Kamuz abre la puerta y se encuentra con un espectáculo un tanto insólito. Afuera de la taberna, a dos metros de distancia de la puerta, hay un hombre cuya cara está oculta por una capucha, y su cuerpo por un vestido que parece una enorme capa. Detrás de él hay cinco lobos furiosos, gruñiendo. El hombre dice a Kamuz con voz misteriosa:
- Toma este pergamino, vuelve a entrar en la taberna y sigue sus instrucciones. Y hazlo deprisa.
El hombre pone el pergamino en brazos de Kamuz y se desvanece en el aire con una risotada. Los lobos siguen donde estaban y siguen gruñiendo.
¿Qué váis a hacer, héroes?
El ladron sale de la taberna juntos a los otros.
No comprendo totalmente la situación: ¿Fuera de la taberna están Kamuz y Steligad? O ¿Hay alguien más del grupo?
Fuera de la taberna está sólo Kamuz, al menos por ahora... y los lobos...
Si quieres salir de la taberna, Steligad, nada te lo impide... o, en el mínimo de los casos, no será el tabernero quien te lo impida.
En las proximas horas estoy posteando, la jornada laboral semanal ya acaba.
Lamento la demora.
Kamuz recibe el pergamino un tanto desconcertado, ya hace rato que presentía algo extraño.. algo.
Agacha la mirada para dar un vistazo al pergamino no sin antes asegurarse de que los lobos no se lanzaran hacia él.
Mientras se desvanece el mensajero, el ladrón solo atina a mirarlo directamente a los ojos. -¿Quien eres? Le intenta preguntar pero ya era tarde.
A los pocos segundos llegan sus compañeros detrás. -Un extraño sujeto... dejó esto.- Tras decir esto con cierto desconcierto poco usual en él, le entrega el pergamino a Haralwold.
Si queréis podeis leer el pergamino ya mismo.
Si, lo leí antes de darselo a Hararlwold.
Espero mientras me sirven la cerveza y el encargado de la misión prosiga. Pero Kamuz que había salido vuelve y el ladrón entrega algo al clérigo.
- Vamos a leerlo. - no sé que contendrá el pergamino que ha traído Kamuz y ha entregado a Haraldwold, pero sentía curiosidad por lo que acontecía en la calle.
Yo si quiero que leamos el pergamino.
Steligad cierra la puerta al entrar de nuevo en la posada. Lo hace sin dar la espalda a los lobos con actitud hostil. Con el resto espera a ver en que consiste aquel pergamino.
Apreciados jugadores,
COmo veo que Haraldword y Hargrim Dungarr hace más de una semana que no escriben, les pongo en autocontrol hasta que vuelvan o hasta que pase demasiado tiempo que no juegan.
Para el resto de jugadores, la partida continua.
Uno de vosotros lee el pergamino:
"A mis odiosos héroes,
Os ofrezco la oportunidad de rendiros antes de morir.
Si os rendís, tirad las armas y el equipo al suelo, abandonadlos, y coged en el acto la diligencia que os llevará lejos de aquí y de la misión. Y no volváis. Dejad que las fuerzas del mal hagan sus asuntos sin interferencias.
Si no os rendís, defendeos de mis lobos que tienen la intención de mataros si no lo hacéis.
Os aviso que, si no os rendís, vuestra vida no valdrá ni cinco para mi.
Espero vuestra respuesta... y pronto.".
Pasan unos segundos de silencio...
- Vaya - dice el encargado; - no sé vosotros, pero yo no me pienso rendir. Jamás!! ¿Y vosotros? Si a alguno no le da miedo la amenaza, que me lo diga ahora mismo- y mientras dice esto, el encargado se guarda el pergamino en el bolsillo.
Después de leer el pergamino, quedaba claro que las amenazas no parecían en broma pero para aventureros que habían luchado contra una arpía unos lobos ya no parecían un reto tan terrible.
- Tampoco me pienso rendir. - por lo menos nos habían dado la oportunidad de rendirnos, supongo que ya no se trataría de más pruebas o ilusiones como la primera en la que nos rodeaban enemigos, tuvimos compañeros que se retiraron después del enfrentamiento de la arpía. Hasta las fuerzas del mal saben de la misión.
Contaba con que Kamuz y Steligad, fueran los siguientes en tomar una decisión.
- Un consejo: - dice el encargado - interrogad a los que tenían la llave de la habitación de la trompeta del valor. Puede que alguno sepa algo importante. - se rasca la barbilla y añade: - Bueno, siempre que no terminéis siendo carnada de lobos, y no es ninguna burla...
- Bien, ¿nadie se rinde? Los que no digan lo contrario entenderé que continuan adelante con la misión. Y no dejaré pasar mucho tiempo...
El enviado de misiones hace repicar sus dedos sobre la mesa y dice:
- ¿Sólo hay un valiente? Me parece que deberé arriesgarme a que alguien se acobarde. Pero insisto: quien no diga explícitamente que se rinde, tendrá que ser valiente... o al menos intentarlo en serio si no quiere ser sancionado.
Apreciados jugadores,
Ahora mismo TODOS hace más de una semana que no participáis en la partida.
No obstante, siento favoritismo, y no es por nada, por Valerio, quien sólo hace 9 dias que no juega.
Por lo tanto, pongo autocontrol a todos los que no lo tenían salvo a Valerio.
Para quitar el autocontrol sólo hay que escribir un mensaje cualquiera, el que sea. Sólo esto romperá el autocontrol. No pido la luna...
Nada más por ahora, jugadores.
Un saludo.
Espero vuestra participación pronto. Que vaya bien.
Información a todos los jugadores:
Steligad está de vacaciones, por lo que en su caso no está bajo sanción. Lo sé porque me ha informado del hecho.
Que lo sepáis.
Un saludo.
Antes de salir a la calle a luchar con los lobos me preparo mentalmente, decidiendo cuál sería la estrategia más adecuada.
- Quizás debiéramos luchar espalda contra espalda, compañeros. - dicho esto me acerco hacia la puerta principal de la taberna dispuesto a salir al exterior, desenvaino mi espada mágica.
Salgo de la taberna.
En este momento cae del techo de la taberna una bola de fuego sobre Hargrim Dungarr, convertiéndolo en cenizas en pocos segundos. Ha muerto. Se supone que son los malos que utilizan su magia. Claro que quizá fué un aprendiz de mago que lo mató accidentalmente. La magia no siempre es de fiar...
Hay que seguir la aventura sin él...
Pues sí, chicos, el jugador que controla Hargrim Dungarr ha dimitido y yo he matado su personaje. Deberéis continuar sin él... porque supongo que queréis continuar.
Un saludo.