Partida Rol por web

| ISLA |

Markus no tenía ojos para nada que no fuera el combate. Su disparo había acertado el blanco y causado el efecto deseado, pero ahora él mismo se había convertido en el objetivo de un montón de saetas que no tenían otro propósito que acabar con su vida. Volvió a concentrarse para esquivarlas como buenamente pudiera, pero no podría aguantar ese ritmo mucho más tiempo...

Al mismo tiempo que esquivaba volvía a tensar el arco para lanzar una nueva flecha mágica contra otro enemigo.

- Gota a gota se hace el océano... -murmuró para darse ánimos, justo antes de disparar de nuevo.

| Cerca del Castillo |

Maldita sea, consiguió derribarme... Sus hechizos eran muy fuertes. Cuando estaba a punto de intentar defenderme de un nuevo hechizo, alguien atravesó al grandullón con una flecha, matandolo. Esa persona fue muy oportuna y al echar un ojo creí dislumbrar que se trataba de Markus. Le hice un pequeño gesto con la cabeza, aunque no creo que me viese.
Rápidamente ya estaba en pie y observando como cuatro encapuchados se me acercaban bastante mosqueados por la caída de aquel compañero. Apreté mis puños y los dientes, aferré mi espada con fuerza y me lancé a ellos, queriendo quitarles la vida de forma rápida y limpia. Si tenía suerte mataría a dos de ellos con mi preciada arma, para luego apuntar con mi mano a los dos restantes para que de ella saliesen bolas de fuego.

No sabía cuanto duraría la batalla, pero debía de darlo todo en todo momento.

| ISLA |

Como a todos el ataque lo había tomado por sorpresa, al principio se limitó a defenderse intentando buscar cual sería la mejor opción y entonces decidió comenzar a preparar un hechizo, se concentró en él y se aisló del mundo que le rodeaba.  Visualizó la estructura de piedra que se alzaba sobre los hechiceros e invocó al poder de la magia para desmoronarlo sobre los hechiceros y soldados enemigos.  Fue entonces cuando vio a Walgior cerca de la zona y, pese a que ya era tarde para evitar el hechizo, intentó focalizarlo para no dañar a su amigo

| JUGADA MASTER |

Markus parecía tener su día de suerte pues las flechas que lanzaban los encapuchados no daban en el blanco. Pasaban muy cerca, algunas casi rozándole, pero ninguna de ellas impactaba contra su cuerpo. Siempre tenía la oportunidad de ser el siguiente en atacar, lanzando una flecha hechizada que acababa con un par de encapuchados. Walgior también estaba de suerte, aunque su primer ataque fue más efectivo que el segundo. Al primer encapuchado lo mató al instante manejando con gran maestría su espada, pero el segundo parecía dispuesto a luchar y las bolas de fuego se disiparon a pocos centímetros de llegar al enemigo. Éste sonrió de manera diabólica, pero Risk tenía un buen plan. Se concentró en la estructura del castillo, aquel que se alzaba justo detrás del ejército de encapuchados, y dirigió toda su magia hacia él.
Pasaron varios segundos hasta que su poder comenzó a hacer algo de efecto. El suelo comenzó a temblar, provocando que algunos encapuchados perdieran el equilibrio. La tierra siguió temblando, cada vez con más fuerza, hasta que lo hizo con la suficiente como para empezar a derribar partes del castillo. Las piedras con las que se había construido comenzaron a desprenderse de las paredes, cayendo sobre los encapuchados sin que éstos pudieran hacer nada por evitarlo. Algunos desaparecían del lugar, probablemente huyendo de la isla, y otros utilizaban su magia para contrarrestar la de Risk. Todos juntos se unieron y alzaron sus manos, impidiendo que las piedras siguieran cayendo. La tierra temblaba, sí, pero había muerto casi la mitad del ejército. Aunque Risk no hubiera podido matarles a todos había conseguido avanzar, tenían una ventaja, pues ya no eran tan numerosos.
Sin embargo algo les hizo aterrorizarse durante unos segundos... Un ejército, volando sobre dragones rojos y negros, se acercaba por el aire. Uno de ellos encabezaba el grupo, montando el dragón más grande que se había visto en la historia. Todos tuvieron claro al instante de quién se trataba y más al ver dos joyas diminutas brillando con fuerza, con luz roja, colgando de su cuello.

| JUGADA MASTER |

El viaje había sido relativamente corto teniendo en cuenta la distancia que había entre el castillo del Rey y la isla donde antiguamente vivían los elfos. Volando con dragones veloces todo era mucho más fácil y el monarca se sorprendió al ver que las informaciones eran ciertas. En aquella isla se estaba librando una importante batalla.
Atracado junto a la isla se encontraba un impresionante barco que portaba con él un impresionante castillo. El Rey estaba acostumbrado a la magia pero, aún así, el barco era fascinante hasta para él. Sin embargo la batalla se había trasladado a la isla, aquella roca sobre la que estaba la vieja ciudad élfica. El castillo y las casas estaban en ruinas, pero el grupo de hechiceros que el Rey tenía a su disposición había estado custodiando la isla por si en algún momento volvían a aparecer los elfos. Y así había sido... El ejército de aquellos encapuchados con túnicas negras se había apostado ante la puerta del castillo para defenderlo en nombre del Rey, pero algunas piedras de las paredes habían sido derribadas con el fin de exterminar a algunos de ellos.
El Rey pudo distinguir a varios rebeldes elfos luchando en la isla, además de Risk, el Líder de los Elfos. Pero no encontraba a la persona que portaba la tercera réplica, la joya que le daría el poder absoluto. No había ni rastro de ella, pero la batalla se estaba decantando por el bando de los rebeldes y había llegado el momento de que el recién llegado ejército equilibrara la balanza.
Todos esperaron sus órdenes, por si quería llevar a cabo un ataque organizado, aunque ya todos les habían visto llegar.

| ISLA |

Estaba luchando con algunos de los encapuchados, notando que me rodeaban, pero el encantamiento de Risk me permitió liberarme de unos cuantos pues una piedra cayó bastante cerca aplastando a varios enemigos. Sonreí maliciosamente pero aquella alegría me duró bastante poco cuando escuché el batir de las alas de muchos dragones. Cuando alcé la vista me horroricé, pues conocía perfectamente a ese dragón y también al jinete que lo montaba. Era el Rey.
- ¡Cuidado, es el Rey!- exclamé para avisar a todos mis aliados, aprovechando el despiste para atacar a mis contrincantes.

-Todos atacad en formacion abierta haced un circulo para encerrar a los rebeldes ,ahora !! Despues de dar la orden me fije en el supuesto lider de los elfos Risk .Bien encargemonos de el me digo.Comienzo a susurrar un viejo conjuro enebrando viejos lazos de poder en el aire para crear unos hilos de magia que inmovilizaran al elfo y le cerraran la boca para que no pudiera lanzar mas hechizos

| Isla - Los aires |

Aquel temblor fue muy oportuno. Cuando todo se calmó pude ver como venían dragones con jinetes por el cielo y... Uno de ellos era el Rey. No lo dudé ni un instante y mi dragón ya me había recogido del suelo. La batalla allí abajo marchaba medianamente bien y aunque solo estuviese yo en el aire daría hasta mi vida por llevarme algunos por delante.

-¡Vamos!.-grité, alzando mi espada en el aire, notandolo dando fuertemente en mi rostro.

En primer lugar estaba el rey y no sería un idiota en ir a por algún otro. Si le corto la cabeza a la serpiente...

El primer ataque fué con el fuego que mi dragón escupía por la boca, intentando quemar su propio dragón o incluso a aquel miserable. No me paré a comprobar el resultado cuando ordené a mi dragón atacar con sus garras y dientes.

| ISLA |

No podía imaginarse cómo había hecho el déspota humano para llegar tan rápido a aquel lugar, sabía que no podía atacarlo directamente pues el poder que le daba la joya lo colocaba en un lugar muy superior al que el podía alcanzar con la magia, o al menos eso le habían dicho.

-Huyan- dijo telepáticamente a Miriel Luego decidió concentrarse en el dragón que montaba el hombre, comenzó a sentir su cuerpo, se sumergió en su torrente sanguíneo y halló su corazón, entonces canalizó toda su magia para destruirlo, para matar aquel músculo vital

| JUGADA MASTER |

El propósito del Rey de la Tierra Media era bastante claro. Con su magia consiguió convocar unos hilos prácticamente invisibles que comenzaron a rodear a Risk, el Líder de los Elfos. Poco a poco se deslizaron por los brazos, por las piernas y por el mismo rostro del elfo sin que éste pudiera evitarlo. De repente se vio inmovilizado y silenciado. No podía lanzar ningún hechizo, no podía moverse ni tampoco defenderse. Estaba a merced del Rey de la Tierra Media. Sin embargo, alguien estaba dispuesto a distraer su atención para que la desviara de Risk. Walgior atacó con su dragón que escupió fuego para intentar agredir al dragón del Rey pero éste era demasiado fuerte, mucho más grande que él, de modo que disipó las llamas con el batir de sus alas. Creó una corriente de aire que hizo desaparecer el fuego. Cuando creyó que tanto el Rey de la Tierra Media como su dragón estaban despistados, Walgior decidió volver a atacar con su dragón, concretamente con las garras y los dientes de éste. Todo fue en vano pues el enemigo era bastante ágil y con bastantes reflejos. El dragón del Rey bloqueó el ataque con sus propias garras, de modo que su ataque no fue efectivo.