Partida Rol por web

Mientras los profesores estaban en silencio, esperando... Entró uno de los jóvenes a la sala.

Enseguida lo reconocieron por los informes como Iván Soriano.

Entro en la sala mirando alrededor...

¿Qué mierda es ésta? Si al principio me ha sorprendido la vista del reformatorio, ahora al ver la sala toda buena impresión se va a la mierda. Joder con el sitio este. Me acerco a una de las sillas, y coloco la mochila en una de ellas, dejándome caer en otra.

Tiro la cabeza hacia atrás, me han dicho que tenía que esperar aquí a que llegaran los demás. Vaya mierda... El sitio es bastante deprimente.

Finalmente el coche se detuvo ante la puerta. Hicieron salir a Erika, que sobrecogida observaba el gran edificio que tenía delante. El frío se había levantado, y más por esta zona de los Pirineos. Hacía lo que comunmente llamamos rasca...

Una mujer bastante fea, con una cara que parecía haberse comido unos cuantos limones, salió para recibir a la joven. Iba con uniforme, dejando claro que era una vigilante de aquél lugar.

Después de cruzar unas palabras con ella, los agentes de policía sacaron la bolsa del maletero del coche y se fueron. Dejando a la joven Erika a solas con aquella mujer, que la miraba con cara de pocos amigos...

- Bien, acompáñame... - Fueron sus únicas palabras. Detrás de Erika sonó como la gran verja se cerraba. Ya había llegado a Black Tears.

Caminaron por unos cuantos pasillos. Así como por fuera el edificio imponia, se veía hermoso... Por dentro era todo lo contrario... Las paredes las habían pintado de un gris feísimo, deprimente. Las puertas eran más oscuras...

La mujer se detuvo ante una de ellas. Delante había un guardia bastante apuesto. Iba vestido con un uniforme parecido al de la mujer...

- Bueno, Eva... ¿Así que ya empiezan a llegar? - Preguntó con una sonrisa. A lo cual la mujer contestó con un gruñido. El cual pareció decir algo así como... - Sí, ésta es Erika Valle... - El hombre, quitándole importancia se presentó ante la joven.

- Hola, mi nombre es Roberto. Entra y espera mientras llegan los demás. - Le indicó a la joven abriéndole la puerta.

La sala en la que entró Erika, era parecida a una sala de actos. Unas sillas de plástico se encontraban alineadas en el centro. Sentado en una de ellas había un joven con cara aburrida, que al escuchar como abrían la puerta se giró mirando quién entraba.

En una de las paredes había un gran espejo. En la otra, una ventana con barrotes, no era muy grande, pero se encontraba abierta y dejaba entrar una temperatura un tanto fría. Y al fondo de la sala había una tarima de madera.

Al rato, en el que parecía que el joven que estaba en la sala se hubiera dormido, se volvió a abrir la puerta y entró una chica. Llevaba un macuto y una guitarra.

La reconocieron como Erika Valle.

Escucho como se abre la puerta y me giro. Allí aparece una chica... Me han dicho que tenía que esperar aquí, y la verdad hasta ahora ha sido bastante aburrido. Pero la cosa puede empezar a animarse...

Hola. Saludo alzando la mano.

El viaje no fue preciamente corto y me pasé la mayoría de él mirando por la ventanilla y la otra dormida, ya que desde luego la conversación que me daban aquellos policías no era como para permanecer despierta, aunque era normal, yo sólo era como un paquete que debían entregar y ya.

Cogí mis cosas y me eché la guitarra al hombro al bajarme del coche, aunque no sin antes estirarme un poco ya que estaba totalmente entumecida. No dije nada, simplemente miré por última vez a los que me habían traído y luego miré al guardia, que al menos, si me encerraban estaba segura de que me iba a gustar que me tuviera que vigilar él, ya que para que mentir, estaba bastante bueno.

- Yo soy Erika. - dije sin mucho entusiasmo y sin detenerme, dirigiéndome al lugar que me habían indicado.

Entré en aquel lugar, pero antes de poner un pie dentro de él ya me sentía encerrada y la sensación no me gustaba demasiado, aunque me fueran a dar de comer todos los días.

Parece que iba a tener compañeros recién llegados como yo, lo que al menos, suponía que no iba a ser la última mona en aparecer.

- Hola. - Respondí mirando a mi alrededor y dejando la mochilla en el suelo.

Sin disimulo, miro de arriba a abajo a la chica que acaba de entrar. Sonrío ampliamente. Está buena...

¿Como te llamas? Le pregunto con curiosidad... Yo soy Iván. Claro, es lógico que me presente antes. Me levanto del sitio y me acerco extendiendo la mano. Le daría dos besos, y más; pero este sitio me da mal rollo.

- Pues si que empezamos pronto con las putas reuniones sociales.. - Pensé cuando aquel tío se me presentó. - Pero supongo que si voy a pasar mucho tiempo aquí metida no me conviene ser la jodida marginada..

- Erika - dije mientras miraba su mano y luego levantaba la vista para mirarle a la cara, aunque opté por encogerme de hombros y darle la mano. - ¿ Has llegado también ahora? - Pregunté sin mucho entusiasmo. - ¿ Por qué te han metido aquí?

Pregunté por puta curiosidad, aunque suponía que no me lo contaría. De todas formas, yo seguiría durmiendo igual de tranquila si lo hacía o si no lo hacía así que no vi problema en que me respondiera o no lo hiciera.

Sí, he llegado hace un rato, y hasta que has entrado esto ha sido un muermazo... ¿El por qué estoy aquí? Supongo que por lo mismo que tú. Hice algo que no les moló a esos de allí. Digo señalando hacia la puerta por la que hemos entrado. La miro fijamente a los ojos. Los tiene bonitos, además, desde que he llegado aquí es lo único bonito que veo.

Como ya suponía no quiso decirme por qué estaba ahí y aunque sentía curiosidad por saber por qué más podían encerrar a alguien a parte de por lo que me habían encerrado a mí no dije nada más sobre el tema, no merecía la pena.

Observé como me miraba fijamente, pero ni me inmuté, aunque tampoco es que estuviera demasiado cómoda en aquella situación y lo que menos me apetecía ahora era tener que ponerme a pelear con nadie.

- Supongo.. - dije encogiñendome de hombros y buscando un lugar para sentarme que no fuera al lado de mi nuevo compañero. Me senté y coloqué la funda de mi guitarra entre mis piernas.

Finalmente el coche se detuvo ante la puerta. Hicieron salir a Xiana, que sobrecogida observaba el gran edificio que tenía delante. El frío se había levantado, y más por esta zona de los Pirineos. Hacía lo que comunmente llamamos rasca... A la vista no se veía a nadie, todo estaba silencioso...

Una mujer bastante fea, con una cara que parecía haberse comido unos cuantos limones, salió para recibir a la joven. Iba con uniforme, dejando claro que era una vigilante de aquél lugar.

Después de cruzar unas palabras con ella, los agentes de policía sacaron la bolsa del maletero del coche y se fueron. Dejando a la joven Xiana a solas con aquella mujer, que la miraba con cara de pocos amigos...

- Bien, acompáñame... - Fueron sus únicas palabras. Detrás de Xiana sonó como la gran verja se cerraba. Ya había llegado a Black Tears.

Caminaron por unos cuantos pasillos. Así como por fuera el edificio imponia, se veía hermoso... Por dentro era todo lo contrario... Las paredes las habían pintado de un gris feísimo, deprimente. Las puertas eran más oscuras...

La mujer se detuvo ante una de ellas. Delante había un guardia bastante apuesto. Iba vestido con un uniforme parecido al de la mujer...

- Qué Eva, ¿alguien más? - Preguntó el guardia ante la llegada de ambas... La mujer lo miró friamente, con hastío... - Sí, ésta es Xiana Torres - Presentó a la joven poniendo los ojos en blanco.

- Hola Xiana, yo soy Roberto... Ahora entrarás en esta sala y esperareis a que vayan llegando los demás. - Se presentó el hombre abriendo la puerta y haciéndose a un lado.

La sala en la que entró Xiana, era parecida a una sala de actos. Unas sillas de plástico se encontraban alineadas en el centro. Sentados en sillas algo alejadas, se encontraban dos jóvenes.

En una de las paredes había un gran espejo. En la otra, una ventana con barrotes, no era muy grande, pero se encontraba abierta y dejaba entrar una temperatura un tanto fría. Y al fondo de la sala había una tarima de madera.

La puerta se abrió nuevamente, y entró una chica nueva...

Los educadores, al ver entrar a la nueva chica, la reconocieron como Xiana Torres.

Joder... por fuera era mas bonito. Pense mirando aquellas puertas y paredes que incitaban a la depresion y al suicidio. Al llegar a la puerta que me tocaba no pude evitar ladear la cabeza Jum... Al menos habra algo con lo que alegrarse la vista... Escuche las palabras del tal Roberto y sonrei - Entendido... - Dije pasando al interior d ela sala y analizandola de forma inconsciente, contando las sillas, adornos, mirando todo el entorno.

miro al chico y a la chica que hay dentro y suspiro sentandome en medio de ambos, dejo la mochila entre mis piernas y crujo mis hombros relajandome un poco.

Enarco las cejas al ver la actitud de Erika... ¿Y a ésta qué mierda le pasa?  Me vuelvo a la silla donde me encontraba justo antes de que entrara Erika. Que aburrimiento... Pienso mientras no dejo de mirarla.

En ese momento se abre la puerta y entra un pibón. La miro descaradamente... Joder... Como está ésta. Miro a Erika de reojo durante un segundo... Que le den.. Hola, me llamo Iván... ¿Y tú? Le pregunto a la rubia despampanante ofreciéndole una de mis mejores sonrisas.

Levanté la vista tan sólo para mirar a la puerta y ver quién llegaba en esta ocasión y desde luego, que esta no tenía pinta de ser alguien como para tener que encerrar, sino más bien para meter en un tarro de porcelana o algo así, pero con todas las niñas " monas " que había conocido en mi vida y que seguramente eran incluso peores que yo, decidí no etiquetar a nadie todavñia, además, me había salvado de la penetrante mirada contínua de Iván que me estaba empezando a poner tensa.

No dije nada, ya se estaba encargando el que parecía el relaciones públicas, pero asentí a modo de saludo cuando nos miró, creíq ue con eso sería suficiente.

Miro como el chico casi me desnuda con la mirada y arqueo una ceja Este va a pasar mucha hambre... Pienso para mi mientras del bolsillo pequeño de mi mochila saco un ipod y unos cascos, colocandomelos pero sin encenderlo todavia, mirando de reojo la guitarra d ela morena.

- Yo soy Xiana - Le contesto mirandolo unos segundos a los ojos para sonreir despues - ¿Llevais mucho esperando? - Les pregunto para saber a que atenerme.