Partida Rol por web

"PALLADI, PALLADI... IOCANDI GRATIA TRANSVERSE CLOURODHI".

¡CLICK!

La frase resuena con un eco extracorpóreo estridente y escalofriante. Tienes una extraña sensación en el estómago. La típica sensación del que sabe que algo va mal. Pero no sabe con exactitud qué.

El dispositivo se abre con un sonoro crujido (¡CLACK!) y el orbe esférico brilla con un fulgor cegador mientras las runas cobran un nuevo color rojo incandescente. El mecanismo parece abrirse liberando un haz de luz cegador y un súbito estallido de poder mágico te pilla por sorpresa, lanzándote de espaldas contra el suelo mientras una extraña ¿risa? resuena en tus oídos. Suerte que la lluvia ha reblandecido la tierra, si no, habría sido un señor golpetazo.

Maldices al Violinista por no avisarte de que la cerradura era explosiva. Pero, al mismo tiempo, percibes que el extraño enmascarado parecía querer ayudarte de verdad... 

...Alto ahí.

¿Qué está pasando aquí?

Algo en tu voz resuena... erróneo.

Te observas las manos.

MUY ERRÓNEO.

¿Esas uñas esmaltadas, perfectamente limadas?

¿Y esta sedosa y lacia melena oscura?

¿Y ESTA SEDOSA BARBA PERFECTAMENTE RECORTADA?

Lanzas un grito de asombro. Una voz chillona emerge de tu garganta... Sólo puedes clamar un escalofriante, por repelente, "¡OH. DIOS. MÍIIIIIIO!".

¿Qué me ha pasado?, te preguntas.

Bien, es obvio que ahora mismo no eres tú. Eres una versión femenina de ti mismo.

Estás desconcertado, pero la puerta está abierta. Y pasos veloces se aproximan hacia ti.

Maldito hijo de puta... Adorable decía, ¡adorables serían las fracturas conminutas que le iba a hacer ella en el cráneo como no se callara! Porque, ¿cómo iba a ser eso su pasado? Su madre estaba viva cuando ella se fue y su padre jamás le dijo eso. No que ella recordara, por supuesto. ¿A qué puñetas estaría jugando el individuo ese?

 -Esos recuerdos son de otra persona.

Yo no los he tenido jamás en la memoria.

Así que si vas a engañarme, inventa otra cosa.

Porque esta treta, muñequito, no te funciona.

En cuanto a la puerta... ¿Cruzarla o no cruzarla? Porque aunque estaba segura de no haber visto jamás eso que el cretino de la máscara decía que era su pasado, ¿y si era verdad? Mierda, ¡mierda, no podía dudar ahora! Porque si el mentiroso aquel descubría que sus palabras le habían afectado, habría ganado la victoria moral. Y eso era malo para ella. Muy malo.

Así que tragando saliva, sin dejar apenas tiempo a que el enmascarado le contestara, Gorsha abrió la puerta y la atravesó sin pensárselo más. Que fuera lo que los antepasados quisieran.

Ahora mismo, estamos tu mente y yo. Aquí eres un muñeco. Un títere. Y yo soy el que tira de los hilos... Tu cuerpo yace inerte en alguna parte, con tu secretito a la vista. Oh, sí. Una vez aquí, tengo acceso a tus preocupaciones. A tus recuerdos más recientes. Sé que algunos te consideran un silvano. Je. No pongas esa cara. Ahora viene lo mejor. Uno de tus amigos ha despertado. Su voluntad ha quebrado mi trampa. Quizás podría descubrir tu secretito... Ji,ji,ji,ji...-.

 Un gruñido escapó de los labios de Ulus. - Entonces me confirmas que mi mente está en tus manos. No tan diferente a lo que he dicho antes. Aunque me estás tocando los cojones revelándome que mi tapadera ha sido descubierta. ¿Me gustaría saber cómo sabes que el objeto mágico a dejado de funcionar. Sólo estoy inconsciente en el suelo y el objeto debería seguir funcionando mientras lo lleve puesto. No requiere de ningún tipo de activación consciente. Sólo ponerlo, sino tendré que hablar seriamente con Jarlimor. Confiaré en el objeto y Jarlimor para seguir con este desafio que me planteas, aunque te aseguro que en cuanto te encuentre en el plano físico te voy a hacer sufrir, bufón.

Un nuevo recuerdo sobrevino a su cabeza.

Su infancia no fue sencilla pues fue el primero de los hermanos varones de la casa pero no el primer descendiente, era el cuarto con tres hermanas mayores (Siandu, Freya y Chantir) que él. Para las hermanas aún jóvenes el tratar con un varón pequeño a pesar de ser su hermano era desagradable y más aún cuando a la segunda hermana le asignaron la tutela del pequeño varón, para que aprendiera la escala social y las virtudes de los drows y dónde correspondía estar a los varones y por otro lado la jerarquía de la casa Qurlin´tir. 

Su hermana Freya no se tomó nada bien esta asignación a pesar de ser conocedora que le tocaría a ella debido a que había sido la última en graduarse como sacerdotisa y que dentro de sus labores de aprendizaje correspondía poner en su sitio a los infantes de la familia.

Los días se hacían eternos bajo la instrucción de Freya pues apenas si su adiestramiento le dejaba tiempo para dormir. Las labores en la capilla de la Casa eran interminables y cuando parecía haberlas terminado y dejado todo limpio Freya misma se encargaba de darle latigazos en nombre de su diosa para humillarlo y hacerle después limpiar los manchones de sangre que derramaba. Las lecciones teóricas se compaginaban directamente con el dolor físico pues tras cada lección, cada afrenta del al principio rebelde primogenito se saldaba con una puñalada, en su cuerpo, con conjuros que amplificaban el dolor, para que una vez que acabara desmayándose presa del dolor acabará siendo curado por ella misma y dejándolo desnudo en una caseta de lagarto hasta que se despertara.

Así aprendió las lecciones de la sociedad Drow, mediante dolor, sufrimiento, sangre y estar a las puertas de la muerte. Esto le endureció, le hizo sentir ese odio tan característico en la sociedad Drow y ante todo le hizo sentir respeto ante las mujeres drow, que no miedo, pues sus ganas de venganza aumentaba día a día. No temblaría nunca cuando sus armas tuvieran que derramar de una hembra Drow, haciéndola sufrir en la muerte. Pero entonces no estaba preparado aún para eso y sin embargo se preparaba mentalmente durante su adiestramiento hasta que pudiera combatir contra ellas, ya fuera en nombre de su casa o por iniciativa propia. Fueron diez años los que Ulus estuvo alimentando este odio, diez años en los que cada herida recibida era mitigada por el dolor que sentía y con su mirada de odio más placer le ofrecía a Freya y más duro le golpeaba.

Con sus otras dos hermanas apenas si tuvo relación durante su juventud pues la mayor se preparaba como alta sacerdotisa de la ciudad y la menor estaba a tiempo completo en la academia preparándose para ser una alta hechicera pues en sus venas corría el don del tejido arcano.

Cuando acabó el adiestramiento con Freya, volvió a reunirse con su madre. En esos diez años no la había visto y si la mirada de Freya podía llegar a ser sádica la de su madre lo era aún más. El primer castigo llegó por llamarla madre, en vez de Matrona y el castigo no fue físico sino mental pues esta lanzó primero un hechizo que hizo que Ulus no pudiera moverse y después un segundo hechizo en el que el joven drow sintió terror al contemplarla. Sólo deseaba huir pero no podía porque una fuerza mágica le retenía y lo siguiente que recordó era como su madre le cortaba la garganta mientras que su hermana Freya lo mantenia vivo con sus conjuros. Ambas disfrutaron viendo el horror de Ulus en sus ojos, la vida se le escapaba poco a poco pero él sólo sentía la necesidad de huir de aquel horror. Durante una hora sufrió la peor condena que pudiera haberse imaginado pues si le habían parecido duros los diez años al lado de Freya aquella hora fue mucho peor. Lo destrozó mentalmente y tardó semanas en recuperarse y otros diez años en volver a ver a su madre pues había llegado la edad en la que comenzaría su entrenamiento marcial.

-NOOO!!!!- grita Daron a la par que corre a abrazar las cabezas decapitadas de sus padres, con lágrimas en los ojos de rabia y frustración, y antes de que siquiera pensara en preguntar el porqué, aquel ser humanoide habló explicando el motivo de su masacre, entonces soltó con cuidado las cabezas de sus padres y se puso de píe. Así recibió sin poder evitarlo la puñalada del ciervo.

-Tú mataste a mi hijo. Ahora, prepárate para morir.-

-Cazar para sobrevivir, habemos presas y cazadores- dice de manera arrogante antes de ser apuñalado en el pecho -Ugh... Eso me enseñó mi padre... yo... Nunca lo apoyé del todo... El cazaba por placer, por esos sus trofeos... Yo no guardo ninguno, es lo que hago porque es lo que me enseñaron a hacer desde niño... Prefiero llevar a la vida después de la muerte a aquellos seres que en algún momento di caza, por eso me esmero tanto en hacer de mis trabajos en cuero un arte...-

-Entiendo... Rencillas familiares. Un asunto bastante turbio, ¿eh?-

-Quiero a mi padre pero no me compares con el! Por eso me fui, les hago creer a todos que quiero llevar la contraria a mi padre como lo hizo el con mi abuelo, pero la realidad es que quería ser tatuador; es solo que entre una punta de flecha y una punta de alfiler con tinta no hay mucha diferencia si entrecierras los ojos... Además, aprendí una nueva forma de hacer arte, tatuando el cuero sin dolor, llevando belleza al mundo, luciendo con orgullo la piel de hijos, padres, hermanos... Se que sufren la perdida de sus familiares- 

Daron habló y habló como si no tuviera una herida en su pecho, como si aquel ciervohumano, o el violinista le hubieran estado prestando atención a su exposición como si de un villano de película se tratase, explicando el porqué de sus acciones maléficas contra los inocentes animales del bosque.

-Piénsalo por el lado bueno. ¡De ésta sólo puedes salir vegetariano! ¡JA,JA,JA,JA!-

-Ni en chiste... Me gusta mucho el salchichón como para serlo... No-Homo, ok? Hablo del tipo de cecina llamado así, no del otro salchichón, mira que soy bien hétero, es solo que creo que nací carnívoro... Debo tener sangre élfica o algo así, tengo entendido que ellos no pueden consumir nada de origen vegetal, cierto? Hasta el cigarro que fuman está hecho de insectos molidos, no?- 

Quizás sea por la muerte de sus padres, pero Daron no podía permitirse dejar de hablar, sino su mente iba a estallar en desdicha por su perdida, eran sus padres después de todo, le enseñaron todo lo que sabía y era quien era gracias a ellos, pero algo le impedía levantarse y atacar a aquellos extraños seres, como si no quisiera hacerlo, como si en el fondo supiera que todo esto era una mentira, una especie de ilusión de la cual no se pudo librar porque los dados del destino no estuvieron con el, pero ya qué? Todo eso era lo que estaba viviendo y era lo suficientemente real para el, si era verdad o mentira, era lo único que podía percibir, así que agarró su arco y lanzó una flecha contra el ciervo pero al parecer el dolor en su pecho era demasiado fuerte y la flecha fue a parar a saturno! -Genial, una flecha menos en mi carcaj- musitó antes de caer de rodillas apollándose de su arco.

Kendra corre como un gamo en la oscuridad, sin mucha idea de hacia dónde, pero con una clara aprensión a ser atrapada por el calvo de mirada inquietante. A su espalda, el viejo trata de darle alcance entre jadeos y con una respiración ronca y entrecortada.

Súbitamente, un estallido resuena cerca de su posición, lo que motiva a la mediana a acercarse hasta el punto de origen de la explosión. Kendra observa una escalinata que da acceso a una trampilla de madera, ahora abierta, y una silueta se recorta en el umbral. Es una... ¿Mujer? Parece llevar una túnica que le queda SENSIBLEMENTE holgada. ¿Quién eres tú para discutirle la talla a una jovencita que acude en tu rescate?

Un momento...

No es una jovencita...

¡¡¡LLEVA BARBA Y ESTÁ ARMADA CON UN BASTÓN DE ACERO!!!

Con una voz melodiosa, propia de la.mas dulce de los sopranos y con un timbre que parece mas propio de una sirena, una doncella se te presenta
Lleva una túnica parecida a la de Wilbur, el palo de batalla de Wilbur, la barba de Wilbur y un cinturón en el que pibe "Mi nombre es Jorge Wilbur Nitales y sirvo a Doc, que sr hace llamar Kendra en este mundo"

Visto lo visto, esta dulce doncella te tiende un brazo y te señala el camino por el que ha venido con el otro.

"Por aqui, Divina-Divina Kendra, de Doc! No la abandonare jamas, ni aunque el demonio Biff me persiga"

Lo que ves, es algo tal que asi

"Divina-divina Kendra ¿Esta usted herida? ¿¿Insultada? ¿Vejada?"
"¿Desea salir de aqui, o desea... La Verganza?" te dice esta aparición, hablándote como si te estuvieran rezando.

¿Quien sera esta mujer?

Gorsha atraviesa la puerta a ninguna parte.

A su alrededor sólo hay una oscuridad densa e impenetrable. Es la voz del Violinista la que le indica una valiosa pista:

-En la Vigilia los ojos no sirven de nada. Tienes que usar tu mente para navegar por los recuerdos...-. El siniestro personaje acompaña sus palabras por una melodía de violín que te da escalofríos.

Sabes que está ahí, observándote en la oscuridad. Como un ser invisible que disfruta escudriñando tus pasos.

Gorsha empieza a sentir frío en los pies. El crujir de la nieve. El viento fresco de la montaña inunda sus pulmones y mece su melena roja. Luego siente su rostro bañado por el sol. Abre los ojos de su mente.

Está en la montaña que la vio nacer. La nieve no es blanca. Es roja. Como rojos son los cuerpos que yacen sembrando la falda nevada. 

Cuerpos humanos.

Tu mente traduce la escena con rapidez. En tu sangre llevas la batalla. La sangre. La guerra. 

Una tribu orca ha arrasado una aldea de cazadores montañeses. Las chozas arden en la lejanía y un joven orco, especialmente robusto y de facciones familiares, arrastra a una hembra humana magullada tirando sin piedad de su cabellera. La humana lleva el cuerpo tatuado con símbolos que, por alguna razón, tienen un significado para ti, y no te cabe duda de que debe ser una chamana. Pero de poco van a servirle sus conocimientos mágicos ante la brutal paliza que le propina el orco, hasta casi dejarla en la inconsciencia.

Una sensación agobiante comienza a oprimirte el pecho, sofocándote. 

Sabes quién es ese orco. Sabes quién es esa humana.

Y sabes qué viene a continuación.

Entonces... Despiertas.

Crees despertar de tu sueño, pero no.

Un bucle se sucede.

Tu martillo aplasta el cráneo del cultista una vez. Y otra. Y otra. Y otra más.

La pesada cabeza de tu arma sagrada comienza a pesar mucho, pero eso no te detiene. Sigues golpeando. Y sigues. Y sigues. Hasta que lo único que queda es una pulpa sanguinolenta en lugar del cráneo de tu enemigo.

Pero eso no te detiene.

SIGUES GOLPEANDO.

Un singular personaje aparece a tu espalda, carcajeándose de tu imposibilidad de detener tu andanada de golpes. Viste con el atuendo de un aristócrata de Aguasprofundas en carnaval, ocultando el rostro tras una máscara de porcelana que simula un rostro con gesto tranquilo. Sostiene con mimo un elaborado violín entre sus brazos.

-Ahora entiendo por qué desprendes devoción por ese martillo. ¡ESO ES UN TRABAJO DIGNO DEL MEJOR ORFEBRE! ¡YAIKS!-, el histriónico enmascarado se acerca con largas zancadas hasta tu posición, sin miedo aparente a las salvajes acometidas que propinas al cadáver de tu enemigo.

-Caminas con decisión sobre lianas quebradizas, amigo mío. Pronto, en un descuido, tu obsesión te llevará a caer en un abismo insondable y sin retorno...-. La voz melódica del violinista esconden un presagio aciago para ti.

Era muy real. Demasiado real. El frío de la nieve bajo sus pies, el crujido de los cristales de hielo, el olor metálico de la sangre en el ambiente... Si no fuera porque estaba totalmente convencida de que aquello no era real ni lo sería jamas, no le costaría esfuerzo aceptar aquello como la auténtica y verdadera realidad del mundo.

Pero Gorsha Urgak era mejor que eso. No se dejaría engañar por aquel misterioso enmascarado que parecía encontrar tan divertido el torturar mentalmente a la gente. Los cobardes y los enclenques no podían con ella. Ni siquiera cuando la golpeaban con fuerza donde más le dolía.

Contemplar aquellas dos figuras casi le hizo caer de rodillas. Su mandíbula tembló, sus puños se cerraron. Eso no era real. No era real. ¡No podía ser real, maldita sea! ¡Cuando se había marchado de casa sus padres estaban vivos y sanos! ¡Además, se adoraban mutuamente, por eso se habían casado y la habían tenido a ella! ¿Cómo podía ese violinista pensar siquiera en hacerle pasar esa burla de la realidad por una verdad incuestionable? Y sin embargo...

Casi podía tocar la espalda de su padre. Le llamaría, le detendría, hablaría con él y se recuperarían de todo aquello. Y se disculparía. Se disculparía por ser una decepción de hija, por haberle fallado a él, a su madre y a todo el pueblo. Pero cuando el gran orco se estaba dando la vuelta, antes de que sus ojos se encontraran con los de Gorsha, ella despertó.

Su respiración estaba agitada, su cuerpo estaba cubierto de perlas de sudor y su corazón bombeaba en su pecho totalmente desbocado. ¿Qué demonios? ¿Todo había sido una pesadilla? ¡Maldito enmascarado, se la había jugado a base de bien! En cuanto le viera, le arrancaría la máscara y se la haría tragar en trocitos antes de decapitarle con sus propias manos. Pero bueno, tiempo habría para ello. Lo primero era tranquilizarse un poco y mirar a su alrededor, por si acaso había caminado en sueños o la habían trasladado a otro lugar. Y por supuesto, saber si estaba acompañada o a solas en esos momentos.

Kendra corre como alma que lleva el Diablo para escapar de aquel infame lugar espoleada por las agujas de la sospecha de horribles torturas mientras escucha a sus espaldas la respiración agitada del calvo malvado y rencoroso. "El malaspulgas respira como si tuviera la forja de un enano en el pecho. Igual tengo suerte y consigo matarlo de cansancio..." No sabe dónde se encuentra retenida y no tiene tiempo para pensar así que siguiendo el consejo de un viejo mago que conoció en su más tierna infancia va decidiendo el camino sobre la marcha: "Querida Kendra, en caso de duda sigue siempre tu olfato". Era una idea estúpida (ya se había guiado por su olfato antes aquel día y todavía tenía sabor a moho y otras delicias pegado al paladar), pero dadas sus circunstancias no le parecía peor consejo que cualquier otro. Sin embargo, una súbita explosión distrae completamente su rumbo y su concentración olfativa...¡Una salida!¡Una escapatoria!¡Una dulce salvadora! ¿Salvadora? Kendra observa confundida al personaje que se encuentra frente a ella. Por un momento, se olvida de la persecución y del motivo de su carrera. ¡¿Conchita?! - piensa una Kendra estupefacta confundiendo a su visión con su buena y barbuda amiga de la infancia y de la que hace tantos años no ha tenido noticia. Pero entonces con mayor estupefacción si cabe y con la boca totalmente abierta reconoce la barba, el cinturón y el bastón que ha visto antes manejar con maestría.  

"Por aquí, Divina-Divina Kendra, de Doc! No la abandonare jamás, ni aunque el demonio Biff me persiga"

 ¡¡¡WILBUR!!! Pero ¿eres tú o son de nuevo mis sentidos que me están jugando una mala pasada? - exclama Kendra extasiada ante tal belleza barbuda. 

 "Divina-divina Kendra ¿Esta usted herida? ¿¿Insultada? ¿Vejada?"
"¿Desea salir de aqui, o desea... La Verganza?"

¡Querido Wilbur, no sabes lo que me alegra oír tu voz de soprano! ¡Debemos salir de este lugar con presteza! ¡Cosas peores que los calvos se ocultan entre estos muros! - le dice mientras ya un poco sobrepuesta de su impresión se lanza con agilidad hacia la salida. Creo que hay mucho que debes contarme, querido, aunque eso será más adelante, pero debo decirte que nunca antes te había visto tan bello como esta noche, Wilbur...O debería llamarte...Wilfreda...- alcanza a comentarle mientras pasa a su lado y le guiña un ojo pícaro.

"Mi señora divina-divina Kendra de Doc" dice tomando a la pequeña y subiendola en hombros (Un Humano, por muy enano que se crea, corre más que un halfling. Y los tacones que me han salido hacen que tengas más zancada ¡Probadlo!) "Salgamos de aquí. Pero no podremos vencer a la amenaza calva nosotras solas"

Y me echo a correr, portando la divinidad sobre los hombros
Literalmente

"Por cierto, creo que por el momento, mejor usar un nombre distinto, si he de permanecer así. Mejor llamarme... LO LAMERAZ. O mejor Lola Meraz"
"Tengo un serio problema con el nombre de Lolita. Está registrado por una novelurria erótica, y no lo puedo usar"

La situación es caótica.

¿Caótica?

No. Eso tendría más sentido que lo que está ocurriendo a las puertas de aquella Iglesia de Tyr.

Gorsha y Daron despiertan confusos. Muy confusos. No son los únicos que despiertan. A su alrededor, varios guardias locales, el Capitán Rothgar, Patrick Bellamy y Dhalarinn presentan síntomas similares. Han sido víctimas de algún tipo de ardid mágico multitudinario. Un truco bastante más poderoso de lo que alcanzáis a imaginar... (*)

Por si el desconcierto general no fuese suficiente, a vuestro encuentro sale una extraña mujer bigotuda con gesto de notable urgencia portando a horcajadas a Kendrita la Dulce. La visión de la mujer resulta... perturbadora. Tiene los ropajes de Wilbur, otrora conocido como Jorge. También su bastón. Y, en parte, su barba.

Varios pasos por detrás, un anciano al borde del infarto armado con un cuchillo persigue a ambos, surgido de ninguna parte. Tanto Gorsha como Daron tienen la razonable sensación de que si da unos cuantos pasos más, el hombrecillo colapsará.

-¡Selüne de mi vida! ¿Mis ojos me engañan?... ¿Qué es ESO? Es AÚN más feo que "gallumbos de tigre"... El cabrón que ha jugado con mi mente me ha jodido la vida...-.

La mestiza manifiesta franca sorpresa al ver a la mediana, su frondosa melena ondeando al viento, transportada por la extraña... ¿mujer?