Partida Rol por web

Tras las comprobaciones de Martin y las quejas de los demás, continuasteis avanzando. El silencio era casi total y el mínimo ruido parecía hacer eco en la Universidad vacía. Aún así, y tras el susto inicial, empezasteis a caminar con más soltura. Al fin y al cabo, ¿quién iba a estar en la Universidad por la noche?

Las últimas escaleras para llegar a la conserjería estaba frente a vosotros. Allí también estaba la salida de la Universidad, esa que tanto habíais usado a lo largo del año. Quizá era de las últimas veces que la podríais ver por dentro..

Martin se adelantó, pero la oscuridad era demasiada. Dio un paso en falso y se cayó de bruces. La caída no parecía muy aparatosa, pero sí fue demasiado sonora.

Al intentar subir por las escaleras, diste la zancada antes de tiempo. Intentaste subir por un escalón invisible, provocando que te torcieras el tobillo, te cayeras contra las escaleras y te hicieras polvo la rodilla izquierda.

Joder...¿Estás bien, Martin? dijo agachándose para ayudarlo y comprobando que estuviese bien sin sentir siquiera tentaciones de reírse. Las caídas podían ser muy peligrosas, especialmente para la gente que hacía mucho deporte. Agachada en el suelo miró a su alrededor consciente del ruido que habían hecho y se mordió el labio inferior mientras rebuscaba en la mochila su "salvavidas"; la pequeña radio que había enseñado a Martín cuando la fue a buscar a casa. ¿Te duele algo?

Lo que faltaba, ahora no era el momento de tropezarse. Me acerco a Martín, pero Sabina ha llegado antes, y simplemente le pregunto desde una distancia prudencial. 

- ¿como te encuentras? Tenemos que seguir con lo planeado. No quería meterle prisa, pero mejor olvidarnos del incidente y continuar con nuestro camino.

-Oh Dios!,MArtín, ¿estás bien?¿como has tropezado?¿te duele algo?. Le hizo todas las preguntas seguidas, como si no le importase que alguien pudiera escucharles.

-Argh joder mi tobillo...- Fue lo primero que dijo Martin tras caer.

Vio como todos se acercaban a ayudarle pero Martin empezo a sacudir los brazos como si no necesitara ayuda. No era bueno quedarse ahi mucho tiempo asi que comiendose el dolor dijo.

-Rapido abrid la puerta del cuarto del conserje!! No podemos quedarnos aquí ahora, pararemos dentro!

Pero el dolor no cesaba. Parecia que había sido algo mas que una caida, igual un esguince de un ligamento. Sea lo que fuere tenian que entrar. No podian quedarse ahí en medio despues de llamar la atencion así, ya habría tiempo de examinar el tobillo en un espacio mas resguardado.

Mierda, pero no te muevas. Ahora te lo miro —dijo Sabina pasando la radiografía para abrir la puerta. Cuando lo consigió se volvió decidida hasta el chico y le espetó Voy a mirarte el tobillo ahí dentro y no acepto un "no" a no ser que te apetezca dejar de lado el futbol.

Pese a que ni de lejos era médico, la chica se tomaba muy en serio el juramento hipocrático que, esperaba pudiese decir en un futuro. Y ni de lejos iba a dejar que Martin fuese corriendo y dando saltitos sin comprobar antes que no fuese grave.

Ricardo, ayúdame. Dijo Ainhoa tras salir corriendo a comprobar el estado de Martin. No es que adorase a aquel muchacho, y no creo que a uno de los deportistas le hiciese mucha gracia que una empollona como ella le ayudase. Pero al fin y al cabo, esos empollones ayudaban, en el futuro, a curar a futuros atletas como él. Como él siempre y cuando aquella lesión no fuera muy grave.

Ainhoa se agachó para entre ella y Ricardo, pudieran alzar al joven. Tenía razón, lo mejor sería salir de allá en medio cuanto antes y adentrarse en la garita del conserje. Allí tendría más tiempo de analizar la herida y comprobar si se había roto algo. ¡Ayúdame venga! Luego te miraremos eso. Dijo mirándole el tobillo a Martin y después mirando a Sabia, pues ella también sabría algo de todo aquello. No tiene muy buena pinta.

A diferencia de los demás, yo no fui a socorrer a Martin. Me di un susto tremendo, eso sí. 

Me quedé vigilando en las escaleras, pues el golpe había sido muy sonoro y si había vigilantes seguramente lo habían escuchado. 

- Shhh Beatriz, no seas tan escandalosa.- Le digo a la monjita, molestada por distorsionar mi atención hacia abajo. 

Escucho como dicen de abrir la puerta y espero impaciente en las escaleras, estando al tanto de si había algún sonido sospechoso que indicara que alguien venía hacia nosotros. En el caso de escuchar eso, aún no tenía claro que hacer. 

Sabina consiguió abrir la puerta sin muchas dificultades. Parecía que la Universidad no se tomaba muy en serio las medidas de seguridad. Todos entrasteis en la garita, siendo los últimos Ainhoa y Ricardo, que llevaban a rastras a Martin. Le dejaron en una silla mientras buscabais las llaves, cosa que tampoco fue muy difícil de localizar.

Ainhoa y Sabina se pusieron juntas a revisar el pie de Martin, aunque el chico parecía resistirse. Una caída tonta para un deportista de la talla de Martin podía ser el fin de su carrera si era algo muy grave.

No os hacía falta ser médicos para daros cuenta de que algo extraño había pasado en el tobillo de Martin. No parecía hinchado, al menos de momento. Pero al doblarlo hacia arriba el chico se resistía a quejarse, y si le tocabais en los laterales, parecía a punto de echarse a llorar.

La situación te supera y, por unos instantes, tu expresión delata el estado del tobillo de Martin. Seguramente, necesite mucho tiempo para recuperarse, algo que al chico puede hundirle en la miseria.

Sabes que no es una rotura de hueso. Seguramente sea algún ligamento o algo por el estilo. Sabes que es grave, pero tu cara no muda de expresión. Tus intereses por el examen están por encima del estado de Martin. Sabes que Sabina también se ha dado cuenta, pero si ella intenta darle importancia al asunto, tu se la quitarás, aunque sin llamar mucho la atención. Quién sabe si encima de que quieres ayudar te tachan de egoista...

Sabes que algo raro te ha pasado en el tobillo, lo notas. Pero no quieres hacer caso de las caras de Sabina y de Ainhoa. No vas a retirarte de esa expedición por nada del mundo. Te tendrán que atar antes de dejar de buscar el examen.

Un temor empieza a crecer en tu interior. Una lesión es algo horrible, pero una lesión mal curada puede ser una baja definitiva en tu carrera de deportista...

Mientras tratan a Martin lo mejor que pueden, observáis la habitación del conserje. Parece algo desordenada y sucia, como si la señora de la limpieza no pasara por allí muy a menudo. Pero lo que más os llama la atención es una taza blanca que tiene un chorretón como de café. Todavía no está reseco. Eso indica una cosa. No hace mucho alguien ha estado allí y se ha tomado una taza de café.

El sonido de unos pasos parecen retumbar en tus oídos.

Trago saliva.

Eso son pasos...?

PAAAASOS!!

Voy corriendo hacia donde estaban mis compañeros y les advierto precipitadamente.

-Pasos, pasos... Se escuchan pasos. Alguien viene hacia aquí!!

—Escondeos. Me quedo aquí...voy a ver si consigo apañar algo con el tobillo— susurró a Helena mientras con una pequeña navaja se cortaba la manga del jersey. Si nos ven a todos la hemos líado, si ven a dos pensaran que nos estamos dado el lote o algo...No te preocupes Martin... Podemos salir, luego si quieres te llevaré al coche ¿vale?

Sabina hizo jirones las dos mangas de su jersey y las convirtió en poco rato en unas improvisadas vendas. La chica parecía tener confianza en poder hacer algo con el tobillo, aunque se veía claramente que estaba mal, era probable que pudiese ahorrarle meses de recuperación si procedía como debía ahora. Aunque para ello necesitaba tranquilidad y no al resto pululando por la pequeña habitación. La chica señaló el escritorio. Vamos Martin, nos pondremos allí. Los baños...están cerca.  Pasillo derecha. Vosotros esconderos allí.
Si algo se le daba bien a Sabina era trabajar bajo presión. Puede que con los peligros o amenazas lejanos o a medio plazo la chica se mostrase más bien pasota y despreocupada, pero cuando estaba, como en aquel momento, mordiendola el trasero actuaba de forma segura y proactiva.
 

-Iremos a los baños. dijo Beatriz en un susurro,mientras se asomaba al pasillo intentando comprobar si aún tenían tiempo de huir.-Tened mucho cuidado, si es el conserje puede que vuelva aquí.  No le gustaba la idea de separarse, según parecía Martín se había hecho daño en el tobillo, no era cosa de un simple tropezón. Y si les pillaban no podría salir corriendo, eso le preocupaba.¿Seguirían adelante con el plan?¿y si no lo conseguían?...

Después de dejar a Martin en el suelo, me retiro un poco de la acción, no era lo mío los primeos auxilios, y eso que siempre había tenido inquietud en aprender pero no era el momento. 

Al ver como Hellin viene corriendo, y diciéndonos que ha escuchado pasos. Escucho a alguien sugerir los baños. Y mirando a Hellin le digo que me siga y vamos en esa dirección.

- Venga por aquí. No hay tiempo que perder.