Partida Rol por web

Kendra escucha con atención al hombre que se encuentra frente a ella. Por supuesto que recuerda Hairy Tale y también recuerda haber hablado con las gentes del pueblo para pedirles su permiso, aunque lo único que recibió de ellos fue una negativa tajante sin ninguna explicación. Un pesar se asienta en su corazón y las lágrimas acuden a sus ojos. Ella nunca pretendió herir a nadie con su conducta. 

- Sí que recuerdo Hairy Tale y puedes creerme cuando te digo que lamento profundamente lo ocurrido. Si lo hubiera sabido, si me hubieran explicado las consecuencias que podría acarrearles jamás habría tomado agua del manantial...- dice con pesar y tristeza verdaderas. Entiendo el odio que albergas hacia mí, pero no creas que me conoces porque me has seguido hasta aquí.- De repente el gesto de Kendra se endurece. Un destello de rabia asoma a sus ojos.- Ni siquiera eres capaz de recordar la edad que tienes, desde luego muchos años más de los que corresponderían a un humano corriente. Hicisteis un trato que durante más de 200 años os proporcionó juventud, salud, cosechas fértiles y una vida absolutamente feliz y exenta de dificultades. Una vida al alcance de muy pocos y que no hicisteis nada para merecer. Pero en lugar de agradecer haber vivido más de dos vidas humanas con semejante don buscas la venganza. He conocido a gente como tú antes. Gente que cree que lo merece todo por haber nacido en una posición privilegiada. Yo nací en un hogar muy humilde y a lo largo de mi vida he conocido la pobreza, el hambre y la enfermedad. Me marché porque creía que debía existir algo mejor que una existencia miserable al servicio de gente que lo tenía todo a cambio de nada. Me reprochas que enfermasteis, perdisteis el pelo, el vigor y vuestras tierras quedaron estériles. Bueno...Bienvenido al mundo en el que vivimos el resto de los mortales. Hablas del manantial como si os perteneciera. Pero lo cierto es que la naturaleza no tiene dueño. Y yo no ROBÉ nada. En el manantial no había puertas ni rejas, no había carteles ni guardianes ni protección de ningún tipo. Hicisteis un trato con el Diablo y ahora sufrís las consecuencias. La magia no es gratis y normalmente conlleva un alto precio. Y a pesar del precio que al parecer sabíais que pagaríais ni siquiera os esforzasteis en protegerlo. Pero supongo que es más cómodo culparme a mí que mirarse al espejo para buscar un responsable. En cuanto a lo de vuestros hijos, no soy yo quien se los ha llevado. Han sido los Druidas con los que hicisteis vuestro pacto. Persigues tu venganza en la dirección equivocada, pero supongo que es más fácil lograrla contra una sola mediana que contra gente más poderosa...

Mientras caminamos bajo la luz de la antorcha, esto me trae recuerdos. Recuerdos de otra era. Recuerdos del pasado.

Recuerdos de aquella simple lamparita de aceite. La única lámpara en nuestra familia de Enanos.

"Eres una vergüenza" me decia mi madre arriandome con un bastón "¿De que te sirve ser tan alto, si no eres capaz de ver en la oscuridad? Eres demasiado alto para ser un enano, demasiado ciego para ser enano, y demasiado lampiño para ser enano"

Y si, me encorvaba. Y me pegaba cabellos de otras partes del cuerpo en la cara para hacer parecer vello facial. Yo tenía tan solo cuatro años.

Entonces, el Caballero del Boután, tambien conocido como El Butanero Templario, que repartía Butano y protegía al Indefenso, vino un dia a las lindes del hogar.
Pude ver como mi madre le miraba con ojos melancólicos, pero jamás entendí el por qué.

"Hijo mio" me dijo el Caballero del Boutan "Ojalá pudiera hacer algo más por ti, pero por el momento, tan sólo te puedo dar esto" Y me entregó una lamparita. Una humilde y sencilla lámpara.

Al frotarla, de ella salió un humo azul, y un ser genial que concedería mis deseos. Y yo desee tener vello facial. Y desde ese dia, tuve la barba más frondosa de todo el reino. Recordemos que apenas tenía yo cuatro años.

Desde ese dia, gracias a mi mentor, el Caballero del Boután, que siempre que me veia insistía en llamarme "Hijo mio", con la ayuda de mi lamparita para ver en la oscuridad, y sobre todo con mi frondosa barba, pude dar la cara como el Enano que soy.
Claro que algunas semanas más tarde, mis madres me venderían por un cubo lleno de barro, pero eso es otra historia y merece ser recordada en otra ocasión.

De vuelta al presente

"Compañeros, estamos llegando. Prestemos nuestras armas y agucemos el instinto" No he podido tener mucho trato con la mestiza, la hija de los orcos, pero ya me cae bastante bien: No es para nada una masa aullante sin cerebro como intenta decir el clérigo local, sino que una mujer capaz y astuta. Y por lo que es Daron, el desarrapado, tambien parece esconder nobleza bajo sus raídos harapos.

Aunque el mayor respeto lo tiene el seguidor de Bahamut, bendecido por dos veces. Receptor directo de la bendición de Bahamut, y heredero de los grandes dragones dorados.
¡Y el favorito de la Divina-Divina Kendra, Bellami, no se anda muy atrás!

A Ulus no lo ve: Es de noche, y si hay algo bien sabido es que a un negro, de noche, no lo vas a ver ni a la de tres.

"Compañeros, la Divina-divina Kendra necesita de nuestra ayuda ¿Teneis algun plan?"

- Sí que recuerdo Hairy Tale y puedes creerme cuando te digo que lamento profundamente lo ocurrido. Si lo hubiera sabido, si me hubieran explicado las consecuencias que podría acarrearles jamás habría tomado agua del manantial...- dice con pesar y tristeza verdaderas. Entiendo el odio que albergas hacia mí, pero no creas que me conoces porque me has seguido hasta aquí.- De repente el gesto de Kendra se endurece. Un destello de rabia asoma a sus ojos.- Ni siquiera eres capaz de recordar la edad que tienes, desde luego muchos años más de los que corresponderían a un humano corriente. Hicisteis un trato que durante más de 200 años os proporcionó juventud, salud, cosechas fértiles y una vida absolutamente feliz y exenta de dificultades. Una vida al alcance de muy pocos y que no hicisteis nada para merecer. Pero en lugar de agradecer haber vivido más de dos vidas humanas con semejante don buscas la venganza. He conocido a gente como tú antes. Gente que cree que lo merece todo por haber nacido en una posición privilegiada. Yo nací en un hogar muy humilde y a lo largo de mi vida he conocido la pobreza, el hambre y la enfermedad. Me marché porque creía que debía existir algo mejor que una existencia miserable al servicio de gente que lo tenía todo a cambio de nada. Me reprochas que enfermasteis, perdisteis el pelo, el vigor y vuestras tierras quedaron estériles. Bueno...Bienvenido al mundo en el que vivimos el resto de los mortales. Hablas del manantial como si os perteneciera. Pero lo cierto es que la naturaleza no tiene dueño. Y yo no ROBÉ nada. En el manantial no había puertas ni rejas, no había carteles ni guardianes ni protección de ningún tipo. Hicisteis un trato con el Diablo y ahora sufrís las consecuencias. La magia no es gratis y normalmente conlleva un alto precio. Y a pesar del precio que al parecer sabíais que pagaríais ni siquiera os esforzasteis en protegerlo. Pero supongo que es más cómodo culparme a mí que mirarse al espejo para buscar un responsable. En cuanto a lo de vuestros hijos, no soy yo quien se los ha llevado. Han sido los Druidas con los que hicisteis vuestro pacto. Persigues tu venganza en la dirección equivocada, pero supongo que es más fácil lograrla contra una sola mediana que contra gente más poderosa...

El hombre parece temblar de ira al escuchar tus palabras.

-¿Merecer? ¿MERECER? ¡¿Qué mereces tú, escoria?!-, el extraño avanza con lentitud pero seguridad hasta ti, tensando la soga. -La gente como tú coge lo que no tiene. Sois parásitos. No aportáis nada al mundo. Nosotros éramos humildes aldeanos incluso con los beneficios del manantial. No buscábamos una vida de excesos. ¿Puedes acaso decir lo mismo, ratera? Encima con ínfulas... ¿Crees que eres la primera de mi lista? No... Eres el epílogo. Ni siquiera el capítulo final. La Arboleda de los Druidas ya es pasto de las llamas. Me encargué de ello. Y mientras lloraban sus preciosos árboles, mis asesinos se encargaron de sus hijos. Ahora sienten el dolor. El auténtico dolor que siento yo. En cuanto a ti... Bueno, eres el origen de todos los males. Contigo empezó todo. Y ahora, toca acabar la historia.-.

Kendra percibe dos sombras deslizarse a sus espaldas.

-La pregunta es, señorita Raspberry: ¿va a oponer resistencia?-.

Tu recuerdo parece enturbiarse según alcanza su final.

Las lágrimas brotan de tus ojos, pero no por la tristeza. Las causan las cenizas que infestan el aire. Con dificultad, percibes una visión de tu clan, aniquilado. Las chozas en llamas. Los cadáveres despedazados sobre la fría piedra. Los carroñeros repartiéndose las vísceras y los huesos de tus hermanos. Y en el centro de la carnicería, una figura dándote la espalda. La espalda ancha y el cuello de un toro. Difícil de confundir la espalda de tu progenitor.

El enorme orco se gira hacia ti con el rostro desfigurado por cicatrices varias y cubierto de pies a cabeza por sangre. Es difícil saber si es suya o de otro pobre bastardo. Puede que incluso de varios.

-Hija mía... Mira lo que han hecho con tu madre...-. A los pies del colosal orco yace el cuerpo roto, irreconocible, de una mujer humana. El orco te observa con dureza. -¿Dónde estabas cuando te necesitábamos...?-.

La montaña donde se asienta tu tribu comienza a desaparecer como si de una bruma se tratase. Las chozas ardiendo, el fuego, el humo, los cadáveres mutilados... Tu padre. Todo desaparece como si fuesen cenizas arrastradas por el viento.

-¿Dónde estabas... cuando te necesitábamos...?-, su voz resuena con eco una última vez antes de quedar sumida en la más profunda oscuridad.

Una voz sospechosa resuena a tus espaldas. 

Un extraño hombre ataviado con ropas oscuras y elegantes, más propias de un carnaval de la aristocracia de Aguasprofundas sostiene un violín con el mimo con el que se agarran los tesoros más preciados. No alcanzas a verle el rostro, pues está cubierto por una máscara de porcelana.

-Crees que es una pesadilla, pero... No estás dormida. ¿Y si fuese verdad?-. Lanza la pregunta enigmático. -¿Qué ocurriría si fuese verdad?

El hombre emite una risa que resuena tétrica en la oscuridad.

¿Dónde estás? No lo sabes. Pero sólo estáis tú y ese extraño personaje.

Cuando crees haber concluido tu recuerdo, nuevos pensamientos te asaltan.

Sientes una punzada de dolor en su espalda y caes de rodillas al suelo, sin aliento. 

Escuchas una risa detrás tuya. Te resulta familiar. Tan familiar, que no puedes reprimir un escalofrío.

-Jujuju... El orgullo de la familia, de nuevo, mordiendo el polvo... Hermano, cuánto tiempo...-. Te giras sin querer. El rostro afilado y sonriente de tu hermano menor, el hechicero que casi te asesina, te devuelve una mirada astuta cargada de malicia.

-Tus dagas no sirven de nada contra mi hechicería, Ulus. Siempre lo supiste-. Tu hermano lanza un rayo de energía oscura que emerge de su mano. Impacta en tu pecho y te abrasa todo tu ser. Gritas de dolor y empiezas a cuestionarte qué es real, y qué no lo es.

Estás en la gruta maldita. Aquella cueva en la que tu hermano te tendió la emboscada. En aquel momento de tu vida que te costó todo. En aquel momento de tu vida en el que renaciste gracias al pacto oscuro con el demonio. Pero hay algo que está mal. Hay algo que no encaja con tus recuerdos...

Estás perdiendo la vida a manos de tu hermano.

-Vas a exhalar tu último aliento para mí, hermano. Y cuando lo hagas... Jujuju...-, el rostro de tu hermano empieza a transfigurarse adoptando un perfil que te resulta familiar. Demasiado familiar. -...Yo, seré tú.-. Tu hermano estalla en una risa psicótica, desaforada, mientras te quita la vida y te narra todo lo que hará mancillando tu nombre una vez adopte tu aspecto.

Una voz sospechosa resuena a tus espaldas. 

Un extraño hombre ataviado con ropas oscuras y elegantes, más propias de un carnaval de la aristocracia de Aguasprofundas sostiene un violín con el mimo con el que se agarran los tesoros más preciados. No alcanzas a verle el rostro, pues está cubierto por una máscara de porcelana.

-Pareces confundido. Crees que es una pesadilla, pero... No estás dormido. ¿Y si fuese verdad?-. Lanza la pregunta enigmático. -¿Qué ocurriría si fuese verdad?

El hombre emite una risa que resuena tétrica en la oscuridad.

¿Dónde estás? No lo sabes. Pero sólo estáis tú y ese extraño personaje.

Tus recuerdos revolotean en tu mente con más o menos sentido. Tienes un pasado confuso, qué demonios.

Caballeros.

Enanos.

Djinns encerrados en lámparas de aceite.

Y un elemento gaseoso ajeno al mundo en el que vives... butano.

Los recuerdos de un ser peculiar, sin duda.

Pero la música del violín atrae a tu mente otros recuerdos que te sumen en una especie de trance. No son recuerdos agradables. Es más: no recuerdas nada de lo que sucede a continuación.

Despiertas en una cámara lúgubre y húmeda. Una gota de agua cae con constante ritmo en alguna parte. Tu visión es borrosa y el miedo encoge tu corazón al ignorar por completo qué haces allí. Tratas de moverte, pero tu enorme cuerpo está postrado sobre una especie de mesa y fijado a ésta con pesados grilletes. Tu cabeza está a punto de estallar. Sientes punzadas alrededor de tu cráneo. Como si... Como si...

-Calma, injerto. El dolor será solo pasajero...-. Una voz grave, cavernosa, metálica. No logras distinguir con precisión su origen, pero está allí contigo. Escuchas sonidos que te intranquilizan. Frascos intercambiar fluidos. Instrumentos metálicos. Pasos que se acercan hacia ti.

Estás desorientado y tratas de decir algo, pero sólo emites balbuceos sin sentido. ¿Quién eres? ¿Qué haces allí? ¿Por qué estás atrapado en aquella sala? ¿Por qué...?

Entonces el corazón te da un vuelco. No estás solo. Hay otras figuras atadas a otras mesas. Sus cráneos están abiertos completamente a la altura de la frente. Se los han vaciado y han introducido en ellos una especie de receptáculo de cristal con una especie de sustancia viscosa de un color ambarino dentro. Y algo más inquietante: en el interior del receptáculo hay vida. Una especie de ser oscuro, pequeño. Vivo.

Ante ti aparece un misterioso individuo que luce una máscara de plata. Viste una túnica oscura con capucha y un curioso medallón con un zafiro y una pluma de cuervo.

-No tengas miedo, siervo. Tu operación ha sido un éxito. Ahora... Comprobemos tu tolerancia al dolor...-. El hombre ríe siniestro. Lo que acongoja tu corazón es que el hombre ha hablado en el idioma de los esclavos, el lenguaje de los gólems, y tú has entendido el mensaje a la perfección.

Tu mente divaga de nuevo.

Ahora estás sumido en una densa neblina.

Una voz sospechosa resuena a tus espaldas. 

Un extraño hombre ataviado con ropas oscuras y elegantes, más propias de un carnaval de la aristocracia de Aguasprofundas, sostiene un violín con el mimo con el que se agarran los tesoros más preciados. No alcanzas a verle el rostro, pues está cubierto por una máscara de porcelana.

-Pareces confundido. Crees que es una pesadilla, pero... No estás dormido. ¿Y si fuese verdad?-. Lanza la pregunta enigmático. -¿Qué ocurriría si fuese verdad?

¿Dónde estás? No lo sabes. Pero sólo estáis tú y ese extraño personaje.

Con algo de preocupación, me aferro a "Pacifista", mi querido bastón machaca-craneos

"¿Donde estoy? ¿Quien soy?"
"¿CUANDO estoy?" Esta última es especialmente valiosa para todos los seguidores de DOC

Intento reponerme. Hace un rato iba con unos aliados a rescatar a la Divina-Divina Kendra. Pero... Bueno, primero recordé mi infancia, y luego recordé una horrenda tortura a la que fui sometido ¿Fui sometido? ¿CUANDO?
Y ahora, encima, estoy frente a un BARDO. Bueno, espera, que ahora los bardos son poderosos.

"Y aparte ¿Quien sos vos?" Esto último lo digo con acento de Alejo, el de Alejo y Valentina "¿Como te llamás?"

De repente se vio de rodillas en el suelo con una dolor lacerante en su espalda. Algo no tenía sentido, algo estaba fuera de lugar. Una voz hace mucho tiempo olvidada, una voz que había sido consumida por sus propios aceros resonó en sus oídos. Su cara cambió a un gesto aterrado. No tenía sentido lo que ocurría. Estaba ante un gran edificio en forma de cruz, unas notas de sonido vibraron en su mente y ahora de repente había hincado la rodilla en el suelo y un horror de su pasado, un horror que debiera de estar muerto se regocijaba ante él mientras el dolor le dividía en dos.

Si giró hacia el mientras este se seguía jactando, las palabras no salían de su boca por el dolor que sentía en la espalda y subitamente alzó su mano lanzandole un rayo mágico que estalló en su pecho. Nuevas oleadas de dolor atravesaban su cuerpo, no había palabras sólo gritos de agonía. No podía ser real, todo esto ya había pasado pero sin embargo el dolor le desgarraba el alma. Sus manos cayeron sobre la dura piedra, ya no era barro del día que había pasado mojando la tierra, era dura piedra de la gruta, estaba de nuevo en aquellas cavernas. El recuerdo se había convertido en real y a la vez se había retorcido volvía a ser débil, volvía a estar consumido por el demonio y sin realizar el pacto que le dio poder. Un pacto que no se cumplió porque no pudo matar a su hermano. Hacía instantes pensaba que lo había echo pero había resurgido y había dado la vuelta al combate. Su cara de satisfacción lo indicaba claramente, le haría morir de agonía y lo peor, sería todo lo que una vez él había sido: el primogénito. Cayendo sobre su propio charco de sangre Ulus ya no tiene fuerzas para sobrevivir.

Una voz le saca de la inconsciencia, sigue notando el sabor a sangre en sus labios al igual que el líquido carmesí caliente en su mejilla que se apoya en el suelo de piedra. Su hermano ya no está pero sigue en la caverna. La voz le confunde, no consigue verle claramente pues lleva una máscara. Vuelve a hablar mientras Ulus se levanta, ya no está en la caverna ahora todo el espacio está oscuro. Sigue sintiendo el dolor y sus palabras son como una punzada. Ulus conoce la magia y Ulus conoce como Illithas son capaces de jugar con la mente. Este ser estaba jugando con sus recuerdos. Trató de recomponerse pero el dolor era agónico.

- Si fuese verdad estaría muerto. Contestó secamente y continuó. - Sal de mi mente antes de que te expulse.

"¿Donde estoy? ¿Quien soy?"
"¿CUANDO estoy?" Esta última es especialmente valiosa para todos los seguidores de DOC

El extravagante personaje lanza una risa ante tu confusión.

-¿Dónde? Bueno... Estamos en La Vigilia, obviamente. Estamos en el vasto océano de los recuerdos de tu mente. ¿Quién? Esa es una pregunta mucho, mucho más complicada. Y respecto al cuándo... El tiempo funciona de modo diferente en La Vigilia. No existe presente. No existe futuro. Sólo existe pasado. Interesante, ¿verdad?-. 

"Y aparte ¿Quien sos vos?" Esto último lo digo con acento de Alejo, el de Alejo y Valentina "¿Como te llamás?"

 -Suelen llamarme El Violinista, por motivos obvios. Mi nombre es un secreto que sólo desvelo en circunstancias muy... especiales-. El individuo se expresa con gracia y acompaña sus palabras con gestos teatrales que, más que ensayados, parecen una prolongación de su personalidad grandilocuente.

-¿Te gustaría visitar algún pasaje de tu vida en particular... Jorge? Puedo mostrarte múltiples cosas. Considérate un viajero, y yo soy tu guía en este desconocido mundo. Puede que a estas alturas te estés preguntando lo realmente importante... ¿Por qué? Sencillo: Porque has acudido a mi llamada. ¿Desvelamos juntos los misterios de tu pasado...?

- Si fuese verdad estaría muerto. Contestó secamente y continuó. - Sal de mi mente antes de que te expulse.

El extravagante individuo emite una risa mientras sacude lentamente la cabeza.

-"Que no está muerto lo que duerme eternamente; y en el paso de los eones, aún la misma Muerte puede morir..."-, recita estas palabras con una voz profunda, dramática. -Hay destinos peores que la muerte, elfo oscuro... Tú, mejor que nadie, debieras saberlo.-.

-No estamos en tu mente, mi egocéntrico y hostil drow. Estamos en La Vigilia. Abriendo las puertas del Mundo de los Recuerdos. Aquí no existe el futuro. No existe el presente. Sólo el pasado. TODO el pasado.-. El individuo habla con gracia y grandilocuencia, acompañando sus palabras con gestos teatrales.

-Has acudido a mi llamada. Dime, drow, ¿Quieres averiguar la verdad sobre su pasado...? ¿Quieres averiguar... por qué intentaron asesinarte...?-. El peculiar enmascarado lanza sus preguntas de un modo intrigante, generando un suspense que atrapa tu conciencia. ¿A qué se refiere? 

-Sólo hay una manera de averiguarlo...-. El extraño personaje parece advertir tus pensamientos. Emite una risa siniestra, casi en un susurro. El enmascarado señala a tu espalda. Entre la oscuridad, una robusta puerta de metal oscuro iluminada por dos fuegos fatuos azulados.

Una fuerza invisible te impele a abrirla.

Siento que el poder de este violinista es grande, fuerte, duro.

¿Sabeis que otra cosa es grande, fuerte, y dura? Pues mi...
mi...

Mi voluntad. Claro que si. Porque yo soy un superviviente de 3ª Edición, y las tiradas de Sabidurida se llamaban "De Voluntad". Mi voluntad es tan grande que en lugar de necesitar el anillo de un Green Lantern¹, simplemente hago el signo de OK con los dedos y meto el indice ahi.

Encarandome a la misteriosa aparición, le replico "Esto no esta bien. El pasado ya lo conozco, el presente me necesita y estando muy activo, tomando parte en él. El futuro no está escrito ¡No lo está el de nadie! Y debemos hacernos uno que sea bueno " En esto último estoy recitando uno de los preceptos de DOC.

"Así que dime, Violinista ¿Este pasado desconocido me dará fuerzas para el presente o pistas para el futuro?"
"¿Y donde están tus hermanos, el Flautista y el Práctico?"
 

"Esto no esta bien. El pasado ya lo conozco, el presente me necesita y estando muy activo, tomando parte en él. El futuro no está escrito ¡No lo está el de nadie! Y debemos hacernos uno que sea bueno "

Tu fuerza de voluntad parece hacer tambalearse el mundo oscuro y etéreo que te envuelve. Tras el Violinista, se dibuja con creciente claridad una puerta de aspecto robusto, hecha de algún tipo de metal frío y afiladas formas.

-Vaya... ¡Qué determinación...!-. El extraño personaje se lleva una mano enguantada al mentón de porcelana de su inexpresiva máscara. -Me encantan los giros de guión dramáticos. Éste es bueno, sin duda. ¡Ja!-. El Violinista lanza una breve e intensa risotada. Parece francamente sorprendido por tu lucidez.

"Así que dime, Violinista ¿Este pasado desconocido me dará fuerzas para el presente o pistas para el futuro?"

-Interesante pregunta... Pero... ¿Realmente quieres conocer la respuesta?-. El Violinista formula la pregunta despacio, regocijándose en cada palabra. Algo en su voz te indica que sabe algo. O quiere mostrarte algo, que puede ser revelador. Pero otro algo te indica que esa verdad puede resultarte incómoda. MUY incómoda.

-A veces... La ignorancia puede ser la felicidad...-, el enmascarado ríe, disfrutando del enigma que te plantea. -A veces... el conocimiento es poder...-. El Violinista golpea suavemente la puerta, simulando que llama al portal de una casa invisible. -¿Cuál de esas veces es ésta? Ju, ju, ju...

"¿Y donde están tus hermanos, el Flautista y el Práctico?"

El Violinista lanza una estridente risotada que resuena en el vacío de La Vigilia.

-Intenté tocar la flauta travesera una vez... Lástima que precise aire. Por esto permanezco fiel a los instrumentos de cuerda. No... No, mis hermanos no están aquí. Pero están muy cerca, te lo aseguro.-, enigmático, el Violinista desaparece entre una bruma y se materializa a tus espaldas. Una escalinata formada por sombra y oscuridad emerge hasta arriba, hasta ninguna parte.

-Supongo que debo ser justo contigo. Si subes estas escaleras, despertarás. Estarás intacto. Lo digo en serio, je. No puedo decir lo mismo de tus amigos, sin embargo. En tal caso, podrás acudir al rescate de tu amiga. Está encerrada en el sótano de la iglesia. Y creéme, el tipo que está con ella está muy, muy enfadado. Podría hacerle algo malo... Algo MUY malo.-. El Violinista te observa con detenimiento. Su mirada vacía no acompaña sus palabras por emoción alguna. Es imposible saber si dice la verdad o no. 

-Puedes acceder por dentro del edificio... Pero, en tal caso, tendrás que enfrentarte a una emboscada, pues sabíamos que vendríais varios a por ella. Admite que resultáis demasiado predecibles. Ahora bien, tienes otra opción: puedes acceder a través de una puerta oculta tras unos matorrales en la pared oeste del edificio. Está atrancada con un cerrojo mágico. Si pronuncias las palabras de apertura (*), podrías acceder con facilidad al interior... Ten cuidado y, ante todo, actúa con rapidez. Podrías salvar muchas vidas...-. El enmascarado pronuncia unas misteriosas palabras que no pertenecen a ningún idioma, al menos, no conoces ningún idioma con un acento tan peculiar.

-Sé qué estás pensando... "¿Cómo sabré que dices la verdad?". Je. Supongo que no tienes demasiadas opciones. Puedes cruzar la puerta al pasado y seguir jugando conmigo... O puedes subir las escalinatas y dejarme aquí solo. Nuestros caminos no volverán a cruzarse en mucho tiempo, pero no me olvidaré de ti, ni de esta interesante conversación que hemos mantenido. ¡Ah! Por cierto... Estoy bastante seguro de que tú tampoco te olvidarás de mí. Ju, ju, ju...-.

-¿Y bien... Seguimos?-. El tono intrigante del Violinista resulta difícilmente resistible, pero tu fuerza de voluntad te permite decidir con decisión qué hacer a continuación.

Tu recuerdo da paso a una escena mucho más siniestra.

Mientras devoras la caza que tan duramente has conseguido con el arco de tu padre, te percatas de que las luces en el salón de tu hogar son ahora más tenues. Ni rastro de tu familia en torno a la mesa. En el otro extremo, donde debiera hallarse tu padre, un misterioso personaje te observa con ojos vacíos. Viste ropajes más propios de un carnaval de la aristocracia de Aguasprofundas y diversas joyas. Tardas unos segundos en darte cuenta de que su rostro está cubierto por una máscara de porcelana. Sostiene un violín apoyado en su regazo y parece estudiarte con detenimiento.

Cesas de masticar cuando compruebas cómo el extraño sostiene una punta de flecha sanguinolenta en la mano. 

-Creo a que tu padre le tocó lavar los platos. Mala suerte... Ju, ju, ju...-.

El enmascarado señala con la punta de flecha hacia una pared de la sala. La pared de los trofeos. Las cabezas de los animales que atesoraba tu padre no están. Han desaparecido. De cada uno de los marcos de madera que las sostenían manan regueros de sangre que parecen recorrer la casa hasta la planta superior.

-¡Qué misterio! ¡Qué intriga! ¿Deberíamos... Averiguar qué ha ocurrido aquí?-. El extraño junta las palmas de las manos mientras disfruta de tu confusión y desconcierto.

¿Dónde estás? ¿Quién es ese extraño personaje? ¿Y tu familia?

Kendra sabe que esta vez se ha metido en un buen lío. Los ojos del hombre que se encuentra frente a ella demuestran un halo de locura y de rencor que nunca ha visto antes. Jamás la dejará machar con vida y empieza a dudar de que sus amigos puedan llegar a tiempo para ayudarla. "Este hombre habla de la muerte de niños inocentes por orden suya con total naturalidad. Mató a los hijos de los druidas y no siente el más mínimo arrepentimiento por ello...¿Cómo es posible que me haya metido en semejante lío? Y todo para acabar sin blanca...Klaus yo te maldigo por dejarme en bancarrota y con el corazón partío...¡¡TE MALDIGO!! Tengo que salir de aquí. Esta gente está pirada... Son unos perturbados totales con ínfulas vengativas y calvas prominentes... ¡CORRE!" - piensa Kendra horrorizada. Siente un sudor frío apoderándose de ella. Es el momento de poner pies en polvorosa...Si es que es posible...

-La pregunta es, señorita Raspberry: ¿va a oponer resistencia?-.

Kendra percibe dos sombras a sus espaldas. ¿Han estado siempre ahí? Antes de que el calvo termine siquiera de formular su pregunta Kendra ya se encuentra en movimiento y con toda la potencia que le permite su cuerpo se lanza hacia la puerta que ha quedado abierta intentando una finta asombrosa para esquivar al calvo maligno.