Partida Rol por web

La tormenta de arena

II. Lo que se esconde entre la arena.

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23/09/2015, 19:29
Guardián

Nuevamente el sol se alzó en el horizonte de aquel mar de arena que era Egipto. Desde bien temprano, los soldados habían estado recogiendo los pertrechos del campamento y realizaban los preparativos oportunos para proseguir el camino. Murat, supervisaba en persona el afán con el que sus hombres cumplían cada una de sus instrucciones, pues no deseaba ser sorprendido otra vez por aquellos otomanos locos y fanáticos.

Cuando por fin todo estuvo preparado, la columna formó una vez más. El calor, una vez más, sería el gran enemigo de la expedición, aunque entre los hombres comenzaba a rumorearse fantasiosas ideas de un monstruo velado tras la cortina de arena de aquel desierto infinito, haciendo que el temor a lo sobrenatural cobrar fuerza, minando la moral de aquellos soldados maltratados por las inclemencias de aquel lugar

Notas de juego

NOTA GUARDIÁN: Escena nueva abierta... ¡¿Qué pasará?!

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23/09/2015, 20:22
Dr. Emelien Leblanc

Despierto antes de que lo haga el sol, cubierto de sudores y con la sombra de mis pesadillas desapareciendo lentamente de mis recuerdos. En ese punto en el que el inconsciente y el consciente se encuentran y comparten información, que se borra poco a poco de la memoria lucida. Cierro los ojos mientras los muertos que me atormentan se funden en la oscuridad y el olvido.

Cuando salgo de mi tienda, voy perfectamente vestido y con todo mi equipaje preparado para seguir la marcha. Espero a que me traigan un caballo mientras mirando como los soldados se preparan para la marcha, o eso me digo pues en realidad mi mirada busca al sargento Barraud entre el gentío.

Cuando me traen la montura subo a ella, y busco una posición en el medio, desde la que me sea facil recibir cualquier aviso y acudir si mis servicios son necesarios durante la marcha.

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23/09/2015, 22:48
Dominique Vivant

Me ha costado dormir después de lo sucedido, y es por eso por lo que he estado hasta tarde, a la luz del quinqué, estudiando los documentos que me confió el general Bonaparte. Aún me queda mucho por mirar, pero quería saber qué contenía ese misterioso paquete, y nada mejor que eso para apartar de mi mente el bizarro suceso de anoche.

He sido de los últimos ne estar preparados para la marcha del día. Los rumores del día son esperables. Es bien sabido que los soldados de todas las épocas y naciones han sido siempre la gente más supersticiosa.

Supongo que el hecho de enfrentarse a diario a la muerte hace que sea necesario creer en lo sobrenatural... Una especie de protección quizás... O consuelo... A saber. Qué apasionante es la vida del miliciano...

Pienso, en mi ingenua visión de diletante, que jamás ha pisado el barro ensangrentado de un campo d ebatalla, ni ha visto a hombres destripados por un cañonazo y los jóvenes que lloran desconsolados cuando el cirujano les va a cortar una pierna...

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24/09/2015, 11:04
Jean-Pierre Barraud

Al salir el sol, la tropa empezó a desperezarse y poco a poco la vida despertó en el campamento. Barraud preparó todos sus pertrechos y salió al exterior, donde el sol ya comenzaba a calentar la arena. Entre todos, desmontaron las tiendas y, tras el frugal desayuno, formaron para reemprender la marcha.

Entre los hombres circulaba aún el rumor de lo acontecido la pasada noche. El temor y la inquietud hacia lo que pudiese acechar oculto entre la arena era suficiente para hacer que la mayoría de soldados caminasen con paso vacilante y llevando siempre la mirada a la retaguardia de la columna.
Jean-Pierre marchaba al frente del regimiento, por detrás de los mandos superiores. La mirada fija en el horizonte y la mente perdida en el recuerdo de todo lo vivido. Lo más seguro era que sólo fuese una superstición o un malentendido; sin embargo, resultaba difícil de asimilar que la simple superchería hiciese enloquecer a un contingente entero hasta el punto de huir de aquel modo.

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25/09/2015, 01:08
Abeillut Sadar

El día comenzó para Sadar como había terminado el anterior: con agotamiento e incertidumbre. El enloquecido ataque de los mamelucos desarmados había sembrado las dudas entre los franceses, cuyo escepticismo y racionalismo comenzaba a ceder en pos de la superstición que aquellos turcos suicidas habían alimentado con su ataque imposible. Para el bereber, aquellas historias sombrías eran no sólo una parte más de su cultura, sino una fuente inagotable de miedos e inquietudes. Tales habrían de percibirlos quienes aquella mañana partieran con él en la avanzadilla, pues no paró Abeillut en toda la mañana de proferir rezos en árabe y realizar gestos tales como escupir hacia la izquierda o tocarse la frente con dos dedos cada vez que veía algo extraño, lo cuál aquel día pareció ocurrir con mayor frecuencia que nunca. Sin duda Abeillut se hallaba sugestionado por las palabras que le había arrancado al prisionero turco, y percibía signos extraños en cada duna y cada sombra. Este temor irracional que le invadía se reflejó en su carácter, de natural hosco, y que en tal mañana hubo de agriarse por completo, hasta el punto en que ninguna palabra más salió de sus labios, y sólo gruñidos y gestos ayudaron a guiar a la atemorizada expedición francesa.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada hecha por si pudiese saber algo. Si no se aplica, siéntete libre de ignorarla, máster.

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25/09/2015, 13:57
Jean-Baptiste Lacroix

El teniente se levanta pronto por la mañana, a dormido poco y mal. Se viste preparado para el viaje, desayuna tranquilamente en la tienda y luego, mientras se prepara la pipa, sale al exterior.

Fumando tranquilamente se va paseando por el campamento, dando ordenes a sus soldados para recoger el campamento y prepararse para la marcha. Muchas dudas tiene en la cabeza dando vueltas. Por lo que parce, no soy el único que no ha pasado una buena noche, dice observando a los demás a medida que se levantan.

Una vez todo preparado, se ponen en formación dispuestos a empezar la marcha. Mientras Gerrard le trae la montura, Lacroix le dice, Que Abeillut forme a nuestro lado. Lo quiero cerca si los mamelucos vuelven a actuar de forma rara. Luego se queda observando el largo camino que tienen por delante.

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28/09/2015, 11:48
Guardián

La expedición prosiguió su travesía velada por un desconcertante silencio. Lo acontecido la noche anterior había provocado que aquellos hombres reflexionaran sobre la existencia de algo tan aterrador como para hacer huir al ejército mameluco, cosa sea dicha de paso, un contingente formado por hombres valerosos capaces de enfrentarse a cañones y mosquetes.

La pesada marcha, se hizo demasiado insulsa. Nadie quería comentar nada de lo vivido hasta el momento, pues nadie tenía la menor idea de qué podía estar sucediendo. La gran mayoría de los hombres, se refugiaban en la creencia de que llevaban a cabo aquella misión pues era de gran importancia para la Francia de la Luz, pero otros, comenzaban a dudar de toda la campaña africana... 

Cuando estaban a punto de llegar al punto estimado para realizar un breve descanso. Un plano rodeado de dunas de arenas doradas, toda la columna se detuvo. Algo imprevisto aguardaba tras ascender por una pronunciada loma. Se trataba de un gran tabique de polvo y arena. Estaba a poco más de dos millas.

Los hombres comenzaron a rumorear nuevamente, mientras que alguno de los supervivientes turcos del asalto anterior, comenzaron a gritar y llorar de forma desconsolada.

Murat se mantuvo impertérrito sobre su corcel, mientras contemplaba aquel fenómeno tan majestuoso como destructivo, con actitud desafiante. Pero poco sabía el general de aquellas tormentas del desierto. De pronto, algunos hombres comenzaron a vocear un detalle que en el que hasta el momento, nadie había reparado...

El muro de arena y polvo se mantenía estático.

 

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28/09/2015, 12:05
Guardián

NOTA GUARDIÁN: Lo que consigues averiguar de tus reducidos conocimientos de criptología, es que al parecer Tutankamon fue asesinado por el propio sacerdocio de Amón, pues estos quería recuperar el monopolio. Según se explica en los textos de forma vaga, el Niño Faraón adoraba a una deidad que habitaba en la Constelación de Tauro.

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28/09/2015, 12:09
Guardián

NOTA DM: De sobras son conocidas leyendas y cuentos para asustar a los niños, de la existencia de tormentas de arena invocadas por dioses antiguos para castigar a sus fieles. Muchas de éstas erradicaron a poblados y ciudades de tiempos inmemoriales.

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28/09/2015, 20:58
Eugène Descoteaux

El capellán había viajado sumido en sus propias plegarias acompañando la mayor parte de tiempo al cardenal, ayudándolo con sus equipajes y demás quehaceres. Cuando la expedición diviso aquel extraño fenomeno meteorológico Descoteaux no pudo más que aferrar su mano a la cruz de madera de su pecho maldiciendo interiormente haber formado parte de tan excéntrica campaña.

- ¡Por el espiritu santo! ¿Qué nuevo peligro nos prepara el maligno? - exclamó con un grito ahogado señalando el muro de arena.

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29/09/2015, 01:31
Abeillut Sadar

Abeillut contempló con horror aquel muro de arena salido del inframundo. Muchas veces había visto el bereber el poderío de la naturaleza en aquel desierto al que llamaba hogar, mas nunca había contemplado tal portento. Y no hacía éste sino acrecentar sus miedos, alimentados de superstición y cuentos ancestrales, que ahora afloraban por los poros del guía con la fuerza del vendabal que no les alcanzaba.

- ¡Yio dije tieniente! - exclamó al comprender el prodigio que observaba - ¡Yio dije y nadie escuchió! ¡Frianseses locos, van a matarnos a todos! ¡No se diebe disafiar disierto! ¡Disierto muy peligroso!

No era Abeillut un cobarde, y nada había ansiado más desde que partiese la expedición de cobrarse la debida venganza sobre aquellos malditos turcos a golpe de flissa. Pero una cosa era enfrentarse a hombres, por muy feroces y bien armados que estuviesen, y otra era enfrentarse a la ira de los dioses y las fuerzas del inframundo. Por un instante, Abeillut clavó la mirada en el teniente Lacroix, pensando que quizá intervendría y convencería al enloquecido Murat de lo inútil de aquella empresa.

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29/09/2015, 14:20
Jean-Pierre Barraud

En un momento dado, la columna detuvo su avance. Algo inquietaba sobremanera a los hombres que le rodeaban, pero Barraud no se percató de qué se trataba. Aguzando la vista, lo pudo ver: un enorme muro de arena se interponía entre ellos y el lugar en el que debían hacer el alto. Todo apuntaba a que se trataba de una incipiente tormenta del desierto, pero aquella enorme muralla de polvo se mantenía inmóvil.
El joven sargento no daba crédito a lo que estaba viendo; se mantuvo firme en su puesto tan sólo por simple costumbre. ¿Sería este fenómeno lo que produjo la desesperada huida de aquellos hombres la noche anterior?

Con un gesto involuntario, buscó entre la multitud al Coronel. Tan sólo esperaba que el alto mando no estuviera dispuesto a hacerles atravesar aquello...

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29/09/2015, 14:57
Jean-Baptiste Lacroix

El teniente estaba impávido ante aquella majestuosa imagen. Un enorme muro de arena delante de ellos, lo que vendría a ser una gran tormenta de arena...si no fuese porqué se mantenía estática. Lacroix no era un entendido en conocimientos avanzados de la naturaleza y su comportamiento, pero no le cabía duda de que aquello no era normal. Aunque tampoco era de los que creía que el maligno tenia algo que ver... El era partidario de la Francia libre, y eso no solo era de monarcas, sino también de la iglesia. Se consideraba ateo, y no estaba para nada de acuerdo de que la Francia libre volviera a tener relaciones con el clero (aunque entendía que era necesario, en términos de política y poder que a él se le escapaban).

Esta bien, soldados manteneos firmes! Entonces escucha a Abeillut hablar a su lado. Tranquilo amigo... solo es una tormenta de arena...noto la mirada de Abeillut. Pero yo solo soy el teniente de una compañía de dragones, que quieres que haga... Volviéndose a dirigir a sus soldados, Compañía! Tenemos que... debemos de... Merde! Gerrard! Mantener la posición...voy a hablar con el general.

Azuzando a su caballo, rompe la formación para dirigirse donde se encuentra el general.

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29/09/2015, 15:04
Jean-Baptiste Lacroix
Sólo para el director

El teniente llega al lado del general Murat, que esta observando la tormenta.

Señor, cuales son sus ordenes? Si me permite el atrevimiento...creo que deberíamos rodear la tormenta, o apartarnos de su camino. Se que somos el mejor ejercito que ha pisado el mundo, pero eso no es un enemigo natural, es la naturaleza en pleno apogeo. Y esos bastardos no pueden compararse con nuestro ejercito... pero si en algo puede ser que nos superen, señor, es en su conocimiento de este desierto...y ellos huyeron de la tormenta, señor.

El teniente espero en silencio su respuesta, esperando no haberse extralimitado en sus funciones...

Notas de juego

Master, lo pongo en privado, pero si crees que el post es para todos, ponlo en abierto sin problemas ;)

Por cierto, me encanta la canción que has puesto de Wrong turn 6!

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29/09/2015, 15:21
Dr. Emelien Leblanc

Viendo lo que se nos avecina, trato de pensar con mente pragmática que hacer. Lo primero que se me ocurre es cerrar bien mis bolsas y asegurarme de que mis posesiones están bien atadas. Envuelvo el maletín de fármacos en una de mis camisas para tratar de sellarlo contra el efecto de la arena.

Por último se me antoja que el caballo puede asustarse con la arena, por lo que desciendo y sujeto sus bridas con fuerza.

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30/09/2015, 10:30
Joachim Murat

El general Murat permanecía como una estatua ecuestre en lo alto de su corcel. Aquella tormenta lo inquietaba, como al resto de hombres de aquella expedición, pero su rango y su fama le obligaba a mantenerse allí estático y casi circunspecto.

- Quizás... Quizás tengáis razón, teniente.- se apresuró rápidamente a decir sin saber muy bien si lo que estaba haciendo era lo correcto. En la vida militar de Murat, todo se había resumido a cargar sobre los lomos de su montura contra enemigos, ya fueran disidentes revolucionarios o austriacos, pero aquello era diferente ¡¿Cómo se podía combatir a un fenómeno de la naturaleza en su estado primitivo y salvaje?! ¡¿Acaso el hombre podía combatir a la lluvia y los rayos?!

- ¡¡Corneta!!... Toque... ¡Toque de retirada!- aquellas palabras dolieron más al general de la caballería gala que un balazo de plomo. 

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30/09/2015, 10:38
Abeillut Sadar

Abeillut apretaba los dientes mientras su mano acariciaba inconscientemente el pomo de la flissa. Las palabras del teniente pretendían consolarle, mas la ignorancia del francés hacia las creencias del bereber sólo acrecentaba la certeza de éste de que se dirigían hacia una muerte segura.

- Nio sólo tormenta di arena, tiniente. - dijo, ya conteniendo su pavor - Mira... ¡nio si mueve! ¡Tiormenta siempre mueven!

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30/09/2015, 10:47
Marcel Galindeu

El taciturno coronel de artillería y jefe de ingenieros contemplaba la pared dorada de arena. Jamás había contemplado nada igual. Estaba a pocos metros del grupo de civiles, aunque a lo largo de todo el tránsito por el desierto, apenas había pronunciado palabra. Sin perder un instante, extrajo su catalejo personal, aquel con el que oteaba el horizonte y hacía sus cábalas matemáticas para ajustar los blancos a cañonear, y observó a la inmóvil masa de arena...

- Pour l'amour du ciel !!- exclamó Marcel mientras no daba crédito a lo que veía - Hay algo enorme tras el velo de arena...- sentenció con una inexplicable cara de terror...

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30/09/2015, 12:12
Jean-Baptiste Lacroix

El teniente se acerca donde esta el general Murat, y se les ve hablando un momento.

En medio del estupor de los presentes, se escucha al general Murat decir en alto:

-¡¡Corneta!!... Toque... ¡Toque de retirada!- 

Con lo que Lacroix asiente, y se dirige a su pelotón.

-¡Soldados!, ya habéis oído, ¡retirada!

No puede evitar mirar de reojo a Abeillut.

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30/09/2015, 18:23
Dominique Vivant

Todo aquello era muy inusual, pero tanto los gritos del guía bereber como las inquietudes de la tropa le parecían exageradas... Al menos tal y como lo planteaban. Una tormenta de arena era algo digno de ser contemplado... Desde la distancia, y realmente quitaba el aliento ver aquella enorme masa de arena flotar, pero de eso a hablar de ira de los dioses...

Estas tierras son azotadas por tormentas como esta... No me parece algo tan extraordinario... Aunque eso que no se mueva... Tenía entendido que sí se movían.

Seguro que hay una explicación científica para esto, señores. No se dejen llevar por la superstición.

Comento para los que hay más cerca de mí, aunque se trate de una falsa seguridad... y lo que sí que no puedo evitar es sacar mis cuadernos y hacer un dibujo del extraño fenómeno, mientras espero a que la tropa decida su próximo curso de acción.

Será complicado captar ese dinamismo estático, Dominique...