ¡CLONK! pone fin al ensordecedor ruido. Un sonido de desagüe se escucha tras la puerta, como si miles de litros empezaran a ser engullidos por sedientas cañerías. Tras unos minutos de infernal espera la puerta se abre dejando ver una magnífica estancia.

El suelo está húmedo y aún quedan algunos charcos, pero los canales de evacuación de agua han hecho su trabajo. La sala es iluminada a duras penas por la lámpara de Talitha, mas al fondo se puede distinguir el reflejo de una gran estatua, una estatua que yace majestuosa en el fondo de la sala, sentada en un trono como si del rey del lugar se tratara. Las estanterías cubiertas de vetustos y mojados pergaminos lo inundan todo como si un horror vacui hubiese afectado hasta el extremo al decorador del lugar.