Partida Rol por web

Gregory Stinson

El silencio al otro lado del teléfono duró unos segundos -Espere, por favor.- Varios minutos después -De acuerdo, señor Stinson. Le mandaremos las fotos de los signos de las puertas por e-mail en cuanto nos devuelva firmados los impresos que le acabo de enviar. Documentos que le acreditarán para ser asesor del cuerpo además de un contrato de confidencialidad. Lea bien todas las cláusulas. En cuanto reciba los documentos le enviaré las fotos y podrá ponerse a investigar. Yo misma informaré a los detectives al cargo que se pasarán por su casa en la mayor brevedad posible. Manténgase localizable. Que pase un buen día- Tras la despedida la comunicación termina.

Cath sigue durmiendo y, efectivamente, en el ordenador tienes un correo con varios archivos adjuntos.

Una hora y media después consigues cumplimentar todos los impresos añadiendo las fotografías y demás documentación adjunta (menos mal que tienes impresora y escáner en casa).

Tras mandar de vuelta los correos y quedar a la espera de recibir los signos buscas datos sobre lo sucedido en relación con el crimen. Los medios de comunicación se han hecho eco de los sucedido. Dos desaparecidos y cinco víctimas en un brutal asesinato en el centro de Manhattan.

Hay una fotografía de la pequeña Juliet y un retrato robot de un desconocido, la última persona con quien fue vista la pequeña en el metro junto a la universidad... ¡Junto a tu universidad!

El hombre del retrato te resulta vagamente familiar

Isabella Becker

Amanda se incorpora en la camilla -Recuerdo quitarle la pata de la mesa a la última víctima ahí. Luego todo es confuso pero creo que analizamos la herida y el fuerte golpe del pecho. Creo que lo escribimos ahí. Me mareé y me tumbé aquí.- Su rostro es de extrañeza incluso por sus propias palabras. Se encuentra completamente confundida. -Pero es borroso- Amanda te mira. Os miráis. -Creo que sólo tengo una bajada de azúcar. He trabajado mucho.- La última frase es mecánica, surgida más como un acto programado. Puedes ver cómo lentamente el semblante de Amanda cambia de confuso a sereno. Como si las ideas se pusieran en orden en su cabeza.

En la investigación contribuyen dos comisarías. Arthur B Madden está al mando de la comisaría de Brooklyn y el bajo Manhattan mientras que la vuestra, del medio y norte de Manhattan, está comandada por Dereck Gordon.

Dereck se presenta en el laboratorio forense con Amanda D. y cinco carpetas en la mano -¿Qué está pasando aquí? Hace un momento me habéis traído los informes de las autopsias y ahora la doctora Davidson afirma que os falta un cadáver- y los pone sobre la camilla más cercana. -Doctora Wickham ¿Se encuentra bien?- Amanda se sienta en la camilla -Sí, estoy bien. Simplemente ha sido una bajada de azúcar. He trabajado mucho.- Las palabras suenan de Amanda son ahora más convincentes, el comisario intenta poner en orden sus ideas, señala las pegatinas de cada dossier y el número que indica el lugar que ocupa cada cuerpo. Acto seguido abre cinco depósitos con cinco cuerpos cada uno que extrae en sus respectivas camillas -¿Cual es el que supuestamente falta?- pregunta incrédulo. Amanda W. se adelanta -No falta ninguno. Terminamos el trabajo y entregamos los informes- comenta mirando las carpetas. -Exácto.- corrobora el comisario -Un trabajo impecable. Todos los cadáveres están aquí. Los informes están ahí. Las cámaras de la entrada no han recogido nada desde que comenzásteis. Ahora id a descansar. Ha sido un día muy largo y todos hemos estado trabajando bajo mucha presión- El comisario, con los brazos en jarras, se interpone entre vosotras y los cinco cadáveres que corresponden a las cinco víctimas. Amanda W, es la primera en quitarse la bata lenta y torpemente. Poco a poco se va recuperando pero su tez sigue pálida como el mármol y unas ojeras verdosas han comenzado a aflorar bajo sus ojos.

Sin embargo, Amanda D y tú tenéis la misma cara de asombro, desconcierto e incertidumbre. Repasando en tu mente sí que recuerdas haber sacado la pata de la mesa del cuerpo y haber mirado la herida, recuerdas... haber... tomado... notas... haberlas... dictado...¹

El comisario remarca lo dicho -Doctora Becker, doctora Davidson y doctora Wickham. Los muertos no van a ir a ningún lado. Quiero que os hagáis un chequeo médico. Sobre todo tú, Wickham. Os acompañaré a la salida.- 

Roux

La puerta de la librería se abre. -Buenas tardes- comenta Donovan en un tono cordial -Buenas tardes- contesta el desconocido número uno -Muy buenas- dice el desconocido número dos. Uno hace las presentaciones -Soy el detective Cole Roberts y este es mi compañero el detective Nicholas Cunningham. Venimos por la desaparición de Juliet Engen.- El primer detective, Roberts, deja de hablar y Cunningham toma la palabra -Mire la fotografía, por favor. Eso es. Verá, hemos ido al metro y visto los vídeos de seguridad. ¿Está el señor Roux aquí?- Donovan mantiene un silencio breve -¿Roux?¿Creen que Roux ha secuestrado a una niña pequeña?- Roberts toma la palabra -Nosotros no creemos nada. Seguimos las pistas. Las cámaras han grabado a Juliet con otro hombre que encaja con la complexión y la descripción de su empleado. Luego hemos conseguido un retrato robot de testigos...- Nick vuelve a preguntar -¿Está aquí o no?- Se escucha el crujir del mostrador cuando Donovan se apoya en él para dar más énfasis a sus palabras -Roux se fue por la mañana temprano a la biblioteca pública y aun no ha vuelto. Siento no poder ser de más ayuda.- Silencio

Nick: Ha visto la foto.
Donovan: Sí
Cole: ¿Y no va a ayudarnos? Localizando a Roux podríamos descartarlo.
Nick: ¿No podría llamarle?

Las maderas de la planta superior crujen. La gente se mueve arriba. El teléfono está parcialmente oculto pero desde algunos puntos podrían verlo descolgado.

Donovan: Oiga. Pago mis impuestos, jamás he tenido ninguna multa ni tengo antecedentes. Esta es mi librería. Si no vais a sacar algún libro o tenéis una orden de registro preferiría que se marchasen.
Nick: Yo estoy interesado. Me encanta leer. Voy a darme una vuelta a ver si veo algo que me interese. ¿Puedo?
Donovan: Sí
Nick: Cole, si no quieres un libro puedes esperar fuera
Cole: ¿Qué?... oh, está bien.

Se escucha la puerta abrir y cerrar. Los pasos rodean van rodeando el mostrador para acercarse más a Donovan. En un punto, el teléfono se cuelga. Los pasos continúan. Silencio

El detective Cole Roberts sale de la librería un poco a regañadientes. Nicholas Cunningham observa al anciano. Donovan le sostiene la mirada. El detective se agarra las manos por la espalda y comienza a andar rodeando el mostrador. Mientras su mirada se desliza por la tienda Donovan aprovecha para colgar el teléfono. Tras el paseo Nicholas comienza a hablar -Hay gente buscando a la pequeña Juliet, mire la foto. Han matado a su madre, a sus vecinos y a dos invitados en su propia casa, a uno de ellos lo han descuartizado y esparcido sus restos por la vivienda. Su padre también ha desaparecido. Si Juliet está con Roux y es cierto que es un buen chico como nos dice, pasan dos cosas: Primero, sigue desaparecido, es decir, los asesinos tienen al padre de Juliet y lo usarán para llegar a ella y, segundo, van a seguir buscándola. Son más de uno, muy peligrosos. Entiendo que defienda a su chico. Sólo espero que no se equivoque en la elección que ha tomado y tenga que llevar nuevas víctimas al depósito de cadáveres.

Aquí tiene mi tarjeta. Dejaremos la librería vigilada por si regresa y si tiene a Juliet le acusaremos de secuestro y complice. A usted de obstrucción a la justicia. Espero que lo entienda. Las cosas serían muy diferentes si Juliet aparece sana y salva. Buenas noches.- Donovan recoge la tarjeta y acompaña al agente hasta la puerta pensativo. -Roux es un buen chico.- Termina diciendo el anciano a lo que el detective asiente y sale de la librería.

Completamente ausente a los ojos que lo acechan. Jacke llega a su apartamento mientras Abbott lo sigue a cierta distancia. El falso chófer no puede evitar esbozar una sonrisa por la facilidad de la situación, pero decide actuar deprisa antes de que al fotógrafo le de tiempo de pasar las fotografías al ordenador.

Jacke entra en el portal y Frank se pone a su espalda con dos zancadas impidiendo que la puerta se cierre. Subiendo las escaleras con Abbot a la espalda Jacke comienza a percibir que algo no va bien, pero no se detiene. Llega hasta su puerta cuando siente la presencia de Frank que se le viene encima. El falso chófer no puede evitar sonreír ante la mirada de sorpresa del fotógrafo. Antes de que Jacke pudiera articular palabra alguna Frank descarga un tremendo puñetazo que le asesta en la frente. Las piernas de Jacke fallan y aturdido se deja caer junto a su puerta. El bruto le arrebata las llaves y va probando una a una seguro de que Jacke no se levantará en un rato. Tras abrir la puerta del apartamento mete, apenas sin esfuerzo, al aturdido en el interior y mientras avanza por la casa coge una lámpara y el teléfono fijo. Sienta a Frank semiinconsciente en una silla, arranca los cables de los electrodomésticos y lo ata fuertemente. Luego va al frigorífico, coge algo de comer, una cerveza...

La conciencia vuelve a Jake que lo primero que siente es un gran dolor de cabeza. Abre los ojos pero descubre que la hinchazón le impide ver bien con el derecho. Sentando delante de él se encuentra el falso chófer comiendo un sandwich y bebiendo una de sus cervezas. Le sonríe. Frank siente las ataduras, el dolor y su corazón acelerado latiendo como si quisiera salir del pecho.

Detrás del secuestrador se encuentra la cámara destrozada y en la mesa más cercana un cenicero arde con las tarjetas de memoria retorciéndose entre las llamas. De pronto se percata de los utensilios que hay delante de él: Una jarra de agua, una toalla, cuchillos de cocina, un puño americano y cables de algún electrodoméstico. Jake vuelve a mirar a su captor que traga el último trozo de bocadillo y da un sorbo a la cerveza. -¿Estás cómodo?- pregunta mientras coge el puño americano y lo coloca en su lugar -¿De qué conoces a la Dra Cathalina Stensrud?- puñetazo en el estómago que deja al pobre Jake sin aliento -¿Sabes quien iba con ella en la estación?¿Sabes quién la está ayudando?- tremendo golpe en el costado y otro puñetazo en la cara. Jake saborea su sangre. El falso chófer coge la jarra de agua y la vacía sobre la cara para despejar al joven. Lo sujeta de las sienes obligando a cruzar sus miradas -contesta-

Jake intenta pensar, casi no puede respirar y le cuesta mantener los ojos abiertos -No conozco a nadie, sólo hago las fotos- consigue decir. -Vale- El agresor se aparta -He registrado tu casa. ¿De quién es ese cuarto? ¿De la motorista?- Saca de su bolsillo el teléfono de Jake -Llamémosla a ver qué opina de todo esto. ¿Cuál es su número? Vamos a ver... ¿Jackie? Tiene nombre de perro ¿es tu perrita?- Jake está temblando y ya no siente las manos ni los pies por sus ataduras, aun así intenta soltarse pero no está atado con cuerdas sino con cables -Creo que es ella, ya tenemos ganadora- El falso chófer está disfrutando con la situación, coge un cuchillo y corta las ataduras de las manos de Jake. La sangre vuelve a llegar a sus extremidades entumecidas -Toma, coge el teléfono y llámala- Jacke obedece y busca el número, muestra a su captor que el teléfono está llamando a "Jackie", pero en un arrebato de ira desatada e intento de escape improvisado, Jacke se proyecta hacia delante empujándose con las piernas arremetiendo con la cabeza en la cara del captor. Ambos caen al suelo. Con las manos ahora libres y un tremendo dolor de cabeza, Jacke coge otro de los cuchillos del suelo y corta las ataduras de uno de sus tobillos, pero no le da tiempo a más -Buen intento hijo de puta- comenta el agresor al tiempo que el fotógrafo siente un fuerte dolor en el costado, un ardor que le entra y le quema por dentro al tiempo que el calor de su sangre se extiende por fuera. El miedo hace mella en Jake que se gira desesperado y clava el cuchillo con el que se estaba liberando sin siquiera mirar.

Herido, el agresor retrocede dejando su arma clavada en el costado de Jacke. Ambos contendientes sangran. Jacke deshace su última ligadura con el cuchillo y se levanta con mucha dificultad encorvado descubriendo que su contendiente tiene un feo corte a la altura de la clavícula izquierda que sangra en abundancia. La sonrisa en el rostro anguloso del agresor a desaparecido y su nariz se gira en un doloroso ángulo a causa del golpe anterior. El sudor se mezcla con la sangre en la cara de Jacke que se mantiene encorvado por el dolor. Ambos se observan y miden las posibilidades.

Escucho a Amanda W primero y al comisario Gordon después con desconcierto, probablemente el mismo que puedo leer con claridad en la cara de Amanda D. Mi mente aún está confusa, pero de alguna extraña manera las palabras de mi compañera y mi superior tratan de encajar en ella, como piezas perdidas de un puzzle. Sin embargo, hay algo... Algo que no termina de cuadrar. 

Me llevo una mano a la cabeza, haciendo un esfuerzo, tratando de recordar. Sí, ahí estamos nosotras examinando el cadáver. - ¿El cuerpo del hombre de rasgos delicados y dedos finos? ¿O no era él? Todo es tan confuso... - Compruebo las notas en las carpetas que trae el comisario y mi letra me resulta ajena. Sí, es mía, pero al mismo tiempo es como si no lo fuese. Parece hecha con prisa, o con demasiado sueño. Y sin embargo, entre la nebulosa que envuelve mi mente atrapo algunos recuerdos como flashes en los que me veo a mí misma escribiendo esas notas. - Pero había alguien más... - La idea de una presencia aparte de las dos Amandas y yo misma late con fuerza en el fondo de mi cerebro, junto a mi nuca. - Había alguien más. - Trato de centrarme en esa imagen, pero cada vez que parece que voy a atraparla se me escapa de la forma más frustrante.

Y mientras imágenes de nosotras mismas actuando como autómatas acuden a mi cabeza de forma entrecortada y borrosa, veo cómo Amanda W. se quita la bata y el comisario nos manda a nuestras casas. Mi ceño se frunce al ver el rostro de mi amiga, con enormes ojeras bajo sus ojos. Dudo entonces. ¿Pero cómo explicarle que lo que dice y yo misma recuerdo de alguna manera no encaja? Ahí están esas carpetas con nuestras notas y ahí están esos cadáveres... Y sin embargo, falta una camilla. Empiezo a desabrocharme yo también la bata, demasiado concentrada en mis esfuerzos por recordar como para responder. 

Algo se revuelve en mi interior y a pesar de que el tono del comisario parece determinante, no concibo la idea de marcharme sin más. Sin ver una vez más el rostro delicado del hombre. Si me concentro todavía puedo sentir sus dedos rodeando los míos mientras la luz parpadeaba. Me acerco al comisario, mirando por encima de su hombro hacia los depósitos que ha abierto, buscando con la mirada un cuerpo en concreto, unos rasgos determinados mientras respondo a mi superior con aire un poco ausente. - Creo que será lo mejor, comisario. Tiene razón, hemos trabajado demasiado. - Rápidamente he decidido darle la razón. Tiene las pruebas en sus manos e insistir en que hay algo raro me haría parecer una loca. Sin embargo, Amanda D. también parece haberlo visto. No podemos habernos mareado las tres a la vez, ¿no? No tiene sentido. La idea de haber sido drogadas toma fuerza en mi mente mientras me esfuerzo una vez más por recordar.

          Roux escucha atento mientras trata de moverse en silencio. - ¿Como han llegado tan rápido hasta aquí? - El sonido del teléfono al colgar interrumpe sus pensamientos y le hacen ponerse en marcha. Guarda su móvil. Camina hasta el armario, busca un par de gorras o algo con lo que cubrirse la cabeza, se hace un pequeño moño alto que esconde y presiona con una de las gorras que se cala todo lo posible, después coge el dinero en efectivo que tiene guardado, lo separa en tres montones y esconde dos de ellos: calcetín y goma de la ropa interior.

        - Ahora o nunca. - Suspira profundamente, le pone la otra gorra a Juliet haciendo la misma operación que con su pelo, después tiende su mano que esta le acompañe, camina hacia la salida esperando poder salir de allí antes de que le de tiempo al detective a llegar hasta el callejón y verlos. Hasta la puerta intenta no llamar la atención, pero una vez abre y cierra esta, comienza a caminar todo lo rápido que les permite las cortas piernas de la joven. - Son la policía, no le pasará nada a Donovan, debo sacarle de este lío... - Su destino es incierto, si bien camina mirando hacia detrás para averiguar si alguien les sigue.

          - “Los manchados” ¿Que significará? - Por la cabeza de Roux pasan ideas e ideas que rápidamente son descartadas o tomadas como alternativa sin terminar por decidirse por una en concreto. Finalmente decide que se dirigirán hacia el norte, hacia el Bronx, pero utilizando los tranvías, puesto que no tienen cámaras de seguridad y la constante de turistas dificulta que reparen en ellos.

          De su bolsillo saca el teléfono móvil mientras camina y comienza a teclear tratando de no perder su atención en lo que les rodea. Busca entre sus notas un numero, lo pone como destinatario y lo envía. - Solo espero que él sepa lo que significa. - Vuelve a guardar su teléfono en silencio como estaba, aunque dejando la vibración activa.

Casi mareado por la emocion comienzo a descargar los archivos mientras intento recordar de que me suena ese tipo. Pienso mientras comienzo a observar detenidamente las fotos y archivos que me habia enviado la policia. Anotando cuidadosamente todo lo reseñable para recabar el mayor numero de datos posibles. Tras una hora que para mi paso como un segundo pues la concentraccion era maxima varios libros abiertos y desperdigados por el salon y el cenicero a punto de rebosar. 

LUNES
sms

12 de Mayo. 22:00

El sol ha desaparecido y la ciudad se va sumiendo en la oscuridad. Cathy se despertó hace tiempo y te ayuda con los símbolos aplicando todos sus conocimientos. Durante la tarde habéis olvidado las preocupaciones y hasta el momento habéis conseguido satisfactorios avances:

Los signos de las puertas y ventanas parecen corresponder con unos principios muy concretos, los principios mayores de la magia hermética (Voluntad, Identidad y Conocimiento), pero hay algo más que no habíais visto nunca y no lográis identificar. Con las fotografías sólo podéis indagar el el principio del conocimiento. Convenís en que se trata de una "evolución" de la magia hermética que la hace diferente. Más concretamente con el ritual que denuncia los símbolos, habéis descubierto que en todas las puertas y ventanas se ha repetido el mismo patrón. Es decir, se ha realizado el mismo ritual: un ritual de protección contra algo muy concreto. Sin embargo, es necesario indagar en el principio de Identidad para hallar el objetivo del ritual, es decir, aquello de lo que se querían proteger.

Cathi vuelve de la cocina con la cafetera llena y el cenicero vacío. Deja el recipiente junto a ti y llena las tazas. La habitación está sumida en un silencio meditativo.

El principio de Identidad denuncia hacia quién va orientado el ritual mientras que el principio de voluntad podría decir quién lo ha ejecutado. Pero estos principios no pueden sacarse de las fotografías. Os encontráis en un punto muerto. -Los análisis- comenta Caith sacándote de tus pensamientos -Habrán analizado la escena del crimen. Quizá haya algo en las marcas. Míralas. Los trazos son firmes, rectos y precisos. El que las hizo sabía muy bien como manejar el buril.- La doctora tiene razón. Necesitáis más datos de la escena, no sólo las fotografías. Miras tu móvil con la intención de llamar a la comisaría para solicitar los análisis y descubres que tienes un mensaje:

“Los símbolos y los ritos funcionan. Los manchados nos siguen, están muy cerca. Necesitamos su ayuda, no tenemos a quien acudir.”

El extraño mensaje es de un número de teléfono que no conoces. Te llegó hace una hora.

LUNES
Elisabeth

12 de Mayo. 22:00

Os encontráis en Central Park. Las madres juegan con sus niños de la edad de Juliet, jóvenes sonrientes corren para mantenerse en forma, la brisa cálida mueve los árboles.

En el horizonte ya no hay sol que se ocultó tras los rascacielos mientras terminábais el perrito caliente en un banco, la sombra de los árboles ha desaparecido, y la luz va menguando con cada minuto. No ha habido nadie que deparara en vosotros pero ello no quita el peso que sientes en el pecho. Cada vez hay menos gente en el concurrido parque pero en él hay una sensación que inundó a Juliet en el momento en que entrasteis. "Paz, pureza" lo describió ella y donde hay pureza no hay manchas.

Hace ya bastante que enviaste el mensaje al profesor Stinson. En el teléfono aun no hay respuesta.

Suena el teléfono. Es Donovan:

-Ya se han ido. Acabo de cerrar. Han dejado un coche en la puerta. Te han localizado por las cámaras del metro, Roux, al parecer un guardia dio la alarma a conocer la noticia de la desaparición de Juliet. Tienen fotografías tuyas con Juliet saliendo del metro. No se te ve muy bien y no sirven para identificaros, podría ser cualquiera, de ti sólo tienen un retrato hecho a base de la descripción del guardia y algunos testigos pero, por lo que sé, no saben tu apellido... tu nombre sí porque...- pasa el teléfono a Elisabeth, la vecina de arriba -Roux, soy yo, Elisabeth. Lo siento, me abordaron en la calle pero sólo di tu nombre. Ya me ha dicho Donovan que es una confusión y que todo se arreglará pronto. -Pasa el teléfono de nuevo a Donovan -Por las preguntas que le hicieron a Elisabeth y lo que ella me acaba de contar es por lo que sé todo esto. Por lo pronto te tienen como sospechoso pero hasta que no te interroguen no tendrán nada a lo que agarrarse. Le he dicho a Elisabeth que me gustaría hablar contigo antes de que aclares el asunto con la policía y, ya que vigilan la librería, mejor vernos en mi casa- Donovan se mantiene al teléfono. Juliet esparce las migas del perrito que os acabáis de comer atrayendo algunas palomas.

LUNES
El Despertar

12 de Mayo. 22:00

Amanda D y el comisario ayudan a Amanda W. que aun se siente débil. Todos avanzáis hacia la salida del laboratorio cuando haces acopio de toda tu fuerza de voluntad por recordar lo sucedido.

El hombre de rasgos marcados, atractivos, descansa en paz sobre el frío metal. Sus rasgos y el color de su pelo te recuerda a Dean. Sientes una punzada de tristeza por la pérdida.

Te sobresaltas levemente cuando te percatas de la presencia de tus compañeras. Amanda W te mira con media sonrisa. -Vamos- entre las tres inclináis el cuerpo a un costado y extraéis el fragmento de madera. Un fino hilo de sangre roja se escurre por la espalda de mármol blanco y termina sobre el frío acero de la mesa de autopsias. Devolvéis el cuerpo a su postura original. -¿A quién le toca ahora?- Comenta Amanda W. -Espera,- dice Amanda D -analicemos la herida primero.- Las tres asentís. Tú te dedicas a extraer materia de las manos mientras tus compañeras observan el agujero. El pecho ya no parece tan hundido por el golpe como antes.

La luz parpadea en el laboratorio. Sostienes sus dedos con una de tus manos mientras coges el instrumental con la otra. Otro parpadeo de luz y sientes, en ese brevísimo instante que dura la oscuridad del parpadeo que los dedos del muerto, en acto reflejo, se han cerrado sobre los tuyos. Cuando te das cuenta estás a dos metros del cuerpo inmóvil y observando. Tus compañeras te miran sin entender qué ocurre. -¡¿Qué pasa?!- Te repones del susto recordando los espasmos de los muertos y seguís con la autopsia. Vuelves a acercarte al cuerpo extrañada. Has sentido el tacto frío de sus dedos que han dejado una impresión sobre los tuyos. Miras las manos y mientras te preguntas si se han movido realmente, sin saber cómo, te ves proyectada hacia atrás por un fuerte empujón que, aunque tu mente se niegue a creerlo, venía del cuerpo sin vida. Caes entre camillas vacías.

En acto reflejo te llevas la mano a las sienes. El corazón te vuelve a latir muy deprisa y sientes un leve mareo por la impresión. El comisario y tus compañeras se detienen y te miran preocupados, pero el torrente de recuerdos no se detiene.

Por debajo de la mesa metálica de autopsias ves a Amanda D. No puedes apartar la vista de su mirada de terror hacia algún punto sobre la camilla. También Ves las piernas de Amanda W. su mano derecha yace a un lado, ves como el bisturí se le escurre de entre los dedos y el sonido metálico hace eco en tu cabeza. Amanda D. se lleva las manos a la boca, unas piernas fuertes y tremendamente blancas asoman por la camilla. El desconocido, EL MUERTO, está de pie delante de Amanda D. Amanda W. yace con medio cuerpo sobre la camilla, se escurre y cae tirando por el suelo algunas herramientas. Su cuerpo parece de trapo, inerte, termina en el suelo con los ojos muy abiertos, parece mirarte, de su boca cae un hilo de sangre y presenta una fea herida... no, no hay herida, sólo una mancha de sangre donde parece ser que hubo una herida.

Las bellas manos, ahora monstruosas, cogen a Amanda D. y la alzan sin dificultad. Un chillido queda ahogado en el laboratorio forense y es demasiado para ti. Sales de entre las camillas con la intención de correr hacia la salida pero Dereck Gordon, el comisario, acaba de entrar y te impide el paso. Quieres abrazarle, pedirle que te proteja. Él te recibe, te abraza... no... te inmoviliza -quieta, tssss, quieta- pone una mano en tu boca para evitar que grites. No puedes ver qué ocurre a tu espalda pero escuchas los pies descalzos acercándose, plat, plat, plat. La agonía, la impotencia, el miedo, la incredulidad, la desconfianza, la ignorancia... todas las emociones se apoderan de ti y casi te hacen enloquecer.

Las piernas no te sostienen y caes al suelo. Estás temblando, Gordon te ayuda a levantarte mientras Amanda D. sostiene a a tu compañera. Recuerdas los ojos, unos profundos ojos verdes, azules, violetas y amarillos que te miraban como si pudieran atravesarte el alma, sentías que trasteaba en tu mente, al principio fue como un fuerte narcótico que te atonta, luego, comienzan a aparecer figuras familiares realizando tareas familiares que poco a poco cobran la forma de tus compañeras. Ahora puedes recordarlo todo, todos los sentimientos que experimentaste... pero esto no es todo.

Con la mente aturdida estás sentada sobre el suelo. No hay dolor, ni emociones. Estás "sedada". Tus ojos se fijan en las baldosas blancas del suelo pero tus oídos captaron lo que ocurría al rededor: -Que desastre.- decía Gordon -Lo sé. Tranquilo, puedo arreglarlo.- comenta la voz -Intentamos detenerlos. Eran dos. Ella los vio antes y huyó, nosotros nos quedamos para dar tiempo pero fue inútil. Es un bestia. ¿Ella está a salvo?- La voz es ronca, firme y agridulce a la vez. El comisario contesta -La estamos buscando. Te dejo a solas con ellas. No les hagas más daño y asegúrate de que sus recuerdos sean...- La bella voz le interrumpe -Ten cuidado Gordon. Yo soy comprensivo con vosotros pero otros no lo serían y te sancionarían dolorosamente así que ten un poco más de respeto hacia tus superiores.- Gordon se mantiene en silencio por un rato, escuchas trastear, reconoces el movimiento de los cuerpos inertes, tras el silencio el comisario continúa -Voy a salir. Volveré en una hora. Tú... escóndete aquí y espera a que anochezca para salir.-

Gordon te levanta, se preocupa por tu estado. Estás sudando, temblando. Sabes que te está hablando pero tu mente no puede más que repetir la idea "está aquí, aun está aquí".

-Vamos, Becker. ¿Qué te ha dado?- Sus ojos se encuentran con los tuyos. El corazón sigue latiéndote muy deprisa y te cuesta respirar pero ahora vuelves a controlar tu cuerpo. Gordon está a tu lado, te sostiene y su rostro muestra preocupación por ti y, sobre todo, por lo que te pueda haber pasado por la cabeza que explique esa cara de terror -Ahora mismo nos vamos a mi despacho. Tengo allí algo que te repondrá el cuerpo. Es una orden.-

Sonreí satisfecha de que aceptara hablar conmigo y divertida por la pequeña broma del sacerdote.- Por supuesto, padre. Puede tomar lo que usted quiera, por desgracia yo soy adicta al café.

Le seguí en silencio hasta la cafetería y esperé pacientemente que comenzara a hablar. Cuando la camarera nos llevó el pedido me incliné hacia adelante, me daba la impresión de que la conversación no era apta para oídos indiscretos. Saber a qué temía la familia podría indicarnos quién se les había llevado o si se estaban ocultando. Asentí a la explicación sobre las órdenes clericales, la información no era totalmente desconocida para mí. – Estuve algunos años estudiando en un colegio católico, debo confesar que no soy muy religiosa, pero si me educaron como tal. –Lo que evité contarle al sacerdote era que me expulsaron por que las historias de crímenes que contaba asustaban a los otros niños, mamá se enfadó mucho y me mandaron a un colegio público. Al menos estuve allí el tiempo suficiente para conocer el origen de los dominicos, sin embargo no sabía que los laicos fueran tan importantes en la estructura de la orden.

Continué escuchando sin interrumpir más al cura hasta que habló de la Fraternidad de Albertus, la pertenencia de Robertson a ese grupo encajaba con los símbolos grabados en la casa. Oculté en parte mi expresión tras la taza, mientras sopesaba qué información le podía dar al hombre sin desvelar demasiado de la investigación. Tal vez toda aquella historia sobrenatural fuera absurda, pero aquella familia estaba aterrorizada por algo y consideraron importante contar con la ayuda de un religioso.

-Padre, seguro que sabe, por lo que ha escuchado de la policía, que hay dos desaparecidos además de los que han fallecido.- Comencé hablando lentamente. –La familia con la que estaba Robertson estaba aterrada por algo, tanto que necesitaron la ayuda de un religioso. Teniendo en cuenta la violencia del ataque, el miedo estaba totalmente justificado pero, ¿tanto como para necesitar un estudioso de lo sobrenatural?  ¿Le dijo algo sobre por qué necesitaba su ayuda? Tal vez si supiéramos que les tenía tan asustados, podríamos saber a lo que se enfrentan los desaparecidos o, incluso, darnos alguna pista sobre por donde buscar. El tiempo es esencial en este caso para encontrarles con vida.

Por un momento mi cara se queda blanca y la respiracion se detiene. Todo empieza a ser muy extraño el miedo casi ni me deja pensar, pero a cabo de uns segundo la curiosidad comienza a ganarle la partida al miedo. Siempre era lo mismo y ya me habia metido en muchos lios por ello. Pero igual que un adicto se arriesga por su dosis, esa era mi droga. dejando de lado la logica mis dedos comienan a escribir

           -" Quien eres y que puedes decirme de los simbolos? por que me necesitas? Y como me habeis encontrado?"

Los recuerdos son sencillamente arrolladores. Penetran con la fuerza de un ariete en mi mente, liberándola de ese velo que lo había cubierto todo hasta el momento, dejando a un lado esa extraña sensación de haberme convertido en un puzzle con piezas de sobra. Ahora todo encaja y es claro en mi mente, pero el dolor en mis sienes hace que tarde varios segundos en darme cuenta de que el comisario me está hablando. 

Todos mis sentidos se han puesto alerta con la idea de que sigue aquí el hombre que yacía en la camilla, listo para que le hiciéramos la autopsia, el mismo que apretó mis dedos y el mismo al que después vi levantarse con mis propios ojos... El dueño de esas finas manos de artista, esos rasgos delicados y esos ojos multicolores en los que resultaba tan fácil perderse hasta olvidar incluso el propio nombre. - Sigue aquí. Aún está aquí. - Las palabras de Dereck Gordon calan poco a poco en mi cerebro y lo miro asustada. - Sabe que lo sé. - Pienso, consciente de que el comisario parecía estar compinchado con el... ¿cadáver? 

Me froto las sienes lentamente, mientras trato de calmar el temblor de mis manos y mis labios. Mi respiración todavía es entrecortada y puedo sentir perfectamente la adrenalina empezando a moverse lenta y densa por mis venas. - Sigue aquí, está aquí... - No puedo sacarme esa idea de la cabeza, pero si es cierto que el señor Gordon está de acuerdo con ese hombre, lo peor que puedo hacer es dejar que sepa que sus drogas o lo que sea que nos hayan hecho - ¿Qué otra cosa podía ser? ¿Hipnosis? ¿Desde cuándo creo en la hipnosis? - no ha funcionado conmigo.

Emito un gemido ahogado mientras mi cerebro empieza a funcionar a toda velocidad. Negarme a seguir a mi superior hasta su despacho no sólo sería confirmarle que sé algo que no debo, también podría conllevarme una sanción por desacato. Rápidamente decido seguirle el rollo y fingir que no ha sido más que un vahído. Me esfuerzo por controlar el temblor de mis manos y asiento con la cabeza en su dirección. - Oh, muchas gracias, Gordon. Es sólo esta terrible migraña. Siempre me da en los momentos más inoportunos. - Respondo, con la voz temblorosa y rasposa mientras me enderezo y acepto el apoyo de su brazo. - Está aquí... - Mis ojos echan un vistazo alrededor. - Creo que sólo necesito descansar un poco. Ha sido un día muy largo. Pero si tiene un analgésico, no le diré que no.

Con una mueca trato de disimular el terror que me produce la idea de irme a solas con él y busco la manera de asegurarme una vía de escape. O al menos alguien que se preocupe si tardo demasiado en salir de ese despacho. Mis ojos se detienen en Amanda W mientras me froto la frente con las yemas de los dedos. - Ey, Amanda, no creo que debas conducir después de la bajada de antes. Espérame y te acerco a casa con tu coche.

Siento ganas de gritar, de hacer que todos sepan que hay un tipo caminando que hasta hacía un rato era un cadáver frío y muerto, joder. Mu-er-to. Que ha estado hablando con el comisario y dándole órdenes. - Le dijo que tratase con respeto a sus superiores... ¿De la CIA, quizás? ¿O del FBI? - Pero no puedo ponerme en evidencia de esa forma. La adrenalina mueve mi sangre despertando cada vez más mi cerebro. - Tengo que conseguir salir de aquí... Una vez fuera podré hablar con Amanda. Tengo que salir de aquí. Joder, él está aquí todavía. - Todavía apoyándome en el brazo del comisario permito que me lleve a su despacho, manteniéndome alerta por completo todo el camino y vigilando cada uno de sus movimientos por el rabillo del ojo.

         La seguridad con la que Juliet identificó aquel lugar como “puro” hizo que a Roux se le olvidase por completo el destino que tenia en mente. El aura del lugar les invita a descansar y tomarse un momento para recapacitar en sus próximos pasos. Sin embargo, aún esta lo suficientemente alerta como para percatarse enseguida de que su teléfono comienza a vibrar. - ¿Sí? - En su rostro se dibuja una sonrisa de tranquilidad que enseguida se ve invadida por cierta confusión. - No se preocupe usted, Elisabeth, no ha hecho nada mal. Todo es una confusión, en efecto. - Escucha atento como el teléfono pasa de un interlocutor a otro. - ¿Crees que es seguro volver a la librería? - Formula la pregunta en el mismo tono con el que habla, pero su mirada se dirige hacia Juliet, esperando que esta le dé una respuesta, quizás de más peso que la de Donovan.

         Dejando su pregunta en el aire, Roux, sin darse cuenta, comienza a sumirse en sus pensamientos. - Necesito una pista, algo por donde comenzar… Tan solo sé que debo evitar a los 'manchados', y que el peligro vendrá de noche, no sé donde podemos estar seguros o donde corremos peligro… Pero tengo esto. - Junto a él reposa aquel extraño libro que analiza y examina las magias más extendidas. - Debo hacer algo antes de tomar una decisión, te llamaré. - Roux cuelga el teléfono tras la despedida, observa a Juliet unos instantes y opta por una manera más activa de enfocar el problema. - Juliet, necesito tu ayuda, debes contarme más, debo saber de que tengo que protegerte, y debo saber como. Probaré si quien ha escrito ese libro esta disponible, si no es así, estaremos solos y huir de un lado para otro sin saber a qué nos enfrentamos no servirá de nada. Quizás podamos encontrar ayuda en los amigos de tu padre, sino entre las paginas de este libro, sea como sea, debemos saber más. - Dicho esto, mientras abre el libro buscando aquellos símbolos, y con cierta confusión, marca el teléfono de Gregory Stinson con la esperanza de que éste se encuentre disponible y no le trate como a un loco.

Jackie

El párroco asiente dando pequeños sorbos de su taza aun caliente -Aterrados, sí- Depositó con lentitud la taza en el plato de cerámica blanca y quedó ausente por un momento. Su tono de voz bajó casi al susurro -Ha acogido muy bien el que me refiriera a "lo sobrenatural". En este mundo hay muchos mitos, muchas leyendas y cuentos tenebrosos. Es imposible discernir cuáles fueron sacados de la verdad y cuales inventados. No sólo la familia estaba aterrada. Este asunto desbordó al padre Robertson. Lo sé por dos razones: la primera es el hecho de las marcas en puertas y ventanas. No es el método que él usaría lo que me indica que necesitó a alguien más con la intención de proteger la casa, la segunda razón es el hecho de que llamara pidiendo ayuda.- Bastienne miró la taza, cogió la cuchara y empezó a remover generando un pequeño torbellino -Luego están los dos desaparecidos en un escenario de brutales asesinatos obra de un monstruo sin escrúpulos. Debemos ser cautos hasta averiguar a qué nos enfrentamos y la pregunta clave es "¿Por qué?"- Detuvo el movimiento de la cuchara aunque el líquido siguió girando y clavó su mirada en ti. Los ojos del padre Bastienne Lagrange eran serios y autoritarios -La policía se meterá hasta el fondo sin saber a lo que se enfrenta. Le propongo un trato, señorita "Jackie" Davidson.- Aguarda silencio controlando la tensión del ambiente -No puedo hacer esto solo y aquí no tengo aliados ni contactos a los que recurrir. Estoy seguro de que habrá más muertes o eventos extraños nocivos para aquellos que investigan el caso. Sí, me refiero a los policías y los detectives.- No continúa al ver la alarma en tus ojos ante la posible amenaza que recae sobre tu familia y conocidos de la policía -Podemos ayudarnos mutuamente pero necesito su promesa de que acatará mis condiciones.

1º_ Jamás publicará nada de lo que vea estando conmigo. Ni de mi persona, mi orden o aquello a lo que nos enfrentemos.

2º_ Acatará mis indicaciones. Si le digo que corra y huya, usted corre. Independientemente de las circunstancias.

Es por su propia seguridad. Si acepta le contaré todo lo que me dijo el padre Robertson antes de morir y mis sospechas ante este asunto para que pueda ayudarme con todos sus recursos.- Bastienne se reclina en la silla y toma el té dando ahora grandes sorbos -Puede pensárselo si quiere- 

En este momento te suena el teléfono y el asiente para que lo cojas antes de responder.

Jake es el que llama. Descuelgas y preguntas pero sólo escuchas un golpe, algo pesado que cae, más goles, algo cruje. El móvil de Jake sigue descolgado y al otro lado distingues claramente una pelea, gemidos, respiraciones agitadas y golpes. Entre el torbellino veloz que ocurre antes de que puedas reaccionar escuchas una voz desconocida -Buen intento, hijo de puta- De nuevo una serie de golpes, esta vez más breve que la anterior y un desgarro. Silencio. La conexión se corta.

Bastienne observa el cambio de tu rostro y se preocupa por lo sucedido, cuanto distancias el auricular de tu oreja añade -Si necesitas algo puedo ayudarte. ¿Qué ocurre?-

Tras escribir el mensaje das a "enviar" y depositas el teléfono sobre la mesa. -¿Qué ocurre?- Pregunta Cathi al ver tu reacción. Estás seguro de que ahora el teléfono tiene el volumen al máximo, en cuanto llegue la respuesta escucharéis el móvil y podrás actuar.

En lo referente a la investigación habíais llegado a un punto muerto y Cathi sugería pedir más información a la policía. En ese momento te llegó el mensaje.

-Podemos seguir investigando, solicitar más datos del caso a la policía y esperar a que contesten o comunicar ese mensaje a los detectives y, con suerte, que descubran desde dónde mandaron el mensaje.-

Pero en ese momento suena el teléfono:

Usted no me conoce, solo soy alguien que necesita su ayuda. Los símbolos que usted y Stensrud catalogan como 'Magia Hermética' funcionan. Y solo ellos pueden proteger de los manchados. Debemos vernos. Escoja usted un lugar discreto.