Partida Rol por web

Haber salido de aquella reunión era, con diferencia, lo mejor del día: al menos se había escapado con su hermana y Kurt antes de que le entraran ganas de arrancarse los oídos. Las heridas de su hermana se habían curado y eso era bueno, pero para alguien como ella era imposible confiar en el científico o en cualquiera de esos soldados después de que los atacaran de esa forma. 

Escuchó a Kurt y negó con la cabeza mientras esbozaba una sonrisa- Hombre, nos estamos volviendo buenas después de pasar tiempo con el boyband adorable- dijo recalcando esa palabra a modo de burla- que las tiene a todas locas.  ¿Te has fijado en cómo te miraba la colitas? ruborizándose y todo.   Me entraron ganas de meterme los dedos para vomitar y que así se diera cuenta de lo patético de su actuación, por dios. 

Empecé a reírme y miré a mi hermana.  No obstante cuando Kurt dijo que nos iban a necesitar me encogí de hombros- Lo único para lo que nos necesitan esa panda de ositos amorosos es para tener alguien a quien echarle las culpas cuando las cosas van mal porque ellos son demasiado estúpidos.  Oh, perdón, que me estoy metiendo con tus  nuevos mejores amigos- comentó con la clara intención de picarle. La verdad es que desde que había salido de ese lugar, y ante la idea de volver a su época, su humor había mejorado claramente, aunque estaba claro que las cosas no serían tan fáciles.  No sé qué haremos, la verdad, tengo que discutirlo con esta gruñona-  le dio un pequeño cabezazo a su hermana y luego le sacó la lengua. 

Me gusta ver a Lia un poco más relajada. Y aunque sé que necesita decir lo que acaba de decir, no quiero que pida perdón por eso-No digas esas cosas...lo que ocurrió ocurrió. Estamos bien y juntos, que es lo que cuenta.- Sus gestos me hacen dibujar una sonrisa cansada en mi cara, pero tan sincera como siempre.

Cuando nos separamos, yo también me quito la pesada ropa de militar. La ropa que tengo debajo tampoco está en buen estado, el lobo y la tormenta de cristalitos la dejaron hecha unos zorros. Parece que he salido de una guerra. En cierto modo es así.-Nunca habían tocado para mí.-digo esbozando una media sonrisa-Será un placer para mí escucharte.-Lia, siempre tan dulce...espero que eso no cambie, por muchos tiroteos en los que nos metamos, pienso mientras la miro.

A todo esto, ¿qué estaba haciendo yo en 2013? Estaba en la Uni, con Agatha. Va a ser incómodo si el traslado es de nuestras conciencias sólo, y no de nuestros cuerpos. Bueno, le tiro un cuervo a la cara y a correr. A lo que recuerdo que Liz tiene mi móvil. Los hechizos que están ahí me los sé, pero si aprendo alguno tendré que apuntarlo en algún sitio, y no tengo ganas de hacerlo en mi piel con un bic. Mañana se lo pediré.

Mientras Lia acaba de desvestirse, me tumbo en la cama, cansado-Pronto acabará todo este rollo y podremos dedicarnos a lo que se dediquen los jóvenes mutantes como nosotros.-realmente lo que nos queda no debería ser muy difícil. Impedir que un chaval se suba a un metro, llevar a una chica a un castillo y mandar tirar un hechizo. Espero que no se tuerzan las cosas.

Cuando Elizabeth me pregunta si no paso, abro la puerta y entro en el baño, descubriéndola en la bañera, con agua y espuma cubriendo su cuerpo desnudo. La miro con tristeza y ternura y me acerco a la bañera, arrodillándome junto a ella.

¿Q-qué te pasa? -Le pregunto mientras meto una mano en el agua, sintiendo su tibieza, sacándola hecha un pocillo y dejando caer el agua acumulada sobre la espalda de Liz, acariciándola.

Lo miró tendido en la cama y nada le recomfortó más que verlo reposar, tranquilo, a salvo. Y sonreir, verle sonreir valía cualquier esfuerzo en el mundo. En un tiempo en el que todo había dejado de existir, él parecía convertirse poco a poco en ése todo que necesitaba.

-El placer...el placer será mío, cielo-le miró con ternura y se tumbó a su lado, apoyando la cabeza en su hombro. Le peinó los rizos, sintió su olor, su calidez de nuevo. Sin duda era lo que necesitaba. Aunque también necesitaba una ducha-Tendríamos que darnos un baño. Aún funciona el agua caliente, ¿no? Creo que si mañana tenemos que viajar, presentarnos heridos y cubiertos de sangre seca no será la mejor manera de ir sin llamar la atención-se incorporó, dejando que el cabello cayera en cascada por sus hombros y quedando a lado y lado de su cara. Sonrió levemente, tirando de él.

-Tendremos que buscarnos nuevos trabajos, o segundas vidas. Yo al principio sentí que mis habilidades eran muy poca cosa, pero poco a poco he conseguido sacarles partido...-sintió un nudo en la garganta que necesitó carraspear para aclarar, pero no se lo quitó. El cocinero y luego los soldados. Besó el dorso de la mano de Chris, limpio, y sintió que se disolvía la bola de nervios.

Al ver entrar a Benjamin no pude pronunciar palabra, simplemente me quedé mirándole, viendo como se arrodillaba junto a mí.

Junto a mí, como siempre querría tenerle...

Su expresiva mirada no dejaba lugar a dudas, y es que él tampoco parecía estar bien. Al preguntarme qué me pasaba no sabía qué decirle.

Todo y nada, eso es lo que me pasa...

Aparté la mirada, dejándome acariciar la espalda, hasta que finalmente me abrí.

- N-no lo sé, es que... Todo esto... N-no puedo, no quiero... - volví a mirarle, con los ojos llorosos, sacando una mano del agua para buscar la suya. - Puede que mañana empiece a perderte... No quiero perderte, no quiero que llegue mañana... - dije con agitada respiración, tratando de no llorar.

No puedo soportarlo, verla así, sufriendo, derrumbándose de este modo. Me mira con ojos llorosos, y su mano busca el consuelo de mí contacto. La aprieto con firmeza, mientras mi otra mano busca su rostro y lo acerca a mí.

Eh, eh, no te derrumbes, por favor. Ahora no. No cuando estamos tan cerca... -Le doy un beso en la mejilla, quedándome sin saber cómo proseguir. Hemos luchado, nos hemos sacrificado, lo hemos dado todo por solucionar todo esto, y lo cierto es que seguimos sin garantías de que lo nuestro pueda sobrevivir, a pesar de todo. Sólo la fe, nuestra de en ello- ¿Sabes? Creo que llevamos teniendo perdernos desde que nos conocimos... -Digo finalmente, tratando de sonar más tranquilo de lo que realmente estoy, más convencido- Y aquí estamos, ¿no? Juntos. Y así seguiremos, cariño, pase lo que pase, aunque tengamos que separarnos temporalmente. Te lo prometí, iré a buscarte.

Ben apretó mi mano y tomó mi rostro, pidiéndome que no me derrumbara, pero, cómo no hacerlo?

No lo entiende, no se ha dado cuenta...

Cerré los ojos al recibir su beso en mi mejilla, dejando caer algunas lágrimas por mi cara ya mojada, y escuchando como el temor a separarnos siempre había estado ahí. Si, desde el principio había acechado el momento de la separación, es que tenía que ser así?

- C-creo en ti, y en tu promesa... - dije abriendo los ojos, luchando por detener el llanto. - P-pero si viajo al pasado sin ti, y no lo logramos... - algo se quebró en mi voz, no podía más. - Có...mo... Se supone que... V-vamos a reen-contrarnos?? - dije como pude, entre lágrimas.

La humedad de su rostro se mezcla con su gesto triste, haciendo que me pregunté con dolor cuánto en su rostro es agua y cuánto son lágrimas.

La evidente respuesta me parte el corazón.

L-lo vamos a lograr. -Digo con decisión, a pesar de que un nudo en la garganta me juega una mala pasada- Hemos hecho un gran trabajo de investigación, tenemos toda la información necesaria, será muy sencillo, ya lo verás... -Paso mi mano por su rostro, bajo sus hermosos ojos, tratando de secar sus lágrimas- Pero tengo toda la intención de ir contigo, mi amor. -Digo finalmente, claudicando ante la idea que más dolor nos causa a ambos: separarnos- Si pasa algo, si aparecen soldados o algo así... sólo trataré de daros algo de tiempo, para que os pongáis a salvo. Luego iré a tu lado, cariño, nada ni nadie me impedirá regresar a ti, junto a mi brujita...

La chica mira a su hermana en un primer momento sin decir nada y luego a Kurt, cuando termina la afroamericana de hablar suspira y dice:

- Pues yo lo tengo muy claro, estoy cansad de la chipipandi esta, así que como nos van a llevar al pasado eso va a ser de puta madre, porque esta que esta aquí va a coger y se va a ir, voy a esperar a que el tío ese del helicóptero llegue y nos lleve y seguiré nuestra vida desde ahí.

Sonríe con cierta malicia y mira a los dos y añade:

- Pero con el truco de tener poderes y como los pinta monas estos va a arreglar las cosas estaremos bien y tranquilas sin hacer nada, y si me encuentro con el penas o la insípida de la zanahoria de su novia un rápido "paso de vuestro careto" ya ya esta, estoy cansada de los dramas de todos.

Tras esto e tira en la cama pesadamente y hace gestos como para que se larguen y añade:

- Si tenéis ganas de follar a otro cuarto que yo quiero descansar de los putos tiros que me dieron

Natuk asiente cuando Rina y Makoto se marchan, mira a Rox y dice:

- Puedo... dormir contigo hoy? con eso es suficiente compañía y prefiero que vuelvas a tu tiempo, así te aseguras que hagan ese hechizo y que yo pueda estar con vosotros vale?.

Termina diciéndole a Rox con una sonrisa amable

Dejé que Benjamin secara mis lágrimas, mientras trataba de controlarme y aminorar el ritmo de mi respiración. Escuchaba sus esperanzadas palabras, diciendo que lo conseguiríamos, para finalmente señalar que no íbamos a separarnos, que sólo nos daría tiempo de ser necesario y volvería junto a mí.

Giré mi cuerpo hacia él y me lancé a sus brazos, mojándole y llenándole de espuma.

N-no es verdad, no me mientas. - hundí mi cara en su cuello unos segundos - La misión es lo primero, l-lo dijiste, has cambiado. - me apreté contra él, separándome después lo justo para que me escuchara. - E-es lo que debemos hacer... Pero no quiero, no quiero perderte...

Volví a echarme a llorar, aferrada con fuerza a su espalda, temblando.

Has cambiado...

Esas palabras caen como losas sobre mí. Tanto como las que me acusan de mentirla. Perder su confianza me duele, es como un paso más hacia ese fin que dice temer, que ambos tememos.

No, no mi amor, no... -Sus brazos alrededor de mi cuello empapan mi camiseta, pero mi ropa no me importa en absoluto, sólo las lágrimas desconsoladas de la mujer de mi vida, temblando de miedo y de frío.

¡Estás helada! -Me sorprendo, preocupado, e inmediatamente alargo una mano y cojo la toalla que descansa junto a la bañera, poniéndola sobre sus hombros. Cojo otra toalla y la pongo sobre mi hombro- Vamos, salgamos de aquí. -Paso un brazo bajo sus piernas y saco a Elizabeth del agua levantándola entre mis brazos, con nuestros rostros uno junto al otro. De este modo salimos del cuarto de baño, acercándome a la cama y dejando a mi novia sobre la colcha, aún temblorosa. Uso la toalla de mi hombro para envolver su torso desnudo, preocupado por el frío que pueda coger, y la otra la froto sobre sus hombros, tratando de hacerla entrar en calor.

P-puede que haya cambiado, mi amor, puede que haya tenido que hacerme más decidido, que haya tenido que luchar, que el dragón que corre por mis venas me influya de alguna manera... -Digo con ojos llorosos, arrodillado frente a ella- Pero hay algo en lo que no he cambiado nada, algo en mí que se mantiene inalterable como la más dura roca. -Dejo de frotar sus hombros un instante, acercándome a su rostro y dándole un cálido beso en sus fríos y temblorosos labios- Mi amor por ti.

Las gemelas estaban bastante parlanchinas y eso era buena señal. También le echaban algunas pullas refiriéndose a él como boyband adorable y resto de dulces adjetivos.

- Sí, todas las chicas me adoran, me he fijado. Es por mi gran martillo, todas quieren que les demuestre porqué soy el único que puede levantarlo.

Sonrió divertido ante la broma. Miró a Nyara y se encogió de hombros. Luego escuchó a Kyara gruñir un poco y pedirles que se fueran a follar a otra parte. Kurt observó a la joven. Esta podía ser su última noche. Es decir, si el hechizo les lanzaba demasiado cortos de tiempo, bien podría ser que no tuvieran otro día de existencia.

- Kyara, según nos han dicho, una vez cambiemos el futuro, nosotros desapareceremos y nuestros otros yo seguirán con sus vidas alegremente. Yo seguiré tan encantador como siempre y todas querrán liarse conmigo.

Puso expresión de "burrada al canto" e hizo una pequeña pausa, para después mirar a su amiga.

- Vente a mi habitación. Si vamos a dejar de existir pronto, es tontería perder el tiempo. - Kurt se aproximó y tomó la barbilla de ella con sus manos. - Te trataré como una reina, te llenaré de besos entera. Te susurraré al oído cuánto te deseo. Te... bueno... todo eso y más...

El joven se lanzó a besar sus labios sin esperar su respuesta. Era un todo o nada aquello. No había tiempo para deleitarse con palabras bonitas, es más, seguramente a ella ni le interesaban. Lo más seguro es que hubiese sido su propia indecisión la que había evitado que compartieran habitación antes, así que dejó todo eso atrás. La abrazó, atenazándola. A pesar de esa nueva determinación, estaba hecho un manojo de nervios y los segundos se eternizaron mientras esperaba su respuesta.

-Sí, no sería recomendable volver a la civilización con pintas de zombi.-léntamente me incorporo. Cuesta mucho menearse una vez te has tumbado, pero tampoco es plan de ir apestando a sangre y sudor por ahí. Eso no me impide acariciar la cara de Lia una vez estoy más vertical.

-Siempre podemos dedicarnos a la prestidigitación.-contesto mientras me acabo de levantar-Los trucos de levitación siempre flipan a la gente.-me dirijo al baño mientras hablo y empiezo a darle caña a los grifos para llenar la bañera.-Y yo no creo que tuviese problemas para sacarme un pájaro de la manga, ¿no crees?-sí, mis habilidades habían resultado ser versátiles. Sobre todo para enviar mensajes, buscar comida, guardar puertas y cualquier cosa que no sea combatir soldados armados hasta los dientes. Suspiro.-Aunque me encantaría poder invocar algo más grande...por lo que pudiera pasar. Como un oso, un lobo, o un tiburón bípedo.-supongo que tendré tiempo de aprender a hacerlo una vez viajemos al pasado. Espero.

Suspiré cuando Rina dejó la habitación. Me aseguré de que la puerta estuviese bien cerrada, retiré mi chaqueta y la dejé descansar sobre el respaldo del sillón. Quedé con una simple camisa negra a rayas, mis leggins, y botines.

─Sí, Natuk, claro. Quedémonos aquí, ─me senté en el borde de la cama en la que La Última se recuperó, comencé a desatar mis botines de espaldas a la chica─ ¿Sabes? Nunca van a llegar a entenderte, ni a ponerse en tu lugar. No les importas, nada. Prefieren cambiar un destino escrito, salvar a miles de personas que participaron en una guerra, que mataron y sufrieron, y que no conocen de nada, antes que ayudarte a ti─.

Desconocía mis ataduras hacia Natuk, tal vez fuese la fuente de poder que nacía en ella lo que me atraía, o simplemente un instinto maternal que me obligaba a cuidar de ella.

─Existe la maldad en este mundo, el odio y la venganza... y eso es lo que ellos buscan. Pero tranquila... serán pagados con la misma moneda si su plan no funcionan. Te lo prometo.

Miré el suelo con odio, furia, ansias de vengarme, de arrasar aquel castillo y toda vida existente exceptuando a unas pocas personas. Cerré los ojos, y suspiré.

Continué agarrada a Ben mientras este negaba, cuando de pronto comenzó a envolverme y tomare entre sus brazos, sacándome del agua.

- P-perdona, yo no... - sollozaba mientras me posaba en la cama y comenzaba a secarme.

Trataba de hablarle, pero no podía. Luché por tranquilizarme, y mientras mi novio me frotaba los hombros y yo lo hacía con mis ojos, este comenzó a explicarse sobre su supuesto cambio. Se justificaba de alguna forma, y no entendía por qué, no lo había dicho como algo malo.

Al conseguir ver más allá de aquella cortina borrosa que habían creado mis lágrimas pude darme cuenta de que los ojos de Ben también comenzaban a inhundarse. Me dispuse a acercarme a él, pero se me adelantó, dejándome sentir sus cálidos labios en los míos, que aún temblaban.

Su amor por mi. Inalterable.

- Y-y el mío... - musité - Y el mío, mi amor. - dije con más fuerza, sujetando su rostro, arrodillándome frente a él. N-no es malo que cambies, solo es que... Antes no pensabas en separarnos, dijiste que me protegerías, y... En el pasillo nos pediste irnos sin tí si era necesario... - agaché un momento la mirada, estaba algo más tranquila, tenía que ser fuerte para él.

Volví a clavar mis ojos en los suyos.

-Y sé que es lo que habría que hacer, pero nunca pensé en dejarte atrás... Es difícil asumir algo así... Y no hay tiempo. Mañana pasará lo que tenga que pasar, y ni siquiera depende solo de nosotros...

Esta vez fui yo quien acercó mis labios a los suyos, aún temblorosos, pero ya no por frío, sino simplemente por miedo. Le besé con suavidad, sin soltar su rostro, dejando que nuestras bocas se fusionaran unos largos segundos.

-P-puede que sean nuestras últimas horas juntos... - le dije en tono triste al separarnos.

Se apresura a arrodillarse ante mí, y ambos uno frente al otro me explica lo que quería decir. Son detalles, otro evidente fallo mío al explicarme de forma tan patosa.

P-pero cariño... Si es lo que sigo haciendo: protegerte. He venido contigo a este infernal futuro precisamente para eso, y es lo que sigo haciendo. N-no ha cambiado nada... -Pero lo ha parecido, eso es cierto, porque soy un inutil- L-lo único distinto es que, en esta ocasión, no puedo protegerte si te quedas a mi lado, exponiéndote al peligro. Necesito que, si llega ese momento, no dudes, no te retrases por mí. N-necesito que te pongas a s-salvo, eso es protegerte. -Le beso en los labios apasionadamente, con los ojos llenos de lágrimas- Y-y yo iré hasta ti, te lo p-prometo, mi amor, no hay nada en este mundo q-que pudiera d-detenerme... -Vuelvo a besarla, desconsolado, sintiendo el temblor en sus labios, que ahora comparto- E-estas no son n-nuestras últimas horas, cariño, es una más de las infinitas n-noches que pasaremos juntos...

Continué escuchándole, ahora con mis manos en su cuello, pues estas habían terminado descendiendo desde su cara hasta este. Le acariciaba mientras decía continuar protegiéndome, afirmando que ese era aún su propósito. Asentía ante su voz entrecortada, viendo impotente como sus ojos seguían llenándose de lágrimas.

Recibí sus labios temblorosos, besándonos con sus lágrimas a punto de caer. Interrumpió las caricias para prometer que me buscaría, estuviera donde estuviera vendría junto a mí. Un nuevo beso nos unió, y traté de calmar sus agitados labios con los míos, así como su agitado corazón.

Parte de sus lágrimas caían también por mi cara cuando negó mi última afirmación, diciéndome que esta era una de tantas noches infinitas que aún estaban por llegar.

- T-tranquilo, mi amor, s-sé que quieres protegerme, s-sé que me quieres, sólo deseo que no tengas que qedarte atras... - me acerqué a el, cerrando los ojos y pegando mi frente a la suya. - N-no llores, por favor... S-solo... - le dije algo nerviosa y volví a mirarle. - Sólo ámame...

Al menos su hermana seguía del mismo humor que la caracterizaba, cosa que le alegraba muchísimo. El haber recibido disparos solo la había vuelto un poco más ácida de lo normal, pero eso le gustaba de ella. Kurt hablaba de su martillo entre bromas y ella levantó una ceja, dispuesta a reírse de eso.

Guau, si eres el único que puede levantarlo creo que ni me molestaría en intentarlo- bromeó.

Su hermana había dejado claras sus intenciones sobre lo que pasaría más adelante y ella asintió, queriendo decirle que en realidad estaba con ella, como siempre. Lo del comentario sobre follar ya era otra cosa.Está claro que si eso sucediera luego querrías saberlo todo, pero ya te dejamos para que te toques en paz- comentó lanzándole un beso.

Kurt se lanzó entonces rápidamente con un discurso improvisado a ella, poniéndola ligeramente incómoda por la presencia de su hermana a pesar de que ya se había acostado. Se lanzó a sus labios y la modelo no hizo nada por rechazarlo, sino más bien al contrario: pasó sus brazos por el cuello del rubio y lo apretó contra ella unos instantes. Al separarse le guiñó un ojo y lo cogió de la mano para salir de allí.

Te aseguro que si te pones conmigo en plan cariñoso cutre tendrás que acabar recurriendo al cinco contra uno esta noche- bromeó mientras se disponía a salir de su cuarto para ir al del varón.