Partida Rol por web

Masajeo su entrecejo para liberar la molestia que le había generado la intervención de dos personas. Pero era esperable, como muchas cosas que han sucedido en este grupo de personas. Luego mira a su espíritu, y mueve la cabeza, ahora quedaba que Roxana accediera a tan difícil petición, seguramente daría pie atrás, y buscaría ayuda en otro lado.

-¿en serio que le pedirías eso?... onichan... -intenta interceder en favor de Roxana, ya le había dicho lo que era, quizás eso ayude, pero también le daba vueltas el tema de la nieve. ¿Qué quiso decir con eso?.

Perder aquellos únicos buenos recuerdos era un claro acto de crueldad y una auténtica prueba por parte de lo que quisiese que fuera esa mocosa. No pude evitar fruncir el ceño, sentir como si una púa de hielo atravesase mi pecho ante aquella petición. Aquel favor, era caro. Muy caro.

─¿Acaso debe ser Natuk la única que se sacrifique por un bien mayor? ¿Debe cargar ella con todo? Además... si conseguimos volver atrás... nada de esto habrá pasado. Si conseguimos solucionarlo, recuperaré esos momentos... creo. Es una pequeña trampa... que puede que me salga mal. O puede que no. Pero ¿acaso alguien ha dicho que haya que jugar limpio?

Era egoísta por parte de todos querer salvarnos, querer salvar a los nuestros, y que tan sólo una pagase el pato. Todos estábamos hasta el cuello, todos eramos parte de esa historia y todos deberíamos estar a asumir nuestra culpa, a poner nuestro granito de arena, y a tratar de solucionar todo de forma que hubiese el menor daño posible. Para todos.

─Si asumo este trato, si lo acepto... espero que los demás tengan el valor de seguir adelante. Que no se rindan. Que no se acobarden por poder perder algo que amen. Por que yo lo voy a perder, lo voy a perder por ellos, por mi, y por Natuk. Por la humanidad, y por lo que haya pasado estos trescientos años... y si se acobardan... entonces tendré que tomar... medidas.

No pude evitar que mis ojos se empañasen, necesitábamos esa ayuda. Necesitaba ese empujón, necesitaba más poder... el poder podía ponernos a todos en peligro, tal y como pasaba con Natuk. Pero también podía darnos una solución, como devolvernos atrás en el tiempo y arreglarlo todo.

Fruncí el ceño, confusa. No pude evitar que una triste y solitaria lágrima se derramase por mi mejilla izquierda. Me arrodillé ante la niña hasta que su mirada estaba a la altura de la mía. Sin pensarlo más, le tendí la mano, como si fuésemos a firmar un trato con un apretón.

─Hazlo. Acepto.

Hazlo. Y cuánto antes, mejor. Solo esperaba que no doliese.

─Todos debemos... aceptar un sacrificio. No creo que podamos solucionar todo gratuitamente... ─dije, mientras recorría con la mirada el rostro de Kitsune, y mirando hacia atrás el de Angelica y Kat─ Todos debemos hacer sacrificios... no solo Natuk.

Volví la vista hacia la niña, la pequeña Rina. Esperando que hiciese lo que tuviese que hacer.

- ¡Rox, No!  -  dijo Kat con tono de prohibirle lo que estaba a punto de hacer.
- ¡No dejaré que lo hagas!  -  su voz era una mezcla entre enfadada y lastimera.

Se levantó y se dirigió hacia ellas, hasta quedar a la altura de Roxana, a la cual tiró del brazo hacia atrás, intentando alejarla de la pequeña Rina.  Desgraciadamente, la pequeña altura y la paupérrima fuerza de la polaca no eran rival para la israelí que, aunque era poco más que una adolescente, ya sobrepasaba en altura a Kat.  Al ver que no conseguiría nada así, decidió algo más estúpidamente arriesgado.

- ¡Rina-chan!  -  se dirigió a viva voz hacia la más joven de las hermanas.
- ¡Dime que tengo que hacer para obligar a la última para que me de su poder y lanzar el condenado hechizo!
- Dices que no hay otra forma ¿no?  -  miró a la pequeña Rina con desesperación.
- ¿Acaso no quieres salvar a tu hermana de una muerte segura?  -  intentó convencerla
- ¡Vamos te lo ruego! ¡Te daré lo que quieras! -  suplicó

la kitsune subió sus colas, y con una media sonrisa en sus labios, se puso delante de su hermana y enfrentando a la polaca, su metro y medio, era casi la misma estatura de la estatura de la mujer hasta quizás más baja. Cerró sus ojos, guardando sus manos en su espalda.

- no va a obligar a nadie, creo que no me expliqué bien antes - estaba sonriendo, no parecía una amenaza, o por lo menos en la forma en que lo estaba diciendo -  ni tampoco puede decidir que alguien haga algo o deje de hacerlo... y no tiene porqué salvarme de una muerte... - se da cuenta que la polaca no estaba informada de la verdadera naturaleza del espíritu, - además, si la situación se da, creo que nos defenderíamos bastante bien, ¿no? - mira hacia atrás a su versión menor.

- Roxanna, los recuerdos son lo que nos defienden, los que marcan nuestra personalidad y manera de pensar, debes estar segura de  lo que harás, pues pueden haber más salidas, que aunque demoren mucho más, pueden ser salidas, tú, como Natuk-san, tienen el derecho de decidir sin sentirse obligadas a nada, si no estas segura de un paso que no tendrá marcha atrás, puedo ayudarte a encontrar tú naturaleza, no lo hagas por desesperación, sino porque no hay otra salida, porque ya se han gastado todas las alternativas, quizás deberías darle una vuelta más, onichan no desaparecerá, mientras yo exista, ella lo hará - dio un paso hacia atrás para ponerse al lado de su espíritu.

Rina mira a su versión mas adulta y dice en un tono tranquilo como si estuviera enumerando:

• Yo también tengo algunas normas que cumplir… no es cosa mía por así decirlo, potenciar las habilidades tienen un coste y ese coste es energía de tus recuerdos

Cuando Rox acepta Rina se empieza a acercar, pero Katarzina grita en ese momento que no lo haga, entonces se le acerca y le pregunta qué puede hacer para convencerla, iba a responderle pero Rina se adelanta, mientras Rina habla con Rox mira a Katarzina:

• Yo pienso que no debería de hacerlo… no tienes que darme a mi nada, sino a ella, y si volvemos al pasado ahora mismo solo le daríamos que dejara de existir, que ella nunca hubiera existido, te lo imaginas? Serias capaz de pedirle a alguien que haga eso?...

Una llama azulada aparece en su mano y en la otra aparece otra, entonces dice:

• Ves esta llama? Imagínate que esta llama hace que la segunda se encienda, que pasaría si apagamos esta llama? Claro que la segunda no se encenderá seguro… imagínate que alguien del futuro viaja al pasado y mata a tus abuelos, que te pasaría a ti?.

Se acerca a la polaca y le mira fijamente a los ojos mientras dice:

• Ahora imagínate que fuiste concebida in vitro… y que el que dio la donación le matan, que hubiera pasado? Sí, que no llegarías a nacer, pues lo de Natuk es aún peor, ella nació porque mataron a esa tal Maki, le estás diciendo que se autodestruya.

Se acerca y se pone junto a la oreja de la polaca y le dice algo para después alejarse

Cuando se acerca a Katarzina le susurra:

• Pero te puedo dar lo que quieres, te puedo dar algo que hará que se anule la personalidad de una persona durante un tiempo y le puedas dar las ordenes que tu quieras, pero a cambio tendrás que darme algo

La polaca siente como la niña se ríe y dice:

• Una vida… una vida de alguien, no, no me vale la tuya necesito el alma de una persona viva para poder anularlo, esa persona no morirá de inmediato no te preocupes… pero lo hará por tu culpa y no, no puedes ser tu… no me respondas, solo tienes que darle esto con el agua, no te preocupes no lo notaran ah y es secreto sino el trato no tendrá valor

Un pequeño tarrito con un líquido, suficiente para un par de gotas aparece en su mano

Cerré los ojos y negué con la cabeza cuando todo el mundo comenzó a interponerse en mi decisión. Sí, yo hubiese hecho lo mismo por ellas, pero en ese momento lo que menos me ayudaba era que me hiciesen dudar. Tenía un plan, un plan que si salía bien el trato habría merecido la pena.

─Pequeña ─agarró con suavidad el antebrazo de la niña antes de que ésta se alejase más─ te lo he pedido. Agradezco de verdad la preocupación de los demás, pero... simplemente hazlo.

No podía permitir que esa oportunidad se me escapase. Posé una mano en el suelo para resolver mi falta de equilibrio al girarme hacia la niña, y con los ojos ligeramente humedecidos y el ceño fruncido esperé pacientemente que la pequeña aceptase el trato.

El espíritu sonríe y dice:

• Muy bien, que así sea

Indica a Rox que se agache y le coloca la mano sobre la frente, entonces esta nota un escalofrío, también siente como todos sus recuerdos de cuando era niña tanto buenos como malos van apareciendo, era una sensación extraña, primero los ve y después es como si no hubiera nada, todo, absolutamente todo desaparece hasta que cumplió 12 años, amigos, familiares, acontecimientos, todo, todo lo olvida, no recuerda nada anterior a su 12º cumpleaños, es como si no hubiera vivido esos años, a partir de los 12 años lo recuerda perfectamente, sin embargo, lo anterior era todo en blanco, sorprendida se descubre llorando cuando Rina se aparta de ella, la chica dice:

• Tu esencia se ha hecho más fuerte, pronto empezaras a sentir como tus poderes se hacen más fuertes… y como poco a poco vas siendo más poderosa

Cuando la pequeña pronunció las últimas palabras, mi cabeza comenzó a arder por dentro. Tratar de recordar algo que no existía abría un vacío similar a pensar en los orígenes del universo, un vacío que te hace sentir pequeña, insignificante, un vacío en el cual si intentas profundizar notas cómo te supera el abismo del desconocimiento, y te acaba quemando.

Llevé una mano a mi cabeza, posé la otra en el suelo, y traté de mantenerme en el sitio pero me resultó imposible. Caí al suelo en redondo, mareada, con nauseas, y con una mirada perdida en un horizonte escrito en blanco.

─ D-du... aaahg... ─un último gimoteo sentenció mi pérdida de la consciencia.

Después solo me esperaba oscuridad, cerré los ojos y abrí paso a unas cuantas lágrimas corriendo por mis mejillas hasta rozar el frío suelo de mármol sobre el que yacía.

Atónita ante aquella situación, salté de la mesa a asistir a Roxana.

- ¿Estás bien? Vamos, Rox, aguanta!

Miré al espíritu con cierto recelo, aunque realmente Rox había decidido aquello. Quizás yo también debería probar a renunciar a algo de mi para conocer mis poderes, o si poseía alguno al menos. Aquellas dudas me hacían sentir distinta a todos los que allí estaban, y no era capaz ni de conocerme a mi misma. Acaricié el rostro de Rox antes de mirar a Rina, y le dije:

- ¿Hay alguna manera de saber si yo también tengo ese... tipo de... poderes?

Miré a Kat después de esta pregunta, sabiendo que se negaría a que otra de nosotras pasase por algo parecido. Pero necesitaba encontrar mi lugar en todo este extraño mundo. Necesitaba saber si yo realmente era útil allí, o si mi único destino era esperar y no poder hacer nada por mi ni por mis compañeras.

Rina mira a Angelica y dice:

- Claro que tienes poderes, sino no estarías aquí, cuáles? bueno, hay varias formas de averiguarlo, como con ella te hago la misma oferta, pero también puedes averiguarlo por ti misma... tú decides

- ¡Por Dios bendito!. ¡Dejáos ya de sacrificios!  -  repuso Kat visiblemente desalentada y amargada.
- Si tan empeñada estás en los dichosos poderes, ve a ver a Elízabeth  -  dijo alzando el brazo hacia la puerta.
- Y déjate de hacer locuras como la tonta de Rox  -  dijo más con angustia que enfado.

Se alejó de los presentes y se sentó en un banco a unos metros de ellos, de espaldas a ellos, pues sentía que sus palabras no les llegaban o, peor aún, que eran sistemáticamente ignoradas, incluso por Rox y Angie.

Y realizaban el hechizo, pagando el alto costo, Roxana caía en medio de quejidos, y la kitsune se encogía de hombros, agachándose para poder atenderla, pero estaría bien. Sin embargo, Angélica también quería secundar a la adolescente, escuchando las protestas de Katar, por lo menos, ya no quería insistir con el asunto de forzar a la última, pero si seguía sin querer explorar sus poderes, sería peso muerto, una carga más que un beneficio.

- pues... a pesar de la rabieta, pienso lo mismo que la señorita Katarzyna - metió sus manos en sus bolsillos, - pero eres libre de escoger, como lo fue la señorita Roxana. - tuerce el gesto, y ayuda a levantarse a Roxanna, sus recuerdos también aún pendían a modo de garantía con el Espíritu del bosque. Ni sabía cuanto tiempo aquella fianza tendría rigor. 

- apenas te recuperes, iremos al jardín a practicar, ¿bueno?, - le dice a Roxanna con un tono bastante maternal, había sacrificado bastante como para demorar más en descubrir de lo que era capas de hacer. Un sonido la hace levantar la cabeza.

- ¿fue un grito eso?- preguntó, no sabía si eso había escuchado o no, no tenia nada que ver con lo que conversaban, pero tenía la sensación que habían gritado. 

Tras la oscuridad vino la luz. Me visualicé a mi misma en un cuarto blanco, sin muebles, ventanas ni puerta. Iluminado tan solo por una bombilla que pendía del techo desafiando la gravedad gracias a un cable de cobre cubierto por plástico blanco. Observé aquel lugar, ¿había muerto? sentía un frío en la espalda, sudor en mi cuello, calor en mis manos y un cosquilleo en mis pies. Pero no podía recordar.

La imposibilidad de ver lo que una vez hubo en aquellas paredes, dibujadas con recuerdos tristes y felices me abrumaba.

─¿Qué he hecho? ¿Por qué? ─me pregunté desesperada, desalentada─ ¡¿Dónde estoy?! ¡¿Me escucha alguien?!

Grité a las paredes en blanco. Una horrible sensación de soledad prendía en mi una llama de ira e impotencia.

Podía caminar. Cargué contra una de esas paredes, posé las palmas de mis manos en ella y algo cambió. La pared comenzó a cristalizarse, una fina caba fría de hielo puro se expandió por todo aquel lienzo blanco que poco después comenzó a empaparse. ¿Estaba aún más loca de lo que ya creía estar?

─¡Qué...! ¿Qué es esto? ─giré sobre mi misma─ ¡¡Ayuda por favor!!

Contemplé con temor el resto de las paredes, una se agitaba como si se tratase del viento arrastrando una bolsa de plástico en una corriente caliente. Otra se carbonizaba, consumida por unas llamas naranjas y rojizas que formaban horribles caras en sus serpenteantes movimientos. La última había sido cubierta por una capa térrea, dura y con musgo en las esquinas.

Volví al centro de la habitación confundida. Aterrada. Las paredes comenzaron a resquebrajarse, todas.

─¡¿Qué está pasando aqui?! ─chillé─.

De pronto las paredes se fragmentaron en miles de pedazos, puntiagudos y afilados. En menos de un segundo todos se precipitaron contra mi, detonados por un chillido ajeno, irreconocible, que provenía de la lejanía. Traté de cubrirme. Sentí mil agujas atravesar mi cabeza, y la oscuridad volvió.

Conseguí abrir los ojos, una visión borrosa me acompaño los primeros segundos. Estaba allí, en el suelo. De vuelta, con el sonido de un grito de fondo y reverberando en mis oidos.

Conseguí abrir los ojos, una visión borrosa me acompaño los primeros segundos. Estaba allí, en el suelo. De vuelta, con el sonido de un grito de fondo y reverberando en mis oidos.

Me conseguí levantar gracias a la ayuda de mis compañeras, había perdido la consciencia durante unos segundos tal vez, pero a mi se me hicieron días. Por un momento creí estar de vuelta en mi hogar, y que todo aquello del castillo había sido una tonta pesadilla, pero cuando mi vista recupero su nitidez confirmé que no, no era una pesadilla. Era una realidad.

─E-estoy bien... ─dije tambaleándome un poco, apoyándome principalmente en Rina para mentener el equilibrio─ Y sí... lo he oido. Un gr-grito...

¿Sería Natuk? ¿Qué habría hecho?

─N-natuk... chicas. Hay que... ir a verla...

No me fiaba nada de lo que pudiese haber pasado. Me esperaba lo peor, quizás hubiesen asaltado el castillo o algo similar mientras estábamos en el comedor, quizás Natuk hubiese hecho alguna locura... me dolía demasiado la cabeza como para pensar. Decidí tomar asiento, el que tuviese más cerca, en un par de minutos con suerte estaría bien.

Ante el aviso de Roxanna, el corazón se le heló a la kitsune, y luego de ayudar a la adolescente a sentarse, retrocede, estaba pálida. 

- onichan, no sé si puedes estar presente sin mí, si no es así, luego le invoco, señorita...Angelica.. lo juro... pero vamos - sin esperar un sí, un no, o un te acompaño, corrió hacia la salida.