Partida Rol por web

El dracónido se levanta con un terrible dolor en todo el cuerpo que le arrebata el pensamiento de a pedazos. Lentamente trata de componerme de nuevo, subiendo despacio el cuello hasta poder acomodarlo cerca de la pared. Respira con un terrible cansancio, como si lo hubieran pateado una manada de tigres salvajes en medio de la noche, pero espera que sea por lo que bebió, de lo que tiene constancia hasta el momento en el que ingerió la bebida. Piensa fugazmente que quizás su cuerpo sin control se excedió, y trata de perdonarme pensando que nunca fue él, que el efecto místico de la bebida reemplazó su mente con la de alguien más, tratando de ordenar toda su mente de rompecabezas. Al final se rinde y consagro todo lo que pudo haber pasado en nombre de una acción superior, hasta que la Semi-elfa entra al cuarto, agarra sus pertenencias y vuelve a desvanecerse de su vista. 

-He de poner en duda su concepto de pertenencia, señora-Le comenta con algo de confusión y una pizca de inocencia en sus palabras, sin haber pensado del todo en lo que dijo. Una vez se fue, se levantó poco a poco de la cama, e inevitablemente su vista se cruza con su cuerpo, el torso rasgado y adolorido. Piensa que quizás fue en medio de la barbarie de anoche en la fiesta, que acab+o afuera luchando contra alguna bestia, hasta que sucede el momento en el que todo lo que ha ocurrido desde que abrió los ojos comienza a unirse, un momento maldito de revelación en donde lo comprende. La semi-elfa entrando, sus palabras, su coqueteo salvaje, sucuerpo sodomizado...¡¿QUÉ HE HECHO?! Se abraza el cuerpo con un sentimiento culposo de profanación, mientras que las ideas se rebaten en su mente. ¿Fui yo? ¿Fue ella? ¿Fue él? ¡Quién profanó mi templo! Antes de buscar culpables, rápidamente vuelve a la cama, se cubro con la tela y se enfundo en ella adoptando una posición fetal. Nadie sabe esto, nadie te ha lastimado...Todo va a estar bien. Una pequeña lagrimita dorada se escurre entre las rendijas de sus escamas. Se recupero del helecho, y con un escalofrío recorriéndole el lastimado cuerpo, toma sus pertenencias, se cubre con la enorme armadura con más esmero de lo normal y baja lentamente, recobrando un sentimiento de orgullo resquebrajado por el camino. 

Al salir de la habitación, con un caminar tambaleante y mareado en el que se va agarrando de las paredes a cada paso que da, comienza a escuchar el fuerte escándalo que está sonando afuera. Sobek observa con curiosidad, buscando entre la multitud una razón que le revele de dónde surge el bullicio que le comienza a resonar con más fuerza de lo normal en los oídos. Ve una multitud de gente corriendo por todo el bar, cruzándose con algún que otro paseador que se choca con su cuerpo gigante, y sorprendentemente logra hacerlo ceder por unos centímetros, a lo que el reptil reacciona con una mareada confusión, sintiéndose vulnerable. Siente que la armadura le pesa más de lo normal, además de tener un sabor a vómito y cerezas en el paladar. Al bajar (caminando agarrándose con dolor partes aleatorias de su cuerpo), lentamente comienza a hacerse parte de la multitud dividida. Se topa con el líder del extraño séquito, quien parece estar reclamando una incosistente herejía que no acaba de comprender. Divisa a su alrededor, y recuerda ligeramente ver a gente semi-desnuda corriendo por la taberna huyendo, y cree haber hallado la razón de la proclama. 

-¡Espere usted, buen hombre!-Se oye tras la turbia del local la voz de Sobek, ominosa y resonante, mientras que él va apartando gente a su paso, con más orgullo y altivez de lo normal-En este antro no ha habido ningún desdeñable acto de lujuria sinuosa y perversa propia de las más pérfidas de las sectarias maldades donde se alabe a la desgracia sobre todas las cosas-Su voz se quiebra ligeramente por un momento, para revivir con más fuerza-Yo soy un emisario de la santa causa universal, y he supervisado todo lo que ha ocurrido aquí y ocurrirá, con la mayor de las vigías, y nada ha pasado que no fuera para consagrar al Bien en toda su gloria, y que cada aliento de fuerza que haya cruzado este sitio, no haya sido llevado por los pasos de nuestros ídolos-Comenta en un tono de absoluta serenidad e imponencia, tratando de hablar como si Bahamut estuviera infundando sus palabras-¡Pido que calmen este alboroto, recapaciten y acudan al diálogo como el juicio divino!

Que la mestiza se viera sometida al roce de las partes de Daron le hizo reir de mala manera pero sólo en su interior, seguía sin querer descubrirse y con aquel caos que se había creado sabía que iba a ser dificil. La aparición del humano-enano le sorprendió con aquellas jarras preparadas a saber cómo e imponiendo a las dos mujeres que se lo bebieran. Sin embargo la respuesta de la mestiza estuvo a la altura de ella pues en un suspiro puso la daga en el orificio de la nariz del humano-enano y le amenazó, para rápidamente perseguir a Daron junto a Gorsha. Aquello iba a estar divertido y no se lo quería perder así que se marchó hacia las escaleras para finalizar el conjuro cuando nadie le tuviera a la vista cuando el mediano salió del mismo cuarto que Kendra, ¿aquellos dos habían pasado la noche juntos? No dejaba de sorprenderse con estos peculiares personajes.

Apareció en el bar después de haber escuchado desde el otro lado de su puerta con atención. Sabia que desde el momento en que los genitales de Daron tocaron la cara de la pelirroja elfa estaba a salvo de ella, por lo menos por el momento. Había conseguido pasar la noche tranquila aunque los nervios de la amenaza de la pelirroja, lo habían mantenido inquieto. Sin embargo ahora había declarado una nueva presa, aunque en este caso fuera mortal y no sexual, y podría estar tranquilo por el momento.

En el momento en el que estaba en el bar el dracónido estaba intentando apaciguar  a los exaltados clérigos y frenar a los guardias. Él hizo lo propio y siguió a los guardias hacia el exterior y los detuvo, antes de que llegaran a alcanzar a los nudistas y la asesina. - Buenos hombres de armas, por favor. Muchos de vosotros estuvisteis anoche en la taberna y pudisteis disfrutar de lo ocurrido y si no estuvisteis sin duda lo habréis oído, pues lo que sucedió anoche estoy seguro que llevaba tiempo sin suceder antes. El hombre del interior es sólo un charlatán que busca la provocación para hacer todo aquello que le plazca influenciando con facilidad al entorno que tiene alrededor. Por lo que he escuchado de la disputa y algunos ruidos que escuché anoche desde mi habitación, con el consumo desmedido de Tilford de ambos personajes que han salido desnudos parece que se produjo una confusión pues, al parecer, y es deducción mía. Cuando ella salió del cuarto de él, cogió las ropas y el equipo equivocado. Dejando las suyas propias en el cuarto de este pobre hombre perseguido. El Tilford les ha echo olvidar lo que vivieron anoche y al levantarse parece que ella se ha encontrado la ropa y equipación de él en su cuarto produciéndose este alboroto y la imposibilidad de ambos de ponerse su propia ropa pues estaba en la habitación del otro. Son jóvenes como vosotros y nunca habían probado el Tilford, quien les puede culpar pues es la tradición de este lugar. Es el hombre ese que clama a los cielos el que debería respetar las tradiciones del lugar en el que se encuentra. Se pausó un momento. - No estaría demás que si que pararais este acto recogiendo la ropa de ambos de los cuartos y entregándosela como autoridad que sois para cerrar la disputa y calmar los ánimos de los puritanos que hay con Ernie ahora.

Tras eso, dos figuras entran de forma imponente, regia ¡Casi celestial! Y entran mas o menos así

¡Son <S>JorGenitales</S> Wilbur y su superdeidad magistral!
Y si, lo mismo no entran de una forma tan grandiosa. En la quijotesca mente del sacerdote resuenan los himnos de los querubines con cada paso que da.

En esta taberna en realidad tan sólo suenan sus resoplidos y quejidos: Los pícaros no se privan de nada, así que seguramente el peso de Kendra exceda lo que <s>Jorge</s> Wilbur y su diminuta fuerza pueden alzar sin cansarse.

"Aqui llega la persona más importante en los nueve reinos y medio" declara. Todos saben que habia doce reinos reinos, pero los Kenders destrozaron dos de ellos, y la mitad del décimo reino acabó en ruinas

Ese dichoso humano no sólo no se había detenido cuando ella se lo había exigido pedido, ¡sino que además estaba acelerando el muy grrftxón! ¿Pero qué se había creído? En fin, daba igual, acabaría por darle caza fuera como fuese. Incluso aún cuando al salir de la posada, el contacto de sus pies con el pavimento mojado hizo que Gorsha tuviera que correr un poco menos deprisa. Que entre tanta lluvia, que enfriaba los ánimos que daba gusto, y el riesgo de resbalar y acabar enrollándose con el suelo con fuerza, pues como que ir a tope de velocidad no.

Pero eso no la frenó, antes todo lo contrario. Porque los semiorcos jamás, jamás daban una presa por perdida. A menos que muriera de vieja antes de darle alcance, pero los casos en los que eso se había dado eran extraordinariamente raros. Gorsha hacía honor a esa cualidad de su estirpe. Era como un asesino intentando matarte a cucharazos: lento pero seguro pero lento.

Su concentración de depredadora a la caza se vio interrumpida momentáneamente por los gritos enfurecidos de una muchedumbre que parecía estar imprecando al aire acerca de la impudicia y no se qué cosas de desnudeces. ¿De qué puñetas estarían hablando? Ah, claro, que aún no había recuperado su ropa.

 -¡Dejen ya de esgrimir tantas quejas!

¿Es que nunca habían visto unas tetas?

Que con sus grititos de mojigatos estaba distrayéndola. ¡Y ella tenía a un humano que encontrar para poder recuperar la espada de su familia! Y su ropa también, con lo cual saldrían ganando todos en el fondo. Claro, eso si conseguía encontrar a Daron, ¿dónde narices estaba metido? Plantándose en mitad de la calle, con los brazos en jarras, Gorsha gritó con toda la potencia de su bofe:

 -¡¡DA LA CARA COMO UN HOMBRE, HUMANO!!

¡¡NO ALARGUES ESTO MÁS DE LO NECESARIO!!

Que se le estaba agotando la reserva de la reserva de su paciencia. Y eso era peligroso para todo el mundo.

Daron sale tan pirado que ni se entera de lo que hacen en la taberna, apenas y vio de reojo a los guardas con los curas esos que pelaron los ojos al verlo correr en ropa interior, seguro que de envidia por la lencería fina.

Después de perderse lo más que pudo en el matorral, sin aliento y con el cuerpo y las patas heladas por fin comienza a aflojar su vejiga.

 -¡¡DA LA CARA COMO UN HOMBRE, HUMANO!!

¡¡NO ALARGUES ESTO MÁS DE LO NECESARIO!!

"Como si te fuese a responder, JA!" se dice para si mismo en su mente, que no le daba para concentrarse en pensar algo más allá de sus necesidades inmediatas, primero debía encargarse de lo que ocupaba al máximo su cerebro.

Al vaciar la mitad del dorado Tilford procesado en su vejiga su mente se aclara aun sin recordar nada de lo que había sucedido en el intermedio entre que se quedó dormido frente un extraño tablero de parchís, y haber despertado ya en su camita; tal como sucedía a sus 6 años cuando se dormía en la sala jugando y despertaba magicamente en su cama, algún día seguro descubre como hacer ese superpoder a voluntad que solo le salía de niño y hasta ahora pensó que solo había sido su imaginación, pero ya se torna en algo serio.

Sus meadas matutinas eran como las sesiones filosóficas en la ducha para otros, unos cuantos minutos inmóvil dejando que sus pensamientos fluyan como el nutritivo líquido (para la naturaleza), "Yo no hice nada, fue ella la que me llevó hasta mi cama? Ella me desnudó? HABRÁ SIDO EL BIGOTÓN? Madre mía, ya sabía que ese bigote no podía ser de alguien sin fetiches raros..." 

Entonces entre tanto meditarlo, llegó a la conclusión mientras bajo la lluvia se duchaba con agua helada ya habiendo terminado su misión, y desde su escondite aun algo temeroso de la ira de la princesa orca, y no tanto de la semielfa decidió gritar su teoria a ver si colaba como sus santos:

-ES QUE AL VER MI EQUIPAMIENTO DE CUERO TAN FINO Y ELEGANTE, Y SABER QUE EN TU HABITACIÓN DORMÍA UNA PRINCESA, HABRAN CONFUNDIDO LOS REPARTIDORES DE EQUIPAJE NUESTROS EQUIPOS Y ARMAMENTOS!- Ni sabía en el orden que gritaba las cosas, solo las decía como le salían al momento -TUS ARMAS Y ARMADURA SON LO QUE HABÍA ACOMODADO PARA QUE DESCANSARA PLACIDAMENTE EN MI CAMA MIENTRAS YO DORMÍ TODA LA NOCHE EN EL ROPERO! LO JURO POR LOS DIENTES POSTIZOS DE MI ABUELO! AHÍ TU LAS GOLPEASTE EN LUGAR DE PREGUNTARME!!!-

Entonces Daron comienza a buscar una ruta alterna para volver a la taberna así sea a hurtadillas y secarse y arroparse como pueda, que darse un baño frío en la mañana sirve para sacarse la cruda, pero mucho rato podría causar un resfrío. Y de paso, ver si se podía escabullir dentro de la habitación de Gorsha, que ya por descarte sus armaduras estarían ahí.

Daron consigue dar esquinazo a Gorsha gracias a su magnífica zancada alterada mágicamente.

Tras ocultarse de un modo astuto tras un seto para efectuar una larga y metafísica micción mientras la fría lluvia cae sobre él, el explorador comete un terrible error.

Pedir clemencia a gritos.

ES QUE AL VER MI EQUIPAMIENTO DE CUERO TAN FINO Y ELEGANTE, Y SABER QUE EN TU HABITACIÓN DORMÍA UNA PRINCESA, HABRAN CONFUNDIDO LOS REPARTIDORES DE EQUIPAJE NUESTROS EQUIPOS Y ARMAMENTOS!- Ni sabía en el orden que gritaba las cosas, solo las decía como le salían al momento -TUS ARMAS Y ARMADURA SON LO QUE HABÍA ACOMODADO PARA QUE DESCANSARA PLACIDAMENTE EN MI CAMA MIENTRAS YO DORMÍ TODA LA NOCHE EN EL ROPERO! LO JURO POR LOS DIENTES POSTIZOS DE MI ABUELO! AHÍ TU LAS GOLPEASTE EN LUGAR DE PREGUNTARME!!!-

Para cuando emerge de su escondite listo para evaluar una ruta alternativa con la que volver a la taberna y poder conseguir pruebas que demuestren su teoría, está examinando detalladamente la musculatura superlativa del torso de una furibunda semiorca bañado por la tormenta. 

Podría ser una visión agradable.

Sí, podría.

Pero por algún motivo, Daron, con evidente confusión tras un despertar tan caótico, tiene buenos motivos para considerar que ahora va a tener oportunidad de aprender el significado de la palabra "DOLOR".

-Antes de salir-

"Oh Doc, Sabio Doc. A ti que las barreras del tiempo de la repampinflan. Tu que nos enseñaste a no apostar en eventos deportivos. Tu que nos enseñaste que el condensador de fruzo es guay (Signifique eso lo que quiera que signifique) escucha mi plegaria"

"En estos dias, sigo protegiendote con la forma de la pequeña. Oh sabio DOC, y sigo repartiendo sabiduria, paz y mamporros por donde tu indiques. Pues reparto la paz aunque para eso les tenga que machacar"

"Te ruego que me confieras una vez más el Poder para moldear la realidad, para alterar el mundo más allá de lo que debería de ser posible y para hacer el gamberro como a ti te gusta"
"Y por ello, aparte de los hechizos de dominio que me grabaron en mente en el templo, hoy te pido: Lvl-1 Cure Wounds, Bless, Command, Detect Magic, Detect Poison. Y LVl-2 Enhance Ability, Calm Emotions, Silence, Lesser Restoration"
 

El bueno de Jorge (Aun no le han cambiado el nombre) medita frente a su lamparita con forma de condensador de fruzo y de su relicario con forma de Mr Fusion

La caza había terminado. El humano había tenido suerte, pero no le había durado demasiado. Con una sonrisa triunfante en la cara, la que tendría una leona tras atrapar a una gacela si las leonas pudieran sonreír, agarró a Daron del cuello y lo levantó hasta ponerle a su altura visual.

 -Responde rápido, que mi paciencia de agota.

Mi equipamiento ya me has dicho dónde se encuentra.

Pero hay otra duda que ha un rato que me atormenta.

¿Has mantenido relaciones íntimas con Gorsha?

Porque despertarse en ropa interior sin recordar nada era la primera bandera roja del acto sexual no consentido. ¡Y si ya se burlaban de ella en su poblado por culpa de su "don", no veas lo que pasaría si descubrían que se había cepillado a ese gusanito tembloroso!

El agarre de Gorsha sobre el cuello de Daron era firme, lo justo apra que le doliera un poco pero no demasiado bestia como para asfixiarle. Claro que lo peor era la mirada furibunda que le estaba echando y la amenaza de su puño cerrado cercano a sus costillas. Como no diera una buena respuesta...

 -Responde rápido, que mi paciencia de agota.

Mi equipamiento ya me has dicho dónde se encuentra.

Pero hay otra duda que ha un rato que me atormenta.

¿Has mantenido relaciones íntimas con Gorsha?

Gorsha aprieta el cuello del humano, cuyo rostro se congestiona rápidamente por el esfuerzo que supone respirar cuando una mano enorme atenaza el gaznate.

El viento transporta a oídos de Daron el gruñido de la semiorca, que espera una respuesta y teme una ocurrencia. Entonces un silbido corta el aire a espaldas de la descomunal bárbara.

Una flecha de punta aserrada pasa lo suficientemente cerca del rostro de Daron como para hacerle una herida en la mejilla de la que empieza a manar sangre.

Gorsha se gira por una cuestión de instinto. De pie, en medio de la tormenta que azota Tilford sin piedad, clavando una de sus rodillas en el barro, la semielfa de nombre Dhalarinn tensa su arco con un gesto que, más que aprendido, parece innato. Reflejo. Gorsha se percata de que ya tiene cargado el siguiente proyectil.

-Acaba el interrogatorio rápido. Tienes el tiempo que tarde en decidir si esta flecha va para su ojo izquierdo o para su ojo derecho.-, la mestiza suena amenazante y a juzgar por la posición estática que mantiene aún con el viento y la inclemente lluvia, sería razonable pensar que el disparo anterior ha "errado" a propósito.

La semielfa puede encontrarse a unos 50 pies de distancia de Gorsha y el recién atrapado Daron. Tiene un buen ángulo de visión hacia ambos, aunque cierto es que la tormenta y el viento podrían complicarle el tiro. Lo preocupante, en todo caso, es que no parece dispuesta a perdonarle la vida a Daron.

Gorsha, que la vio ralentizarse al salir por la intervención de Jorge (ahora Wilbur), se pregunta cómo ha podido recorrer las calles de la aldea con tanta velocidad como para alcanzarles.

El hombrecillo, orondo y de un rostro enrojecido quizás por el fervor que rezuma cada uno de sus poros durante la soflama, hace un silencio reflexivo atendiendo las palabras de Ulus y de Sobek. No parece limitarse a escuchar. Parece analizar cada una de vuestras palabras mientras mantiene un gesto serio. Paciente.

Para cuando el dracónido y el silvano han concluido sus argumentos, y a buen seguro por la gran oratoria de la que hacen gala ambos héroes y el tono tranquilo y seguro, los parroquianos, antes encendidos de crispación, ahora parecen mansos, dubitativos. Los guardias, que se pusieron en pie con súbita decisión, ahora parecen replantearse el abandonar la taberna, valorando que salir en mitad de la tormenta y perder el plato de estofado caliente quizás no sea una gran perspectiva.

Pero el sacerdote, una vez se hace el silencio y los presentes parecen serenarse, sonríe. Y es una sonrisa siniestra.

-¿Cómo os atrevéis a defender la mezcla de razas, insensatos?-, ruge uno de los sacerdotes a su espalda, un hombre espigado de rostro lúgubre y evidentes signos de no haber dormido en días.

-Basta, Kyril. Escuchad, hermanos. Escuchad bien. Estos hombres, sin duda inteligentes y en apariencia versados, pretenden sumirnos en la confusión-. El tono del sacerdote ha cambiado. Ahora no pretende incitar a los presentes. Se centra en Ser Sobek.

-¡Espere usted, buen hombre!-Se oye tras la turbia del local la voz de Sobek, ominosa y resonante, mientras que él va apartando gente a su paso, con más orgullo y altivez de lo normal-En este antro no ha habido ningún desdeñable acto de lujuria sinuosa y perversa propia de las más pérfidas de las sectarias maldades donde se alabe a la desgracia sobre todas las cosas-Su voz se quiebra ligeramente por un momento, para revivir con más fuerza-Yo soy un emisario de la santa causa universal, y he supervisado todo lo que ha ocurrido aquí y ocurrirá, con la mayor de las vigías, y nada ha pasado que no fuera para consagrar al Bien en toda su gloria, y que cada aliento de fuerza que haya cruzado este sitio, no haya sido llevado por los pasos de nuestros ídolos-Comenta en un tono de absoluta serenidad e imponencia, tratando de hablar como si Bahamut estuviera infundando sus palabras-¡Pido que calmen este alboroto, recapaciten y acudan al diálogo como el juicio divino!

 -Ciertamente, mi buen señor. Debiéramos dormir más tranquilos sabiendo que un noble caballero de la Luz reside y vigila durante la noche por nosotros, humildes pecadores, aquí, en Tilford.-, las palabras del sacerdote discurren en un tono suave, en apariencia pacífico. -Mas no puedo evitar preguntarme, mi señor... ¿Cuándo exactamente realizásteis la vigía? ¡¿ANTES, O DESPUÉS DE CAER EBRIO HASTA LA INCONSCIENCIA EN ESTE MISMO SUELO QUE PISÁIS AHORA!?-. La voz del sacerdote se alza en un bramido que acompaña el brillo en sus pequeños y astutos ojos. -¿¡TENÉIS LA INSOLENCIA DE DIRIGIROS A NOSOTROS COMO EL BASTIÓN DE UNA LUZ QUE DIRIGÍS A VUESTRO ANTOJO SOBRE AQUELLOS QUE MERECEN VUESTRA PROTECCIÓN?! ¡¡VUESTRAS PALABRAS NO SE SOSTIENEN POR VUESTROS ACTOS, MI SEÑOR!!

A sus espaldas, los sacerdotes emiten una pequeña risilla. Los parroquianos se sumen en un ininteligible murmullo colectivo, visiblemente nerviosos.

-Y vos, mi señor elfo...-. Hace una pausa, dejando que las palabras calen en vosotros y su sonrisa leonina parece disfrutar analizando a Ulus mientras golpea con suavidad una de sus sienes con el dedo y niega con la cabeza.

Buenos hombres de armas, por favor. Muchos de vosotros estuvisteis anoche en la taberna y pudisteis disfrutar de lo ocurrido y si no estuvisteis sin duda lo habréis oído, pues lo que sucedió anoche estoy seguro que llevaba tiempo sin suceder antes. El hombre del interior es sólo un charlatán que busca la provocación para hacer todo aquello que le plazca influenciando con facilidad al entorno que tiene alrededor. Por lo que he escuchado de la disputa y algunos ruidos que escuché anoche desde mi habitación, con el consumo desmedido de Tilford de ambos personajes que han salido desnudos parece que se produjo una confusión pues, al parecer, y es deducción mía. Cuando ella salió del cuarto de él, cogió las ropas y el equipo equivocado. Dejando las suyas propias en el cuarto de este pobre hombre perseguido. El Tilford les ha echo olvidar lo que vivieron anoche y al levantarse parece que ella se ha encontrado la ropa y equipación de él en su cuarto produciéndose este alboroto y la imposibilidad de ambos de ponerse su propia ropa pues estaba en la habitación del otro. Son jóvenes como vosotros y nunca habían probado el Tilford, quien les puede culpar pues es la tradición de este lugar. Es el hombre ese que clama a los cielos el que debería respetar las tradiciones del lugar en el que se encuentra. Se pausó un momento. - No estaría demás que si que pararais este acto recogiendo la ropa de ambos de los cuartos y entregándosela como autoridad que sois para cerrar la disputa y calmar los ánimos de los puritanos que hay con Ernie ahora.

-El señor elfo, sin duda haciendo gala de la perspicacia y sagacidad de los de su raza, apunta una deducción que comparto. Sin duda, la bebida pudo influir en la conducta de ambos advenedizos anoche. Lo cual, dicho sea de paso, no hace más que confirmar que este tugurio albergó anoche actos de sodomía y lujuria entre un humano pecaminoso y... y...-, el rostro del sacerdote tiembla, presa de una alteración que está a medio camino entre la repulsión y la náusea. -Una mestiza...-.

La multitud queda en silencio repentino. La palidez se refleja en varios rostros. Algunos guardias encogen el cuello, presas de un nerviosismo que no os pasa desapercibido.

-La bastarda de un orco que violentó a una de las vuestras. El recuerdo viviente de la profanación.-, señala a los parroquianos en un aparente azar. Notáis que su dedo resulta un cuchillo para los lugareños que resultan señalados.

-Mi señor elfo, decís con corrección que hay tradiciones que tienen peso en esta aldea. Y no seré yo quien se oponga a ellas. Mas debo advertiros, ¡Y ASÍ LO HAGO A LOS AQUÍ PRESENTES! Que el Valle... Tiene Leyes ¡LEYES!-. El sacerdote gira sus ojos a los guardias. -¡Vosotros, guardias! ¿Conocéis la Ley que impera en el Valle?-, el sacerdote observa a los jóvenes guardias con un gesto de superioridad, sin duda disfrutando del espectáculo que está organizando. -¡¡OS HAGO UNA PREGUNTA!! ¿¿CONOCÉIS LA LEY QUE IMPERA EN EL VALLE??

Los guardias palidecen y asienten, sumisos.

-Entonces... Arrestad a esos pecadores.-, concluye satisfecho el sacerdote. -Kyril, acompaña al sargento a las habitaciones superiores para dar cuenta de la interesante versión del señor elfo. Este abyecto crimen debe resolverse cuanto antes.

-En cuanto a vosotros...-, el sacerdote se gira al grupo. -Qué duda cabe de que sois testigos -quién sabe si cómplices- de este aberrante delito. Iniciaremos una ronda de interrogatorios... Y más os vale no mentir. Si lo hacéis, lo sabré. Bien... ¿Por quién deberíamos empezar...?

El elfo sonrió ante la perspicacia de aquel sacerdote, una sonrisa y una mirada letal se dirigían hacía el Padre Pierre. Iban a jugar una batalla de influencias se ponía en juego, era probable que no pudiese influenciar demasiado a los guardias pero aún los parroquianos tenían la última palabra.

- Esperad, un momento pues a pesar de las leyes, aún no te has presentado con autoridad para obligar a los guardias a que seas tú quien nos interrogue. ¿No es verdad? Con qué derecho crees que puedes llevar a cabo esta interrogatorio. Estos guardias aquí presentes tienen la autoridad para dejarte hacerlo. Salvo que no muestres un certificado que te presente como la ley o representante de la ley en el valle. No, nos vas a interrogar. El hecho de que levantes la voz inquisidoramente no te hace se ninguna autoridad en este local. Se giró hacia los guardias y los parroquianos. - Esta gente denominada sacerdotes, no son más que cuenta cuentos sin el favor de su señor como si lo tiene esta grandiosa criatura. dijo señalando a Sobek. - Sólo son charlatanes de nivel inferior que piensan que su posición les da privilegios sobre gente como nosotros. Hablan del pecado sobre cualquier cosa que sea antinatural para ellos y sus creencias, mientras de seguro se desahogan carnalmente entre ellos. ¿No creéis? ¿Quién es más pecador? ¿Quién asegura que anoche hubo actos de lujuria y sodomía en este local? ¿Quién no os dice que dentro de una hora prenda fuego a este local en caso de que el mismo dictamine  que se han producido tales actos? Una sentencia sin un juicio justo, sin duda, una sentencia que os dejaría sin la única taberna en Tilford. Sólo os pido que dejéis a las autoridades trabajar como es debido y se cumpla la ley, mientras os mantenéis como observadores. No creo que las leyes permitan que un sacerdote como él acompañe y toque los efectos personales de otras personas. Una ley que me gustaría que ellos me enseñaran para estudiarla y poder defender a los acusados, pues, en el fondo, quien no ha tenido una noche de desenfreno tras tomar Tilford y no recuerda como llegó a su catre o que hizo durante una parte de la noche. ¿En serio va a ser un pecado pasarselo bien en Tilford?

Se giro para sentarse en una silla y esperar la replica pero se detuvo y se giro mirando al padre Pierre. - Ahora que lo pienso, Padre Pierre, ¿cuando habéis llegado a Tilford? Parecéis conocer bien lo que paso anoche. Demasiado bien con las acusaciones realizadas al honorable caballero que hizo honor al pueblo bebiendo uno de los Tilford más fuertes del local. Los habitantes del pueblo disfrutaron. Y quizás alguno de vuestros acólitos también. Su mirada fue directa a Kyril. - Parece que el llamado Kyril es muy sumiso ante ti y tus palabras. Empiezo a sospechar por lo bien que tenías preparado el discurso, que esto ha sido un montaje.

- Señores, muchos de los aquí presentes visteis como acabaron los compañeros de mi mesa y en especial el humano que se llevaron en carretilla. ¿Creéis que ese hombre pudo cometer algún acto sexual en su estado? ¿Un acto de lujuria? Apenas se mantenía en pie como para mantener una erección. ¿No creeis? En cuanto a la semiorca, que tú que sabes si ella es fruto de una unión de amor entre humano-orco o de dos semiorcos. Cuando te he escuchado antes sólo he oído odio y una aberración extrema hacia ella. Yo creo que lo habéis preparado todo para echar o ejecutar a la que tu llamas mestiza por el simple echo de vivir y estar cerca de vos. Que Daron, es la victima perfecta para este engaño para sentenciar Gorsha cuya voz es un deleite. Por lo tanto, concluyo que mandasteis a uno de vuestros acólitos, aprovechando la embriagadez de ambos, para hacer el cambiazo. Y, quizá me respondas diciendo que de haber podido entrar a dar el cambiazo a la ropa, porque no haber cometido el asesinato. Y mi respuesta es que la gente como vosotros conseguís que os hagan el trabajo con vuestras palabras, gritos acusadores e intentando propagar el miedo entre aquellos que queréis dominar.

El sacerdote parece estar disfrutando especialmente de la resistencia opuesta por Ulus. No así su séquito.

-Co... Cooooo... Cóooooomo teeee-teeeee-teeeeeee atreves a... a... a... haaaaaaaaablarle así al... al...-, un joven tartamudo, posiblemente el hombre más feo que habéis visto en bastante tiempo, avanza amenazante hasta Ulus, pero es detenido con gesto de infinita paciencia por el orondo orador. 

-Hermano André, por favor. Sin duda, el señor elfo muestra una tenacidad fuera de toda duda, mas ésta palidece ante la sombra de su ignorancia.-, el sacerdote avanza lentamente hasta Ulus mirándole fijamente. Si existe el fundado rumor de que los hombres religiosos acostumbran a rehuir las confrontaciones, este hombre, sin duda alguna, parece ser una excepción.

-¿Qué autoridad, decís? Bien, mi nombre es Pierre Robineau, y soy el superior de mi orden, consagrada a servir a la casa Raelthorne en el Valle. Mi orden asegura el cumplimiento riguroso de la Ley, tal y como demanda Lord Raelthorne. ¿Ignoráis la Ley? Qué duda cabe. Sois extranjero y habitante de las forestas. Esta aldea, como tantas otras que circundan el señorío de Lord Raelthorne, tienen un buen motivo para no transigir con mestizos. En particular, con mestizos de orcos... ¿Acaso no os han contado los lugareños la batalla de los Dientes Helados, mi señor?-. (*)

-Todos los aquí presentes guardan vívido recuerdo en su memoria de aquel sangriento conflicto. Algunos, de hecho, participaron en él. Y todos en el Valle aceptan la Ley del Señor de las Espinas. Obviamente, vosotros, extranjeros, tenéis una sencilla opción: aceptadla...-, hace un silencio que acompaña con una sonrisa cargada de falsa humanidad. -O seréis juzgados-.

-No cometáis el error de juzgarme, señor elfo. Estos lugareños no atienden a las palabras de un ser invisible, como sí lo hace vuestro camarada dracónido-, hace una ligera reverencia a Sobek, cargada de sarcasmo. -Esta gente no escucha mi voz...-, para cuando pronuncia estas palabras, su rostro rechoncho y sonrojado está muy cerca de Ulus. -Escucha la voz del Señor de las Espinas. Y su palabra, os recuerdo, es Ley en esta tierra. Ésa es mi función, mi señor: RECORDAR.-, remarca esta última palabra con tono siniestro. -Llevo aquí poco tiempo, puesto que mi predecesor falleció aquejado por unas fiebres persistentes. Que Tyr tenga en su gloria al hermano Agnatio...

La muchedumbre guarda un silencio sepulcral al escuchar el nombre del hermano fallecido.

-...Pero no toleraré que se ponga en duda a mi orden, y a mis hermanos, por un extranjero que ensalza el desorden y la anarquía.-, su tono es hostil y parece contagiarse a los parroquianos. (**)

-En el lugar del que provenís ignoro si os regís por leyes. Por tradiciones. O por... algo. Pero aquí, en la civilización, sois, de momento, un invitado. Así lo sois también vosotros-, señala a Sobek, a Kendra y a Wilbur. -Y haríais bien en recordar que cuando un invitado se sienta a nuestra mesa... Debe cumplir nuestras normas.

-¿Queréis defender a vuestros compañeros? ¿Alegar fantasías de montaje? ¿Propugnar el libertinaje racial en el Valle? No encuentro óbice para ello, mi señor. Es más, os animo a ello.-, sus palabras están cargadas del veneno que caracteriza a los manipuladores. -Tendréis acceso al Código del Valle si así lo deseáis antes del juicio. Mas debéis saber algo: los juicios por mestizaje son dirimidos ante el Consejo, en el Valle Dorado.-, hace una pausa y susurra algo al oído de Ulus. -Y Lord Ares Raelthorne odia a los de vuestra calaña-. Luego se aparta, emite una risilla burlona y se sienta a una mesa.

-Si el señor elfo, o el señor paladín, desean acompañar a los guardias para...-, parece calibrar con sumo cuidado las palabras que emplea. -"Garantizar" una detención no violenta, habida cuenta de su probada elocuencia, apreciaré con sincero afecto el detalle por su parte.

-Mientras tanto, el señor... o la señorita... Quizás quieran sentarse a la mesa y contarme, con todo lujo de detalles, qué ocurrió la noche de marras.

Mientras el padre Pierre Robineau se sienta, comprobáis como de los seis guardias que había en la taberna, tres aguardan con impaciencia la decisión de Ulus y Sobek en el umbral de la puerta antes de ir a por Gorsha y Daron. El sargento y otro guardia suben a la planta superior para comprobar las habitaciones. El último guardia queda en la planta baja, vigilando el acceso a la planta superior.