Partida Rol por web

La rubia había salido a la par que Euphemia, siguiéndola con paso tranquilo, aunque no notando nada raro en el trayecto (a fin de cuentas, es su primer día) hasta que empiezan a subir escaleras.

- ¿No vamos al vestíbulo? -pregunta, brevemente.

De paso, y aunque es raro en ella, nota que le pica un poco la curiosidad con respecto a un tema bastante "tonto", lo que habría sorprendido a muchos camaradas, aunque aquí no la conocen tanto como para notar ese cambio. Demasiadas cosas extrañas en dos días pueden dar acicate a más de un cambio, incluso en la estoica rubia.

- ¿Cuál es tu animal? -inquiere también.

No se da cuenta que Kira la sigue hasta que  abre la puerta del cuarto y cuando iba a cerrar a puerta, se cuenta con al rubia. Luego de ese instante, primero demuestra desconcierto, pero luego una sonrisa traviesa se muestra en su rostro antes se girarse hacia su cama y yendo donde estaban sus baúles, abriendo el primero y sacando sus ropas. 

— venía por mis cosas, Jonathan no las tendrá... — comenzó a desnudarse delante de ella, quedando sólo con su blusa negra y colocándose una chaqueta con un corte oriental bastante vistoso, dejándose sus botas altas. De dejaba de la cama saca un arma con la que no había salido cuando estaba con ellos en el bosque. Era una katana. 

— no sé porqué me preguntas por eso... es un animal... eso — le dice atándose el cabello en una coleta — vamos, abajo estarán las armas, en el bosque les enseñaré una hechizos, pero no sé si tú podrás hacerlo... — se encogió de hombros, atándose el corsé de cuero negro que se ceñía a su cintura. 

Kira nuevamente despierta agitada ahogando un grito en los labios al revivir lo sucedido antes y justo después de llegar a este mundo. Fuese donde fuese, camiones conducidos por criaturas cadavéricas o fantasmales iban tratando de arrinconarla y atropellarla mientras risas terribles atacaban sus nervios. El sueño finalmente había sido terminado cuando frente a ella se aproximaban a toda velocidad, estando ya muy cerca, unos enormes faros acompañados de las chirriantes risas de su cadavérico conductor y su copiloto, la cobarde sin cejas esa.

Prácticamente reptó para incorporarse al principio, pero con su fuerza física no costó mucho que se incorporase y avanzase un poco a trompicones hasta el baño, tratando no muy racionalmente de ver las secuelas del atropello en el espejo. Claro, que aún adormilada, ver unos "cuernos" sobre su cabeza y una "mano espectral" sobre su hombro, presumiblemente tratando de agarrarla, terminó por pasarse la frialdad de la rusa por donde la realidad se pase las cosas que no le importan nada.

- ¡Aaahh! -gritó un poco primero, girándose de improviso con un puño levantado en un movimiento lateral, circular, que de haber alguien justo detrás le hubiese supuesto un doloroso golpe en las costillas.

No obstante, con ese movimiento detrás de ella, notó con un "sexto sentido" (diría que era como tacto, pero más allá de su cuerpo) el mármol del baño, con lo que volvió a sobresaltarse.

- ¿¡Qué!? -lanzó una de sus manos a ese punto, uñas por delante sin darse cuenta, y aunque se giraba a la vez logró alcanzar el extremo de una "correa" que inconscientemente apretó, notando entonces un desagradable dolor ahí- ¡Au! -se quejó de repente, sin ser mucho dolor pero por motivos obvios nada acostumbrada a esa sensación.

Bastantes pasos se acercaban para ese momento, así que, llevada por el frío (está en ropa interior), simplemente se acercó a una esquina del baño y se quedó acuclillada, con algo de cara de trauma, mirando lo que tenía en la mano y salía de la parte baja de la columna... Una cola igual a la de los gatos. A juego con las dos orejas en lo alto de la cabeza, una de las cuáles se mueve por su cuenta, doblándose repetidas veces a juego con la cara de incomprensión y casi trauma de Kira.

Durante la última semana había dormido poco y mal todas las noches, las pesadillas seguían iguales que el primer día o tal vez peores a decir verdad, encima el agotamiento mental al que me estaba sometiendo no ayudaba, mi cerebro sentía que no podía parar de trabajar en ningún momento por lo que cuando quería descansar o me lanzaba toda la información que había aprendido a lo largo del día de golpe o recordaba los gritos de ese maldito enano de las narices por lo que cuando al fin conseguía conciliar el sueño me encontraba con las escenas de mi muerte pero mucho mas grotescas o de mi encontronazo con el Wraith, incapaz de hacer mientras toda la gente que conocía en este lugar era asesinada una por una. Todo eso acabo llevando a que hoy por primera vez me iba a quedar dormido y no estar en pie desde las seis de la mañana como era lo habitual en mi. Daba vueltas en la cama con esas escenas ocurriendo en mi cabeza una y otra vez, para quien me pudiera ver desde fuera notaría como no paraba de moverme, temblaba, tenía sudores fríos y estaba hecho una bola en la cama.

Al menos hasta que un grito me hizo despertar por completo, todos mis sentidos se pusieron alerta, no era capaz de asegurar si ahora mismo me encontraba en la realidad o seguía todo siendo parte de mis pesadillas, si tuviera que apostar me habría equivocado seguro, mire directamente a la dirección en la que venía, los baños que compartíamos con las otras habitaciones, había sido un grito de mujer además lo cual era obvio porque Jace estaba en su cama y en el otro lado solo había mujeres. De un salto me puse en pie agarrando la espada que descansaba junto al cabecero, como todas las noches y camine lentamente presa del miedo a no saber que habría tras la puerta en dirección al baño, si alguien no había escuchado el grito lo despertaría yo con el tremendo portazo que di, parecía una locomotora entrando a la fuerza por la puerta con la espada en alto dispuesto a enfrentar al monstruo que viera al otro lado vestido solamente con los pantalones de tela que había conseguido de Freya al llegar a este mundo... no lo hacía en ropa interior por la simple razón de que Arem dormía con nosotros entonces tenía un poco de vergüenza.

Desde el marco de la puerta pude ver que efectivamente fue Kira quien probablemente gritara, estaba sentada en una esquina del baño con claros rasgos animales que se habían apoderado de su cuerpo. Por miedo di un rápido vistazo al resto del baño pero no había nadie más excepto ella, suspire aliviado dejando la espada en el suelo mientras me acercaba a la rusa, poniéndome de rodillas frente a ella- ¿Estás bien? Te duele algo... Estas partes de... gato, han aparecido hoy ¿no? Deben ser cosa de tu magia ¿verdad? Al fin y al cabo tu escuela es la del polimorfismo -hablaba en un tono bajo y calmado, poco a poco acercaba una de mis manos a sus rodillas para calmarla siempre y cuando ella misma me dejara tocarla, ignoraba por completo el hecho de que estuviera en ropa interior, para mi eso carecía de importancia y es que lo importante era asegurarse de que ella estuviera bien

Detrás de Marc la puerta se volvió a abrir, esta vez era la peligris, con espada en mano y media desorientada. Llevaba un pijama de camiseta y pantalón de algodón y el cabello trenzado, pero ya bastante desordenado por haber estado durmiendo.

— ¿qué pasa... que qué?¿donde está?— exclama con un hechizo de bola de energía en la mano, listo para ser lanzado contra cualquier amenaza, pero en el baño, no había nada más que Marc y Kira, Euphemia había venido de la otra habitación corriendo, alarmada a más no poder.

— ¿que carajos? — preguntó, deshaciendo el hechizo y mirando a Marc, en busca de alguna explicación, hasta ver a Kira con orejas de Gato. Sí, la primera reacción fue largarse a reír, pero se contuvo y se agachó para verla — ey, es tu magia... te ve...— quedó con las palabras en la boca, iba a decirle que se veía mona, pero de seguro se ganaba algún golpe, así que simplemente intentó no incomodarla más, aunque luego de esa risa, sintió un punzada en el corazón. Galä tenía la misma condición y le había pasado varias veces, otras, había adoptado esa condición para alegrarla. Era doloroso ver a Kira así, por los recuerdos que revivía.

— mi animal guía es el Gato — le dice teniéndole la mano, — vamos a desayunar, hace hambre, se pasará al rato, cuando te relajes, no es que te quedes así... por cierto ¿puedes escuchar mejor?  — le pregunta mientras esperaba que tomara su mano, durante esa semana la había evitado y la relación entre las dos parecía muy distante, pero que se convirtiera en un Gato, había bajado la guardia en la maga. 

Una noche más, otra pesadilla, pero a diferencia de las anteriores está fue mucho más leve, poco a poco las risas y comentarios se iban acallando, las malditas voces ahora no eran más que murmullos, murmullos molestos que turbaban mi sueño, el molesto pitido del monitor y luego el batir de las alas del cuervo.

La negra ave remontando el vuelo observando todo como si fuera parte del pasado, algunos molestos murmullos a la distancia casi acallándose mientras el maldito frío me hacía estremecerme en mi cama por momentos intentando turbar mi descanso.

Sin embargo, el cansancio acumulado, conjuntamente con los tranquilizadores graznidos del cuervo, los cuales sonaban casi como esa música que solía poner en mi movil para descansar mejor luego de un duro día de trabajo, terminaron por mantenerme en la cama asegurándome un descanso casi reparador, al menos hasta que escuche un grito, que terminó por sacarme de la cama.

Con paso lento pero seguro tomé mi espada y me dirigí hacia el baño en silencio para intentar tomar por sorpresa al atacante, sin embargo al ver que sólo se trataba de Kira quien lucía unas orejas de gato, sólo suelto un resoplido y bajo el arma. - ¿Tanto jaleo por unas orejas nuevas y una cola? Yo regreso a mi habitación, tengo que hacer mi ejercicio matutino.

Acto seguido abandono el baño sin molestarme en mirar hacia atrás, pues no quería que en mi mente se mezclaran las imágenes de Kira y los gatos, pues de seguro terminaría por tomarle ojeriza a los pobres gatos y los animales en verdad no se lo merecían, así que cada quien a lo suyo y lo mío no tenía absolutamente nada que ver con la rusa, con algo de suerte se quedaría así todo el día por lo que podría reírme a su costa más tarde, pero de momento no estaba de humor para ello.

En el pasillo no encontraste a nadie, ni ventanas rotas, ni nada por el estilo, sólo el frío de una mañana nevada. Esos pasillos eran bastante helados, pero las habitaciones y algunas salas se mantenían a una buena temperatura, como si existiese calderas o calefacción, pues, a excepción de la sala de estar, no había en otras habitaciones una chimenea, o que por lo menos hubieses visto. 

Jace lo había estado pasando bastante mal con el asunto de las pesadillas desde su llegada, por lo que cuando al fin logró descansar del tirón varias horas gracias al brebaje tranquilizante que había aprendido a confeccionar en las clases de alquimia, sintió que la estadía en aquella academia iría mejorando poco a poco hasta alcanzar la paz mental. No solo le habían afligido las imágenes de su muerte, si no que los chillidos penetrantes de aquella criatura demoníaca que le había forzado a ver y experimentar Galä también resonaban en ocasiones, pero si alguien hubiese visto a Jace en aquellos instantes, tumbado en la cama espatarrado y en una posición inestable con medio cuerpo fuera, podría asegurar que el jodido dormía como un bendito a diferencia de muchos.

El problema llegó con el grito de Kira desde el cuarto de baño adyacente, que si bien no fue suficiente para despertarlo por completo, si lo fue para que entreabriese los ojos desorientado, terminando por perder el equilibrio y dándose un buen cocotazo en el suelo.

- ¿Per qué coj...? - preguntaría rascándose la coronilla un tanto adolorido, en una posición casi antinatural del revés, pero que le permitía ver entrar en tropel a varios de los alumnos por la puerta de su dormitorio. ¿Qué está pasando? - y es que al ver que algunos portaban armas y muchos reflejaban caras de sorpresa en dirección al baño, algo preocupante debía estar ocurriendo.

Incorporándose del suelo y haciendo crujir el cuello con un movimiento de hombros, lentamente se acercó pasando por sobre la cama de Marc hasta alcanzar a ver el interior. Lo que allí vio le dejó estupefacto, necesitando frotar ambos ojos un par de veces para terminar profiriendo una sonora carcajada. Kira presentaba unas hermosas orejas de gato, bigotitos bajo la nariz* y una larga cola peludita. 

-  Oye Kira, ¿me harías un favor? Pon las manos debajo de la barbilla, ojitos tiernos...y di miau. - se divirtió con la extraña situación, sabiendo que probablemente recibiría más de un comentario seco por su parte o algún golpe en la boca del estómago. No obstante, entrenar cada día con ella le había dado la suficiente confianza como para saber que no moriría por ello... O tal vez no... Vale, ya me voy por donde he venido...

Un grito en la noche y un terremoto en la escuela despertaron a Alejandro que luchaba con sus propios pensamientos nocturnos. Se levantó rápidamente, o tan rápido como pudo. Todo el mundo corría por las habitaciones armas en mano y generaban un temblor en el suelo parecido a un seísmo.

Seguramente sería de los últimos en llegar al baño y ver todas las reacciones. Miró de forma reprobatoria a Jace y Marcus aunque seguramente ambos muchachos ni fuesen conscientes de la misma. Seguramente la muchacha necesitase de todo menos mofa.

Vió como Euphemia le tendía la mano y le ayudaba a incorporarse. Con su enclenque cuerpo ayudó a la peligris a levantar a la corpulenta rusa. -¿todo bien?- musitó.

La rusa alza la vista hacia la puerta por la que entra Marc y al principio se tensa, e incluso se incorpora un poco con un gesto peligroso, pero tras parpadear se da cuenta de quién es y suspira, frotándose el rostro, con mucha más calma. No parece poner problemas a que el chico haga contacto, en verdad no le molesta.

- Son más las pesadillas que esto. -aclara, con un suspiro hastiado de las mismas.

Ya de por sí no es de dormir mucho, pero ahora además estas puñeteras privándola de sueño... La llegada de Euphemia con la bola de energía vuelve a sobresaltarla, colocando una mano en el hombro de Marc como preparado para interceptarla, eso hasta que nuevamente se percata de que es la peligrís y no el puto liche que había creído ver.

- Haahhh... Mierda... -suspira, escuchando la risa de Euphemia.

Ahora que la cola se ha soltado de su mano con el movimiento, esta comienza a revelar algo de la actitud de Kira, al no tener un concepto mental de cómo controlarlo: apoyada en el suelo casi por completo, la punta de la misma se mueve adelante y atrás haciendo un semicírculo hasta pegar en el suelo en ambos sentidos. Si alguien entiende suficiente de gatos, sabrá que trasluce esa molestia que su rostro no.

Igualmente la muchacha se acerca a explicarle un poco del suceso y las orejas se mueven inconscientemente, atentas a todo. Euphemia se acerca también para contarle cosas al respecto, con la rusa atendiendo y finalmente asintiendo a su pregunta sobre si escucha mejor.

La respuesta de Marcus le vale una mirada ceñuda, acompañada de un sonido inconsciente propio de los gatos, una especie de bufido agudo y sordo que se escapa entre sus labios. No puede odiar más tener a alguien como él en la academia.

La aparición de Jace, con su broma, vale que el bufido agudo casi extinguido con la partida de Marcus sea algo más audible y hacia el inglés, aunque inmediatamente se tapa la boca con las dos manos, molesta por el descontrol. En cualquier caso, acepta la mano de Euphemia para levantarse, y también Alejandro se acerca, aunque no hiciese demasiada falta, pero le pregunta por su estado, ante lo que ella le asiente. Todo está bien.

Igualmente, esa cola supone un problema patente en su mente, aunque lo que no plantea es lo que puede suponer con el resto de la escuela. Para bien o para mal, durante un rato tendrá una expresión corporal que no puede controlar. Aunque más o menos sepa algo de gatos, de saber a tener partes de uno y controlarlas hay un salto.

Un poco más serena la situación, la cola se alza como por sí sola, quedando ligeramente echada hacia atrás y con la punta doblada en una delicada curva. Para aquellos que lo entiendan, aunque se siente algo insegura, su actitud es amistosa hacia todos los presentes, aún a pesar del chiste de Jace.

Tras el desarrollo de todo lo acontecido y viendo que la rusa se encontraba bien, dejó que ambas chicas bajasen a desayunar y él volvió a la habitación. Tan sólo había dormido dos horas y estaba agotado.

Cuando llego con, en realidad, unas intenciones claramente iguales que las mía levante una mano para que rápidamente entendiera que no pasaba nada- Te entiendo, estoy igual de jodido... -respondí a Kira cuando explico que estaba alterada pro las pesadillas, cuando me miro Euphemia de aquella manera tan solo me limite a poner cara de circunstancia y hacer un gesto con la cabeza hacia Kira, la situación era bastante autoexplicativa por lo que no necesitaba mas para entender lo ocurrido tal como había hecho. Volví a centrar mi atención en la rusa acompañándola mientras se pusiera en pie con la ayuda de Euphemia y Alejandro, desde el punto de vista de los demás solo hubo un gesto notorio por mi parte tras el comentario de tanto Jace como Marcus que fue bajar la cabeza por un segundo, suspirar y volver a levantarla.

Me quedo algo por detrás del grupo pudiendo ver con total perfección como la nueva cola de Kira se va moviendo casi por su cuenta, era útil para entenderla mejor a veces... Si conseguíamos convencerla de mantenerla sería mucho mas fácil tratar con ella. Suelto un notorio bostezo, había dormido poco, aún tenía sueño pero no iba a volver a la cama otra vez por lo que ya tocaba aguantarse y seguir con el resto del día. Aunque tendría que vestirme y asearme primero por lo que me quede bastante atrás del grupo nuevamente... eso sí al pasar junto a Jace le susurré algo- Yo mas bien me imagino así a Arem...