Partida Rol por web

La tormenta de arena

I. Un tesoro bajo las arenas

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03/08/2015, 17:05
Jean-Baptiste Lacroix

El teniente esta a punto de contestar al doctor, cuando la comitiva detuvo la marcha. Era la hora de montar el campamento.

Lo siento doctor, seguiremos nuestra conversación en otro momento y le dedica una sonrisa. Luego le da una ultima calada a la pipa y la vacía.

Mientras se apea del caballo se dirige a sus hombres.

Bastian, coge a los hombres y empezad a montar el campamento. Aaron, Bernard ocuparos de los caballos.

Gerrard, ocupate de nuestros invitados, ayudalos en lo que necesiten. Clémen! Ayuda a Donatien, parece que el calor le ha hecho mella. Vamos chicos! La noche nos envolverá pronto!

Entonces se acerca el general Murat. Lacroix asiente con la cabeza a sus palabras. Luego se dirige a los civiles,

Ya han oído señores, cualquier problema que tengan, no duden en comentármelo. Luego se pone a pasear por el campamento, vigilando que todo vaya bien y ayudando cuando sea necesario.

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03/08/2015, 18:38
Charles Duvalier

Aunque en un primer momento rechazo el paño húmedo de uno de los criados conseguidos por Monsieur Vivant el segundo ofrecimiento lo acepto con mucho gusto.

Cuanta experiencia tiene comparada con la mía que hasta esta expedición solo había acompañado a mi padre a la mansión de alguno de sus clientes por las carreteras y caminos de las cercanías de Paris.

Cuando llega el final de la jornada estoy más agotado. El ritmo era más lento con el grueso del ejército al ir al ritmo de los pesados carros de la intendencia de los ejércitos napoleónicos. En las pocas salidas que había hecho, convenientemente escoltado, habían sido de muy poca distancia habiendo vuelto ya para esta hora.

– Muchas gracias por su interés general Murat. El teniente Lacroix está completamente pendiente de nosotros.

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04/08/2015, 16:39
Guardián

Jean-Baptiste daba instrucciones a todos sus soldados. Sus caballeros dragones, eran una tropa bastante polivalente, pues no sólo podían combatir sobres sus monturas enarbolando el sable de caballería, sino que también eran reputados tiradores capaces de descabalgar y formar una perfecta línea de tiro. El segundo pelotón de caballeros eran altamente disciplinados y atendían las instrucciones de su mando con displicencia, mientras cumplían sus objetivos de forma eficaz.

Mientras tanto, la dotación de criados civiles -varios nativos de aquellas tierras- que servían Vivant, montaban la tienda a marchas forzadas con tal de guarecer a su señor bajo la reflectante tela de misma. A su lado, Duvalier contemplaba el buen hacer del Barón de Denon.

Instados por el sofocante calor, el cardenal Van Haal, decidió acercarse hasta la tienda del ilustrado noble - ¿No le importará que nos protejamos de este terrible calor en su tienda, Monsieur?- preguntó el sudoroso sacerdote. 

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04/08/2015, 16:48
Abeillut Sadar

El beduino volvió a toda velocidad al punto en el cual descansaba la expedición. El guía estaba realmente contento. Su camello, corría balanceando su largo cuello hacia adelante y hacia atrás, en un ritmo continuo. Pocos eran capaces de comprender por qué, el bereber se encontraba tan excitado, pero Abeillut, no dudo en ir al encuentro del teniente Lacroix...

- Pieligro marchiar sieñor... ¡¡No hay que temer!! ¡¿Compriende sieñor?!- intentaba hacer comprender con un macarrónico francés - No pieligro. No gran niube... ¡¿Compriende?!- gesticulaba frente a la tienda de los prohombres de Francia, mientras Jean-Baptite lo observaba algo sorprendido...

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04/08/2015, 21:11
Dr. Emelien Leblanc

- Por supuesto - Respondí mientras inclinaba la cabeza.

Tras devolverle una sonrisa al teniente de dragones, y asegurarlo que me encantara continuar esa agradable conversación, deje la montura a cargo de un soldado que había acudido para hacerse cargo del mismo, pidiéndole que tuviese especial cuidado con mi maletín.

- Su contenido es tan frágil como importante.

No iba a necesitar mis utensilios para atender golpes de calor, y me movería con más facilidad y menor consumo de energía sin él. Por el contrario me colgué del hombro un pellejo lleno de agua, y tras dedicarle un saludo al resto de mis acompañantes, pedí a otro soldado que me guiase hasta donde habían ubicado los soldados afectados.

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05/08/2015, 09:11
Dominique Vivant

Me encuentro observando la labor de los criados cuando aparece el cardenal solicitando refugio en mi tienda.

Ahmed, Abdul... Ordeno a un par de los criados, chasqueando los dedos. Más sombra aquí. Les indico, para que también pueda guarecerse el cardenal bajo el toldo improvisado para nosotros. Y una silla para el cardenal. Bite! Bite!

Tras ello le ofrezco algo para refrescarse.

Por supuesto, monseñor. No es necesario ni preguntarlo. No estoy muy versado en la Biblia, me temo, ¿pero no dice además eso de ayudar al necesitado? Será un placer que su eminencia ponga remedio a mi ignoranciaen la comodidad de la tienda.

Y brindo con él, con la mejor de mis sonrisas.

Por un momento veo al excitado guía beduino gritar algo sobre una nube, pero no le doy más importancia. Al menos no por el momento. En su violado francés parece decir que no hay peligro.

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05/08/2015, 14:05
Jean-Baptiste Lacroix

Lacroix esta organizando las tareas, cuando el guía nativo se le acerca y empieza a decir cosas muy contento, parece que la expresión de temor que tenia antes a marchado de su cara. No entiende demasiado lo que esta diciendo, pero entiende la palabra “peligro”, mirando de reojo se fija en que algunos miran al guía extrañado, el teniente lo coge del brazo y se lo lleva a un lugar más apartado.

A ver Abeillut, poco a poco y con calma, dice mientras le pone una mano en el hombro el peligro a marchado? Ya no hay gran nube? Eso es bueno no?

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05/08/2015, 16:26
Abeillut Sadar

El bereber asintió con gestos cortos y repertitivos. - Sí tienente, sí...- expresaba el guía con una sonrisa en la cara. Parecía como si todos los temores que lo atormentaran en el día anterior, se hubieran disipado...

- Ya no niube, ya no niube. Niosotros seguir camino sin miedo.- refrendó mientras mostraba el horizonte despejado de la trayectoria a seguir por la expedición. - Yo muy contento.- 

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05/08/2015, 16:30
Luc Van Haal

El cardenal se sentó en el lugar que Vivant acomodara, y cogió algunos dátiles. Luego observó con ojos atentos, la locuacidad que parecía esgrimir el noble francés. Bien era conocido, que tras la Revolución, la fe había sufrido un importante revés, pero aquel hombre que tenía delante mostraba de forma abierta y sin causa de vergüenza, su amplio desconocimiento de las Santas Escrituras.

- Tenéis razón, monsieur. El Señor predica la bondad y la pureza de los actos. No sé muy bien que papel juega todo este engranaje militar en los preceptos de la Iglesia Católica, pero debo felicitarle pues para desconocer nuestra religión, posee más tablas en este tema que muchos...- dijo también con un aire distendido. Aquel sacerdote parecía ser un virtuoso de la horatoria...

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05/08/2015, 16:36
Guardián

El buen doctor se aproximó hasta la tienda de campaña más grande que la infantería acababa de montar. En su interior, descansaban los soldados que habían sufrido desvanecimientos a causa del agobiante calor, que allí, en ese milenario desierto, se respiraba.

Leblanc se paseó entre las diferentes camillas, intentando atender a cada uno de los infantes que allí se congregaban. Por suerte para él, no todos presentaban el mismo grado de afectación y gravedad. Algunos únicamente presentaban enrojecimientos y quemaduras muy superficiales, mientras que otros, parecían algo más lábiles...

Barraud, supervisaba las tareas que sus soldados realizaban, planificando puntos de vigilancia y combate en caso de emboscada.

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05/08/2015, 23:17
Dominique Vivant

Acepto la lisonja del cardenal con un mohín distraído, a la vez que dedico miradas al resto de contertulios para no ser descortés.

Oh... por favor. Me halaga. Sin duda lo poco que sé es fruto del esfuerzo de mi párroco. Sus misas son... evocadoras.

Acudo a misa lo necesario para alguien de mi posición, y desde luego no son pocos los negocios que he acordado, ni chismes que he conseguido entre los muros de la casa de Dios.

Si le he de ser sincero, monseñor, tampoco tengo muy claro que hace alguien de vuestra categoría en el desierto... Los caminos de... Dios digo callando el nombre de Napoleón en lugar del de Dios, pues no me parece el cardenal hombre de humor religioso son inescrutables. 

Dejo bailar unos momentos una sonrisa en mis labios, sin estar muy seguro de lo que le pueda gustar escuchr a un profano como yo meterse, aunque sea de puntillas, en su campo.

De todas maneras, me apresuro a añadir, antes de que pueda recriminarme nada. quizás en los manuscritos que nos ha confiado el general exista alguna explicación a vuestra presencia aquí... En cualquier caso será un honor poder contar con vuestra erudición... Y la del padre... ¿Eugène? ¿Lo he dicho bien?

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06/08/2015, 07:54
Dr. Emelien Leblanc

Agua, sombra y descanso. Poco más puedo hacer en este lugar. En esto pensaba mientras recorría las camillas atendiendo a los pacientes, menos numerosos en realidad de lo que cabía esperar, lo que demostraba la templanza y resistencia del gran ejercito francés. Pese a todo algunos de aquellos hombres no podrían marchar al día siguiente y tendrían que ser transportados por sus compañeros.

Cuando vi a Barraud, lo reconocí de la enfermería y sonreí como si viese a un viejo amigo. En realidad no conocía de aquel hombre más que su nombre, pero había algo cercano en encontrarlo de nuevo a tanta distancia ya del hospital de campaña. Fue quizá por esa sensación que desoyendo mi costumbre habitual, le interpele directamente.

- Se encuentra bien - le pregunte a modo de saludo - Parece que lleva el calor mejor que muchos de sus compañeros. Aunque viendo el equipo con el que les hacen cargar, no es de extrañar que el calor les afecte más que al resto.

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06/08/2015, 11:48
Luc Van Haal

- Sin duda, a simple vista puede parecer que soy una nota disonante en esta orquesta...- dijo el cardenal flamenco mientras miraba al diletante noble - ... Pero mi misión procede de la mismísima Roma, Monsieur. - añadió con cierto tinte de misterio.

- En la expedición de Luc Lovain, viajaba un sacerdote llamado Francoise Duguin, un reputado antropologo y astrónomo...- comenzó a explicar el cardenal con voz calmada y manteniendo una sonrisa en la cara. -... Digamos que la Santa Iglesia, reclama al padre Dugin para mantener una conversación con él...- seguía manteniendo un discurso bastante tangencial, sin entrar de todas todas en el meollo de la cuestión - ... Al parecer, dispone de ciertos conocimientos que deben ser contrastados con las Santas Escrituras.- reveló con tono sombrío.

- ¡¿Y quién mejor que un cardenal experimentado para charlar con un compañero de fe?!...

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06/08/2015, 12:51
Dominique Vivant

Lo que me confiesa el cardenal me parece bastante misterioso. Y más por lo que calla que por lo que dice.

Lo que me decís es fascinante, monseñor. ¿Queréis decir que el padre Duguin vino a esta expedición escondiéndose, después de dejar caer una falacia? ¿Que vino aquí en busca de la confirmación de sus locas teorías? Oh, por favor, monseñor, no me deje a medias.

Y con un gesto vuelvo a llenar nuestros vasos. Los de todos. A la espera de su respuesta.

En cualquier caso, si han sido emboscados por los mamelucos, es muy posible que el padre Duguin sólo pueda dar explicaciones a su Hacedor.

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06/08/2015, 14:27
Jean-Pierre Barraud

Pese al calor extremo y al cansancio acumulado, sus hombres habían hecho un magnífico trabajo con celeridad y eficiencia. Ya habían terminado de acomodar a los soldados que precisaban reposo cuando se acercó el doctor Leblanc, a quien ya había conocido previamente.
- Bueno, no me puedo quejar. - respondió, estrechándole la mano de modo afable. - ¿Y usted?
- Lo cierto es que la marcha ha sido penosa. No sé cómo anda el quinto, pero en este regimiento al menos, muchos hombres han caído desfallecidos. Qué le voy a contar, usted mismo puede verlo... - Con la mano, señaló a la tienda dónde reposaban sus compañeros. - ¿Cómo los ve, doctor?

Barraud se había alegrado en cierta medida por el encuentro con el galeno. No había compartido más de dos frases con aquel hombre. Sin embargo, descubrió que le resultaba agradable charlar con él.

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07/08/2015, 13:39
Jean-Baptiste Lacroix

Bien amigo bien... dice mientras le da un par de palmadas amistosas en el hombro. Voy a seguir con mis quehaceres, pero si vuelves a notar algo extraño, no dudes en comunicármelo. Le dedica una sonrisa, y luego vuelve a seguir montando el campamento.

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07/08/2015, 17:41
Dr. Emelien Leblanc

Una nueva sonrisa traiciono mis facciones dulcificándolas, quizá demasiado. Pero solo duro un instante, entonces volví la vista hacia la tienda, como si realmente quisiera ver a los enfermos y no simplemente borrar aquel destello de mi rostro.

- Me alegro - Dije con tono más serio, profesional - La mayoría solo necesita unas horas de descanso a la sombra, aunque tendré que sugerir que algunos reciban ración doble de agua si han de seguir marchando. Debemos evitar la deshidratación. Y ahora si me disculpa, tengo que continuar atendiendo a estos soldados.

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10/08/2015, 10:35
Luc Van Haal

- Mon amic! La información que poseo está clasificada por la Santa Sede. Por mucho que me gustaría revelársela, no podría hacerlo a riesgo de condenar a mi alma inmortal al infierno...- comentaba de forma elocuente el cardenal con una sonrisa en la cara y degustando una copa del vino de Vivant. - Aun así, espero que eso no sea un impedimento para que pueda seguir disfrutando de su magnífica cosecha de vinos, Monsieur. Jajajaja- finalizó su hilarante argumento. Estaba claro que aquel cardenal estaba allí por asuntos fuera de lo común. Detalles que escapaban a la mera campaña militar...

- No dudaré ni un instante en echar un vistazo a esos antiguos documentos, aunque debo advertirle, que mis conocimientos en arqueología son bastante rudimentarios. Siempre me he dedicado más a la fe.

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10/08/2015, 10:42
Guardián

La gran mayoría de soldados inspeccionados, presentaban los signos propios del cansancio y la deshidratación. Algo de descanso y una buena ingesta de agua los recuperaría satisfactoriamente para continuar al día siguiente... con lo que hoy no se podría avanzar más.

Leblanc continuó atendiendo e inspeccionando a los soldados, con sus manos suaves y adiestradas, bajo la atenta supervisión del sargento Barraud. El doctor trabajaba en silencio y eficientemente, sin emitir ninguna palabra. Su consciencia estaba complatamente concentrada en la tarea de revisar y ascultar a aquellos que tenía delante. Por su parte, Barraud contemplaba como el galeno obraba su arte. Le resultaba curioso a la vez que hermoso ¡¿Qué podía ser más humano que salvarle la vida a otro ser humano?!... Rápidamente la idea se desvaneció de su cabeza... ¡¿A cuántos había privado de sus años de vida?!...

De repente, el temor del médico se confirmó... No todos estaban defallecidos por el terrible calor... Al menos tres soldados presentaban los primeros síntomas de la peste... fiebre, malestar e inflamación de los ganglios de la región axilar e inguinal...

Tenían un problema.

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10/08/2015, 23:33
Dominique Vivant

Aunque se me dibuja cierta decepción en la cara, la dulcifico con una buena sonrisa, y me uno a sus risas.

Por favor... Será un honor y un placer compartir mis caldos con su eminencia...